Modo Automático Apagado – Capítulo 10: La luna que ves es siempre hermosa

Traducido por Kiara

Editado por Raine


Punto de Vista: Kirua

—Si desean que la señorita Maria regrese, exprésense correctamente. Está bien, estoy haciendo un seguimiento del horario de Kirua-sama y también estoy haciendo un seguimiento adecuado de dónde se encuentra la señorita. Así que no se preocupen por tu hija de cuatro años.

Mientras sufría por la fuga de María, Orsseine expresó lo que quería decir y se fue. No es mi imaginación que las últimas palabras fueron dichas en una voz mucho más baja que las demás.

Ninguno de los dos podíamos irnos y sólo nos sentamos en el banco justo como estábamos antes de que nos dijeran que habláramos. Aunque estamos uno al lado del otro, Belldelia está cerca del límite y no hay intercambio de palabras.

Completo silencio.

Si interpretamos las palabras que Orsseine acaba de decir, Maria está preocupada por nosotros y dijo que huiría, después de eso…

En mi corazón, hay innumerables posibilidades.

Entre mí y Belldelia hay una pared de roca muy alta. Por supuesto, Belldelia no se siente así. Incluso si no me corrijo, soy yo quien tiene la culpa, y no es exagerado decir que Belldelia es una víctima.

Ella se convirtió en mi esposa porque yo tomé esa decisión.

Aún recuerdo ese día, cuando la conocí por primera vez.

♦ ♦ ♦

Cuando tenía 23 años, se realizó una fiesta para mi padre, la anterior cabeza de la familia Tempest. Olvidé de qué se trataba la fiesta, aunque supongo que probablemente no fue muy importante si no recuerdo.

Aunque en ese momento todavía no era el jefe de familia, era seguro que llegaría a ser el próximo jefe. Por lo tanto, muchas personas se reunían a mi alrededor, muchas de ellas con propósitos comerciales, pero también había aquellos con propósitos matrimoniales. Tal fiesta fue honestamente tediosa y estrecha, pero no podía mostrarme deprimido o aburrido. Eso es el porqué la recuerdo tan vívidamente.

Una mirada que no cambia. Una conversación que no cambia. Lo que me rodea no cambia como de costumbre.

Excepto por una persona.

Sólo Belldelia era diferente de todo lo que sabía y había conocido antes.

Ni el vestido, ni los adornos, incluso el maquillaje no era chillón. Su apariencia era natural, abandonando por completo los estándares de aquel tiempo, vistiendo de forma sencilla, tal vez considerándose inferior a los otros participantes del lugar, era muy diferente de la imagen de “joven dama” que conocía.

Pensé que era hermosa y, por primera vez en mi vida, admiré a una persona.

No sé porqué, incluso si me preguntan no sabría qué responder, pero anhelaba saber.

¿Por qué estaba tan intensamente atraído por ella?

¿Por qué no puedo dejar de mirarla?

Dos días más tarde, mi amigo de la infancia me enseñó la razón con la misma ligereza con la que soplaba el aire, en cuanto a por qué no entendía el por qué.

Al día siguiente, descubrí su nombre: Belldelia Wimbuto, la hija mayor del conde.

Y luego, tres días después, la vería nuevamente.

♦ ♦ ♦

¿Cuánto tiempo duró el silencio?

Todo su cuerpo está tenso y es fácil decir que está nerviosa. Fui el primero en romper el silencio.

─¿Recuerdas el día en que nos conocimos?

─Por supuesto. En la reunión de matrimonio…

─Incorrecto.

─¿Eh?

─Fue una semana antes.

Después de escuchar mis palabras, Belldelia parece estar nerviosa y sus ojos vagan alrededor.

Supongo que soy sólo yo quien lo recuerda. No estoy equivocado, aún así me alegro de mi buena memoria, pero no importa cuánto recuerde, no tiene sentido. La respuesta correcta para Belldelia sería su declaración anterior.

La respuesta correcta para mí es diferente. Sólo para mí.

