Cenicienta – Capítulo 8: La tormenta ha pasado, pero hay un tornado local

Traducida por Den

Editada por Sakuya


La puerta se cerró fuertemente detrás del General y su hombre, poco después escuchamos el crujido de las ruedas del carruaje.

Permanecimos en silencio hasta que el carruaje del General desapareció de la vista.

Se escuchó un hip.

Todos se echaron a reír.

Hice una mueca ante mi propia desvergüenza mientras el resto de mi familia se reía a carcajadas mientras se agarraban la barriga.

— ¡Oh Fredericka!

“¡Eran mis favoritas!” ¡Jajaja!

— ¿Y esa linda actuación? Fuiste como una niña pequeña. ¡Muy linda!

Más risas.

—El general parecía satisfecho, por lo que todo salió bien hoy —dijo Oliver secándose las lágrimas de los ojos.

Estaba bien si estaba contento, pero para el General, debo parecer poco más que una niña.

—Bueno, solo imité a Marie —dije con una sonrisa mientras mi doncella decía:

—Espere, ¿qué? —preguntó confundida.

—Marie es la persona más linda a mi alrededor.

Aparte de eso, ¡besó mi mano! Oh, qué emocionante. Pero, fue solo un saludo; no había ninguna connotación más profunda.

Pero cuando llevó mi mano a sus labios… ¡Tan elegante! ¡Tan sofisticado!

¡¿Podía permitirme un hombre adulto que rezumaba una atracción sexual tan intensa como esa『buwaa』?!

Cuando estuve con Eugene había sido tan rígido. Nunca antes había experimentado ese sentimiento.

Nunca me di cuenta que el dorso de mi mano era tan sensible, todavía podía sentir los labios del General Volker en mi piel. Era extraño y desconcertante. Quiero gritar, correr y esconderme. Me siento agitada e inquieta.

♦ ♦ ♦

Alguien llamó a la puerta.

¿Eugene? No, era un mensajero con la solicitud formal de la disolución del compromiso del Duque Cajés.

¿Cómo podría presentarse sin siquiera un permiso? ¿O es que estaban más preocupados por las consecuencias de no venir?

Supongo que ahora que el compromiso está roto, no necesitan seguir pretendiendo cortesía.

El mensajero se sentó con orgullo en la silla ofrecida, y entrecerró sus ojos de zorro en mí. Nos dijo que su nombre era Garde.

—Señorita Fredericka, por favor firme este documento de inmediato —dijo, mientras que sus palabras eran educadas, su tono era insolente.

Desplegó un papel que había sido atado con una cinta gris.

—Lo leeré —dijo padre tomando el documento.

El acuerdo por escrito para finalizar el contrato matrimonial. Contuve la respiración mientras padre lo leía. Por un tiempo, solo hubo silencio.

—Tengo una pregunta.

— ¿Hay lugar para preguntas? —preguntó el mensajero arrogantemente con una ceja levantada.

¿Por qué envió el Duque a esta persona?

Mi madre estaba sentada a mi lado con una sonrisa fija en su rostro, sin embargo, su mano apretaba mi brazo cada vez más fuerte. Traté de mantener la incomodidad de mi expresión.

—Aquí dice: «Aceptando el error de Fredericka Castley… » ¿A qué error se refiere específicamente? —preguntó mi padre.

¿Qué error? ¿Qué he hecho que fue una desgracia para Eugene y la familia Cajés?

—Piense en ello como un error en el documento si no lo entiende —respondió el mensajero.

Intenté controlar mi temperamento. ¿Cómo podía entenderlo si no lo explicas?

—En otras palabras, este documento trata de decir que la familia Castley tiene la culpa, ¿no es así? —padre le preguntó al mensajero.

Este puede haber sido el plan desde el principio.

El mensajero se movió en su asiento, y descruzó sus largas piernas. Tomó un sorbo de su té y regresó la taza al platillo con un fuerte ruido.

—Eugene fue al baile anoche con otra mujer y le dijo a mi hija delante de mucha gente que la mujer que lo acompañaba era su amor predestinado y que quería romper el compromiso. Me temo que ha habido un error. ¿Cómo cree esto?

— ¿Estaba allí? —preguntó el mensajero — ¿Hay alguna evidencia? Está intentando difamar a mi maestro —dijo el hombre con una risa burlona.

¡Había muchos testigos, los otros asistentes, la orquesta, los sirvientes!

— ¿Crees que no puedo proteger a mi hija? —dijo mi padre, su mandíbula se tensó. El mensajero simplemente parecía divertido.

—Eliminaré esa línea. Aceptamos cancelar el compromiso entre nosotros y la familia Cajés.

Oliver le entregó un bolígrafo, y padre tachó la línea ofensiva antes de firmar.

—Reconocemos formalmente la cancelación del compromiso entre Fredericka Castley y Eugene Cajés. Espero que nunca crucemos caminos en el futuro.

El mensajero tomó el documento y dejó la casa riéndose a carcajadas.

—Lo siento, Padre —dije después de que el odioso hombre se marchó. Desearía ser una mejor mujer.

Debería haber sido capaz de evitar esto.

—Heh heh, ese mensajero estoy seguro de que alardeará de que consiguió lo mejor de los Castley —dijo padre sin enfado.

Bien, padre no está intimidado.

La gente hablará. La desgracia de otros es como el néctar de las abejas para la Sociedad.

Por suerte, nuestro negocio no perderá clientes por esto.

El Duque obviamente estaba tratando de manipular la historia a beneficio de Eugene, y puso la responsabilidad de la ruptura sobre mí.

La parte compradora debería tener la mano más alta. Es como decirle a tu enemigo “esta es mi debilidad”.

Les di productos que me enseñaron debilidad.

Somos la parte perdedora. Cuando la historia salga a la luz, mi padre y yo nos volveremos “lamentables”.

Ni siquiera podíamos pedir un acuerdo, aunque quisiéramos. Los nobles son problemáticos.

¿Podré ver la obra de teatro con el General Volker? Parece que será imposible.

En el fondo, Madre maldijo en varias ocasiones el nombre del mensajero. Me froté el brazo adolorido mientras escuchaba.

Esto es muy desafortunado.

Lo siento.

7 respuestas a “Cenicienta – Capítulo 8: La tormenta ha pasado, pero hay un tornado local”

  1. No te preocupes el general estará más interesado en ti y más enojado con tu ciego ex-prometido 👍
    Gracias por la droga 😆😆😆

  2. Es una lastima que en ese tipo de sociedad pasara lo que pasara era culpa de la dama, en serio que acaso no lo vieron todos las invitados si hasta la grito es chico.

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