Cenicienta – Capítulo 7: Volker: Ese pañuelo…

Traducida por Den

Editada por Sakuya

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—La visitaré de nuevo —dije mientras besaba el dorso de la mano de la Señorita Fredericka y salía de la casa Castley.

Tan pronto como abordé en el carruaje, aflojé mi corbata y mi botón superior y exhalé un profundo suspiro de alivio.

—Ahh… Estaba tan nervioso —le dije a Xavier.

Había estado más nervioso en ese salón de lo que nunca había estado en el campo de batalla. Pensé que me gritaría, que me miraría con ojos llenos de desdén como si estuviera mirando a un insecto repugnante. Pensé que moriría.

—La Señorita Fredericka fue muy adorable, y también es encantadora —le dije a Zazie.

Xavier se había visto obligado a acompañarme en caso de que fuera acusado de indecencia de algún tipo. Liberado de una situación potencialmente tensa, estaba un poco más relajado, por lo tanto, más locuaz que de costumbre.

—Estaba actuando. ¿No lo notó? —respondió Xavier. Xavier parecía como si estuviera conmocionado — ¿Quizás por usted, joven maestro?

No me gustó su expresión.

Me senté en shock.

— ¿Actuando? ¿Esa belleza?

Mi cuerpo se hundió. ¿Cómo?

—No tenía más remedio que actuar así. El joven maestro parecía que se dirigía a la guillotina, así que rápidamente le transmitió su gratitud. El disculparse primero fue intencional. ¿Vio cómo estuvo aliviada cuando se calmó? Bajo circunstancias normales, ¿quién admitiría que su ropa interior de encaje se desgarró y cayó?

¡La perspicacia de Xavier! Me aclaré la garganta y me puse más cómodo en el carruaje.

—Estaba sonrojada desde las orejas hasta el cuello. Aunque no se mostraba en su rostro, la señorita Fredericka estaba avergonzada. Todavía es joven, no podía ocultar por completo su timidez —añadió con una risa malvada.

Xavier es un chico malo, pensé.

—Oye, ¿cómo te diste cuenta?

—Su cabello estaba levantado.

De hecho, el cabello de la Señorita Fredericka había sido peinado con gracia en un nudo suelto a un lado. Me alegro de no haberlo notado o no me hubiera podido concentrar.

— ¿Qué clase de canalla abandonaría a una dama tan bella? ¿No tiene ojos en la cara? ¿Por qué su relación amorosa terminó de forma tan triste?

Suspiré.

—Si piensa que no quiere entregársela a otro, no se preocupe —dijo Xavier.

Me llamaron la atención las palabras de Xavier. En verdad, no quería dejarla conocer a otro hombre. Pero es una joven dama y su prometido acababa de romper su compromiso. Estará herida.

Es hermosa y gentil.

Intentó animarme. Durante la visita, su padre contó historias graciosas y ella se rio de todo corazón. No estaba asustada, sino que era como gatito que me estudiaba con curiosidad.

—Busca entre las obras las que les gustan a las jóvenes de la Sociedad —ordené.

—Sí, joven maestro —respondió Xavier.