Baño de la Diosa – Capítulo 17: Ceremonia

Traducido por Endgame

Editado por Sakuya

Corregido por Maru


La sala estaba llena de olor a alcohol.

Izumi miró el bolso detrás suyo. Orejas largas, teñidas con líquido rojo, se asomaban del bolso.

Sin lugar a dudas era la fuente del olor.

No sólo eso, cuanto más se acostumbraba al olor, a más sangre parecía oler.

¿Cómo uno describiría este hedor único?

Tal vez si uno se tirase en un contenedor de basura con un amigo, después beber demasiado podría hacerse una idea.

¿Oh? Hablando de eso, todavía no me pagaron por la semana pasada en el bar, pensó Izumi, mientras trataba de escapar de la realidad. Desafortunadamente, una pequeña mano agarró su brazo y parecía no querer dejarla.

Cuando ella dio vuelta, encontró a Roten mirándola intensamente.

Su enojo era completamente justificado. Izumi se arrodilló hasta llegar al nivel de los ojos de Roten y luego bajó su cabeza.

—¡Lo siento! Siempre ha ido bastante bien, así que pensé que también lo haría esta vez, pero…

Comenzó con una enérgica disculpa, pero su voz se fue haciendo más pequeña con el tiempo.

Pensando en ello, tal vez se había dejado llevar.

Había estado convencida que la ventana la conectaría a donde ella quisiera, y que sin duda sería de utilidad para ellos.

Ahora que estaba tranquila, se dio cuenta de que también se había conectado con gente que no quería ver.

Casi por reflejo, Izumi observó a Roten.

Aunque sus apariencias eran diferentes, él le recordaba al chico atrapado en la torre.

El príncipe Hinoki también quería convertirse rápidamente en un adulto.

Izumi sentía ira hacia la reina Akka desde entonces.

Y cuando consideraba que Roten estaba siendo atormentado por esa misma Reina, la rabia causaba que la sangre se le subiera a la cabeza.

Tal vez no debería haberle prometido descuidadamente. Aun así…

Lo único que podía hacer era tener esperanzas de que la ventana se conectaría a la persona adecuada.

En ese caso, había sólo una cosa que hacer.

Tomó la mano de Roten que temblaba de ira. Él intentó evitarla, pero ella lo apretó firmemente.

—Realmente lo siento. Antes de que comience el ritual hay dos koku aún ¿no?

Izumi miró el reloj en la pared. Comenzaría en una hora a partir de ahora.

Cálmate. Está bien, todavía hay tiempo.

Mientras ella se decía esto, miró a los ojos de Roten.

—Antes de que comience el ritual, voy a conectar la ventana de alguna manera.

Incluso si no debiera hacer promesas que no podía cumplir, ¿qué pasaría si le dijese la verdad? El muchacho intentaba desesperadamente no llorar, mientras se iba poniendo más ansioso.

—Voy a hacer que se conecte, así que créeme y espera. Por favor.

Sangre goteaba de sus labios, como si él los hubiese mordido.

Roten miró a Izumi con ira en sus ojos.

—Un koku… ¡Si en un koku no has podido hacerlo, voy a saltar!

Izumi quería gritar. Le hizo imaginar algo de una película gore, y la sangre dejó su cara, así que asintió con la cabeza como un Cabezón. [1]

—Ya entendí, ya entendí, así que no te precipites.

Roten no respondió. En cambio, la miraba fijamente con los ojos rojos y llorosos.

Sus ojos parecían decirle que se diera prisa, pero al mismo tiempo,que creía en ella.

Bajó su mirada, y ella se paró frente a la ventana. Respiró profundamente y luego exhaló con lentitud.

¡Por favor! Por favor conecta con la hermana de Roten. Yua… Yua… ¿Cómo era?

Izumi voltio temerosamente hacia Roten.

—Umm, ¿como era el nombre de tu hermana…?

Su sien se crispó.

—¡Yua! ¡Recuerdo que empezaba con Yua! Es un nombre que no tenemos en los cielos por lo que es un poco difícil de recordar, jajaja…

Nunca había estado tan aterrorizada de alguien de primaria en su vida.

Roten le miraba fijamente con una mirada que podía matar, en silencio se sentó en el borde de la bañera y cruzó sus brazos. Sus manos agarraron a sus brazos, como si él estuviese luchando por no estrangularla.

—Es Yuataree —susurró.

Izumi la nombró una y otra vez en su cabeza.

Incluso si olvidara su propio número de teléfono, ella definitivamente recordaría este nombre.

Tiempo de empezar de nuevo.

Puso su mano contra la ventana y entonces tomó una respiración profunda.

—¡Conéctame a Yuataree! ¡Si no, te convertiré en una ventana fija! —gritó con ira, antes de abrir la ventana con una explosión.

El paisaje cambió.

Calor, un aire caluroso soplaba en el cuarto de baño ya seco.

Una vasta extensión de desierto se puso ante sus ojos.

¿Un desierto?, se preguntó, pero cuando miró a su izquierda y derecha, encontró rocas esparcidas.

No, por allí no. Había rocas lejos en la distancia, así como justo debajo de su ventana.

Un gran desierto claro, estaba rodeado de rocas.

Lejos en la distancia, justo enfrente de donde Izumi estaba, había una gran tienda de campaña en la cima de una roca gigante.

Debajo de la carpa e inmediatamente alrededor de ella, Izumi pudo ver gente de pie. Era demasiado lejos y ella no podía ver las caras, pero todos ellos llevaban la misma ropa azul.

—¿Cuál es? ¿Dónde está mi hermana?

No sabía cuando se acercó, pero Roten gritó con una voz temblorosa analizando el entorno.

Antes de que Izumi pudiera llamarlo, oyeron una voz confusa.

—Esa voz… no puede ser, ¿Roten?

La voz vino de cerca. Sorprendentemente cerca. Izumi casi cayó por la sorpresa.

Cuando se inclinó por la ventana un poco, inmediatamente vio la cara de una mujer que la miraba.

Se parecía mucho de Roten. Sin duda era Yuataree. Estaba justo al lado de la ventana, arrodillada sobre una alfombra encima de una roca.

—Lo hice… —Izumi colapsaría por la relevación.

—¿Ángel? Roten?

Los ojos de Yuataree aumentaron visiblemente en estado de shock.

—Hermana.

—¡¿Por qué viniste?!

La voz de Roten sonaba aliviada, pero la reprimenda de Yuataree la cortó.

—Los insectos están agitados.

—¿Eh?

Izumi inclinó la cabeza.

Ella no podía ver insectos en ningún lugar. Era sólo arena y rocas, no podía ver nada más aparte de ellas. Y no sólo eso, no podía oír la cacofonía que los insectos hacían, como raspando metal sobre metal.

Pero Roten miraba la clara arena con una expresión seria.

Cuando ella miró a Yuataree, la encontró mirando la arena con una expresión triste.

—Puedes oírla ¿no? Roten. Yo no puedo más…

Yuataree parecía explorar la arena, buscando lo que había perdido, pero finalmente, dio una pequeña sacudida de su cabeza. Colocó suavemente su palma en la mano de Roten que estaba en el marco de la ventana.

—Está bien. Ya sé que estos insectos no han estado tranquilos estos últimos días.

—¿Hace unos días? ¡¿Por qué no había oído de esto?!

—Recibí un informe de los guardias del nido que ha estado susurrando repetidamente algo demasiado bajo como para oír.

—¡Por favor, hermana, debes dejarme esto a mí!

Tan pronto dijo esto, Roten intentó dejar el cuarto de baño.

—¡No lo haré! —gritó ella.

Se quedó allí, firmemente con la espalda enderezada mirando a Roten.

Izumi y Roten la miraron y se estremecieron.

Su expresión cariñosa no se veía en absoluto, y su mirada era ahora sagaz y digna.

Hacía que uno perdiera el aliento.

A pesar de que no era muy diferente de Izumi en edad, ¿de dónde venía esta fuerza? Seguramente vino de la diferencia en la presión que tenían mientras iban creciendo.

¿Izumi había actuado increíblemente confiada?

Cuando estos pensamientos aparecieron, Izumi bajó la mirada en silencio.

—Pero, hermana, ya no puedes…

Roten aún no había renunciado.

Izumi lo miró sorprendida. Incluso si era su hermana, realmente tenía agallas para hablarle a Yuataree ahora. Izumi sólo podía animarlo silenciosamente.

—¿Ya no puedo qué? —El tono de Yuataree era frío. —¿Quieres decir, que no soy calificada como jefe porque ya no puedo oír sus voces?

—Eso…

—Escucha bien, Roten. Yo seré el próximo Jefe. Sólo porque no puedo oír sus voces, ¿crees que perdería la posición luego de más de veinte años de entrenamiento ante un niño que no puede hacer silbar una hoja a los nueve?

El rostro de Roten rápidamente se quedó perplejo.

Izumi los observaba en suspenso.

Yuataree estaba siendo firme. Roten la miró sin decir palabra. Parecía que lloraría en cualquier momento.

De repente, Yuataree se echó a reír. Se estaba burlando.

—Roten, ¿no crees en tu hermana?

Apretó más fuerte el marco de la ventana, pero no respondió.

Si él lo admitiera, le haría daño a su orgullo, pero si se negaba la enviaría a su muerte.

—No seas tan arrogante sólo porque tus oídos son un poco mejores.

¿Cuán doloroso era para ella, burlarse de su hermano de esta manera?

Como Izumi lo sabía, sólo podía contener la lengua.

El silencio cayó.

Pero poco después oyó un ruido metálico y penetrante. Venía de la tienda. Mirando hacia a ella, observó un gong grande.

—¡No puede ser! ¡Todavía debe haber tiempo!

Las palabras de Roten le dijeron a Izumi que era la señal para comenzar la ceremonia.

—Parece que el nuevo rey no sólo es codicioso, sino también caprichoso. Esto es intolerable… Pero sólo podemos obedecer. Tenemos el poder de controlar a los insectos, pero no lo suficiente como para hacerlo nuestro enemigo.

Yuataree echó un vistazo a la tienda, antes de dirigir su mirada hacia Izumi. Ella se inclinó sin decir una palabra.

Ella no habló, pero Izumi sabía lo que decía.

“Por favor, cuida de mi hermano”.

—Espe-

Espera. Izumi tragó sus palabras.

Incluso si le dijera que esperara, ¿había algo que Izumi pudiera hacer?

Aunque tratase de negociar, al parecer la gente de I’Jibro estaba en esa tienda lejana, y no tenía cartas para jugar contra esta reina caprichosa. Era algo obvio después pensarlo un poco, pero Izumi no se había dado cuenta hasta ahora. Ella realmente se había sobreestimado. Había supuesto que, mientras la ventana se conectara, podía hacer cualquier cosa.

Sin mirar a Roten, ni a la deprimida Izumi, Yuataree descendió de la roca.

Había huecos que ni siquiera se podían llamar escaleras primitivas, pero Yuataree los descendió rápidamente y llegó a la roca inferior.

Ni siquiera había treinta centímetros de distancia de la arena. Un arrijighock podría saltar y capturarla en un instante.

Yuataree colocó la hoja verde en su boca.

Un sonido largo y cómodo salió.

En el momento en que tocó, aparecieron tres grumos negros en el interior de la arena. Cada uno mostró sólo la parte superior de su cuerpo, y corrió en círculos delante de Yuataree.

Para Izumi, parecían las aletas dorsales de los tiburones en el océano.

—Oye, ¿qué tiene que hacer en la ceremonia? —le preguntó a Roten sin quitar sus ojos de Yuataree.

—La ceremonia…

Izumi no esperaba una respuesta, pero resultó sorprendentemente fácil.

—La ceremonia se llama el I’Nabano Shiloh’la, e implica el control de los insectos con el silbato, y luego ponerse en su espalda. Mientras está en la espalda de uno, el candidato necesita caminar hacia la espalda de otro, pasar por todos y será reconocido como jefe.

—¡Eso es tremendamente imprudente!

Endgame
Es como la ceremonia de ahogo de los weones del hierro…que gente mas weona jajaja

Izumi sólo podía llamarlo un acto de suicidio usar insectos tan feroces como un puente.

El sonido del silbido era fuerte.

Pero los insectos seguían rodando en la arena, y no mostraban signos de dejarla subir.

—Oye, ¿crees que es posible que lo logre de esta manera?

