Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 30

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Cuando despertó, estaba amaneciendo y Leandroth aún dormía a su lado.

Ella observó su respiración profunda y constante, por un momento, se dedicó a estudiar su rostro. Parecía más joven, mientras dormía tan pacíficamente. A la luz de la mañana, su cabello dorado brillaba, era deslumbrante.

Hermoso, pensó.

Ella sintió calor en sus brazos. Pero, seguramente, lo despertaría si se movía. Así que trató de no moverse y observó su inocente cara dormida.

Dio un pequeño suspiro cuando él se volvió de espaldas y continuó durmiendo con los brazos abiertos.

Matilda se rió de su pose. Era como un niño.

En su corazón, estaba demasiado feliz, Matilda se sentó y le cubrió el cuerpo con las mantas.

—Leann, despierta —ella llamó suavemente. Él suspiró pero no se movió. Se preguntó cómo debería besar su boca abierta.

Ella se inclinó y le chupó el labio inferior.

—Buenos días —llamó ella, pero él solo gimió y cambió de posición nuevamente. Era demasiado lindo, esta vez, ella lamió su labio superior.

—Despierta Leann —dijo, mientras se preguntaba si debería dejar de molestarlo y dejarlo dormir.

—Hmm, es una buena vista para despertarte —Murmuró adormilado pero, su brillante mirada estaba en sus pechos. Ella se rió y se acurrucó en el hueco de su brazo para esconderse.

—Oye, estaba disfrutando la vista.

Fue bastante divertido y la hizo reír.

La tomó por los brazos y la levantó para que su cabeza estuviera en sus pechos, —Leann, ¡ah! —ella lloró, mientras su boca se cerraba sobre su pecho.

Había un deje de burla en sus ojos, mientras comenzaba a acariciar el otro pecho. Su otro brazo, que estaba envuelto alrededor de su cuerpo, amasó su trasero, sus dedos se hundieron satisfactoriamente en su suave piel elástica.

—Tan agresivo, temprano en la mañana, ah~… ¿estás…enojado?

— ¡De ninguna manera! —respondió alegremente. Ella se sintió aliviada. La puso encima de él. Podía sentir su gruesa polla debajo de ella.

—Mattie, ponlo dentro —ordenó entre las succiones y lamidas a sus pezones.

—Lo intentaré.

Ella ya estaba mojada y sus pétalos estaban listos para aceptarlo. Lentamente, se hundió en su longitud. Ambos suspiraron de placer.

Aunque era vergonzoso estar desnuda por la mañana, lo necesitaba y lo deseaba. Todo su cuerpo estaba ardiendo de deseo.

Ella comenzó a mover sus caderas.

—Nn…ah~ —ella gimió.

Su expresión mostraba que lo estaba disfrutando.

—Estoy tan feliz que…estoy mareada —dijo con una risa sin aliento.

Se incorporó, apoyó los brazos en su abdomen y comenzó a mover las caderas, un poco más fuerte.

—Oh~ me siento tan bien~. ¿Te sientes bien, Mattie?

—Se siente bien, pero…quiero más…estimulación~ —respondió ella.

— ¿Estimulación? —respondió con una sonrisa astuta.

Se sentó y la abrazó, luego comenzó a empujar más y más rápido, así ella consiguió la estimulación que quería.

♦ ♦ ♦

Después de su almuerzo, tuvieron un descanso en el salón privado de Leandroth.

Un hombre vino de visita. Era el hermano menor de Leandroth, Bartholomew Vincez Barenshiaga. Un general, llamado El águila negra dormida.

El orgullo del imperio. Es más alto y ancho que Leandroth.

Aunque Matilda era más alta que la mayoría de las mujeres, y Leandroth es más alto que ella por casi una cabeza, Bartholomew se alzaba sobre ella. Si una mujer de estatura media lo acompañara, se vería como una niña.

Se inclinó sobre su mano y le besó el dorso.

—Encantado de conocerte, princesa —dijo.

—Encantado de conocerte también, general.

—El apodo de este tipo es “Águila negra dormida” porque se ve medio dormido todo el tiempo.

—Ah…

Pero si el águila dormida debía despertarse, generalmente, significaba guerra. Eso fue lo que ella escuchó. En este momento, realmente parecía que estaba medio dormido.

Tomaron sus asientos.

— ¿Cómo está el abuelo? —preguntó Leandroth.

—Está instalado en mi casa, practicando su esgrima con alegría.

— ¿El esguince en su tobillo está mejor? —preguntó Matilda.

—Me preocupa más que se haga daño en la espalda que el esguince de su tobillo.

La charla de los dos hombres fue amistosa, comiendo dulces y tomando té. Parecían dos perros grandes que se relajaban al sol. Como dos grandes perros demasiado amigables.

Había dos hombres guapos delante de ella, pero en lugar de estar nerviosa, estaba muy relajada.

—Querida cuñada, mi hermano se ve feliz y relajado. Gracias.

Por un momento, hubo una luz sería en los ojos de Bartholomew.

—Me encargaré de él. Déjamelo a mí —respondió ella, con una sonrisa. Se alegró de que la familia de Leandroth estuviera preocupada por su bienestar.

—Pronto me dirigiré al noreste con una compañía, por favor, espere pacientemente las noticias.

Matilda asintió, mientras se preguntaba, ¿al noreste?

—Existe la posibilidad de que algunos señores resistan, limpiaré bien. Existe una alta posibilidad de que esto sea una conspiración, especialmente, porque el día de su boda está cerca. Estoy seguro de que el rey de Montmartre instigó esto.

Montmartre es el país al este de Barenshiaga.

