Marietta – Capítulo 14: Las secuelas de la fiesta y la joven duquesa

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


—Gracias por venir, Lady Marietta. Es un honor conocerla, por fin.

Con una sonrisa elegante, la joven duquesa Saphine le ofreció té a Marietta.

Las damas se habían reunido en el jardín de la duquesa. Una refrescante brisa soplaba a través de las florecientes rosas proporcionando un ambiente agradable a la zona de descanso. El recinto era famoso por ser un lugar de reunión en el cual se ofrecían suntuosas fiestas de té , pero hoy, acogía a solo un distinguido invitado..

Sobre la mesa estaban distribuidos, de forma armónica y elegante, los pasteles más famosos de Oltaire y canapés de variados colores. Cuando Marietta probó el té de color ámbar y, el dulce perfume de rosas se extendió a través de sus sentidos, sonrió feliz.

—¡Oh, qué delicioso! —exclamó—. ¿Es un té hecho de rosas? ¡Hay tantas cosas fantásticas aquí en Oltaire!

La duquesa Sapphire vaciló ante la expresión angelical de Marietta y, como no respondió, la joven continuó hablando.

—Quiero darle las gracias por su invitación a tomar el té; estoy tan feliz de poder hacer por fin una amiga en este país.

La expresión de Saphine se tensó.

¿Cuando declaré yo que quería ser tu amiga? ¡No! El significado detrás de esta invitación es completamente diferente; ¡este es el lugar donde me declararé como tu rival, ¿sabes?!

Desde la “legendaria danza” protagonizada por Marietta y Belvant, los rumores sobre la pareja habían crecido bastante; en especial, en torno al General..

Belvant ya había recibido varias propuestas de matrimonio desde antes de que su compromiso se decidiera por parte de algunos nobles. Siendo un joven soltero con una buena posición dentro del reino, era comprensible que muchos aspiraran a obtener los privilegios de su estatus a través de sus hijas;  sin embargo, él había sido contundente en su negativa, olvidando ser cortés en el proceso. Debido a ello y, por causa del temor que el “Dios feroz de Oltaire” infundía a cualquiera que lo viera (sin olvidar a su naturaleza fiera en el campo de batalla le había hecho ganar ese apodo y su permanente expresión amenazante), había adquirido fama de hombre despiadado. Muchos habían intentado atravesar su coraza exterior para comprender al hombre tras el título y ganarse su favor , solo para ver cómo sus esfuerzos terminaban en terreno baldío. Por eso, las historias en torno a él  habían exagerado su tono; recargando toda la culpa en el General, calificándolo como una persona  horrible.

Por ello, cuando fueron testigos de la pieza de baile que compartiera con Marietta y contemplaron cómo su “mirada asesina” era reemplazada por una llena de ternura; e incluso observaron cómo su expresión agria (rasgo más de villano que de un héroe), se suavizaba, regalando a los presentes una sonrisa dulce dirigida a su compañera, la visión que tenían las damas de él fue reemplazada por la de un joven señor lleno de encanto masculino.

No podía evitarse que todo aquel que asistió al evento esa noche comentara sobre cómo Marietta había mirado a Belvant con una expresión hechizada mientras reía de forma dulce; y de cómo este, con un estrecho control sobre ella, devolvió la sonrisa con una mirada llena de amor. Las jovencitas que lo contemplaron estrechar a la princesa entre sus brazos con tanta delicadeza sintieron que su miedo hacia el hombre desaparecía, sus corazones revolotearon cuando la galante figura del apuesto General entró en su campo de visión; formándose en su mente, de forma inevitable, un pensamiento:

¡Aún hay tiempo…! ¡Todavía no se han casado! ¡Puede ser arrebatado!

Ah, las doncellas de Oltaire son aterradoras.

Luego de esa noche, las nobles damas apelaron a sus padres para que estos acudieran al General con nuevas propuestas de matrimonio; no obstante, la reconocida belleza del reino, la famosa duquesa Saphine, no dispuesta a permanecer a la espera, envió una invitación a la princesa para un encuentro privado. Después de todo, había asuntos que solo podían ser tratados en persona.

