Mi hermana, la heroína – Capítulo 13

Traducido por Sharon

Editado por Narumi

Corregido por Maru


Por suerte, Marywa no sabía de mi error porque alguien me hubiera descubierto: la culpa fue de la hija del marqués, quien me señaló que tenía pétalos en mi cabello. En el pasado también fue su estudiante, por ello cuando le contaba sobre la fiesta privada, le reportó que el jardinero del rey estaba furioso porque algunos niños, jugando, habían arruinado las flores. Marywa combinó ambos eventos y determinó que era culpable.

Podría haberme quejado por el hecho de que fui golpeada sólo por una suposición pero, siendo la verdad, no pude decir nada.

—Realmente eres despreocupada, Señorita, si se me permite decirlo.

Después de la escena que tomó lugar frente a los sirvientes, Marywa y yo salimos del lugar para comenzar mi lección de ‘Buenos Modales’. Sentada en mi habitación, dócilmente soporté sus estrictos regaños.

—Siempre pensé que un día le diría esto y, hoy, me parece una excelente oportunidad para hacerlo. Piensa que es más lista que otros y que puede escaparse de todo. Parece convencida de que otras personas son más ingenuas que usted. Piensa todo el tiempo cómo realizar sus fechorías sin ser descubierta, y más. Recuerde que, tarde o temprano, todos los pollos vuelven al gallinero: está condenada a fallar porque sus soluciones sólo son momentáneas. No es de mente abierta para nada.

Protesté: estas críticas estaban dirigidas directamente a mí y a mi forma de ser, no solo al desastre que hice.

Como si no hubiera notado mi gruñido de desaprobación, Marywa continuó:

—Este comportamiento no es apropiado para una señorita de una buena familia como usted. No puede tensarse y pretender comportarse bien sólo cuando es vista. Cuando la gracia y elegancia fluyan naturalmente de su interior, sólo en ese momento, podremos decir que alcanzó una educación perfecta… Y le aseguro que, en ese momento, esas cualidades serán reconocidas por aquellos a su alrededor.

Odiaba sus sermones más que nada en este mundo, pero en este caso debía admitir que tenía razón; poseía el conocimiento de mi vida anterior, pero no podía competir con Marywa, que en sus treinta años ciertamente tenía más experiencia que yo.

—En este momento, no veo esas características en usted. ¿Lo entiende, Señorita Chris?

—Sí, Marywa.

—’Señorita Toinette’, por favor.

—Oh, deja esas quejas. En síntesis, Marywa, déjame ver si entendí. No te preocupa que sea encontrada en el hecho, sino que elimine todas las pruebas para evitar ser descubierta más tarde, ¿no?

Intenté re-explicarlo con mis propias palabras.

—¡¡¡Nadie dijo eso!!!! —gritó Marywa.

Me golpeó otra vez, castigándome porque, aparentemente, no entendí nada de lo que dijo antes. ¡Últimamente se ha vuelto rápida para recurrir a la violencia!

—¡Deje de torcer todo lo que digo! ¿No entiende que si continúa de este modo terminará hundiéndose en serios problemas? Para prevenir que eso suceda, debe resignarse: debe trabajar duro antes de que sea tarde.

—¡No puedes decirme algo como eso después de haberme golpeado, Marywa! ¡Está olvidando un detalle importante! —la miré mientras lloriqueaba por el dolor. —¡No me compares con los otros niños de mi edad! ¡Comencé a caminar cuando tenía un año, a los tres ya sabía cómo hablar, y a los cinco leí mi primer libro! ¿En qué serio problema podría acabar si soy tan lista?

—Señorita Chris…

Se dio la vuelta fríamente.

—¡Todos los niños saludables comienzan a caminar al año! Aceptemos su habilidad por aprender a hablar y leer a los 3 y cinco años, pero ¿debo recordarle que, basado en lo que dijo, desde el principio ha sido una pequeña niña como todos?

Estaba sin palabras, visiblemente afligida.

No lo olvides: eres Christina Noir. Eres una genia. Al año comenzaste a correr libre en la mansión, a los tres ya sabías cómo expresarte apropiadamente, a los cinco leíste tu primer libro, desde arriba hasta abajo, eres una genia.

Me repetí esas palabras en mi cabeza como una confirmación, asintiendo con complacencia. Marywa me miró desconcertada, como Mishuly suele hacer.

Cuando la última lección terminó, fui a la última habitación como siempre hago: quería jugar con ella, pero hoy, gracias a las palabras de Marywa, me sentía algo insegura y me quedé absorta en mis pensamientos.

Eres una genia. Al año comenzaste a correr libre en la mansión, a los tres ya sabías cómo expresarte apropiadamente, a los cinco leíste el primer libro, desde arriba hasta abajo, eres una genia.