—Es probable que sea porque el hermano no se casó con su hija —Bartolomew concluyó.

—Es porque estaba apuntando a Barenshiaga y trató de usar a su hija para asesinarme. Ella tiene un apodo, la Princesa Octopus, porque le gusta que la gente se vea bien y sea muy amorosa.

Ese no era un apodo que fuera un insulto, pensó Matilda.

—Le están buscando un marido —dijo Leandroth intencionalmente.

—Puedes declinar…

—Eres alguien renombrado en todas partes, así que eres un marido deseable.

—No tengo ningún interés en otra esposa en este momento.

—Así que has estado rechazando las invitaciones.

—Debido a la boda, habrá muchas princesas en el palacio y, ahora has arreglado el escape perfecto —Leandroth dijo mientras tomaba su té.

Bartholomew parecía avergonzado, como si lo hubieran atrapado. Después de eso, hablaron un poco más y Bartholomew se despidió.

—Ustedes dos son muy cercanos —dijo Matilda con una risita.

Leandroth comió un crepe relleno de manzanas confitadas y miel.

—Es porque nuestras personalidades son diferentes, por eso queremos cosas diferentes y nos gustan cosas diferentes. Mi hermano me dio la idea para tu regalo de cumpleaños.

— ¿Eh?

—Dijiste que te gustan las cosas lindas y te gusta hacer cosas lindas. Así que en lugar de darte un regalo que ya está terminado, él sugirió que te dé algo en lo que puedas trabajar.

También le gustan las cosas lindas. La mujer que elija estará siempre vestida de ternura.

El té estaba preparado, pero ella apenas prestaba atención. Parecía que había sido más que obvio que estaba disfrutando de su amor en las cosas lindas que le gustaban.

Pero viendo el lado positivo, ella ahora tenía un compañero amoroso mucho más lindo y otro hermano menor que era muy apuesto.

—Si el fuera una niña, estaría vestida con ropa bonita y con sombrillas. Le gusta el rosa pálido, pero no es un color que pueda usar como hombre. Así que debe llevar negro.

—Él podría poner una hermosa cinta en su ropa. Ahora mismo, el negro parece estar de moda.

— ¿A la moda? Bueno, no sé mucho sobre eso. Sería bueno si la gente usara más colores.

—Puedes agregar mucho brillo y lentejuelas a su ropa.

— ¿Brillo y lentejuelas? Eso no creo que le brinde una impresión favorable.

— ¿Qué tal si la añadimos primero a tu ropa? —ella le preguntó.

Leandroth hizo una mueca y luego río.

♦ ♦ ♦

Unos días antes de su boda, Bartholomew se dirigió al noreste para sofocar los disturbios.

— ¿Habrá una guerra? —le preguntó a Leandroth, mientras despedían a su hermano menor.

—Tal vez o tal vez no —Él respondió sin compromiso.

Esperaba que no llegará tan lejos.

Dicho esto, es bastante imprudente incitar el malestar de un país vecino sólo porque el emperador se iba a casar.

A pesar de los acontecimientos, los días transcurrieron sin problemas. Se estaba convirtiendo en una rutina que el Emperador y su futura Emperatriz durmieran juntos en la habitación de la Emperatriz, sin ninguna duda.

Ya que hubo un pequeño malestar debido a la seguridad y las patrullas, decidieron mudarse a las habitaciones del Emperador.

Las habitaciones se decoraron, originalmente, para gran consternación de la futura Emperatriz, con el estilo del antiguo Emperador,.

Matilda decidió renovar las habitaciones del Emperador a su propia preferencia, y regalaron la mayoría de los muebles originales. De todos modos, si el ex emperador viniera de visita, no dormirá en estas habitaciones.

Matilda quería ser lo más frugal posible, lo que le causó un dolor de cabeza al Gran Chamberlain y al Jefe de Estado Mayor.

En cuanto a las lecciones de baile de Matilda, invitó a las damas y criadas a bailar con caballeros y soldados. Estaban muy satisfechos con su progreso, pero Matilda no desarrolló elegancia. Ella comenzó a frustrarse.

—Debido a que el primer baile del Emperador y la Emperatriz es una tradición, no quiero fallar —le gritó a Julia, la Jefa de Estado Mayor, quien suspiró con desesperación.

En el futuro, cuando contaran historias de la boda de Leandroth y Matilda, los niños oirían que a Leandroth no le gustaba bailar.

♦ ♦ ♦

¿Qué es la paz?

Era una pregunta difícil de responder.

Pero ambos reflexionaron sobre ello en su cama. Hablaron de política en su mesa.

La discusión enriqueció sus comidas, todo era más emocionante cuando estaban hablando.

Introdujeron la papa a Barenshiaga desde Icecoreta. Rápidamente, se convirtió en un alimento básico, debido a que el producto era fácil de cultivar.

Entre ellos discutieron sobre muchos cultivos tales como el trigo sarraceno y el  común, así como de varios vegetales. Su deseo por la comida era fuerte.

Para minimizar el desperdicio de mariscos en el puerto, importaron hielo de Icecoreta.

En ocasiones, su dirección puede ser incorrecta y un proyecto puede fallar. Pero se dieron cuenta de que no habría paz con una barriga vacía.

Los científicos agrícolas, que estaban interesados ​​en mejorar las semillas, iban al palacio y estudiaban las raras floraciones que eran las verduras que crecían en los jardines del palacio. Estás habían ocurrido accidentalmente.

Esto se convertiría en un tema de discusión cuando los historiadores hablaran sobre las mujeres que cambiaron el Imperio Barenshiaga…

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