Princesa restante – Tomo II – Capítulo I: Apertura

Traducido por Kavaalin

Editado por Sakuya


Se decía que el Rey Caballero Christian, el primer rey de Sommevesle y sus caballeros, se congregaban siempre alrededor de una mesa redonda, simbolizando la igualdad de todos los miembros. Esto fue pasado de una generación a otra y se creé que es el origen de los Doce Caballeros de la Mesa Redonda.

Un Rey Caballero, Caballeros de la Mesa Redonda, eran claras representaciones de la particular fascinación de Sommevesle con los caballeros. Y en un reino como este, no era de sorprender un Torneo de Artes Marciales, donde lo caballeros contendían entre sí regidos por un estatuto.

— ¿Una invitación para el Torneo de Artes Marciales?

—Sí. Sé que nunca has participado, pero al menos lo conoces, ¿no?

La primera princesa de Sommevesle, Leticia, le dejó caer la invitación a su caballero, Duke Barchet, a quien por fin había logrado reclutar después de hacer toda una escena. Su acción tan impropia de una princesa, mostraba claramente su disgusto por la invitación.

—Para participar en el torneo, uno debe ser un caballero, no un caballero de nombre, sino que un caballero con un amo legítimo. En otras palabras, solo pueden participar los caballeros honorarios.

La palabra caballero tenía dos significados en Sommevesle.

Uno era Caballero Real. Que se refería a los miembros de la Orden de Caballería Real. La cual fue establecida para proteger la paz y el orden en el reino. Duke era uno de ellos.

El otro significado era Caballero Honorario. Este, por otro lado, era el título dado a aquellos que juraban lealtad a su amo elegido. Para estos caballeros, había varias razones por las que escogían ser uno. Había algunos que lo hacían para proteger a su amo, otros eran académicos que se volvían caballeros solo de nombre y, estaban aquellos que simplemente querían usar el nombre y las conexiones de sus amos.

Duke era un Caballero Real y también el Caballero Honorario de Leti y, el Caballero del Primer Puesto de los futuros Caballeros de la Mesa Redonda. La invitación para el torneo le fue enviada debido al segundo cargo que ostentaba actualmente.

—Dicen que es por sana competencia y como una oportunidad de interacción entre los caballeros, pero en realidad, no es nada más que un evento para que los amos exhiban a sus caballeros. Hombres, —puntualizó Leti. —Pero ya que te tengo como mi caballero, tenemos que participar. Estoy segura de que tienes bastantes conexiones entre los caballeros ya que te graduaste de la Academia de Caballeros, pero tus conexiones como noble son limitadas. Mejor usa esta oportunidad para expandirlas.

—Así que, ¿estás diciendo que ese es mi objetivo principal y no el ganar?

—El Séptimo Cielo y las Valquirias también van a estar compitiendo. No tengo ninguna intención de exigirte lo imposible.

—Exigir lo imposible, eh.

Cierto, el Séptimo Cielo del primer príncipe Friedhelm y las Valquirias del segundo príncipe Guido, estaban compuestos de los mejores caballeros del reino. Por lo que para Leti, pedirle a Duke ganar la competición, era sinónimo de pedirle ser el caballero más fuerte de Sommevesle.

—De todos modos, el problema real de esto es que, los caballeros son los únicos permitidos en los terrenos del torneo, así que no va a haber nadie que se quede como mi guardián durante los encuentros. Si fuera por mí, no me importaría para nada, pero debo considerar mi posición como princesa.

Leti era perfectamente capaz de defenderse de cualquier clase de peligro, pero dado que era conocida por la gente como una princesa indefensa y dulce, no sería aceptable que no tuviera un caballero a su lado durante el torneo.

—Tenía planeado tomar prestado un caballero de la Mesa Redonda de mi padre, pero sinceramente, no quiero mostrarle a la gente que dependo de él. Sin embargo, eso es en lo único que pude pensar sin tener que preocuparme acerca del balance político entre las facciones.

El balance político ha sido un problema desde hace bastante tiempo para el rey actual, el padre de Leti. En orden de mantener el equilibrio, este eligió a su Primera Reina de la familia real. Esta acción sirvió como una contención para los Tres Grandes Marqueses. Pero el tiempo pasó y no tuvieron hijos, por lo que el rey decidió tomar dos reinas consortes más al mismo tiempo. La Segunda Reina de los Eulenberg y la Tercera Reina de los Lauenstein, en orden de demostrar que era imparcial. Leti infería que esto se había hecho para mantener la harmonía incluso desde antes de que ella fuera escogida como la princesa heredera.

—…Creo que conozco a alguien que podría ser tu caballero temporal para el torneo. —dijo Duke.

— ¿A alguien?

—Sí. Alguien apto para ser tu caballero y que aún seas capaz de mantener el balance político.

Duke conocía a la persona perfecta, quien no estaba afiliado y estaría encantado de ser el caballero de Leti. Pero a Duke mismo no le gustaba mucho la idea de preguntarle a esa persona. Si se le preguntara por qué se sentía de esa forma, probablemente respondería con un, “no lo sé.”

♦ ♦ ♦

[Traducido por Reino de Kovel, con el mejor sistema anti robos jamas visto]

La Habitación del Rey Caballero era donde las conciencias de las reencarnaciones del primer rey de Sommevesle, el Rey Caballero Christian, podían reunirse. La habitación estaba decorada con un gran candelabro de madera y el piso estaba cubierto con una exuberante alfombra bordada con cuentos de los dioses enmarcados en espigas de trigo doradas. En medio de la sala había una hermosa mesa de madera envejecida de un roble perenne y alrededor de esta había sillas adornadas, hechas de la misma madera. Las reencarnaciones del Rey Caballero venían a este lugar durante sus sueños.

Leti no tenía planeado visitar la Habitación del Rey Caballero esta noche, pero de repente se encontró sentada en una de las sillas. Esta noche estaba particularmente concurrido, así que decidió iniciar una conversación con los otros cuatro reyes.

— ¿El Torneo de Artes Marciales? Juli lo prohibió durante mi época. —dijo el doceavo rey, el Rey León Alexander, quien estaba sorprendido de escuchar que se había vuelto a celebrar el torneo.

— ¿Qué es lo que forzó al Rey Julius a prohibirlo? —preguntó Leti.

—Desafiaba al ganador a pelear conmigo. Cada vez. Así que supongo que se cansó de mí y decidió detenerlo todo.

Tal como se esperaba del rey cabeza dura, pensó Leti.

—El torneo es un evento bastante animado en mi época. Recuerdo apostar secretamente con mis caballeros sobre quién sería el ganador.

—Si los historiadores del futuro supieran que el afamadamente incorruptible y recto Rey Administrador Karlheinz hizo tal cosa, estoy segura que quedarían profundamente conmocionados. Por favor, hágales un favor y no lo escriba en su diario. Lléveselo a la tumba. —comentó Leti.

El bisabuelo de Leti, el decimoséptimo rey, el Rey Administrador Karlheinz, sonrió gentilmente y le dijo a su bisnieta que lo pasara por alto. La apuesta había sido solo por una botella de vino.

—…No se celebra en mi época… no tenemos el tiempo ni los recursos, de todos modos…—dijo el Rey de Una Sola Mano Oswald, una reencarnación posterior a la época de Leti. Él se encontraba actualmente en medio de una guerra encarnizada, que, en cierto sentido, era como tener un torneo todos los días.

—…Sí, por supuesto… De todos modos, intenta pensar en él como un entretenimiento para el futuro. —dijo Leti, tratando de animarlo.

— ¿De verdad? Los desafíos están prohibidos en mi época. O más bien, la noción misma de un caballero no es muy clara. —dijo el Rey del Corazón Roto, Ludgar.

— ¿Aún existen los Caballeros de la Mesa Redonda? —Preguntó Leti.

—Bueno, ese es el término general para los generales militares.

Ludgar era una reencarnación de un futuro posterior a Oswald. Él era llamado el Rey del Corazón Roto, debido a su fama por las numerosas penas de amor que tuvo que sobrellevar, no obstante, igual tenía un título apropiado, aunque la palabra aún no existía en la época de Leti.

—…Es una época pacífica, ¿no? La de la Reina Leticia. —dijo Oswald. Él estaba viviendo en una época de guerras interminables y probablemente estaba celoso de la era de Leti.

—De hecho. A veces encuentro extraño el por qué es necesaria una reencarnación del Rey Caballero. En esta época ni siquiera hay una oportunidad para usar sus poderes. —concordó Leti.

—No. Llegará un día en el que deberás usarlos. Deberás…

Un fuerte golpe detuvo las palabras de Oswald. Alexander, quien estaba sentado al lado de Leti, pateó la mesa, donde había estado apoyando sus pies hasta hace poco.

— ¡Oye, Rey Oswald! ¡Decirle el futuro a alguien que no quiere saberlo es contra las reglas! ¿Quieres que te cierre la boca?

—Pero, algunas cosas irán mejor si ella lo sabe… lo sé. Yo querría.

— ¿Estás diciendo que sería así para otros, porque de ese modo sería para ti? ¡Es porque te mantienes llorando por cosas como esas que tu primo te cortó el brazo, rey estúpido! —Espetó Alexander.

El ambiente se tornó sombrío y tenso. Leti se puso de pie para controlar la situación.

— ¡Ya paren ustedes dos! Los deslices existen en ambas épocas, ¿no? Si esto llega más allá de una pelea verbal, tendré que tomar el asunto en mis manos y forzarlos a calmarse. Si piensan que pueden ganarme a mí, quien tiene once de las Espadas Prometidas, ¡entonces vengan!

Las reencarnaciones del Rey Caballero poseían la Espada del Caballero y las Doce Espadas Prometidas, un total de trece espadas creadas para proteger al Rey Caballero, selladas en sus cuerpos.

Leti había otorgado recientemente la Espada de la Luz, una de las Doce Espadas Prometidas, para salvar a un joven en particular, así que ahora solo tenía un total de doce espadas en su interior.

—…Me iré ahora. Dudo que pueda ganar con solo tres espadas restantes. —dijo Oswald. Probablemente eligió irse porque decidió que él sería el que se rindiera o porque estaba verdaderamente ofendido por lo que había dicho Alexander.

—Yo también volveré. Ya no puedo soportar este tipo de ambiente. —dijo Leti y se fue.

♦ ♦ ♦

Leti despertó de mal humor debido a lo que había pasado en la Habitación del Rey Caballero.

Había declarado anteriormente a los otros reyes que no tenía deseos de conocer el futuro. Aunque, de todos modos, el Rey de Una Sola Mano había tenido un desliz hace unos días acerca del título informal de Leti, la Reina Rompecorazones.

—No. Definitivamente no. Eso absolutamente no pasará.

Estoy rodeada de caballeros cercanos a mi edad y es por eso que me gané ese apodo y no porque tuviera muchos amantes. No. Definitivamente no. Quiero creer eso de mi futuro yo. Se convenció a sí misma.

—Había ignorado los rumores que circulaban acerca de que Duke era mi amante, pero tal vez es tiempo de que haga algo acerca de eso… aunque sí Duke o yo lo negamos, podríamos estar solo añadiéndole leña al fuego y nos haría lucir más sospechosos.

Leti continuó reflexionando sobre cómo lidiar con este problema en particular, mientras su doncella la ayudaba a vestirse. Al terminar, otra sirvienta entró, informándole que Duke había venido junto al caballero temporal que había preparado para ella para el Torneo de Artes Marciales.

— ¡Su Alteza! ¡Trabajaré duro hoy! —Saludó el caballero novato de la Orden de Caballería Real con su cabeza inclinada hacia Leti.

Astrid Gale era considerado un caballero de primera clase debido a sus inusuales habilidades a pesar de ser un principiante. Era un plebeyo, pero ya se rumoreaba que tenía el potencial de ser el próximo Comandante de la Orden de Caballería Real.

—Así que tú eres la persona que Duke tenía en mente para mi caballero temporal. Bueno, no estas afiliado, de hecho. —pero es bastante inesperado, pensó Leti.

Una mayor consideración hizo que Leti se diera cuenta de que Astrid era, de hecho, un candidato factible y que era inesperado simplemente porque ella lo había quitado conscientemente de los probables candidatos que Duke tendría en mente. Parecía que ella y Astrid tenían una extraña conexión.

Astrid, uno de los subalternos de Duke, a pesar de su aparentemente inocente e inofensivo rostro, en realidad poseía un oscuro pasado. Pero este jovencito estaba eufórico cuando Duke le preguntó acerca de ser el caballero de Leti y saltaba de alegría cuando dijo, —Sí. ¡Sí señor! ¡Lo haré, lo haré, lo haré! ¡Daré lo mejor de mí para proteger a Su Alteza!

[Sakuya: Que lindo x3]

Ya sea que su alegría fuera porque podría ver de cerca a la hermosa princesa Leticia o porque esta era la oportunidad perfecta para promocionarse como caballero de Leti, Duke no lo sabía.

Duke había intentado preguntarle a Astrid anteriormente quién era su amo deseado, pero este había esquivado habilidosamente el tema cada vez, intencionalmente o no.

Leti quien era la candidata más probable para ser el amo que Astrid quería, estuvo de acuerdo con que fuera su caballero temporal.

—No necesitas hacer mucho. Todo lo que tienes que hacer es quedarte detrás de mí durante todo el tiempo que dure el torneo. Entonces, partamos.

Así que Leti, junto con Astrid quien actuaba como su caballero en lugar de Duke, fueron a los campos de entrenamiento de la Orden de Caballería Real, donde se celebraría el torneo.

Allí había carpas instaladas para servir como lugar donde estaría la audiencia. Una elegante carpa sobresalía de las otras por su exquisitez y dentro de esta había tres sillas igualmente elegantes. Friedhelm reclamó una silla de los lados y Guido ocupó la del lado opuesto, quedando la silla del medio desocupada. Los dos príncipes nunca se sentarían al lado del otro en términos amistosos. Esta era su postura pública, lo que se esperaba de ellos.

—Bien, bien, bien. Tenga un buen día, Su Alteza Real.

—Buen día. —Leti respondió bruscamente al saludo sarcástico de Friedhelm con su sonrisa de princesa perfecta.

—Oh, ¿Astrid? ¿Desde cuándo te volviste caballero de Leti?

Friedhelm estaba sorprendido de ver al cara de bebé Astrid parado detrás de Leti en lugar del alto Duke.

—Duke lo preparó como mi caballero temporal por el torneo. Ya que él va a estar ocupado con sus encuentros y también estará ayudando a los Caballeros de la Mesa Redonda en la organización del torneo, así que no podrá estar a mi lado. Podrías aprovechar esta oportunidad para reclutar a Astrid para tu Séptimo Cielo, —explicó Leti.

—Entonces haré eso. ¡Hey, Astrid, se mi caballero!

—Lo pensaré, Su Alteza, —respondió Astrid. Esta venía siendo su respuesta habitual desde hace un tiempo, pero Friedhelm notó que su mirada era distinta ahora.

¿Caballero temporal? Esos son los ojos de un perro guardián leal. Deje que otro bueno se me escurriera de entre las manos, pensó Friedhelm. No sabía cuándo Astrid había hecho su decisión, pero sí sabía que esos ojos no volverían a mirarlo, sin importar cuanto lo invitara. Leti tomó primero a Duke y tarde o temprano, tomaría a Astrid.

Justo lo que se esperaría de mi hermana, creo. Musitó Friedhelm.

—Los caballeros son débiles contra las princesas hermosas, ¿no? —preguntó Friedhelm, buscando la confirmación de sus caballeros, quienes le dieron una respuesta afirmativa, comentando además que las damas eran criaturas hechas para ser protegidas. Friedhelm se despaturró en su silla, enfurruñándose como un niño pequeño al oírlos decir eso.

Leti actuó fríamente e ignoró el comentario sarcástico de Friedhelm, pero para sus adentros se encontraba echando chispas.

¡Un caballero encantador no tiene derecho a decirme eso! Regañó.

—Astrid, ¿Por qué no apostamos sobre quién ganará el torneo? —preguntó Friedhelm.

— ¿Una apuesta? —Preguntó curioso Astrid, con su cabeza ladeada hacia un lado.

—Seh. ¿Quién crees que será? Si ganas, te daré el mejor vino de mi bodega. Pero si yo gano, te convertirás en mi caballero. ¿Qué dices?

—Lo siento, Su Alteza, pero no bebo.

— ¡Bah! No eres para nada divertido. Maldición. Yo pierdo porque no tengo ningún dulce para tentar a un niño. —Se quejó Friedhelm por la negativa de Astrid.

Astrid había dicho claramente que él no bebía, en vez de decir que no podía beber. Esto mostraba claramente que no quería apostar su título de caballero con Friedhelm. Y nadie sabía si lo hizo intencionalmente o sólo es que era naturalmente despistado.

Mientras Friedhelm pensaba acerca de Astrid, este mantenía una gran interrogante en su interior y finalmente encontró el coraje para preguntar.

—Emm… perdón, pero ¿de qué se trata este torneo en primer lugar?

La pregunta de Astrid estaba realmente fuera de lugar. Leti, involuntariamente, dejó caer su fachada y Friedhelm, sin darse cuenta, soltó un — ¿Qué?

Parecía que Duke sólo le había dicho a Astrid que quería que fuera un caballero temporal y nada más.

—El torneo o, como se llama oficialmente, el Torneo de Artes Marciales, es una competición entre los caballeros honorarios del reino. Aunque se le llama torneo, el único premio que obtendrán es honor y el ser catalogados como el caballero más fuerte en Sommevesle. —explicó Leti.

— ¿Van a luchar?

—Sí. Lucharán como caballeros, lo que significa que se batirán en duelo usando el mismo tipo de espada durante un tiempo límite, como muestra el reloj de arena por ahí. Los jueces son los actuales Caballeros de la Mesa Redonda ya que ellos no participan en el torneo.

—Una lucha entre caballeros, usando el mismo tipo de espada… entonces… —Dijo Astrid observando al atareado Duke quien se encontraba ayudando con las preparaciones del torneo.

—…Será el superior Duke.

Leti reaccionó tardíamente debido a la sorpresa que le causaron las palabras de Astrid. Pero antes de que pudiera pedirle una explicación, Friedhelm miró a este.

— ¡ASTRID! ¡Hombre! ¡Dijiste la única cosa que nadie se atrevía a mencionar a pesar de saberlo!

— ¿Eh? ¿De verdad? Por favor, perdónenme. —se disculpó Astrid, a pesar de no entender qué había hecho mal.

Entonces Friedhelm le sonrió a Leti, quien aún se encontraba perdida en cuanto a lo que había dicho Astrid.

—No hubiese reclutado a Duke para el Séptimo Cielo solo por ser mi amigo. Tengo mis razones y, por supuesto, él también. —Dijo Friedhelm mientras apuntaba con su cabeza en dirección a Guido.

Leti sabía que Guido había reclutado a Duke antes, pero Duke nunca se lo había mencionado. La única razón en la que podía pensar era que quería prevenir que Duke, alguien de su facción, se convirtiera en caballero de Friedhelm, pero basada en las palabras de Friedhelm, esta no era la única razón.

—Bueno, entonces, por qué no tomamos asiento y disfrutamos del desempeño del futuro Caballero del Primer Puesto de los Caballeros de la Mesa Redonda.

Y entonces, el torneo comenzó.

♦ ♦ ♦

Los encuentros procedieron uno por uno. Algunos eran duelos reñidos y emocionantes y otros terminaban rápidamente. Leti se mantuvo observando a Duke por el rabillo del ojo mientras veía las contiendas. Mirarlo era suficiente para saber lo ocupado que estaba, ayudando como futuro Caballero de la Mesa Redonda y aprendiendo de los actuales caballeros.

Después de una larga espera, por fin era el turno de Duke.

—Su Alteza, por favor, mire atentamente. El duelo del superior Duke terminará en tres movimientos. —Le dijo Astrid a Leti, su voz rebosante de orgullo por su respetado superior.

— ¿Tres movimientos? —Preguntó Leti.

— ¿Qué? ¿Se volvió incluso mejor? Increíble… —Dijo un sorprendido Friedhelm.

—Dicen que esos son los movimientos de lucha más efectivos para un caballero, pero el superior es el único, de los que conozco, que puede hacerlo.

Leti había determinado anteriormente que Duke era más débil que Astrid, el genio asesino, así que, si este genio estaba tan seguro de que Duke ganaría, tal vez, realmente lo haría.

Había escuchado que sus habilidades eran unas de las mejores de la Orden, si es que no las mejores, pero… pensó Leti.

Leti decidió centrarse en ver el duelo de su caballero y medir sus verdaderas habilidades.

Un actual Caballero de la Mesa Redonda se paró y dio la señal para iniciar el combate. Tan pronto fue dada la señal, Duke hizo su movimiento rápidamente.

Los mejores movimientos de lucha para un caballero estaban compuestos de estos tres movimientos.

Uno, cruzar espadas con el oponente y cargar contundentemente para romper el equilibrio del oponente.

Dos, blandir fuertemente la espada, forzando al oponente a deshacer su agarre en su propia espada, dejándolo indefenso.

Y tres, dar una estocada con la espada hacia el cuello del oponente para señalizar su derrota y finalizar el encuentro con un montón de arena restante en el reloj.

Todo el mundo estaba pasmado con el ataque de tres movimientos tan hábil, preciso y bien ejecutado de Duke. Incluso el réferi fue dejado sin habla por un momento antes de anunciar la victoria de Duke.

Él es… Él es realmente fuerte, pensó una sorprendida Leti. Esa sola demostración era suficiente para saber que las habilidades de Duke eran mucho mejores que las habilidades de un caballero de primera.

—Así que, ¿Cómo estuvo? —Le preguntó Friedhelm a Leti con una expresión petulante en el rostro y, además, dio una detallada observación acerca de la pelea.