Sí, puede ser. No estaba completamente convencida, pero es suficiente. No sé nada sobre crecimiento, pero parece ser que todos los niños, al año, son capaces de correr por el jardín, subir y bajar escaleras… Puede ser, pero no estaba segura. Puede que haya aprendido más rápido que otros porque soy buena recordando. No lo se. Ni siquiera tengo un libro para consultar o recuerdos de mi vida anterior.

—Hey, Mishuly…

—¿Sí?

—Al año, ¿eras capaz de caminar?

Intentando encontrar seguridad en ella era evidencia del hecho de que hoy, la confianza en mí misma, se había reducido a la mitad.

Este pequeño ángel, Mishuly, quien no tenía recuerdos por ser muy pequeña, sacudió su cabeza.

—Um, no lo recuerdo.

Mi hermana, con cinco años, no recuerda cosas de hace cuatro años.

—Um… Sí, en efecto…

—¡Eh!

No era la respuesta que estaba esperando, pero ella era demasiado linda: cariñosamente se acarició la cabeza. Cuando la observé sonreir, no se porqué, pero todo lo demás dejó de preocuparme.

—¿Me contarías sobre el Baile, hermana mayor?

—¿El Baile? Ah, sí…

Busqué las palabras correctas para explicarlo de forma simple y divertida lo que sucedió la noche anterior.

—Había muchas personas, hermosas decoraciones y un montón de comida dispersa por las mesas. La habitación brillaba y las personas bailaban con hermosas ropas. ¡Muchos vinieron a saludarme!

—¡Por supuesto, porque estabas hermosa ayer a la noche!

—Hahaha, ¡gracias, gracias!

Era lindo saber que mi hermana menor me quería.

—Entonces conocí a algunos niños de más o menos mi edad… Pero sólo porque nuestros padres se conocían. Oh, además… ¡hice un amigo!

—¿Un amigo?

—¡Sí!

Obviamente estaba hablando sobre Charles, ya que los otros niños eran todos arrogantes, era imposible que nos volviéramos amigos.

Debería mantenerlo en secreto, pero le hablé a Mishuly sin esconderle nada, aunque no especifiqué que era un miembro de la Familia Real, que su nombre era Charles, y que ambos destruimos la cama de flores.

—Estaba este niño, más joven que yo, que me siguió con la intención de tener un desafío…

—Un hombre…

—Sí. En síntesis, finalmente gané y, por comodidad, nos volvimos amigos. Sin embargo, parece amable.

Recordando lo que sucedió estaba un poco entusiasmada y Mishuly, quien al principio siguió mi historia con interés, repentinamente dejó de hablar. Lo encontré extraño: usualmente ella escuchaba atentamente, mirándome con sus ojos azules.

—¿Todo está bien?

—Escucha, Chris… ¿A quién amas más entre mí y ese chico?

—¡Por supuesto que a ti, tonta! —repliqué inmediatamente, sin dudar.

Estaba preocupándome por Charles, pero no tenía duda de que la persona más importante en el mundo para mí era ella. La abracé con fuerza:

—¡Te amo mucho, Mishuly, y siempre lo haré!

—¿De verdad…?

—¡De verdad!

—¿Para siempre?

—¡Para siempre!

—¿Más y más?

—¡Hasta el infinito!

—¡¡Ooooooooh!!

Finalmente, esa sonrisa angelical que siempre tenía pintada en el rostro.

—¡Te amo también! —dijo, mientras me abrazaba.

—¡Te amo más!

—¡Imposible! ¡Te amo tanto como tú me amas!

—¿Podría ser cierto?

—¡¡¡Muy cierto!!!

—¡Vale! ¡Así que nos amamos de la misma forma!

—¡Sí!

Continuamos compartiendo esa felicidad.

—¡Somos muy fuertes, tú y yo! De cualquier forma, pienso que podría gustarte ese niño, ¿sabes?

Como sucedió en mi vida anterior, a pesar de que Charles y yo estuvimos comprometidos, él y Mishuly terminarían juntos, huyendo y abandonándome. En esta vida puede que no llegara a suceder (mi inteligencia lo preverá), así que creo que por lo menos esos dos podrán forjar una amistad.

—¡Imposible!

La respuesta de Mishuly me sorprendió.

—¿Por qué? —le pregunté, horrorizada frente a esta inesperada reacción—. ¿Imposible? ¡Confía en mí, él es lindo!

Me pregunto por qué dijo eso sin siquiera haberlo conocido.

—No, te digo que es imposible.

Mientras la veía confundida, sin comprender, Mishuly sacudió vigorosamente la falda de mi vestido.

Maru
Alerta, alerta, tenemos una hermana posesiva

4 respuestas a “Mi hermana, la heroína – Capítulo 13”

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