Marietta – Capítulo 8: El león y el cervatillo

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


La pareja contemplaba el prístino lago mientras comían en armonía la merienda.

—¿Estás seguro de que no soy demasiada pesada?

—Tengo que pedir perdón. Cuando agarré un mantel, no pensé en traer una alfombra de calidad por lo tanto, no puedo dejar que se ensucie la ropa, Marietta.

—Aun así…

—Además, ya que es ligera como una pluma, no hay realmente ningún problema en cargar con usted.

Con eso establecido, Marietta se acomodó en el regazo de Belvant y, con el corazón latiendo entusiasta, empezó a comer.

Sir Belvant parece tan amable. Con lo cerca que estamos, estoy un poco avergonzada, pero al mismo tiempo, ¡esto es tan agradable y divertido! Esto es como una cita entre amantes, ¿no? ¡Kya!

Marietta se excitó por su cuenta dentro de su cabeza.

Por su parte, Belvant de verdad sintió que sería una vergüenza ensuciar la ropa de clase alta de la princesa, y su decisión de mantenerla en su regazo no fue con la intención de mimarla. Sin embargo, mientras miraba a la pequeña y adorable joven mordisqueando frutas y sándwiches y sonriendo mientras contemplaba el paisaje, el corazón de Belvant se sintió contento. Su rostro dejó de ser el de un demonio;  la sonrisa dulce y clara que esbozaron sus labios fue un reflejo del afecto que sentía en esos momentos.

—¿Esta delicioso?

—¡Muchísimo!

—Asegúrese de comer mucho.

—¡Sí!

A medida que él le entregaba pequeños trozos de comida , ella los comía con diligencia. Con cada bocado, Belvant sentía como si estuviera alimentando a un pequeño animal y eso lo hacía sentir relajado.

—Vamos, Sir Belvant, también debes comer algo… ¡Oh, ya ha desaparecido todo!

Como el General  se había acostumbrado a terminar sus comidas con prisa en el campo de batalla, hace mucho que había consumido toda su porción.

Marietta inclinó la cabeza, luego tomó una de sus rodajas de fruta y la acercó a la boca de Belvant.

—Aquí, Sir Belvant, aah.

Esto era algo que sus hermanos mayores o hermanas hacían con relativa frecuencia; sobre todo, cuando la alimentaban con dulces. Por lo que, para Marietta, fue algo natural hacerlo con Belvant.

—No, bueno, yo…

A penas fue capaz de decir eso, antes de que la pieza de fruta encontrara el camino hacia su boca. No tuvo más opción que masticarlo.

—Es una fruta deliciosa, ¿no?

La muchacha sonreía contenta. Belvant en cambio, estaba desconectado y en shock por muestra de afecto tan directa de su amante, y apartó la mirada, avergonzado, intentando calmar su corazón.

¿Qué es esta adorable criatura?

Belvant recibió un daño inmenso.

—Esto es muy agradable. Espero que me invites de nuevo.

—De momento, volvamos. Me aseguraré de traerte tantas veces como quieras en el futuro.

Belvant acarició el pelo brillante de la princesa. Mientras era acariciada, como si se consolara a un niño, Marietta soltó una risa avergonzada. Alzó su  mano y cogió la mano rugosa del General entre sus delgados dedos .

—Una mano tan grande y fuerte—. Examinó de cerca la mano masculina.

—Manejar una espada me ha dado muchos callos; por lo que es bastante áspera. Pido su perdón. Supongo que podría lastimarte si te toco de forma tan casual con manos como estas.

—¡Eso no es cierto! Son manos espléndidas que han protegido a su país, y me gustan mucho.

La declaración fue pronunciada con una sonrisa, mientras ella presionaba la mano contra su mejilla. Ante la sensación de su piel suave, Belvant sólo pudo pensar en que quería más de aquello, y sucumbió a sus impulsos. Su mano se deslizó con delicadeza por su rostro, para luego, trazar sus labios con las yemas de sus dedos.

Sin entender del todo las acciones del General, Marietta levantó el rostro permitiendo que él se perdiera en sus brillantes ojos azules. La rodeó  por los hombros con uno de sus brazos, agachó el rostro y tomó sus exuberantes y rosados labios en un beso. Ella no opuso resistencia.

¡Ah, él me ha besado de nuevo! Sir Belvant, cómo te amo…

El sonido de sus besos hizo eco en el silencioso paisaje. Los ojos de la joven estaban muy abiertos al comienzo; gracias a ello pudo admirar lo guapísimo que se veía a esa distancia.

Cerró los ojos de la vergüenza.

—Eres tan suave, Marietta.

La muchacha lo miró pareciendo aturdida, incapaz de formular alguna palabra, sus labios entreabiertos se convirtieron en una tentación para Belvant, quien de nuevo se inclinó para besarla.Ella cerró los ojos aceptando sus avances que, poco a poco, se volvieron más audaces a medida que sus impulsos se negaban a ir en retirada.

—¿Mm? —Algo cálido y húmedo se abrió paso a través de los labios de Marietta aprovechando su momento de confusión.

La lengua de Belvant degustó la pequeña boca de Marietta a su antojo, provocando cosquillas en cada lugar que esta sondeaba.

—Mm… Mhmm

Dejó escapar un gemido tierno y suave, no muy diferente al de un  pequeño cachorro.

Oh no, ¿qué es esto? ¿Qué me está pasando?

Marietta, que solo había besado uniendo los labios, estaba desconcertada por ese beso profundo; pese a ello, se dejó envolver por aquel momento de pasión y el instinto. Succionó la lengua de su pareja, en ocasiones mordiendo de forma tentativa y, en otras, masajeándola con la suya.

