El Secreto de la Belleza – Capítulo 26: Sentimientos

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Gia


—¿Joven Julius?

Emilyn miró a Julius, quien se había levantado de su silla y se acercó a ella para secar sus lágrimas con las manos.

La escena se asemejaba a aquella noche antes de partir a la guerra.

—Por favor, no llores. No hay forma de que pueda odiarte.

—¿Me perdona, joven Julius?

—No necesito perdonarte nada. Nunca estuve enojado contigo —dijo, manteniendo una expresión firme.

En primer lugar, él era consciente de que las personas lo veían como una mujer disfrazada de hombre. Lo sabía desde pequeño.

Por supuesto, todo fue en contra de su voluntad. Además, era innegable que hizo todo lo posible para solucionar ese error.

Sin embargo, nunca se molestó con aquellos que pensaban en él como “una mujer disfrazada de hombre” ni tampoco con la cabecilla, Elizabeth, su madre.

—Siempre estuve preocupado de que lo pensaras, pero nunca te he odiado por eso. Creo que una de las razones por las que pensaste así, fue porque nunca actué como un hombre. Debido a eso, intenté ser más varonil…

Emilyn era una mujer especial para Julius. Le molestaba que los demás no lo reconocieran de esa forma, pero le dolía mucho más que ella no lo hiciera. Sin embargo, no se desanimó e hizo su mejor esfuerzo para parecer más masculino.

—¿Participó en la guerra por esto?

—Bueno, sí… en parte. Pensé que si obtenía logros, la gente me vería como un hombre.

—Así que eso era lo que quería decirme esa noche.

—Quería logros para así poder tener la confianza de casarme contigo —Emilyn finalmente entendió el significado de aquella noche.

—Entonces, realmente lo siento. Hice que pasara por situaciones peligrosas, ¿no es así? —Emilyn, luego de haberlo escuchado, agachó la cabeza, disculpándose una vez más.

Si Julius tuvo que ir a pelear para disipar su confusión, entonces, se podría decir que la causa de todo esto era ella. Además de haber obtenido logros, Emilyn todavía pensaba en él como una mujer, por lo que sus acciones no fueron recompensadas.

—Estás equivocada —negó Julius.

—¿Lo estoy?

La declaración contundente de Julius hizo que Emilyn levantara la cara y lo mirara fijamente.

—Fui yo quien decidió ir a la guerra, no tienes que hacerte responsable por eso. Incluso si fueras la razón…

—¿Incluso si lo fuera?

—No es tu culpa, lo hice por tu causa —respondió Julius. Emilyn se sorprendió por un momento cuando le escuchó decirlo con una sonrisa traviesa en el rostro, por lo que no pudo evitar sonreír. Estuvo deprimida tanto tiempo que, cuando ella sonrió, Julius también lo hizo—. Me alegro, finalmente sonreíste.

—¿Perdón?

—Aunque tu rostro triste también es encantador, me gusta más ver tu sonrisa —Julius aprovechó la oportunidad para decirle algo pretencioso, haciendo que ella se sonrojara.

—A-Ah… ¡No me moleste, joven Julius!

—Es impensable bromear contigo, debido a que estos son mis verdaderos sentimientos.

Emilyn, sonrojada, infló sus mejillas e hizo un puchero. Julius, audazmente, negó con la cabeza cuando le respondió.

La sombría aura que los rodeaba se desvaneció, siendo sustituida por un ambiente suave.

—Lo que me recuerda, me gustaría hacerte una pregunta —murmuró Julius.

—¿Sí, qué es?

Emilyn enderezó su postura nuevamente para escucharlo.

—¿Cuáles son tus sentimientos hacia mí? Ahora que sabes que soy un hombre.

—¿Mis sentimientos? Ya lo mencioné antes, lamento haberle malinterpretado…

—Oh, no, eso no es lo que quise decir…

Emilyn una vez más se mostró culpable ante la pregunta.

Sin embargo, al verla así, Julius se apresuró a aclarar que no se refería a eso.

Emilyn inclinó su cabeza confundida.

—Lo que quise decir… Pensaste que era una mujer hasta el otro día, ¿no es así, Emilyn? Y a pesar de eso, aceptaste el compromiso.

