La chica de los libros – Capítulo 2: La historia más deliciosa del mundo


La muerte de mi abuela fue el primer incidente que me mostró que era diferente al resto del mundo.

Ella se había encariñado mucho conmigo, incluso después de que una enfermedad en su pecho provocase que ella solo le causara más sueño, aún así me quería a su lado. Me acarició el cabello y me llamó “un niño tan bueno, un muchacho tan amable”, con los ojos arrugados de felicidad.

Pero yo no era el niño sencillo que mi abuela deseaba que fuera. Sus manos demacradas, su rostro manchado con arrugas, sus blancos y susurrantes mechones de pelo, su aliento que apestaba a medicina, todo eso me repelía y me asustaba.

“Eres un buen chico, un chico amable.”

Cada vez que su coqueta voz me susurraba en el oído, sentía como si estuviera poniéndome una maldición. Mi cuello se puso tieso y la piel me empezó a picar.

Me aterraba que descubriera que no era, de hecho, un buen chico. Que tan pronto como mi abuela viera que mi corazón la despreciaba, se convertiría en un demonio, su cabello blanco se erizara y sus ojos ardieran como fuego y que para finalizar me devorase. Rompía en sudor frío y pesado, y algunas noches encontraba imposible conciliar el sueño.

Así que me preocupé mucho de que ella no se diera cuenta y la cubrí de buenos tratos. Me ofrecí para traer su comida y limpiar el sudor de su frente. La cuidé diligentemente, incluso fui tan lejos como para acurrucarme con ella y besar su mejilla dulcemente y diciéndole que la amaba.

Su mejilla estaba seca como una hoja marchita y olía a la medicina que tanto odiaba. Aterrorizado de que pudiera pegarme su enfermedad, iba al fregadero después y me limpiaba la boca con agua hasta que finalmente me rompía el labio. Mientras sangraba pensaba que era un niño horrible por mentir. Mi garganta se apretó y mis ojos se quemaron.

Entonces un día mi abuela se enfrió y dejó de moverse.

— Eres un buen chico, un chico tan amable. —Susurró acariciándome la cabeza con ternura—.

Su mano se volvió súbitamente blanda y su cara se puso blanca, el color de la cera de la vela, pero no sentí nada. Cuando dejó de respirar, abandoné a mi abuela y fui a jugar en el parque.

Cuando regresé esa noche, mi madre me cogió en sus brazos y me dijo que mi abuela había muerto, pero aun así, mi corazón era tan plácido como un bosque donde ningún animal se aventuraría a ir.

El funeral de mi abuela se celebró unos días más tarde. Durante todo ese tiempo estuve distante y no derramé ni una sola lágrima, por lo que los adultos murmuraron unos a otros: “Todavía es muy joven, no entiende que su abuela ha muerto. Él la quería mucho.”

La vergüenza brotaba dentro de mí cuando oí eso. Mis oídos se pusieron rojos, y no pude mirar a nadie a los ojos. Era sólo vergüenza, no sentí la menor tristeza por la muerte de mi abuela.

He sido así desde que era muy pequeño.

♦ ♦ ♦

¿Cómo escribes cartas de amor?

Estuve en clase al día siguiente, luchando con mi primera carta de amor, que estaba en la fase de borrador en una hoja de papel forrada escondida dentro de mi cuaderno, sintiéndome totalmente sin inspiración.

『Estimado Shuji Kataoka,

Me disculpo por escribirte de la nada.

Debes estar muy sorprendido.

Mi nombre es Chia Takeda, y empecé mi primer año en la Academia Seijoh esta primavera.

Mi nombre significa “montón de amor”.

Te vi disparando en el equipo de tiro con arco después de la escuela  y pensé que eras genial. De esa forma desarrollé sentimientos por ti.』

Hmm… Eso suena realmente formal.

『Estimado Shuji,

¡Hola! ¡Esta es mi primera carta en mi VIDA!

Mi nombre es Chia Takeda, primer año de la clase dos, número de asiento doce. Soy cáncer, y mi tipo de sangre es B.

Algunos de mis amigos me llaman Chee.

¡Sé que esto es realmente repentino, pero te amo!

¡Dios mío, estoy tan avergonzada!』

En realidad estoy avergonzado de leer esto. Y eso la hace sonar tan estúpida.

Ruborizado, escribí carta tras carta.

¿Por qué estaba haciendo esto?

Tohko había dicho: “Tu escritura necesita más atractivo sexual, así que esta es una gran oportunidad. Quiero que aprendas de ello. Ponte en la mente de la pequeña Chia y escribe la confesión melosa e impracticable de una chica enamorada.. ¡El mundo sigue siendo radiante y brillante, y juntos estaremos tan felices! Algo como eso. Algo que impresionará al chico al que se lo da y que le hará pensar: «¡Oh, es tan adorable!» Y «¡Qué corazón angelica!l»”

Increíble. Tohko debería haberlo….

“Me concentro en comer”, habría dicho riéndose sin una pizca de vergüenza.

Una hélice de ADN estaba dibujada en la pizarra y el maestro de biología de pelo blanco hablaba sobre los cromosomas, la heredabilidad y cualquier otra cosa como si recitara una liturgia.

La Academia Seijoh era una escuela seria en la que los estudiantes tenían que probar, así que todos estaban tomando notas febrilmente, contribuyendo con esta idea, el sonido de los lápices en el papel resonaba durante la recitación del maestro. Sin embargo, había un par de niños jugando con sus teléfonos celulares bajo sus escritorios.

Apuesto a que nadie más está componiendo cartas de amor, sin embargo. Después de todo, las cartas de amor están pasadas de moda. Se trata de mensajería de texto ahora.

Recién recordé el hecho de que estaba escribiendo cartas de amor en clase, el color se filtró a través de mi cara hasta que estaba completamente rojo.

Pero… estas no son mis cartas de amor. Son para Takeda. Es Takeda diciendo que le gusta Shuji, no yo, y … espera, ¿a quién estoy intentado justificar con esto?

Además, Tohko me dijo que lo hiciera. Dijo que debía intentar meterme en la mente de Takeda cuando escribiera.

Recordé el rostro de Takeda mientras describía alegremente al chico que le gustaba, con las mejillas enrojecidas.

“Me gusta este chico llamado Shuji Kataoka. Él es un estudiante de tercer año en el equipo de tiro con arco. Estaba revisando un montón de diferentes clubes justo después de que comencé aquí, y luego vi a Shuji practicando con el equipo de tiro con arco. Él desenvainó su arco hacia atrás de manera tan increíble, y entonces su cara mostró una mirada súper seria, y se volvió hacia el objetivo. El aire se sentía tan tenso como el arco, y yo también. Mis ojos estaban pegados a él. Me detuve en seco y contuve la respiración, en serio.

En realidad, antes me había sentido mal.

Pero tan pronto como vi a Shuji mirando al objetivo, todo eso desapareció de mi mente, y cuando su flecha giró vibraaaaaandoooo hacia el ojo de buey, sentí que también me había disparado al corazón.

Y entonces Shuji consiguió esta mirada apacible en su cara, y sonrió como un niño pequeño. ¡Fue la sonrisa más increíble de todas las sonrisas que he visto! Fue entonces cuando me enamoré de él.

Soy horrible en el deporte, así que no me uní al equipo de tiro con arco, pero fui a veces a su práctica para ver a Shuji. Oí a los otros miembros llamarlo Kataoka y Shu y cosas así,  por lo que así descubrí su nombre. Shuji suele ser un tipo muy alegre, aunque no lo parece en absoluto, él bromea constantemente y hace que todos se rían.

— Pero cuando está disparando una flecha, se vuelve superserio. A pesar de que podría haber estado bromeando y riéndose justo antes de eso, él tiene esta tensión casi asustadiza en su cara, y es sólo cuando él está desenvainando un arco … Pero entonces si se pierde el objetivo, él va a hacer una broma sobre ello, y si lo golpea, grita y lo celebra como un niño, animando y saltando.

—Empecé a preguntarme qué es lo que Shuji piensa cuando está disparando flechas y luego mi mente poco a poco se llenó con él, y quería saber más sobre él, y yo quería que él supiera sobre mí, también.”

Takeda había pasado el tiempo suficiente para rivalizar con Tohko cuando exponía los puntos finos de un libro. Sus mejillas gruesas se teñían de color rosa, sus ojos brillaban vivazmente, nos habló hasta dejarnos sordos y parecía realmente encantada de hacerlo.

Por lo menos, tenía que transmitir lo mucho que a Takeda le gustaba Shuji. Si Takeda fuese rechazada por mi carta, no podría tranquilizarme …

Volví a una nueva hoja de papel y comencé a escribir los sentimientos de Takeda, línea por línea.

『Quiero que sepas de mí, Shuji.

Y quiero saber mucho más sobre ti.

Así que decidí ser valiente y escribir una carta.』

— Aquí está.

Después de que las clases terminaron, entregué a Takeda su carta.

— Lo hice durante el almuerzo. No pude hacer un borrador, así que no puedo garantizar que sea bueno…

— ¡Dios mío, gracias!

Takeda saltó alegremente y lo aceptó.

— Oh~ wow, ¿tres páginas enteras? ¿Escribiste todo esto en el almuerzo? Supongo que no debería sorprenderme, ¡eres el escritor más importante del club literario!

— Uh, no es tan genial…

— ¿Puedo leerlo?— Ella rió.

Empezó a desplegar el papel y me apresuré a detenerla.

— ¡Ack! ¡No! ¡No puedes leerlo aquí!

— Ah, ¿por qué no? Yo también quiero verlo. ¡Has puesto tu corazón en escribir esa carta!

Tohko sonrió burlonamente e intentó echar un vistazo a la carta sobre el hombro de Takeda.

Corté su idea.

— ¡No! ¡Absolutamente no!

— Umm, supongo que me iré entonces. Necesito apresurarme a casa y reescribir la carta. ¡Tengo un conjunto para confesarme y todo! Es rosa claro con los pétalos de cereza que caen a través de él. Es super adorable.

— Buena idea.— Le dije a Takeda con un gesto de confusión.

— ¡Adiós! ¡Buena suerte!

— ¡Muchísimas gracias!

— ¡No olvides tu informe!

— ¡No lo haré! — Replicó Takeda alegremente y se despidió con un gesto con la carta en la mano—.

A medio camino, se cayó, pero se levantó de nuevo y se fue, riéndose de vergüenza. La vi irse con el corazón latiendo.

— ¡Hombre, realmente quería leer esa carta de amor, Konoha! ¡Pasaste tres días enteros en ella!

Miré a Tohko que estaba sentada en la silla plegable, abrazando sus rodillas, sus brillantes ojos se arrugaron y mis oídos ardieron de vergüenza. Esto era malo, había visto a través de mí.

Respondí con deliberado sarcasmo:

— De ninguna manera. Si te lo diera, querrías probarlo y acabarías comiendotelo todo.

Tohko sacudió el labio.

— Vamos, no estoy tan loca por la comida.

Luego puso su mejilla sobre sus rodillas y consiguió una expresión soñadora en su rostro. Sus largas y delgadas trenzas se derramaron sobre sus frágiles hombros como dos colas de gatos.

— Sin embargo, una carta de amor habría sido genial. Deben ser todo dulce con un enorme sabor a felicidad. Konoha, ¿cuál piensas qué es la historia más deliciosa del mundo?

— No sé.

Tohko sonrió.

— Creo que es una carta de amor la persona que te gusta, derramando su corazón en escribir para el otro. Quiero decir, esa sería la única copia en el mundo, un precioso tesoro que será sólo para ti.

Su cara se volvió dulcemente tímida tan pronto como ella dijo eso.

— Oh, pero entonces sería demasiado precioso para no poder comerlo. Wow, no sé qué haría. ¿Cómo podrías tener la mejor comida del mundo justo delante de ti y no poder comerla?

Ella tocó un dedo a su sien y pareció seriamente en conflicto. Pensé que era tan divertido, me eché a reír.

— ¡Oh, sabes que lo comerías! Apuesto a que las obras recogidas de Natsume Soseki no las tendrías una noche entera antes de que todo estuviera en tu vientre.

— ¡Eso es muy cruel ¡Realmente horrible! ¡Tú realmente no tienes delicadeza! — Tohko se quejó dando vueltas en su silla para darme la espalda. Ella no me perdonó hasta después de que había escrito su merienda.— ¡Te mostraré! Voy a escribir tu nombre un millón de veces, luego voy a romper en trozos pequeños y engullir cada uno. ¡Entonces serás maldecido!

— Caray, eres tan inmadura, Tohko.

En el almuerzo del día siguiente, Takeda vino a mi salón de clase y dijo:

— Disculpe, ¿Konoha está aquí?

La clase instantáneamente se volvió en un ánimo enardecido. Me levanté rápidamente.

— Oh, ahí estás!

Takeda me saludó con la mano. Y mira hombre, las miradas.

— Uh, ven conmigo.

— ¿Huh? Uh… está bien.

Prácticamente corrí hacia el pasillo alrededor de una esquina y seguí adelante hasta que no había nadie más alrededor. Cuando le pregunté lo que quería, ella me miró, con una sonrisa en la cara.