La invitación tenía segundas intenciones, pero Marietta, quien no estaba acostumbrada a leer entre líneas, asumió que la carta era una misiva para forjar un lazo de amistad. Ello la puso feliz.

Saphine tenía un plan, y esperaba pasar a la acción justo después de su saludo, pero…

¿Es esta princesa una cabeza hueca natural?

La confusión en su bello rostro, enmarcado por unos rizos rubios con reflejos naranja, le hizo parpadear aturdida varias veces.

Primero Marietta alabó los productos que le fueron presentados como especialidad de Oltaire, luego le recomendó una tienda de dulces con cantidad de delicias que estaba segura le gustarían, después una fantástica modista que le había confeccionado un traje, para pasar a contarle sobre la hermosa y elegante dama con la que había cruzado saludos de camino hacia acá. La princesa saltaba de un tema a otro, soltando lo que se le viniera a la mente, con mucha soltura, como si se tratara de una charla animada de niñas pequeñas que pasan la noche juntas..

Y en todo momento, elogió con entusiasmo los rasgos atractivos y refinados de Saphine.

—¡Pareces una heroína de una de mis historias favoritas, lady Saphine. Tu pelo naranja es absolutamente encantador; no he conocido a nadie con tu color dorado con reflejos naranja en todo Stellaus. Ah, ¡estoy contenta de haberme encontrado a alguien que realmente posee este color de pelo. Es como si esa heroína ilustrada apareciera ante mí en persona…

—Mmm, yo… ¿Es eso, así? Puede verlo de cerca, si lo desea.

—¡¿En serio?! ¡Qué maravilloso! ¡Dios mío! Es tan brillante, tan suave —exclamó, Marieta. Quien, no contenta con apreciarlo, se tomó la libertad de acariciarlo también—. Es hermoso y, contra la luz, se ve casi como el oro.

¡Ella está jugando…! ¡Esta princesa con poco cerebro está jugando con mi cabello!

—Es la doncella dorada, la doncella dorada ha aparecido aquí. ¡Estoy muy emocionada!

¿Por qué tengo ganas de huir de vergüenza? Ninguno de los hombres que he conocido ha sacado esas líneas tan cursis para elogiarme.

Saphine había intentado declarar su proclama de guerra a Marietta, informándole que tenía intenciones de pelear por Sir Belvant durante una conversación casual, pero la sonriente princesa había conducido la conversación a su propio ritmo, por lo que no tuvo oportunidad de imponerse. Muy por el contrario, la inocente y alegre doncella, que no paraba de acariciar su cabello embelesada, hizo que la duquesa se sintiera impaciente y una sensación de irritación la embargó.

¡Esta terrible niña!

Hasta ahora, sin poder dar el pie a la conversación casual con: “¿No fue el baile de la fiesta de ayer por la noche, maravilloso?”, ella no podría poner sus intenciones de lucha sobre la mesa. En cambio, junto con el transcurso de las horas y la conversación banal,  fue golpeada por la declaración dulce de Marietta proclamando: “¿No es Sir Belvant maravilloso?”.

—Diga, Lady Marietta, ¿me pregunto si usted está enterada? —Decidiendo que su honor estaba en juego, y sin querer darse por vencida en su intriga contra la princesa, la joven duquesa soltó una tos, ordenó su postura y continuó como si de un tema serio se tratara—. El General Fargus tiene preferencia por las mujeres con pechos abundantes, ¿sabe?

—¿Oh?

Los ojos de la princesa se abrieron de par en par. Su mirada se posó de inmediato en el escote de Saphine. La duquesa tenía un cuerpo glamoroso y encantador, provisto de un abundante pecho .

—Eso es, en realidad, correcto —asintió, Marietta.

—Así es.

Sapphire asintió con una sonrisa satisfecha por el efecto que sus pechos causaron en el ánimo de la joven.

¡Ahora, este es el tipo de humor que puedo utilizar a mi favor!