—Sí, lo hice.

—¿Han cambiado tus sentimientos, ahora que sabes que soy un hombre?

Emilyn se comprometió con él pensando que era una mujer. En otras palabras, a ella le gustaban más las mujeres que los hombres.

¿No significa eso, que ya no está interesada al descubrir que soy un hombre?, pensó Julius preocupado.

Aclarando su intención, ella finalmente pudo entender su preocupación.

Su pregunta la tomó por sorpresa y, rápidamente, se puso de pie negándolo.

—¡N-No es que me gustara porque fuera una mujer, joven Julius! Es solo que, te anhelaba y quería estar con usted sin importar su género.

—¿Señorita Emilyn? —Julius se sorprendió que ella estuviera sonrojada por otro motivo, pero ahora, sus manos se agitaban mientras trataba desesperadamente de negarlo.

Cuando lo vio, se tranquilizó y volvió a sentarse.

—Ah… ¡Lo siento! Entré en pánico.

—Está bien, no me importa… En pocas palabras, ¿estás bien con nuestro compromiso incluso sabiendo que soy un hombre?

—¡Sí, por supuesto!

Ella asintió con fuerza. Julius se sintió aliviado, un peso había sido quitado de sus hombros. Él había estado preocupado por eso todo el tiempo.

Y, con años de preocupación sobre su pecho, tomó una decisión.

Tocó ligeramente su bolsillo y miró alrededor para confirmar que todo estuviera ahí.

Emilyn estaba en cama, así que no los estaba usando, pero aquello fue colocado sobre la mesa a su lado.

—¿Joven Julius?

Emilyn estaba confundida al verlo mirar sus alrededores de repente. Sin embargo, en lugar de responder, él fue a su mesa de noche y tomó lo que estaba encima. Luego, se acercó a ella, quien seguía de pie en el mismo lugar.

—Disculpa.

Emilyn todavía no entendía lo que estaba haciendo.

Julius la interrumpió con una sola palabra y tomando el collar, junto con los pendientes, se los puso a Emilyn.

—Ah, esto es…

Eran sus tesoros más preciados y los usaba con mucha frecuencia. Recordando los sentimientos que tenía por esos objetos, finalmente, se dio cuenta de lo que él iba a hacer.

—Permítame cumplir la promesa de ese día —dijo sacando la cinta y el anillo de su bolsillo, los mismos que no pudo entregarle aquel día.

Esa era la promesa que le hizo antes de partir a la guerra.

—Déjame devolverte la cinta que me prestaste y, también, quiero darte este anillo, esperando que seas mi compañera de por vida.

—Ah… —Julius se arrodilló ofreciéndole la cinta y el anillo. Emilyn no estaba preparada para eso, pero no tenía motivos para rechazar su propuesta, por lo que la respuesta era evidente—. ¡Sí!

Ella aceptó con su mejor sonrisa mientras lágrimas corrían por sus mejillas.

Julius tomó suavemente su mano izquierda y colocó el anillo en su dedo anular.

Un collar, unos pendientes y un anillo.

Era un antiguo rito matrimonial. Incluso si no estaban formalmente casados, a partir de ese momento, Emilyn era su esposa.

—Estoy feliz, joven Julius.

—Yo también, señorita Emilyn.

Julius se puso de pie, mirándola fijamente. Acababa de convertirse en su compañera de vida.

Ambos se habían distanciado por un tiempo, pero al final, terminaron como amantes.

Acortaron la distancia entre ellos poco a poco. Sus rostros se sonrojaron y sus sombras se volvieron una.

Emilyn levantó la cara y cerró los ojos mientras se abrazaban con fuerza.

Julius acercó su rostro y, finalmente, sus labios se tocaron.

Sharon
Dios bendito, ¡¡veintiséis capítulos para esta escena!! Casi me da lástima Maxian, pero insisto, qué le pasa por no haber podido ver al verdadero Julius por lo que era. De cualquier forma, ¡dos capítulos más hacia el final! Estoy ansiosa ^-^

2 respuestas a “El Secreto de la Belleza – Capítulo 26: Sentimientos”

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