— Esperé a Shuji fuera de la escuela esta mañana y le di la carta que escribiste para mí.

— ¿De verdad?

Ella es rápida. Yo tendía a ser apático, por si algo, por lo que su nivel de energía realmente me impresionó.

—¡Mi corazón latía tan rápido! ¡Bump-bump, bump-bump! Le di la carta a Shuji y le pedí que la leyera, entonces decidí esperar y no apresurarme para oír su respuesta. No oí una palabra de mis amigos o de los profesores después de eso. Todo lo que podía pensar una y otra vez era, ¡Me pregunto si Shuji leería mi carta! ¡Me pregunto qué pensaba!

— Th-entonces ¿qué pasó?. Yo estaba prácticamente en el borde de mi asiento.

— No podía pensar en otra cosa y apenas podía comer mi almuerzo, así que fui al salón de práctica de tiro con arco. Y Shuji estaba allí, y …

— ¡Whoa! ¿Y entonces que?

Takeda se ruborizó de felicidad y tiró un cartel de paz.

— ¡Me dio las gracias por la carta y dijo que realmente la apreciaba! Dijo que era demasiado pronto para ser novios de inmediato y debemos empezar despacio.

— ¡Eso es genial!

Sentí que podía saltar de alegría junto con Takeda.

—¡Sí! Shuji dijo que nunca recibió una letra tan linda antes y eso lo hizo muy feliz. Esto es todo gracias a ti, Konoha. ¡Realmente merecías ganar la competencia de Literatura Romántica de Adatara!

—Ahaha… todo lo que hice fue juntar algunas ideas en el almuerzo, de verdad.

—No, lo digo en serio. Creo que esa carta realmente animó a Shuji. Así que le prometí que le escribiría cartas todos los días a partir de ahora.

—¿Qué?— Pregunté estúpidamente—.

¿Cada día…?

Takeda tomó mis manos y cuando ella habló, su voz estaba borboteando con confianza y reverencia.

— ¡Sé que puedes manejarlo, Konoha! Se que puedes volver a juntar algunas ideas durante tu almuerzo.

A partir del día siguiente, Takeda correría a mi clase tan pronto como terminara el primer período.

— ¡Buenos días, Konoha! ¡Tu carta fue un gran éxito con Shuji ayer! Realmente eres increíble. Eres un genio. ¡Apuesto a que terminas siendo un autor!

— Ha… um, eres demasiado amable. Aquí está la de hoy.

—¡Oh wow, gracias! Lo copiaré en la clase de matemáticas el próximo período. Espero que Shuji este feliz .

—Sí…

Mi sonrisa era un poco tensa.

Tohko se rió y me dijo:

—Ahora no hay más remedio que quedarse con la pequeña Chia hasta el final. ¿Es cierto, señor distinguido autor?

Estaba sentada a horcajadas sobre la silla doblada, con un libro rústico en una mano, mirándome torpemente con sus claros y burlones ojos negros.

El libro era El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald.

— Pero tú fuiste quien me obligó a trabajar con Takeda en primer lugar. Y tú también hiciste un extraño buzón en el patio de la escuela sin permiso.

— No te obligué, te lo recomendé. Te dije que escribirías maravillosas cartas de amor para ella y la escucharas en serio.

Además …Tohko dejó caer su delgado cuerpo hacia adelante y la silla chilló. Sus labios rosados ​​se convirtieron en una sonrisa.

—No fui yo quien le dijo que escribió la carta en el tiempo libre. Ese fuiste tú.

—Urk.

Tohko cerró los ojos con entusiasmo.

—¡Oh, espero que el romance de Chia se vaya bien! Me pregunto qué tipo de informe escribirá para mí . ¿Será como un pastel de fresa mullido cubierto de crema batida? ¿O sabrá como el chocolate fundido con una pizca de licor de naranja? No me importaría algo como un mille-feuille con cargas de natillas empaquetadas en corteza de pastelería crujiente …

Ella nunca pensó en nada más que sus golosinas. Su fantasía debe haberla puesto hambrienta porque rompió una página de The Great Gatsby y empezó a pensar en ella.

—Mmmm, muy bien. Fitzgerald tiene un sabor muy elegante. Siento como si la elegancia, la gloria y la pasión bailaran un vals en mi boca, como si estuviera comiendo caviar brillante con champaña en una fiesta. Cuando lo pruebo, su piel delicada aparece, y un líquido fragante se derrama en mi boca. El personaje principal Gatsby es tan inocente, no puedo dejar de apoyarlo.

¿No era esa historia acerca de que Gatsby fuera sacudido sin piedad por Daisy, su ex amante y la esposa de otro hombre, hasta que lo destruyó? No llamaría eso “elegante.” Más como corriendo con el pathos¹.

Pero supongo que todo el mundo interpreta la literatura de manera diferente.

—¡Oh no!

Tohko repentinamente gritó como si el mundo estuviera llegando a su fin. Ella torció su cara en un ceño fruncido, su frente se arrugó.

— ¡Esto es horrible! Pedí prestado este libro de la biblioteca, ¡y lo comí accidentalmente!

Fui a la biblioteca con Tohko para disculparme porque “accidentalmente dejé caer el libro y acaba de rasgarse” Tohko dijo que estaba demasiado asustada para ir sola y me obligó a ir con ella. Al día siguiente, Takeda vino a mi clase como siempre.

—¿Has hecho algún progreso con Shuji? ¿Ha sugerido salir o algo?

Habíamos entrado en el vestíbulo y hablado.

—¡Oh, Dios, gracias por preocuparme por mí! Eres muy amable, Konoha. ¡Estoy conmovida!

Me sonrojé. Estaba harto de escribir cartas y quería que se dieran prisa y se reunieran ya.

—En realidad, gracias a tus cartas estoy toneladas más cerca de Shuji, así que estoy pensando que quizás sólo un pequeño empujón más…

—Tienes que seguir así.—Dije con convicción. Takeda asintió con la cabeza, extasiada.

—¡Bueno! ¡Voy a llevarlo al límite! He estado guardando notas para mi informe, ya sabes. ¡Mira!

Llevaba alegremente el cuaderno que había estado abrazando a su pecho. Era casi la mitad del tamaño de un cuaderno escolar y tenía una foto de un pato amarillo en la portada. Takeda había jurado que era una escritora horrible, pero estaba seguro de que estaba muy entusiasmada.

—Es un poco vergonzoso, pero en realidad es muy divertido escribir sobre alguien que me gusta. Oh, pero no me siento tan tonta mostrándote mis notas a ti. Escribí cosas tan vergonzosas. Tengo que releerlos y hacer una copia limpia.