Dirigiendo la conversación hacia el  delicado e infantil cuerpo de Marietta, ella podría aprovechar y señalar cómo ella era un mejor partido para las preferencias de Belvant, pero…

—¡Por eso lo hago con frecuencia!

—¿Hacer, qué?

—¡Masajear mis pechos, por supuesto!

Saphine casi se atraganta con su té, pero logró recomponerse de inmediato y no perder el decoro. Miró a la princesa sin comprender.

—Desde que he aprendido de Sir Belvant que es una manera de hacerlos más grandes, por supuesto yo les doy masajes con entusiasmo —explicó, con total naturalidad.

—¡Cough! —Esta vez, la sorpresiva declaración no pudo impedir que se atragantara con su propia saliva—. ¡¿Él también, masajea sus pechos?! —preguntó, incrédula—. ¿El General, quiero decir?

—Sí, cada vez que nos reunimos, siempre dedica algo de su tiempo para darles un masaje. Todavía no ha habido mucho progreso, pero dice que seguramente crecerán grandes, así que tengo muchas esperanzas.

Su rostro enrojeció por completo mientras aferraba sus pechos con ambas manos.

—T-Tal cosa…

¿Cada vez que se encuentran él masajea el pecho de esta joven princesa? Por otra parte, ¿utiliza una excusa tan absurda, como ayudarla a hacerlos más grandes, para disuadirla? Cuando visualizó la situación, sintió un escalofrío recorrer por su espalda. Luego, llegó a la siguiente conclusión: ¡No puede ser! ¿El General Fargus tiene un complejo lolita? Pequeña, ¿dejarás que ese tipo de hombre te ayude a hacer tu pecho más grande sin cuestionar?

—¡No! ¡Eso es demasiado! —gritó Saphine. Colocó la taza de té sobre la mesa con un sonoro chasquido, la escena imaginaria reproduciéndose en su cabeza—. Cuando se trata de las relaciones entre adultos, soy capaz de entender la mayoría de las formas que el amor toma, pero no puedo considerar un complejo lolita.

Las sirvientas cercanas que habían escuchado la conversación asintieron en acuerdo.

—¿Huh? ¿Lady Saphine?

—¡Escuchen bien, Lady Marietta! ¡Estás siendo engañada!

—¿Engañada…?

—He oído que los hombres dicen que frotar los pechos los hará más grandes, pero ese no es el problema aquí —dijo, y bajó la voz para no ser escuchada por la servidumbre—. Pero… aquello es una treta tan corriente. Es probable que Sir Belvant sólo masajee sus pechos porque él la desea.

—¿Será verdad?

—¡Estoy segura de ello! ¡Sus palabras en cada reunión con usted son una trampa para obligarla a participar en actividades lascivas!

—¡Oh Dios mío! ¿Es así como es? —El rostro de Marietta se puso  de un tono escarlata—. Para Sir Belvant hacer tal cosa… Tal vez mis pechos son en verdad de su gusto.

—¿Perdón?

Con ambas manos sobre sus pechos, la voz de Marietta rebosaba felicidad.

—Aunque me sentía tan feliz cada vez que me tocaba, dejándome embargar por la sensación de placer que me regalaban sus manos, y conociendo sus gustos, creí que estaba actuando a regañadientes, solo como una obligación.

La respuesta inesperada de Marietta impactó a Saphine y estrelló sus planes de conquista contra un muro de ladrillos. Se quedó sin habla por varios segundos, su ánimo cada vez más sombrío.

—Estos tortolitos son demasiado…

—¿Hm?

—Lady Marietta, realmente amas al general Fargus, ¿verdad?

—¡Sí! ¡Lo amo!

—Correcto, no hay espacio para que me entrometa. Mejor dicho, no creo que quiera entrometerme.

La mirada de Saphine se volvió distante.

—Me pregunto si también puedo encontrar a un hombre que me haga caer tan profundo en el amor. No me importaría ni su apariencia ni su familia.

—No habría de qué preocuparse si se trata de usted, Lady Saphine: es extremadamente hermosa, se ve igual que la doncella de oro, sus pechos son del gusto de todo hombre  y, lo más importante, es una persona maravillosa.