El león hambriento que ella había despertado saqueó sus labios como si intentara engullirla con su pasión. Un hilo de saliva escurrió de su boca, pero a pesar de que era embarazoso, se encontraba demasiado aturdida como para pensar en limpiarlo.

—Mm, mmmm

La mano que sujetaba su nuca le impidió escapar de su agarre firme; entonces, sus labios fueron besados con avidez. Su respiración se volvió escasa; la falta de oxígeno la hizo marearse; sin embargo, no quería parar. Aquel beso inundó su cuerpo de un dulce entumecimiento que pronto se extendió por todo su ser. Un extraño calor se acumuló en su vientre; una sensación desconocida, pero no desagradable.

Al poco tiempo, la mente de Marietta quedó en blanco; su agotado cuerpo se confió por completo a Belvant.

—¡Oh, no!

Al recobrar la compostura, notó que varios de los botones de su blusa se hallaban abiertos.Con ojos llorosos y el rostro se ruborizado, ella se cubrió los pechos.

Aquellos labios temblorosos e hinchados producto del apasionado beso, unido a su apariencia frágil, incitaron aún más el deseo de Belvant. Solo necesitaba quitar las manos de Marietta y él podría enterrar su cara en esas pequeñas protuberancias, y aspirar una profunda bocanada de su dulce fragancia. También podría frotar sus mejillas sobre  su suave y blanco… Se contuvo.

Como se esperaba de un máximo General del país. Aun con la dulce Marietta gimiendo avergonzada con una voz suave y tentadora, reprimió esos sentimientos de querer saborearla con su lengua y pintarla con sus colores; de soltar su pasión sobre ella y dejar innumerables marcas en su pálida piel.

Sin embargo, con algo de culpa, descubrió que igual había dejado algunas marcas.

—Debemos regresar..

—¿Huh? —La repentina separación la dejó algo perpleja.

—El plan era solo… Quiero decir, mañana estaré muy ocupado con papeleo y reuniones. Es mejor poner fin a este breve descanso.

—Oh. Entiendo.

Como era de esperar, Sir Belvant es tan responsable.

Sin notar la evasión, Marietta lo alabó por su consideración. Con sus pequeños y temblorosos dedos, volvió a acomodar sus botones y arregló su apariencia antes de levantarse del regazo de Belvant, pero…

—Bien. Me pregunto cómo voy a hacer esto.

Debido a los besos compartidos, sus fuerzas se habían drenado y no consiguió mantenerse en pie. Con una expresión angustiosa intentó aferrarse al hombro de Belvant para no caer, pero al final, sólo consiguió aferrarse a su pecho.

—Demasiado linda —murmuró, él.

Sucumbiendo a la feroz sensación, cual león en frente de un cervatillo [1], Belvant abrazó a la frágil Marietta, hundiendo su rostro en su hombro. El deseo frenético de consumir su todo era un peso casi físico sobre él; el olor de su cuerpo llenaba sus fosas nasales, haciéndole difícil contenerse; la sensación de vértigo con cada una de sus respiraciones unido al fuego que se extendía dentro de él, amenazaba con consumir su raciocinio.

Lo soportó. Como era de esperar, el General mantuvo una resolución de acero.

Sin embargo, si los dos permanecían por más tiempo solos en aquel lugar, su resolución pronto se desmoronaría.Tomó a Marietta en sus brazos otra vez y la subió sobre su amado caballo Mistral. Luego, montó tras ella, sujetó las riendas del animal y lo instó a regresar con prisa hacia el castillo.

Eso fue peligroso. Esa pequeña extensión de hierba casi se convierte en el lugar en que se forzó sobre la princesa.

Esta fue una cita de ensueño. Montar a caballo es difícil, pero vale la pena si todo mi cuerpo tan cerca de Sir Belvant.

El veterano General y la pura princesa estaban absortos en sus pensamientos mientras el caballo se balanceaba debajo de ellos. Se podría decir que su primera cita para familiarizarse había conducido a los mejores resultados posibles.

♦ ♦ ♦

Cuando los dos regresaron de su cita, el grupo de personas que esperaban para confirmar su seguridad emitió un suspiro de alivio. Sin embargo, cuando vieron que Belvant bajaba a Marietta del caballo cargándola con su brazo izquierdo, cual niña, el espanto recorrió a todos los presentes.

¡¿Qué está haciendo esa bestia?!

—Marietta parece estar desgastada después de montar. La acompañaré a su habitación.

Las mejillas de Marietta se sonrojaron. Al ser observada con atención por todos los presentes, su cuerpo tembló producto de la vergüenza.

—Me disculpo por mostrar una apariencia tan desagradable. Sin embargo, yo… no puedo poner ninguna fuerza en mis piernas.

¿¡¡QUÉ HIZO, ESA BESTIA!!?

Estaba en juego la reputación del General Fargus Belvant; sin embargo, la pareja no hizo nada aparte de besarse.


[1] Cervatillo: Ciervo menor de seis meses

Kaori
¡¡KYAA!! Ahora saben porque la novela es +18, si este es el comienzo, me imagino como sera lo que siga

Narumi
*¡¡CATAPLUM!!* Ese fue el sonido de mi corazón explotando, ya me imagino su noche de bodas...

15 respuestas a “Marietta – Capítulo 8: El león y el cervatillo”

  1. esos dos si son tal para cual pensando cosas pervertidas jejejeje XD
    la noche de bodas se me hace que va a ser larga y excitante para los 2 XD

  2. Kyyyyyaaaaaa! Eso es tan, pero tan intenso a ya quiero la noche de bodas, es más de lo que me esperaba para su primera cita. Sir Beltvan se ne hace tan sexy 😍😍😍😍😍😍😍

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