—Si es así como te sientes, ¿tal vez deberías escribir las cartas tú misma?

Takeda se escondió detrás de su cuaderno y sacudió la cabeza con ferocidad.

—¡Oh, no podría hacer eso! ¡Me sentiría tan avergonzada! Pero tienes razón. Me gustaría escribir para Shuji eventualmente. Pero hasta entonces, señor Inoue, sé que puedo contar contigo.

Suspiro. Tendré que seguir escribiendo estas cosas después de todo.

Justo entonces Takeda me miró con inquietud.

Con las mejillas enrojecidas, mirando por encima del borde de su cuaderno y completamente insegura de sí misma, ella dudó preguntó,

—Um … ¿crees que soy molesta?

Salté.

—¿Qué? ¡N-no, no en absoluto! Creo que es divertido escribir estas cartas de amor, también. ¡Jaja!

Antes de que pudiera detenerme, había contado una mentira absoluta.

Pero Takeda sonrió inocentemente, como un pequeño cachorro.

—¡Estupendo! ¡No puedo esperar a ver la carta de mañana!

Ella se alegró instantáneamente, y, agitando la mano en vez de la cola que le faltaba, salió corriendo, parecía que podría caer en cualquier momento.

Suspiro … Soy un fraude.

Cuando volví a clase, mis hombros se desplomaron, los chicos empezaron a burlarse de mí. “Tu novia está aquí todos los días”, y “¡Anotando a una de las nuevas chicas tan rápido! No pensé que eras así.”

—Geez, chicos, no es así, contesté débilmente, riendo.

No quería llamar la atención de la gente ni escuchar sus reacciones. Estaba exponiéndome a riesgos innecesarios si destacaba. Si el cielo dejaba caer un extravagante regalo en mi regazo, no era lo suficientemente fuerte o desvergonzado para actuar como si lo mereciera.

Mientras me sentaba, sentía los ojos de alguien en mí. Me di la vuelta y vi a una chica mirándome fijamente.

Nanase Kotobuki.

Tenía el cabello castaño desteñido y una figura espectacular. Era una de las chicas de nuestra clase a la que todo el mundo notó por su estilo llamativo, cosmopolita y por su tendencia a decir exactamente lo que pensaba.

Los chicos siempre estaban chismeando sobre ella:

—Kotobuki es tan dura, pero aún así saldría con ella.

Tenía la impresión de que me odiaba. Eso es porque desde que las clases comenzaron en abril, a veces me daba una mirada tremendamente gélida.

No recuerdo haber hecho algo para merecer esas miradas, sin embargo. Oh espera, tal vez ayer…

Cuando Kotobuki se acercó a mí con una expresión arrogante en su cara, me tomó la mano y me pidió, bruscamente,

—Cuatrocientos sesenta yenes.

—¿Qué …?

—Eso es lo que costará reemplazar el libro al que le sacaron una hoja ayer. Cobramos multas por libros perdidos o dañados.

—¡Hey, espera! ¡Ayer nos dijiste que no nos preocupásemos!

Cuando fui a la biblioteca ayer con Tohko para disculparme, Kotobuki había sido el que estaba en el escritorio.

Pensé para mí mismo, Ack, ¿por qué tenía que ser el turno de Kotobuki? Me preparé para escapar en cualquier momento, pero a pesar de su severa expresión, nos soltó sin pelear.

—No lo hiciste a propósito. Trata de ser más cuidadoso la próxima vez.

Entonces, ¿por qué esta cosa de los 460 yenes? ¿Y por qué me pregunta? Tohko fue el que había arrancado (o mejor dicho, comido) el libro.

Las cejas de Kotobuki subieron peligrosamente más alto.

—No puedo enviarle a Amano una factura. Ella quita mucho peso en la biblioteca. Puede encontrar mejor los libros que los bibliotecarios. Además, muchos de los ayudantes estudiantiles le deben favores. Cuando yo era estudiante de primer año y no sabía dónde iba un libro, ella también me ayudó. Así que tienes que pagar por ella, Inoue.

—Um, Kotobuki… ¿no crees que es un poco ortodoxo?

—No, en absoluto.

Rayos, y no dudó en absoluto cuando dijo eso. No quería que las cosas aumentaran, así que saqué mi billetera y le puse una moneda de quinientos yenes en su mano con una gran inclinación.

—Me disculpo sinceramente por los problemas que el presidente de mi club puede haber causado.

Cerrando el puño alrededor de la moneda, Kotobuki frunció el ceño.

—Te daré tu cambio más tarde. Si le cuentas a Amano, te golpearé.

Geez, ¿por qué tuve que limpiar los platos rotos de Tohko?

Yo esperaba que Kotobuki terminara conmigo, pero ella no se marchó. En lugar de eso, ella seguía mirándome fijamente.

—Así que esa estudiante de primer año que sigue viniendo a verte todo el tiempo… ¿es tu novia?

—¿Te refieres a Takeda? No, no estamos saliendo.

—¿Oh enserio? Ella trabaja en la biblioteca, así que sé un poco sobre ella. Ella me parece tan torpe pero totalmente natural, y parece que podrías ser la víctima de alguna chica con aspecto de Loli  con bastante facilidad. ¿Seguro que no están saliendo?

¿Víctima de una Loli? Qué cosa horrible dices. Pero como argumentar sólo la animaba, sonreí en su lugar.

—Sólo estoy ayudando a Takeda, ya que Tohko me lo pidió.

Las cejas de Kotobuki se elevaron aún más y una expresión de rabia se apoderó de su rostro.

Er… ¿metí la pata de alguna manera?

Kotobuki aspiró un suspiro, luego respondió fríamente:

—Realmente no me importa con quién estás saliendo. Pero si no vas a salir, debes dejar de lado los encuentros de tortolitos en el pasillo. Es patético lo descarado que eres.

Ella soltó el veneno que tenía, luego se fue.

Tuve la clase de historia a continuación. Mientras copiaba las notas en la pizarra, pensé en lo lejos que tenía que empujar a Takeda con Shuji, y rápido.

Todavía estaba pensando en todas las cosas duras que Kotobuki había arrojado sobre mí, después de todo.

¿Cómo iba a salir de esto? Tal vez debería defenderme y escribir una carta llena de verdadera pasión…

El cielo claro se había nublado y gotas de agua empezaron a salpicar la ventana.

Está lloviendo… Me pregunto si dejé un paraguas en el armario del club.

♦ ♦ ♦

A medida que crecí, mi impresión de que había una desconexión significativa entre la forma en que otras personas y yo experimentamos las cosas, creció sólo más fuerte. Tomé toda la energía que tuve para invocar la más mínima simpatía por cosas que hacían feliz o triste a otras personas.