—¿A-Ah? Eso es…

¿De dónde sacó la idea de que yo soy una buena persona?, se preguntó Saphine al tiempo que Marietta se acercaba a ella con una expresión emocionada y temblorosa.

—¿Ha considerado a alguno de los Caballeros de Oltair? Pienso que un caballero fuerte coincidiría perfectamente con la doncella dorada. Apoyada contra su sólido pecho, siendo envuelta por sus gruesos brazos después de ser rescatada de aquellos que intentaban hacerle daño… ¡Una imagen tan romántica!

—Lady Marietta, cálmese, por favor. Yo no tengo mucha conexión con los caballeros.

Haciendo todo lo posible para calmar a la princesa mientras  la respiración de esta se volvía agitada por causa de su emoción, la duquesa inclinó la cabeza en contemplación mientras hacía memoria: En la fiesta de esa noche, sólo había interactuado con hijos de familias de alto nivel; eran expertos en el baile y de conversación fluida, pero ninguno de ellos podía decirse que tuviera un “pecho sólido” como había descrito Marietta. Aparte de eso, Saphine estaba muy segura de que no vio a ningún caballero.

—En ese caso, con mucho gusto le presentaré a los caballeros. ¡Puede que entre ellos haya una persona maravillosa y adecuada para usted!

Después de eso, Saphine fue arrastrada por la princesa a la arena de prácticas de los caballeros de Oltaire para que compartiera con ella su fetiche muscular (o, como ella lo llamó secretamente: el festival de músculos), donde esperaba que la duquesa tuviera un predestinado encuentro con un joven y vigoroso Oficial del Reino. Pero eso sería una historia para otro momento.

Y fue así como Marietta hizo a la duquesa Saphine olvidarse de sus intenciones oscuras para con ella y la convirtió  en una persona maravillosa (igual de maravillosa como ella imaginaba) y, antes de que la joven noble siquiera se diera cuenta se hicieron grandes amigas. Desde ese día, cualquier persona ruidosa que trató de enredarse con las dos fue fuertemente echada a un lado.

♦ ♦ ♦

Nota del autor:

Y así, nuestra protagonista hizo una amiga confiable.

Es un pequeño adelanto, pero la “pelirroja de cabello rizado y“cuerpo exuberante ” Saphine y el caballero “oresama” [1] que llegó a conocerla gracias a la intermediación de Marietta se convirtió en una dulce pareja erotica:

El caballero comenzó atacando los senos esponjosos de la tsundere Saphine como una bestia.

—Cante, mi Lady. Nadie vendrá a ayudarte aquí.

—¡Suélteme! No, no me toques, ¡nunca le perdonaré esto!

—Está bien, porque te saciaré de placer hasta que se enamore de mí tanto tu cuerpo como tu mente.

Con sus ojos verdes nublados por las lágrimas, ella frunció el ceño al caballero, pero la única respuesta de él fue una risa maliciosa mientras pensaba: Ah, es tan hermosa. Quiero hacerla mía.

¡Fue algo como eso!

De esta manera se enamora un caballero presumido y arrogante.


[1] Oresama: Es una expresión bastante arrogante y solo una persona muy presumida se refiere a sí mismo con ella. Contiene el pronombre “Yo”, expresado en masculino (yo, el hombre) y el sufijo “sama”, que se utiliza para expresar respeto hacia una figura de autoridad. En español se leería así: Mi yo, distinguido.

15 respuestas a “Marietta – Capítulo 14: Las secuelas de la fiesta y la joven duquesa”

  1. Ja ja ja ja ja esoooo ganaremos y zaz… inconscientemente derriba a tus posibles rivales 🤭🤭🤭

    Muchísimas gracias por el capítulo 🌸💜🌸

  2. Jajaja inesperadamente Mariette termino haciendo una amiga y le consiguio pareja XD espero ver más de ese caballero ikemen y Saphine tsundere.

  3. Mártires es un amor, y está tan enamorada que contagia a los demás y menos mal Que no hayan personas haciendo mal tercio. Ojalá y muestran algo más de la oresama y el caballero ikemen 😆😆😆

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