—¡Como si fuese posible! Mi hermana está tocando perfectamente, pero no la escuchan en absoluto.

—¿Por qué?

—¡No lo sé! —gritó.

Izumi lo miró de nuevo. Estaba temblando. Su rostro era azul pálido, y parecía que estaba a punto de colapsar. Su corazón se rompería si veía a su hermana ser atacada por los insectos.

—Roten.

Izumi envolvió sus brazos alrededor de sus temblorosos hombros.

—Puede ser injusto decirte esto, pero háganlo juntos. Ya oíste a los insectos, ¿no? Entonces escucha otra vez. ¡Escucha lo que dicen!

Roten sacudió la cabeza.

—No puedo. El sonido de la arena se interpone en el camino, y apenas puedo escuchar algo. Y si la ayudo, mi hermana perderá la confianza en sus habilidades como Jefe. ¡No me lo perdonaría!

Su rechazo anterior parecía tener bastante efecto. Había perdido toda su fuerza de voluntad.

Cuando Izumi vio sus ojos vacíos, se irritó y sacudió los hombros.

—¡Deja de poner excusas! ¡Puedes creer en ella si quieres! ¡Pero yo no puedo! Sólo la conocí hace poco. ¿Cómo podría creerle? Escucha. Soy el ángel que te dio el pelo de Kon York II. ¡Me molestará si ella muere y con eso también pierdo el trabajo hecho! Los niños no necesitan pensar demasiado. ¡No pienses, y escucha las voces de los insectos!

—¿Las voces … de los insectos?

—¡Justamente eso! Tu hermana también cree en tus oídos ¿no?

La voluntad volvió a sus ojos. Viendo esto, Izumi le dijo lentamente qué hacer.

—Ahora, Roten. Escucha cuidadosamente.

Guiado por su voz, Roten cerró los ojos.

El sonido del silbido de Yuataree. El sonido del viento soplando, y los arrijighock empujando a través de la arena. Eso era todo lo que Izumi podía oír. Pero Roten frunció el entrecejo y comenzó a mover los labios.

—No podemos quedarnos… aquí… no es… aquí.

—¿Qué? ¿Qué cosa no está?

—Cállate, no puedo oírlos.

Su tono grosero y presumido volvió. Izumi suspiró aliviada. Era raro cuando no fuera así.

—No aquí… No aquí… No está aquí… hay que perseguirlo.

Como dije antes, ¿qué cosa no está aquí?

Cuanto más tenía que permanecer en silencio, más gritaba en su mente.

El sonido de la flauta continuó incesantemente. Incluso Izumi, que no podía entenderlo, podía oír la ansiedad y la impaciencia.

¡Vamos, vamos!

Justo cuando oró, los ojos de Roten se abrieron de golpe.

—¡Lo tengo!

—¿Qué?

—¡El sunarabi! ¡Los arrijighock están buscando el sunarabi!

—Sunarabi… ¿Eh?

Miró a la ducha para encontrar la bolsa de la mujer de la mañana. Ahora, lejos de las orejas, toda la bolsa estaba empapada en rojo.

—¿Están hambrientos? Pero hay tres. Sólo tenemos suficiente para uno.

Me pregunto si sabrá a conejo.

Mientras pensaba en cosas estúpidas, Izumi tuvo una idea.

Incluso si el sunarabi no era suficiente para satisfacerlos, tal vez era suficiente para engañarlos.

—Mientras ella llegue al otro lado será la Jefa, ¿verdad?

Izumi cogió la bolsa. Dudó en tocar algo tan sangriento, pero se endureció, y lo agarró con vigor.

Ignorando la repugnante y pegajosa sensación, Izumi la sostuvo.

Después de sentir su peso, asintió. Con su fuerza, sería más que suficiente para lanzar esto a Yuataree.

—Voy a tirarle esto.

—¿Eh? —exclamó Roten.

—¡Yuataree! ¡Los insectos tienen hambre! ¡Te voy a lanzar el sunarabi, así que sosténlos y diles esto! “Si me llevan a la otra orilla, les daré tantos sunarabis como quieran”. ¡Después de llegar allí, no digas nada innecesario, y simplemente sube a una roca!

Yuataree la miró sorprendida, pero inmediatamente asintió y sopló.

Izumi esperó a que dejara de tocar el silbato y luego tiró la bolsa.

Cuando Yuataree cogió la bolsa, sacó el sunarabi del interior y mientras lo sostenía por las orejas, se lo mostró a los arrijighock.

¿Y qué pasó cuando lo hizo? Los arrijighock se alinearon ante ella.

—¡Funcionó! ¡Realmente funcionó! —gritó Izumi, cuando vio que Yuataree se ponía sobre sus espaldas.

Después de que Yuataree volvió a tocar la hoja, los arrijighock comenzaron a moverse rápidamente, cada uno daba vueltas alrededor del otro luego de que caminaba sobre alguno.

Sin tropezar ninguna vez, Yuataree caminó todo el camino hasta la otra orilla.

Después de lanzarse sobre una roca, lanzó el sunarabi a los tres insectos.

Izumi no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Pero saltaron alrededor del sunarabi antes de desaparecer feliz en la arena otra vez.

Cuando desaparecieron del claro, el sonido de un gong resonó. El ritual fue un éxito.

—Gracias a dios. Hermana…

Justo cuando Roten murmuró eso, se produjo un alboroto.

Izumi podía ver a la gente moverse por debajo de la tienda. Alguien entregó una cosa larga parecida a un palo a la persona que estaba en medio de la tienda.

¿Las formalidades para completar la ceremonia?

Justo cuando pensaba asombrada, un brazo se extendió ante ella.

Después de agarrar el marco de la ventana, el dueño del brazo llevó su pequeño cuerpo por encima de la ventana. Era Roten.

Con los pies todavía en el marco, miró furioso hacia la tienda antes de girar hacia Izumi.

—Me voy, Ángel… Umm, realmente me has ayudado —dijo tímidamente, y se encontró con la sonrisa de Izumi.

—Mantente sano —dijo. —Y dile al nuevo jefe hola. Y también a tu hermana… Es una hermana terriblemente maravillosa.

Su cara desanimada se convirtió en una sonrisa.

Era la primera vez que lo veía hacerlo.

—Por supuesto que lo es

Con esas palabras, Roten saltó por la ventana y corrió a toda velocidad hacia Yuataree.

Izumi lo observó salir con cálidos sentimientos, pero de repente sintió una perturbación en la fuerza, y miró hacia adelante.

Endgame
No solo es exhibicionista, sino que también Sith (no me gustan los jedi)

Bajo la tienda, una persona entró a su vista.

No podía ver su cara. Pero no podía dejar la sensación de que la estaban mirando.

Esa persona levantó el palo que había recibido antes.

¿Qué va a hacer?

Justo cuando entrecerró los ojos, algo rugió a través del viento.

Un vendaval pasó por su rostro.

Un sonido duro resonó detrás de ella, como una piedra al ser destruida, y después de eso fue el sonido de un objeto ligero rebotando en el piso.

—¡Idiota! ¡Cierra el tablón!

—¿Eh…?

Mientras Izumi estaba aturdida y confundida, Roten, que había regresado sin que ella supiera, apareció justo delante, y cerró la ventanilla con suficiente fuerza para hacerla sonar.

La calma regresó al baño.

El vapor que se había acumulado en el techo se enfrió y goteaba en su bañera.

El sonido de los rebotes finalmente se detuvo, y cuando Izumi se dio la vuelta, gritó.

—¿Eh? ¿Eh? ¡¿EEHHHHHHHHHHHHHHH?!

Ahora había un pequeño agujero en la pared.

No sólo eso, justo al lado del charco de sangre había una flecha.

¿Podría ser que casi me muero?

Cuando pensó eso, su rostro se volvió blanco como una sábana, pero inmediatamente se dio cuenta que estaba equivocada.

Había un pedazo de papel doblado atado.

Izumi lo cogió con temor y luego soltó el papel. Después de desplegar el áspero papel grueso, su contenido la sorprendió.

—No puedo leerlo …

El murmullo de Izumi retumbó tristemente en el cuarto de baño.


[1] Los perros que van en el auto con una cabeza grande que cabecea.

2 respuestas a “Baño de la Diosa – Capítulo 17: Ceremonia”

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