¿Por qué eso los hace felices?

¿Por qué eso los pone tristes?

Cuando todo el mundo estaba emocionado, animando a sus amigos en competiciones deportivas, cuando estaban deprimidos por perder a un amigo que se trasladaba a otra escuela, me sentía tan incómodo como si estuviera en una habitación llena de extranjeros con los que no compartía un lenguaje común. Me alejé de ellos y sentí dolores agudos en mi estómago. El estruendo de palabras que todo el mundo hablaba a mi alrededor me resultaba completamente incomprensible.

Un día, alguien metió petardos en la boca de nuestro conejo de clase, y tuvo una muerte horrible. Mientras todos los demás sollozaban, me sentí mal por estar relajado y miraba a mis dedos e intentaba hacerme muy pequeño.

¿Por qué? Porque no me sentía ni un poco triste por la muerte del conejo.

Recordé lo encantador que había sido el conejo cuando estaba aún vivo y como era su piel suave. Pero tratando de sentirme triste, mi corazón se mantuvo inmóvil y no pude derramar ninguna  lágrima. Echando una mirada a los otros, vi que yo era el único que no lloraba.

Eso hizo que mi cuello se ruborizara, una sensación de vergüenza y terror que mis oídos rugieron por la sangre palpitante.

¿Por qué? ¿Por qué estaban todos llorando? Simplemente no podía entenderlo. Pero sería extraño que una persona se sintiera imperturbable mientras el resto de ellos lloraba. Tuve que actuar como si estuviera llorando. Mi cara estaba tensa, así que no pude llorar muy convincentemente. Mis mejillas ardieron. ¿Qué haría si alguien se diera cuenta de que estaba fingiendo mis lágrimas? Simplemente no levanté mi cara. Sostuve mi cabeza e hice una cara de decepción. Ah, y ahora todos están riendo. Me pregunto qué es tan gracioso. No tenía idea. Pero si no hago lo mismo que todos los demás, pensarán que soy extraño y me echan fuera.

Risa. Risa. Risa. No llorar. Llorar. No, ríe, tienes que reír.

Si no puedo hacer una cosa tan simple, soy extraño, un monstruo.

Mi estómago se retorció en nudos por la vergüenza y el miedo que sentía al ser incapaz de compartir las emociones de todos los demás. Me imaginé las miradas frías que me darían cuando me expusieron.

Soy como una oveja negra nacido en un rebaño de blanco puro.

Incapaz de disfrutar de las cosas que mis compañeros disfrutaban, incapaz de afligirme por las cosas que los afligían, incapaz de comer las cosas que comían, nací como una oveja negra, no entendía las cosas que mis amigos encontraban agradables, como el amor, la bondad y la simpatía. Simplemente limpié mi lana oscura con polvo blanco y fingí que era una oveja blanca también.

Si mis compañeros descubrieran que yo era de hecho una oveja negra, se unirían en contra mía y me apuñalarían con sus cuernos y me pisotearían con sus pezuñas. Por favor, por favor, que no lo averigüen, que no lo averigüen.

Cada vez que la lluvia caía, cada vez que soplaba el viento, me estremecía pensando que el polvo blanco que había usado para cubrirme pudiese caer, o alguien gritando: “Oye, es una oveja negra!” Y por eso no tuve ni un momento de descanso en mi corazón. Pero no había nada más que pudiera hacer.

Hice todo lo posible para sonreír gratamente a mis padres, a mis maestros, a mis compañeros de clase. Me convertí en un mimo para hacerlos reír. Oh, por favor, que no noten que soy un monstruo que no entiende la emoción humana. Voy a pretender ser una persona tan estúpida que incluso podría redefinir la idiotez, y mientras todo el mundo se está riendo de mí y sientan compasión de mí y puedan perdonarme, por favor, déjenme vivir.

Todavía estoy usando mi máscara, todavía actuando en esta farsa.

♦ ♦ ♦

—¡Vaya, realmente está cayendo!

Yo estaba caminando por un pasillo mal iluminado después de la escuela.

No era realmente tan tarde todavía, pero  afuera estaba oscuro y el cielo estaba lleno de nubes negras. Grandes gotas de lluvia apuñalaban la tierra, enfriando el aire con el sonido de su impacto.

El aire era veloz y húmedo.

—La probabilidad de que lloviera era cercana al cincuenta por ciento hoy…

Hubiera estado bien si mi paraguas todavía estuviera en el armario del club de libros.

Pero cuando abrí el armario, descubrí que el paraguas que había puesto allí cuando llovió la semana pasada había desaparecido.

—¡Oh, lo siento! La pedí prestada la última vez que llovió y olvidé ponerla de vuelta.—Dijo Tohko casualmente.

Ese día, nosotros dos corríamos a casa juntos, empapados.

—¡Tienes que volver a poner las cosas donde estaban cuando termines con ellas!

—Ya lo seeeeeeé. Pero correr a toda velocidad a través de la lluvia es tan emocionante. ¡Se siente tan juvenil!

Ella piensa que todo puede tener un lado positivo, y nadie la cuestiona …

Ni siquiera la señorita Piggy era tan egoísta como ella. En serio, ¿por qué estaba yo en este club?

Endgame
nunca vi los muppets pero se refiere a esa no??

Hmm… es un misterio.

Tuve que hacer la limpieza hoy, pero el tiempo había pasado en un instante. Me sorprendió lo tarde que se había hecho al momento en que terminé el trabajo que el profesor me había asignado. Tohko probablemente estaba chocando con su silla, preguntándose dónde estaba su merienda. Había un montón de libros antiguos en la sala del club, pero no se mantenían muy bien, y, como Tohko dijo:

—Han pasado las fechas de vencimiento. Me estropearían el estómago. Pero sabes …— Añadió con un rostro muy serio—.Si están bien guardados, creo que los libros viejos deben tener el sabor de un vino o trufa envejecido. Me hace babear sólo pensar en ello. Y entonces, ¿sabes qué más? Esos manuscritos escritos a mano de Soseki y Ōgai y Mushanokoji que están en exhibición en sus museos conmemorativos. ¡Apuesto a que saben mejor que cualquier cosa que puedas imaginar! Ni siquiera me importaría si me provocan un desastre en el estómago. Me pregunto si alguna vez voy a poder probarlos….

Yo estaba seriamente preocupado de que Tohko algún día podría intentar entrar en uno de esos museos.

Mientras subía las escaleras hacia la sala del club de libros, me detuve.

—Oh hombre, olvidé mi libro de literatura clásica.

Ese maestro era muy estricto, y como yo tenía la clase mañana, tenía la intención de revisar en casa esta noche.

