La Princesa derriba banderas – Capítulo 47: La Petición de la Princesa Reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


— ¿Sir Leon? —pregunté en voz baja

Sin respuesta. Mejor dicho él me ignoró, aunque era más adecuado describir que se encontraba sumido en sus pensamientos.

La tensión cayó sobre mis hombros, y dejé salir un poco de aliento

Parece ser que he esquivado la mina, incluso si fue por una pequeña fracción de tiempo. Si no había escape de un regaño, entonces pensé que preferiría recibir el de Sir Leonhard, pero la simple idea de disgustarlo y decepcionarlo me llenaba de aversión.

Conteniendo el aliento, lo observé atentamente, pero no se movió.

Su mirada estaba fija hacia el vacío, y un mechón de pelo proyectaba sombra en su frente mientras se balanceaba al compás del carruaje. Sus largos y ásperos dedos estaban apoyados contra la fuerte línea de su quijada.

Este no era el momento ni lugar apropiado, pero no pude evitar mirarlo fijamente.

Por lo general, estoy tan nerviosa que no puedo mirarlo directamente, pero en esta particular instancia en la que él no me está prestando atención, podía observarlo tranquilamente hasta estar satisfecha. Desde el más leve indicio de una cicatriz en el lóbulo de su oreja, hasta sus sorprendentes largas pestañas, me encontré tomando nota de todos los pequeños detalles.

Definitivamente no es el momento de hacer esto.

La razón exigía que actuara con prudencia, luchando contra mis emociones vertiginosas. A pesar de que las dos estaban en conflicto, no podía apartar mis ojos de él, y lentamente sus ojos se encontraron con los míos.

—Princesa.

— ¡¿S-sí?! —Mi voz chilló cuando respondí sobresaltada.

El me miró fijamente.

— ¿Princesa? —repitió, desconcertado.

¿Algo anda mal? fue la pregunta implícita. No sabía cómo responder. No me atrevía a decirle que había sido hipnotizada por él.

—No te sientes bien después de todo.

— ¡No! Yo, um, solo estaba, bien, estaba pensando.

Admirando su rostro mientras piensa ¿querías decir? Una voz se burló.

—En cualquier caso, ¿de qué quería hablar, Sir Leon?

Aún si se había dado cuenta que estaba mintiendo, Sir Leonhard no siguió insistiendo.

Suspiró, pero no dijo nada. Me parecía que estaba teniendo dificultades para hablar. Él entrelazó las manos entre sus piernas muchas veces. Y tras una indecisa pausa, comenzó a hablar.

—Antes dijo que no tenía intención de confiar en el Príncipe Christof. ¿Han cambiado sus sentimientos?

Parpadee. Lo mismo había sucedido antes cuando le dije que había hablado con mi padre. Tuve una respuesta apropiada en ese entonces, seguramente.

No quería ser usada por mi hermano, y odiaba la idea de que él me usara. Es por eso que nunca le diré.

¿No habíamos terminado? Me atrapó con la guardia baja, no pude ocultar mi sorpresa.

— ¿Por qué mencionas esto? —Pregunté evasivamente.

No era propio de él revisar un tema cerrado, y mi voz se volvió acusadora involuntariamente. Bajó ligeramente las cejas, como si estuviera preocupado y atrapado por las palabras.

Observándolo, la ansiedad llenó mi corazón.

Me dolió pensar que no creía en mí.

— ¿Es porque no me crees confiable?

El pesimismo brotaba de cada palabra.

—No es eso, —respondió con prontitud. —Cuando pienso en lo inteligente que es, es fácil predecir que un día captarás la atención de Su Majestad, pero aún es demasiado pronto.

En otras palabras, él estaba diciendo que soy inexperta.

A diferencia de mi hermano, nunca me he involucrado en la política, lo que significa que no he tenido la oportunidad de mostrar mi competencia. Por lo tanto, incluso si mostrara algo de mérito, él probablemente pensó que tendría que ir más allá.

—No es prudente hacer las cosas a medias. Si su Majestad reconoce su brillantez y planea nutrirla, entonces no debería haber ningún problema. Pero si está siendo juzgada por qué tan útil podría ser, entonces la situación es muy diferente. Cuando se trata del mejor uso para una princesa del reino, no hay una forma agradable de decirlo, lo primero que se me ocurre es el matrimonio.

— ¡Hyuh! —Inhalé bruscamente.

Acaba de lanzar el tema que he estado evitando. No me atrevía a enfrentarlo, por lo que ahora confrontada por ello, todo lo que podía hacer era congelarme. Solo le tomó un momento estudiar mi cara y leer la situación. Su expresión se hizo aún más dudosa.

Mi cabeza estaba baja. No dije nada, callada por la vergüenza.

Su voz era ronca con sorpresa e impaciencia.

—Princesa, di que no es…

Mi mano, que había estado sujetando mi falda, apretó con fuerza.

[Traducido por Reino de Kovel]

— ¡No sucederá de inmediato!

Ahh, ¿qué estás diciendo, Rosemarie?

Me horrorice ante mi arrebato, pero mi boca seguía hablando sola.