─La fiesta de la semana anterior, ahí fue donde… te conocí.

─Fiesta…

Suspiré.

─Es por eso que quería hablar contigo.

─¿Eh?

─Quería casarme contigo, así que te nominé.

Aunque tenía veintitrés años, nunca había tenido amante ni novia. La casa Tempest nunca se opuso al matrimonio que yo deseaba y tampoco había ninguna razón por la cual la condesa de Wimbuto pudiera rechazar o declinar una propuesta de matrimonio de una familia tan respetada y de noble posición como la del duque, por lo que nuestro matrimonio se realizó sin inconvenientes.

Sólo una persona quedó excluida de la decisión, una persona cuyos sentimientos no se tomaron en cuenta: Belldelia.

─Lo siento.

Poniéndome de pie, bajé mi cabeza frente a ella.

─Kirua-sama…

El desconcierto y sorpresa que noté en su voz… tal vez significa que no entendió; debería decirlo mejor.

─Aunque era lo que quería, y mis deseos tuvieron alta prioridad, yo… yo… no pensé en tus sentimientos, en lo que tú querías… por eso, por favor, perdóname.

Ignorando todo a mi alrededor, le di prioridad a mis sentimientos: “La quiero. Me gusta. No quiero que sea de nadie más”, como un niño sólo prioricé mis sentimientos y cubrí las cosas que no quería ver.

Evitando cualquier problema, persiguiéndola con mi poder, forcé un matrimonio que resultó en un amor unilateral.

─Creo que no se puede evitar que me odies, aún si me disculpo ahora. Lo que hice estuvo mal.

La obtuve con un matrimonio forzado, empujé duro sin pensar en sus sentimientos. Cometí una acción despreciable.

No puedo ser querido. No hay ayuda para eso incluso si me evitan.

Lo sé. Lo entiendo bien.

─Pero aun así, Belldelia, todavía me gustas.

♦ ♦ ♦

Punto de Vista: Belldelia

Estoy sorprendida, ¿escuché correctamente?

Las palabras de Kirua-sama giran por mi cabeza con tanta fuerza que me dejan en completo estado de shock.

“Me gustas”… él dijo que le gusto.

No es un engaño ni una alucinación, es seguro que le gusto.

─¿Realmente?

Mi voz tiembla. No sólo mi voz sino también mis dedos, que son fríos y pierden color y temperatura. Agarré ambas manos temblorosas y, al observarlo, me di cuenta de lo serio que su rostro está.

¿No es una mentira? ¿No es un sueño? Mientras pensaba esto, Kirua-sama me estaba mirando directamente a mí, con esos hermosos ojos azules.

Algunas personas tienen miedo de sus ojos, pero yo estaba ansiosa por verlos y por que su mirada se fijara en mí una sola vez.

[Traducido por Reino de Kovel]

No es un sueño.

No es una mentira.

No es un engaño.

No es una ilusión.

Esta es la realidad.

─Pensé que era odiada.

Casada a la edad de 19 años, él se convirtió en mi pareja; tiempo después, nació Maria. Puede que nos veamos bien en la superficie, ante los demás y las visitas, pero la realidad no procede tan bellamente.

Aunque sabía la figura y el nombre, nunca hablamos realmente, esa era la relación entre el yo de 19 años y Kirua-sama. Una propuesta de matrimonio llegó y no se pudo evitar. Me casé, pero una pregunta que no podía hacerle a nadie circulaba en mi corazón.

¿Por qué me eligió?

Soy simple y no soy especial. Tengo ojos de un color peculiar, pero siempre fui despreciada por eso. Nunca podré convertirme en la princesa de la que un príncipe se enamore a primera vista.

Así que sólo pensé “Es un matrimonio político”.

Seguramente Kirua-sama no quería casarse conmigo. De hecho, siempre se ha sabido que las mujeres que son más bellas e inteligentes son mejores. Como las hermosas hijas de otros nobles que le rodean interminablemente antes y después del matrimonio.