Decidí ir todo el camino de regreso al aula para conseguirlo.

Las salas estaban casi desiertas, probablemente por la lluvia, y muy tranquilas.

Estaba extendiendo la mano para abrir la puerta del aula cuando oí voces dentro. Al parecer, algunas chicas seguían hablando.

Yo era reacio a entrar en un grupo de chicas solas, y mientras me quedaba en el pasillo, recibí el sonido de su conversación.

—¡Qué! Eri, ¿también buscas a Akutagawa? ¿En serio?

—Uff, ¿te gusta también? Eso significa que somos rivales, Mori.

—¡Cálmate! También creo que Akutagawa es lindo.

—¡No way! ¡Eso nos hace a tres, Micks!

Aparentemente estaban hablando de los chicos que les gustaban.

Y no estaban hablando de Akutagawa, el famoso autor, sino sobre el chico más alto y taciturno de nuestra clase. Se veía muy maduro, sus rasgos eran del tipo fresco y perspicaz, así que podía ver por qué era tan popular.

Pero ahora, ¿qué iba a hacer yo? Se hizo más difícil ir allí.

—¡Increíble! ¡Soy yo y Hirosaki por siempre entonces! ¡No hay competencia para mí!

—Oh, entonces te gusta Hirosaki, ¿eh, Suzuno?

—Tú sabes. Tengo algo por los malos. ¡Y de hecho, vamos a ver a los delfines el próximo sábado!

—¿Qué?

—¿Cuando pasó eso?

—¡Hace sólo un mes que tenemos nuestras nuevas clases! ¡Te mueves demasiado rápido!

—No he dicho más que ‘buenos días’ y ‘te veo’ a Akutagawa todavía. ¡Estoy intentado invitarlo a comer  Häagen-Dazs, Suzuno!

—¡Yo también quiero! ¡Dos cucharadas mínimo, no sólo una!

— Oh rayos, eso va a ser difícil de hacer después de comprar toda la ropa para mi cita. ¿Qué tal unas tazas de helado?

Las chicas se reían, bromeaban y jugaban juntas.

Hmmm. Tal vez sería mejor ir a la sala del club y volver más tarde.

—Bueno, ahora es el turno de Nanase.

—¡Sí! Todas las demás la acosaron, así que ahora tienes que confesarnos también.

¿Nanase— Kotobuki? Así que ella también estaba allí.

—Sé que no te gusta Akutagawa.

—¡Ni siquiera digas eso! Ella es muy linda, yo nunca podría competir.

—YO…

Oí la voz de Kotobuki por la puerta.

Sabía que no debía estar escuchando, pero quería saber qué tipo de persona le gustaba a una chica ruda e intransigente como ella. Contuve la respiración.

—No me gusta nadie. Sin embargo, hay alguien a quien odio.

—Oo, ¿quién?

—Konoha Inoue

Kotobuki dijo mi nombre con perfecta claridad.

Entonces, mis pensamientos se detuvieron momentáneamente. Al momento siguiente, mi cerebro ardía de furia.

—¿Qué? ¿Por qué? Es simpático, ¿cómo puede alguien odiarlo?

—Seriamente. Es tan inofensivo y etéreo, ¿no crees?

—Tiene una personalidad aburrida, así que realmente no se destaca, pero si se ve real, muy duro, es lindo.

—¡Sí! Y es tan amable al hablar, y siempre sonríe. ¿Qué hay de mal con eso?

Kotobuki respondió con un tono irritado.

—Eso es lo que es tan irritante. Siempre tiene una sonrisa deliberada en su rostro. Nunca se sabe en qué está pensando. Es espeluznante.

El calor se escapó lentamente de mis mejillas hasta las orejas y mis manos temblaron. Tenía la garganta apretada.

¿Por qué tenía que decir cosas así sobre mí? Quiero decir, yo sabía que ella me odiaba, pero esto… Hablando de mí tan malvadamente delante de toda esa gente…

Mi raya de orgullo luchó contra mi deseo de huir, y puse una mano en la puerta de la clase. Lo empujé a un lado, y las chicas se volvieron al unísono para mirarme.

Me quedé boquiabierto, fingiendo no haber oído nada.

—Oh, todavía están aquí. Espero no estar interrumpiendo.

Las chicas desviaron la vista, incómodas. Fui directamente a mi escritorio y agarré mi libro de texto.

—¿Puedes creer que olvidé mi libro? ¡Tenemos la clase mañana y todo!

Kotobuki me miraba con el ceño fruncido, su rostro enrojecido. Me volví hacia ella y sonreí por todo lo que valía la pena.

—¡Nos vemos chicas!

Las muchachas me dieron un torpe adiós.

Kotobuki fue el único que mantuvo la boca firmemente cerrada, frunciendo el ceño y fulminándome.

Eso fue horrible. Estoy tan avergonzado.

Caminé por el vestíbulo húmedo y oscuro, sintiéndome pequeño y cerca de romper.

¿Qué quiere decir “una sonrisa deliberada”?¿”Es espeluznante”?

Hubo momentos en que era mejor callarse y sonreír para suavizar las cosas, en lugar de tratar de conseguir su propio camino por enfrentarse con todo el mundo a su alrededor o destruir el estado de ánimo en algún lugar, dando voz a sus sentimientos sin pensarlos bien.

Hay momentos en que era todo lo que podías hacer.

Y todavía me llamaba espeluznante.

No es como si estuviera locamente enamorada de ella, tampoco.

Un grito se elevó en la parte posterior de mi garganta, junto con un bulto de calor.

Antes era diferente. Antes yo…

“Konoha, te ves tan feliz cuando sonries.”

“Eres tan fácil de leer. Siempre que estás deprimido o molesto o luchando para conseguir algo, aparece a la derecha en su cara. Eres como un cachorro.”

Si yo argumentaba que era malo para ella llamarme un perro, ella sólo se reía, su voz era una campanilla tintineante.

—Mira, estás sacando los labios de nuevo. Eres demasiado fácil de leer. Pero me gusta eso de ti, Konoha. Puedo relajarme cuando estoy contigo.

Cuando yo estaba en la escuela media, había una chica que me gustaba, también. Yo estaba enamorado, como todo el mundo.

Sólo escuchar su voz hizo que mi corazón latía más rápido. Traté cada palabra que me hablaba como si fuera un tesoro especial, y la encerré en mi corazón. Antes de que me acostara cada noche, los sacaba y los miraba uno tras otro.

Esa pequeña felicidad llenó mis días. Siempre estaba sonriendo.

Pero mi amor, como el del Gran Gatsby, terminó en tragedia, y aprendí a mentir.

♦ ♦ ♦

Mi esfuerzo dio resultado y mi acto “humano” comenzó a ser bastante convincente.

