Cenicienta – Capítulo 16: Conversación entre madre e hija

Traducida por Den

Editada por Sakuya


Hoy, madre y yo estamos charlando y haciendo cosas que las damas de alta cuna hacen; bordar. Sorprendentemente es algo en lo que puedo sumergirme.

Sin embargo, hoy madre estaba de pesca.

— ¿Así que te gusta el General Brennan, Fredericka?

¡¡¿Eh?!!

Espera. ¿Qué hay con esta pregunta repentina? No había escuchado que uno tenía que sufrir de ataques mentales haciendo bordado. Mis manos perdieron su ritmo.

—Bueno, ¿te gusta o no? —presionó madre.

Me concentré en mi patrón de bordado, para no cometer ningún error, intentado de enhebrar diligentemente la pintura de abajo. Pero, siento que voy a cometer un error, pero respondí lo más diplomáticamente posible.

—Bueno, me gusta como persona…

— ¿Y cómo hombre?

Ouch. Me pinché el dedo.

Hay sangre.

Cogí un pañuelo para limpiar la sangre. Hmm, sangre en el pañuelo… ¿te gustaría ver flores rojas floreciendo en lugar de sangre? Podría añadir alguna enredadera…

—Fredericka.

Mi madre me apuntó con su aguja de bordar.

¡Detente! No apuntes con el extremo afilado de la aguja a una persona. Estaba asustada de que no terminará con solo un pinchazo.

—N-No soy adecuada para el General.

Solo soy una niña. Padre me dijo que el General tenía treinta y cinco años. Para él, apuesto que debo parecer como una niña lactante.

— ¿Quién crees que sería adecuada para él? —preguntó madre profundizando.

Porque tengo miedo de su aguja, le respondí con honestidad.

—Una mujer madura; que es hermosa, educada, con la fuerza para apoyarlo, conservadora y generosa —No alguien descarada como yo.

Siento ganas de llorar.

Escuché un increíble “¡¿Huh?!” de mi madre.

Madre, madre, a veces no actúas como una Condesa.

—No existe tal mujer perfecta —respondió mi madre.

Estaba avergonzada y tiré mi bordado a la mesa. Marie me da una reprimenda y busca la aguja.

—Incluso si una persona así le conviene al General…

— ¿Qué tipo de hombre sería adecuado para ti?

Gruñí. No podía negar que la imagen del General aparecía en mi cabeza.

—Cualquiera estaría bien. Aunque, alguien como yo que fue abandonada no tiene la opción de casarse con quien sea. Si quieres que me case, ¿tal vez puedo casarme con un viejo ero-ero [1]?

Solo tenía unas pocas opciones.

Opción 1: No casarme. Porque Ernest es el sucesor de padre, estaría en su camino. Así que tendría que vivir sola como una mujer soltera. Incluso si trabajara en el negocio, mi presencia solo resultaría en una mala evolución para mi familia; eso no es bueno. Podría ingresar en un convento; terminar toda mi vida como una virgen.

Oh, eso no es todo.

Empezar un negocio para el monasterio para ganar dinero para el orfanato. Quizás.

Opción 2: Tener éxito en el negocio familiar. Supongo que está bien. Pero creo que podría necesitar encontrar un semental después de todo.

Opción 3: Seguir el patrón común de una joven que ha pasado la edad de casarse; establecerse como una segunda esposa.

Bueno, todavía soy joven e inusual en esta industria. ¡Jaja!

Así que… ¿Qué dices?

Pensando en las tres opciones asentí para mí misma y tomé un sorbo del té.

—Bueno, el General Brennan podría ser el viejo ero-ero.

Veamos… ¡¿Qué?!

¡¿Oye, qué estás diciendo madre?!

¡¿Cómo puedes pensar eso?!

—Madre, el General no es un viejo ero-ero —discutí, con lágrimas en mis ojos.

Imaginé al General mirándome con ojos lascivos como esos hombres y me estremecí.

Marie asintió mientras me daba palmaditas en la espalda.

—El General Brennan es un caballero —dijo, apoyándome.

— ¿Por qué estáis pensando en cosas eróticas? El General no es imposible. Nunca ha estado casado. Así que serías su primera esposa, ¿no es eso algo bueno?

No quiero escuchar cómo escapó, ¿de acuerdo?

También, ¿estás ignorando la lógica, los gustos y las circunstancias del General?

Respiré profundo para calmarme y tomé un sorbo del té.

—Sería molesto para el General —dije fríamente tratando de calmarme.

No entiendo lo que madre está pensando.

—Intenta y actúa linda por ahora para que el General tenga una impresión clara de ti. Simplemente deja a un lado la vergüenza. Y si no funciona, estaré aquí para consolarte.

Oh, eso es increíble.

—Así que, por ahora, si te gusta, ¿por qué no tratas de tentarlo?

— ¡Qu…! ¿Qué?

—No seas impaciente y solo te entregues. Quiero decir, habla honestamente, ¿quizás tomarse de la mano?

Uh oh.

Ese obstáculo es alto. Nunca tuve que hacer tal cosa. No hice esas cosas con Eugene… N-No pude hacerlo.

—Te gusta el General, ¿no?

No respondí.

Mi madre me fastidió.

— ¿Te gusta o no?

¿Realmente me gusta el General de esa manera?

—Me gusta…

Tan pronto como dije las palabras, mis ojos se pusieron calientes y lágrimas amenazaron con caer. Pero madre me abrazó en su abundante pecho; era suave y olía bien.

—Da lo mejor de ti, y si tienes algún problema, solo empuja tu pecho contra él.

Estallé en carcajadas, madre también se rio.

Es cierto, los pechos son un arma. No funcionó con Eugene, tal vez funcione con el General Brennan.

—Si son los pechos de la señorita, estará bien —dijo Marie, alentando a la locura.

Aunque no creo que esto esté bien. Recuerdo una conversación similar…


Notas:

[1] Ero-ero: pervertido.

11 respuestas a “Cenicienta – Capítulo 16: Conversación entre madre e hija”

  1. ¡Me encantan estos padres! ¡Son super divertidos! 😂🤣😍
    Eso de empujar sus pechos en el lo dejaria embobado, o quzas hasta noqueado 😂🤣😂

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