Una vez que ese pensamiento se apoderó de mí, no podía hablar bien con Kirua-sama… aunque él fue amable conmigo, le tenía miedo.

Antes de darme cuenta, había perdido la mayor parte de mi relación como pareja.

─Estaba perdida y vacilante, no podía aceptar que intentaras conformarte conmigo… Cada dia me preguntaba si te arrepentias de casarte…

Aunque fuiste amable, aunque me cuidaste bien, lo rechacé todo. Te dije que no estaba lista, pero es doloroso si pienso en lo que perdiste allí.

El número de veces que hablamos disminuyó, el número de reuniones disminuyó… antes de que lo notara, nuestra relación llegó a un punto del que no pude regresar.

─Una y otra vez, pensé que tenía que hablarte, pero cada vez que tenía la oportunidad no sabía cómo proceder, me detuve por temor… Ésa era la sensación que tenía.

Siempre fue Kirua-sama quien intentó comprometerse. Fue arrogante de mi parte suponer que él continuaría aún después de que lo rechazara. Simplemente me quedé quieta y no actué y mi excesivo optimismo hizo que Maria se sintiera incómoda.

Mi querida hija de cuatro años.

Tanto mi padre como mi madre me mimaron demasiado y me echaron a perder, por lo que actué de tal modo que terminé permitiendo que mi hija se preocupara, cuando el único trabajo de un niño debería ser sonreír mientras crece.

Y ésta es la última oportunidad que Maria me dió.

Si no la tomo, no estoy calificada para llamarme madre.

─Es verdad que… en el momento de la reunión matrimonial, pensé que era sólo un matrimonio político, un matrimonio con algún objetivo en mente por parte de los padres y sin romance ni amor.

Ante mis palabras, la expresión de Kirua-sama no cambia. Por supuesto, eso es natural: él es capaz de mantener muy bien sus expresiones, sólo sus ojos se estrecharon levemente con tristeza.

Esas son palabras que lo lastiman como una espada. Pero es un hecho que debe ser dicho: esos eran mis sinceros sentimientos en ese momento.

Una persona que se destaca por encima de los demás, cuya apariencia y la posición social de la familia son superiores. Una persona que recibe el amor y la envidia de muchas personas. Él no es bueno con el amor. Pero es por eso que otros lo aman tan rápido.

Yo ciertamente no lo amaba a la edad de diecinueve años.

─Pero esos son mis sentimientos cuando tenía diecinueve años.

Desde ese día, muchas lunas han pasado…

Mi yo de diecinueve años ha desaparecido con el pasado.

─En este momento, no me arrepiento de haberme casado con Kirua-sama.

A la edad de 19 años, sería una mentira decir que te anhelaba.

Hoy, a esta edad, en este momento, no me arrepiento de nada.

─Yo… también me gusta Kirua-sama.

Lamento haber creído que estaba herida sin darme cuenta de que tú también estabas herido. Por encontrarme, pensar y anhelar por mí, gracias.

Esto es todo lo que deseé haberte dicho antes y no pude hacerlo.

─Realmente me gustas.

Ese día, por primera vez en nuestro matrimonio de seis años, supimos lo que cada uno estaba pensando del otro.


Kiara: ¡Qué lindos! ¡Que viva el amor!

Raine: Después de seis años de matrimonio y ya con una hija de por medio… ¡Nunca es tarde!

♥ ❤ ♥

               

6 respuestas a “Modo Automático Apagado – Capítulo 10: La luna que ves es siempre hermosa”

  1. Q bueno q Mariabell haya actuado x q entonces en la historia original sus padres se separaron x q ambos pensaban q el otro se quería separar y según parece pensaban q simplemente le regresaban su libertad 😟
    Gracias por la droga 😆😆😆

  2. Estos matrimonios políticos deben ser esclarecidos, cometen un gran fallo al asumir sin preguntar sus sentimientos, que estos los llevan a la desdicha y miseria.

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