Las personas que conozco dicen que soy divertida/o, alegre y amable.

Era un alivio ser degradado y reído, pero cuando la gente me dijo que era amable, me sentía incómoda/o, como si mi estómago estuviera convulsionando.

Quería que la gente pensara que yo era bueno/a, y por eso hice reír a los bebés con una cara divertida y jugaba con perros. Pero cuando hacía esas cosas, mis mejillas ardieron de vergüenza.

Porque todo era una mentira. Porque en realidad no era una persona amable. Porque los estaba estafando.

Así que cada vez que alguien decía que era amable, me vencía el impulso de gritar, de abrirme el estómago y de matarme.

Ignorantes de esta agitación dentro de mí, los perros alegraban sus colas y trotaban después de mí cuando les daba palmaditas en la cabeza. Debieron creer que yo era una persona amable.

La chica que me dijo que me gustaba era un poco como un perro.

Inocente y alegre, siempre riendo alegremente. Era muy infantil.

Qué maravilloso habría sido ser así.

Pero parte de mí odiaba a esa chica tranquila y sencilla.

♦ ♦ ♦

Tohko tenía sus medias apoyadas en una silla plegable, mientras miraba las páginas de un libro mientras escuchaba la lluvia cayendo.

La comida de hoy era una magnífica edición de tapa dura de «La Ilíada», el poema épico del poeta ciego Homero que narraba la Guerra de Troya.

Sus trenzas negras le caían sobre los hombros hasta la cintura como colas de gatos, sus pestañas largas y perfectas proyectaban una leve sombra sobre sus ojos. Un delgado dedo jugaba con sus labios, un hábito que Tohko tenía mientras leía. A veces ella mordisqueaba la yema de sus dedos.

El cristal empolvado estaba húmedo con la lluvia. Hoy no había luz del sol poniente.

Me detuve en medio de mi escritura para preguntar,

—¿Te gusta alguien, Tohko?

—¿Hm? ¿Qué dijiste?

Cuando ella estaba perdida en un libro, realmente no se da cuenta de la gente que está hablando con ella.

—Oh, ¿ya terminaste mi merienda?

La luz brilló en su rostro. Era tan típico de ella dejar que su fijación en los alimentos interrumpiera su lectura, a pesar de lo mucho que estaba centrada en su libro.

Te pregunté si hay alguien que te guste.

—Por supuesto que sí. Vamos a ver, Gallico por supuesto, y Dickens, y Dumas, oh y Stendahl, y Chéjov, y Shakespeare, y no te olvides de Olcott, y luego está Montgomery, Y Farjeon y Lindgren y MacLachlan y Cartland y Jordania, y también Saikaku y Soseki y Ōgai, y Kenji Miyazawa y Yuichi Kimura, y, y, y…

Tohko continuó y continuó, parecía como si pudiera empezar a babear en cualquier momento, hasta que la interrumpí.

—No estoy hablando de comida. ¿Y quiénes son Cartland y Jordan? ¿Jugadores de basketball?

—¿Quieres decir que no sabes quiénes son Barbara Cartland y Penny Jordan? Ambos son famosos novelistas de romance. La clave del amor de Cartland es la lectura esencial. Se trata de la hija de un barón del petróleo estadounidense que oculta su identidad y se enamora de un hombre rico y guapo. Y el texto de Jordan, Silver, se convirtió en un cómic. Fue un gran éxito. Definitivamente lo recomiendo, también. El choque de ser traicionado por el hombre que ama volvió el pelo de la inocente Geraldine color plata. Ella decide vengarse del hombre malvado, y para hacerle su prisionero, ella comienza a tomar lecciones super intensas de seducción de un tutor hermoso. El tutor es un tipo sexy y maravilloso.

Estábamos cada vez más lejos aquí…

—Bueno, ya basta. Lo entiendo. Tohko, lo que quise decir fue… ¿alguna vez has estado enamorada?

Tohko ladeó la cabeza, desconcertada.

—¿En … Lovecraft?

—No, no de Lovecraft. ¿Alguna vez has tenido sentimientos por alguien? No el hambre, los sentimientos, como en el amor, como en una relación.

—En ese caso, siempre estoy enamorada.

—Te dije que no estoy hablando de comida. Te estoy preguntando si alguna vez has estado enamorado de una persona.

Me sentí cansado. No importa lo deprimido que estuviera, había sido un idiota al pensar que podía hablar con esta chica sobre el romance.

Entonces noté Tohko sonrisa, una mirada lejana que parpadeaba en su ojo.

¿Huh? ¿De dónde venía esta aura madura y seria? Podía oír prácticamente las tensiones de una canción siendo tocada en el ambiente. ¿Era posible que el pasado de Tohko contenía una experiencia dolorosa con el amor?

—Bueno, ya sabes … estoy dentro de una zona de matanza romántica.

—Uhhh, ¿qué? ¿Qué se supone que es eso?

Me había preparado para cualquier cosa, pero una voz tensa por la incredulidad se me escapó sin embargo.

Tohko dirigió una mirada nihilista a la ventana empapada de lluvia y empezó a contar su historia en un tono de hecho que aún estaba lleno de tristeza.

—A principios de este año, le pregunté a una señora en Shin si me podía decir mi fortuna en el amor. Ella me dijo que yo había estado en una zona de matanza romántica desde que nací, e incluso si me enamorasé sólo estaría girando mis ruedas y el peligro se derrumbaría a mi alrededor como una tormenta furiosa. Incluso si yo fuera aceptada, ella dijo que mi amor sería de corta duración y se despedazaría en cientos de piezas. Así que me dijo que me concentrara en mis estudios y pasatiempos y ni siquiera pensara en enamorarme .

—¿Quieres decir que la señora que se sienta fuera de la tienda de departamentos, que siempre tiene la gran línea? ¿Esperaste a verla?

—Sí. La nieve había sacudido la ciudad fría y blanca ese día.

—Por qué fuiste en un día de nieve?

—Pensé que sería menos concurrido de esa manera. Sólo me tomó treinta minutos llegar a mi turno.

Sentí un dolor de cabeza.

—¿Quieres que la señora de Shin te diga una fortuna tan mala?

—Yo soy una chica, ¿sabes? Quiero saber cuál será mi suerte en el amor, como cualquier otra persona. Pero averiguar que estoy en una zona de matanza romántica…  fue difícil de oír. ¡Oh, pero adivina qué! Dijo que la matanza romántica terminaría en siete años y entonces conocería al hombre de mi destino.

La Tohko pensativa desapareció en un destello de alegría que llenó su rostro. Se inclinó hacia delante con ansiedad.

—Ella predijo que dentro de siete años, en el verano, conocería a un hombre que llevaba una bufanda blanca y que estaba parado delante de un oso con un salmón en su boca, y nosotros caeríamos enamorados en un amor trágico sorprendentemente corto y que esta sería mi primera y única oportunidad de amor, así que tenía que estar seguro de hacer algo de eso. Por desgracia, no sabré sobre el amor por los próximos siete años.

—¿Pero por qué ese tipo llevaría una bufanda en el verano? Y si intentas coquetear inocentemente delante de un oso, te va a comer.

Tohko hizo una mueca.

—No tienes imaginación, Konoha.

—Tienes demasiada.

—Bueno, yo soy una chica literaria

—No puedes solucionar todo con esa excusa. Pero ya sabes, no importa. Lamento haber interrumpido tu lectura.

Tohko parecía preocupado.

—Um … ¿sucedió algo, Konoha?

—No.

—Hay … alguien que te guste?

Miré hacia otro lado.

La lluvia golpeó la ventana.

—No, no hay alguien que me guste. No es nada. Eso es lo mejor…

No pasa nada.

No estar enamorado de nadie.

Podría vivir en paz, sin dolor, tristeza o decepción.

Rezaba para que todos los días fuera así por el resto de mi vida.

Nunca me volvería a enamorar de nuevo.

Tohko me miró en silencio.

Un año antes, cuando me había arrastrado al club del libro, a menudo había hecho a Tohko triste. Cada vez que hacía una cara así, pensé en lo injusto que era, considerando lo que ella era. Pero aún así estaría lleno de remordimientos avergonzados.

—Voy a ir a casa. Lo siento.

El silencio me hizo sentir incómodo, así que me levanté, dejando mi historia medio escrita.

Abrí el oxidado armario y vi que el paraguas que había dejado allí se había ido, tal como había predicho.

Tohko tendió un paraguas de bolsillo violeta pálido con una sonrisa alegre.

—Todavía tengo tu paraguas. Puedes usar este.

—¿Qué vas a hacer tu?

—Oh, tengo mi paraguas. Una muy grande.

—… Ya veo. Entonces, gracias.

—Claro. ¡Te veo mañana!

Me saludó con la mano, su sonrisa deliberadamente brillante y tranquila.

Abrí el paraguas cuando entré a través de la entrada principal, haciendo que las violetas florecen en la lluvia gris con un estallido.

Violeta era el color favorito de Tohko. A menudo la veía con pañuelos o lápices de ese mismo color púrpura pálido.

—La lluvia no parece que va a dejar de …

Me quedé donde estaba, sosteniendo el paraguas.

Yo sabía que Tohko estaba mintiendo. Sólo había tenido un paraguas.

Desde que comencé la escuela secundaria, me ponía una máscara para mis compañeros de clase y mantenía una cierta distancia entre nosotros. Incluso si sonreía, no estaba sonriendo. Y me había sentido pequeño y patético cuando Kotobuki lo había señalado.

Pero por alguna razón podría actuar naturalmente con Tohko.

Cada vez que veía a Tohko triste o preocupada, deseaba poder sonreír por ella, aunque fuera falsa. Pero sólo conseguí una tranquilidad inepta. Lo odiaba.

¿Cómo podría mejorarme en mentir?

¿Podría manejar no herirme y no herir a nadie más?

No sé cuánto tiempo estuve ahí esperando que Tohko saliera, contemplando la lluvia fría.

Vi a una chica con un uniforme escolar que salía de detrás del edificio.

Takeda.

Ella me notó también, y se detuvo.

Ella jadeó y sus ojos se abrieron.

Luego susurró con voz ronca:

—¿Shuji?

—¿Huh?

Al momento siguiente, ella se aferraba a mí y sollozaba.

—¿Qué pasa, Takeda?

Ella no respondió, sólo apretó su rostro y cuerpo goteando contra mí, rodeando sus brazos alrededor de mi espalda y gimiendo. Las lágrimas brotaban de sus ojos, que mantenía firmemente cerradas como si tuviera dolor.

Estaba sosteniendo mi bolso y mi paraguas, así que no podía abrazarla. Además, esta era la primera vez que esto me había sucedido, y no estaba segura de qué debía hacer. ¿Había ocurrido algo con ella y Shuji? Estaba a punto de preguntar cuando oímos una voz gritar:

—¡Chee!

Era un muchacho de mi edad.

Takeda tembló contra mi pecho cuando lo oyó.

¿Chee?

La voz se acercaba, y desde la misma dirección Takeda había salido corriendo desde antes. Parecía preocupado de alguna manera. De repente, Takeda me agarró del brazo.

—T-Takeda, espera…

Takeda ajustó su mandíbula y tiró de mi brazo con una expresión sombría, tirándome de distancia.

—Takeda, ese tipo te está buscando. Chee eres tú, ¿no?

—No! ¡No contestes!

Parecía aterrorizada. Me llevó al edificio de la escuela.

Cuando entramos, vi a un muchacho que llevaba un paraguas azul marino pasar, volteando su cabeza de esta manera. Pero fue sólo una visión momentánea, y no pude ver realmente su rostro.

No fue hasta que llegamos al corredor a la parte trasera del patio de la escuela que Takeda finalmente soltar mi brazo. Se acurrucó en una bola y comenzó a llorar, sus hombros temblaban.

♦ ♦ ♦

Le dije a la chica que saldría con ella.

Ella me sonrió ingenuamente como un cachorro.

Ella había depositado una confianza inocente en mí.

Una oveja blanca, incorrupta, de corazón puro, amable y feliz, amada por Dios.

La envidiaba, era rechazada por ella, pero al mismo tiempo no podía dejar de adorar su simple efervescencia.

Pero, tal vez, tal chica podría ser capaz de cambiarme.

Dicen que el amor cambia a la gente.

Si es así, esa chica podría ser mi salvación.

Podría llegar a ser un ser humano normal, en lugar de un monstruo que no posee ni amor ni bondad.

Oh, cómo me gustaría poder.

Lo deseé tan ardientemente que mi corazón parecía arder.

Deja que vaya a cuidar a esa chica.

Incluso si al principio es sólo un acto, sé que eventualmente tendría que ser verdad.

Por favor, por favor, que su inocente luz me libere.

Pero si esa chica supiera que yo había matado a alguien, ¿me seguiría amando? ¿Seguiría pensando que yo era amable?

Yo soy un monstruo.

Ese día, cuando la carne tierna fue pulverizada y la sangre roja extendió su aroma picante a través del asfalto negro, miré con el corazón vacío.

Había matado a una persona.


[1] Pathos: Se puede definir como: «todo lo que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión, padecimiento»

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