— ¡Me dio dos años hasta que el príncipe heredero de Wind haya alcanzado la mayoría de edad!

— ¿Dos años? —Murmuró gravemente.

Me estremecí ¿Es eso? Me pareció escuchar. ¿Estaba demasiado a la defensiva? El calor se concentró en mi nariz como una picadura. Me reprendí por mis deseos de llorar, me mordí el labio y me contuve.

—Si puedo demostrar mi valía en ese tiempo, yo…

Tal vez pueda casarme con la persona que amo, comencé a decir, y me detuve. Me estaba adelantando.

Incluso si produjera los resultados que mi padre quería y él me reconocía oficialmente.

Incluso si pudiera elegir libremente con quién casarme. La probabilidad de estar con Sir Leonhard aún era casi nula.

Se me ocurrió. Sir Leonhard nunca se interesó en todas estas charlas acerca de mi matrimonio político. Las posibilidades de que mi primer amor se hiciera realidad siempre habían sido inferiores a la posibilidad de ser reconocida por mi padre.

Deprimida, mi cabeza se mantenía baja. El silencio inundó el carruaje.

Mirando la mano que había arrugado la falda, me froté las uñas con un dedo y repetí la acción sin sentido distraídamente. Solo levanté la cabeza cuando él se agitó y puso su mirada seria sobre mí.

— ¿Tal vez debería hacer una excepción esta vez y confiar en el Príncipe Christof?

— ¡No! —Dije antes de darme cuenta. Reiteré — ¡Nunca le diré!

Todos los molestos y cobardes deseos de no ser egoísta o una molestia, convenientemente, habían desaparecido en el aire.

—Tenía la idea de que era testaruda, pero… por favor, su alteza. Su futuro está en la línea aquí.

Ese tono había vuelto. El que usa para persuadir a una princesa irrazonable.

Sacudí mi cabeza llena de voluntad. Déjalo pensar que soy difícil.

— ¡Es por eso! ¡Es exactamente por eso!

Mi futuro estaba en la línea. ¡Exactamente!

Es por eso por lo que no puedo echarme atrás. ¿Crees que tengo ese lujo? decía la mirada en mis ojos.

—Es arriesgado, ¡pero también es una oportunidad que no vendrá otra vez!

Todo comenzó a acumularse cuando lo puse en palabras. Sentí que el rompecabezas que no había podido resolver finalmente estaba tomando forma.

Me enfurecí por la actitud arrogante de mi padre, pero cuando me calmé y pensé en ello, una princesa esencialmente no tenía nada que decir en su propio matrimonio.

Me di cuenta de que tener un poco de espacio para negarme era todavía mejor que no tener nada.

Finalmente he encontrado el lado positivo de este desafío.

—Padre espera que vaya a llorar a mi hermano. Si hago eso, definitivamente renunciará a mí. ‘Esto es todo lo que ella es capaz de hacer’, pensará mientras me da la espalda.

Su decepción era una conclusión inevitable.

No es que me importara. Puede que me molestara, pero no derramaría una lágrima por lo que él pensaba.

Sin embargo.

—Fallar significa que siempre perderé para siempre el privilegio de casarme con quien elija.

No tenía nada en qué basarme para decir esto, excepto la intuición y confié en ella.

Si hubiera sido inútil, me habría casado con algún vasallo, como padre había dicho, y me habría convencido de que era probable que Sir Leonhard estuviera incluido entre esos candidatos.

Sí, lo era. Debía saberlo mejor ahora.

Era un famoso valiente general, incluso en otros reinos. Tenía buena apariencia, inmensa popularidad y profunda sabiduría.

Un hombre tan talentoso sería muy buscado. Todos querrían hacer una conexión con él.

Incluso si yo no tenía ningún propósito, él lo tenía. ¿De verdad padre dejaría que una princesa sin valor como yo tuviera un hombre tan capaz?

—Tengo que intentar esto sola, —murmuré con voz ronca. Las lágrimas empañaron mi visión.

—Princesa. —dijo en voz baja y acomplejada.

Su expresión inquieta lo hacía parecer más joven de lo habitual. Si le dijera que también me gustaba ese tipo de expresión, estoy seguro de que solo le molestaría.

Mi cara entera se arrugó, lista para estallar en lágrimas.

Todavía no quería renunciar a él, incluso si no podía alcanzarlo.

—Tengo que hacer esto sola, porque ni siquiera puedo decirle a la persona que amo mis verdaderos sentimientos.

♥ ❤ ♥

               

5 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 47: La Petición de la Princesa Reencarnada”

  1. No me gusta para ella, primero es muy grande y segundo algo de lo que ella dijo me dejó pensando, Eso de que es popular y sería muy buscado por otros reinos.

  2. Waaaaa no me diganse le va a confesarse? HO por Dios he esperado tanto para esto tal vez no le corresponda a la primera creo yo (0 w 0 ) ya que solo la ve como una niña adorable e inteligente pero mientras no la rechace directamente hay esperanza creo no se solo son deducciones mías no creo que la novela vaya a tomar una ruta dramatica donde León la rechaza y después se arrepiente Creo!!! Espero que no

Responder a Nadia Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido