Cenicienta – Capítulo 30: He esperado…

Traducida por Den

Editada por Sakuya


El sonido de la puerta al cerrarse ¿sonó raro o fue solo mi imaginación?

La habitación que había estado llena de una atmósfera suave, cambió de repente. ¡De un rosa dulce a un rosa oscuro!

De alguna manera me avergoncé y puse un poco de distancia entre el general Brennan y yo en el sofá.

¿No está mi codo demasiado cerca? Me quedé quieta pero ¡no pude soportarlo!

—Fredericka. —me llamó con voz profunda, se giró extendiendo sus brazos.

Me quedé mirando fijamente.

—Ven.

¿Ir? ¡¿Ir a tu regazo?!

No pude negarme, su sonrisa era tan cautivadora. Pero realmente no quería hacerlo.

—Bueno, entonces… perdóname. —pedí mientras dejaba que me llevara a su regazo.

Mis mejillas se calentaron cuando me acomodé. Cierto, ¡soy una chica con una  mucosa nasal fuerte! ¡Una chica fuerte! No perderé contra una hemorragia nasal. Grité en mi corazón mientras me sentaba en sus piernas. Hay una sensación dura a diferencia de la silla. ¿Son tan duros los músculos de las piernas de los hombres? Mi trasero no tiene suficiente grasa para amortiguarme.

— ¿No soy pesada? —pregunté.

El general desestimó mi pregunta.

—Te dije antes que no eras tan pesada.

Me abrazó con fuerza por detrás. Mi espalda y el estómago del general estaban pegados y hacía mucho calor. Ese profundo olor a bosque que parece representarlo, me envolvió, me gustaba mucho. Era un aroma tan tranquilizador. Pero, la situación no me permitía calmarme en absoluto.

—Ah, um general Brennan…

— ¿Cuándo vas a dejar de llamarme así? —dijo su voz directamente en mi oído.

Hubo una sensación húmeda detrás de mi oreja. ¡¡Está lamiendo mi oreja!!

—Brennan es mi apellido, general es un título. ¿No puedes llamarme Volker?

Su mejilla estaba contra mi oreja. ¿Acaba de besarme la oreja? Mi cerebro se estaba convirtiendo en papilla con su barítono único en mi oído. Todo mi cuerpo está transpirando. De repente me relajé, entonces me abrazó fuerte y me acercó.

— ¿No te gusta?

¡No digas tal cosa! No me disgusta, mi cuerpo es egoísta.

—Fredericka.

Mi cuerpo rebotó ante el sonido de mi nombre en sus labios.

—Ah Vo-l-ker —Oh Dios mío, ni siquiera puedo hablar. —No me disgusta… solo que soy tímida. —finalmente lo dije. Me cubrí la cara con mis manos.

Sin embargo, el general Brenn-, quiero decir, Volker, parecía feliz con eso.

—Lo siento, solo estaba… —no acabó la frase, pero fui liberada.

Ah, ya estoy agotada.

Regresé a mi asiento junto a él, bebiendo té. Mis mejillas estaban calientes. Preferiría estar bebiendo algo más fresco. Como aún soy una niña, lo siento mucho, no puedo manejar una atmósfera erótica de adultos. Pero no quiero ser despreocupada.

Tengo curiosidad.

Estoy interesada.

¿Qué debería hacer? ¿Debería decirle mis sentimientos con franqueza?

Sí, hagamos eso.

—Volker.

Inmediatamente puso un brazo alrededor mío y me acercó. Mi cuerpo se estremeció, pero no lo odié. Bien.

—No sé nada sobre este tipo de cosas, y creo que te voy a incomodar, pero haré lo mejor que pueda, así que por favor, dímelo, ¿lo harás?

Escondí mi rostro en su brazo cuando terminé.

Pero permaneció en silencio.

Miré hacia arriba. Estaba sorprendida de ver que la cara de Volker estaba roja.

¿Está enfermo?

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