El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 3: La sopa envenenada


— ¿Joven Maestro?

Ian estiró su brazo hacia Riley, quién no dijo ni una palabra.

Le pareció extraño que Riley no se volteara a ver a su amada madre, a pesar de que ella estaba en tal estado.

— ¿A dónde vas? Debes quedar…

Como un hombre que había practicado esgrima bajo la casa Iphelleta durante toda su vida. Pudo sentir un repentino cambio en el aura de Riley, su curiosidad aumentó. Era similar a esa vez que el primer y segundo hijo de la casa Iphelleta ridiculizaron a su madre.

Ian creyó ver su potencial una vez más.

— Ian.

— Ah, ¿Sí?

El tono frío de Riley hizo que Ian se diera cuenta de lo egoístas que eran sus pensamientos.

No era el momento de tratar de leer el ambiente o las emociones de Riley.

— Vigila a mi madre.

Después de dar esa pequeña orden, Riley salió inmediatamente del comedor.

Sin siquiera voltear a ver a su madre.

♦ ♦ ♦

Había una razón por la que Riley no giró pese a su amor por ella. La expresión de su cara era tan fría como una piedra, llena de ira. Su madre…. puede que no esté consciente, pero Riley no quería mostrar esas emociones frente a ella.

Riley salió del comedor, corrió por el pasillo y se detuvo.

— ¿Oh?

Clack, clack.

Una mujer en tacones apareció desde la esquina y confrontó a Riley con un ‘Oh’ sin sorpresa alguna.

— ¿Riley? ¿Eres tú?

Desde la vanidad de su ropa hasta la blanca cara de polvo del maquillaje.

Con sólo un vistazo a su lujosa apariencia, se podría decir que ella era alguien de importancia en la mansión.

— Hola.

Riley le sonrío radiante con su rabia ardiendo por dentro. La mujer era la primera esposa de la casa, para Riley, ella era su otra madre. ‘Orelly Finn Iphelleta’ era su nombre.

— Pensaba que estarías cenando con Iris. Te ves con prisa. ¿Necesitas algo de mí?

Orelly inclinó su rostro, con una mirada inocente.

— Sí, um… Olvidé saludarte antes.

Como Riley bajó su cabeza, ella agitó la mano con una risilla.

— Oh, no es necesario.

Riley la vio a los ojos y notó un deseo ardiente en ellos. Ojos ardiendo de malicia y malas intenciones. Una persona promedio no podría notarlo, pero Riley había visto esos ojos en su anterior vida.

—  Lady Orelly, si se puede saber. ¿A dónde fuiste hace un momento?

— ¿Hmm?

— Este olor, no parece venir de tu cena. Huele más a algo de la cocina.

Orelly inclinó su cabeza una vez más.

— Buen olfato tienes. Sí, simplemente sentía curiosidad de qué era el menú de hoy, como verás, todavía no he comido la cena.

— Jaja, eso no parece ser propio de ti.

— Hoho, ¡Oh tú! Puedo decir lo mismo de ti Riley. Estoy sorprendida de que estés de pie en vez de estar por ahí tirado.

Ella miró a Riley con los ojos entrecerrados. Pareciera como si lo estuviera viendo con desprecio. Su mirada parecía buena al principio, pero Riley podía ver el significado oculto en ello.

Muévete, perra. Sal del camino.

Unas palabras que él conocía de su vida anterior, que encajaban con lo que estaba diciendo. Fue una advertencia. Diciéndole que no intentara ninguna tontería y que actuará como un muerto como siempre lo había hecho.

Ella debió de haber estado muy nerviosa a causa de las recientes conversaciones sobre el sucesor.

— Oh Maestro Espada Vaga, es bueno que estés mostrando esos modales, pero tu madre debe estar preocupada. ¿No deberías volver?

Orelly murmuró mientras le dio la espalda a Riley.

— Oh espera, ¿Es al revés? Mi error.

— …

— A quién le importa, ¿verdad?

♦ ♦ ♦

Riley entró en la habitación de su madre, y le preguntó a Ian quien estaba cuidando de ella.

— ¿Cómo está madre?

— Ella está bien, Por ahora.

Ella había pasado lo peor… Ese pensamiento se hundió profundamente en su corazón. Con una expresión tan seria como la que tenía, Ian puso su mano en el hombro de Riley.

— Joven maestro, ¿Podría hablar con usted?

Ian susurró con un rostro sombrío. Estaba desconfiando de la posibilidad de que alguien estuviera escuchando a escondidas.

— La verdad es que, la sopa…

Riley cortó las palabras de Ian antes de que pudiera terminar.

— ¿Estaba envenenada verdad?

— ¡¡¿…?!!

Ian asintió sorprendido, con un frío sudor recorriendo su espalda. Se preguntaba cómo Riley logro averiguarlo, pero eso no era importante.

— …Sí, el veneno no es lo suficientemente fuerte como para dañar a una persona normal, pero Lady Iris es un caso especial. Su cuerpo ya es débil debido a su condición genética. Tiene que haber sido una combinación de ambos lo que causaron el desmayo.

Riley miró a su madre dormida.

— …

Le molestó que no pudo hacer otra cosa más que verla caer.

— Por lo tanto, alguien en la mansión trató de asesinar a Lady Iris. Ella está siendo un objetivo. Ya hemos capturado a la sirvienta que estaba a cargo de la cena. Será interrogada pronto, y..

Ian arregló su corbata e hizo una reverencia a Riley. La acción mostró los sentimientos de culpa de Ian.

— Lo siento. Este anciano no era consciente de esto hasta que fue demasiado tarde.

Ian había cuidado de Riley desde que nació.

Había descuidado las tareas domésticas para intentar convencer a Riley de entrenar su esgrima. El resultado fue el envenenamiento de Lady Iris. Si hubiera estado en guardia, no habría ocurrido. Ian estaba preparado para el castigo.

— Ian.

— Sí.

— Sobre el sueño que tuve, en ese extraño mundo.

—…

— Hay un dicho como éste.

— ¿Sí?

— No despiertes al león dormido.

Riley habló mientras abría y cerraba su mano.

— ¿Dónde está mi espada de madera?

— ¿Joven…Maestro?

Riley continuó mientras salía del dormitorio.

— Tengo que ir a la sala de entrenamiento.

Hoy, los ojos de Riley ardían silenciosamente, mientras pensaba en su madre.

6 respuestas a “El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 3: La sopa envenenada”

  1. kukuku!! ahora si les van a partir la cara a esa panda de engreídos y a la zorra de la primera esposa, mejor y se hubieran quedado callados, pero así no habría historia,,,, bieno, hasta la próxima.
    PD quiero sangre muajajaja

  2. Muchas gracias por el capítulo, kukuku, el león ha sido despertado, de la peor manera posible, ahora será tiempo de k el León salga a cazar, saludos

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