—Para que una batalla entre caballeros se libre justa y parejamente, hay sólo tres factores a considerar: técnica, poder y velocidad. Y como has visto, Duke está muy por encima de los demás en todos esos aspectos. Nadie se le iguala.

—Pero recuerdo a alguien fanfarroneando de estar a la par con Duke durante sus días en la academia. ¿Quién sería ese?

—Duke era un mocoso flacucho en ese tiempo mientras que yo tenía más musculatura.

—Así que estás diciendo que él carecía de fuerza en ese entonces. —confirmó Leti.

Lo que Leti vio en este torneo fue un mucho más pulido estilo de pelea del que había sido testigo antes, cuando Duke se enfrentó a algunos maleantes durante una de sus caminatas de incógnito.

Entonces, ¿por qué prefiere usar ese estilo de pelea práctico? Él ya es fuerte de este modo, se preguntó Leti. Entonces, recordó al excesivamente fuerte subalterno de Duke.

Astrid parecía ser la causa del complejo de Duke y este quería probar que no era fuerte solo como caballero.

Duke siempre actuaba como un adulto comprensivo y maduro ante Leti, pero era un hombre infantil cuando se trataba de Astrid.

Este es el por qué eres llamado mocoso. Deberías ser más seguro de ti mismo, pensó Leti. Ser fuerte como caballero era una ventaja valiosa, especialmente en estos tiempos de paz. Leti decidió que felicitaría a Duke después y se dirigió a preguntarle a Astrid.

—Pero había escuchado que tenían el mismo récord en la Orden. ¿Por qué es eso?

Duke mismo le había dicho a Leti que él y Astrid estaban empatados, pero Friedhelm dijo hace un momento que nadie se le igualaba. Así que, Leti quería una explicación.

—Sí, estamos empatados porque yo recolecté puntos de otras batallas. Pero si se trata de peleas de espada, odio admitirlo, pero no hay forma en que le gane. Aunque, si se trata de algo más, en lo que no haya reglas, estoy seguro de que puedo ganar.

— ¿Realizan otras clases de duelos en la Orden aparte de la lucha con espadas? —Pregunto curiosa.

—Sí, lo hacemos, Su Alteza. Puede que nos llamemos caballeros, pero la mayoría de nuestras tareas actuales son detener disputas en la ciudad o atrapar carteristas. Pelear con espadas es complicado porque podríamos herir a gente inocente que se encuentre en el área, por lo que también entrenamos en otros estilos de pelea. —explicó Astrid.

Ejemplos de esos estilos de pelea eran, combate a mano limpia, con cuchillos y otros instrumentos que podrían considerarse más prácticos. De todos esos estilos enseñados en la Orden, el favorito de Astrid era La manera correcta de parar a un borracho con un jarro ~versión de bar~

—El superior es muy genial. —dijo Astrid, como si dijera en voz alta los pensamientos de Leti.

Leti no concordó abiertamente con él, pero fue forzada a admitir para sí misma que se encontraba jubilosa por el desempeño de Duke.

Este, por el otro lado, estaba siendo felicitado por sus superiores de los Caballeros de la Mesa Redonda y estos le dijeron que mantuviera ese ímpetu por el resto del torneo.

Ya veo. Entonces los rumores de que podría ser el siguiente comandante de la Orden no eran rumores después de todo, se dio cuenta Leti mientras miraba a Duke rodeado por sus colegas.

Un caballero con el mejor manejo de la espada, una actitud calmada y decidida y en el que sus compañeros caballeros confían completamente, añadido a su sangre noble, eran las condiciones para el comandante ideal y Duke cumplía con todas ellas. Leti arrebató a la Orden de Caballería Real a su futuro perfecto comandante.

Mientras Leti sentía un poco de lastima por la Orden, por lo que había hecho, algo le goteó desde arriba. Sintió algo frío tocar su mejilla y sus alrededores se volvieron frenéticos incluso antes de que siquiera pudiera reaccionar.

— ¡Leticia! —Dijo un alarmado Guido.

— ¡No! ¡Arriba! —Gritaron Friedhelm y Astrid.

Leti siguió sus palabras y miró arriba, entonces algo goteó de nuevo, cayendo en su cabello. Lo tocó, manchando su manga en el proceso, manchándola con sangre.

— ¡¿Pero qué…?! ¡Rápido! ¡Llamen a los Caballeros de la Mesa Redonda! Esto se va a complicar… —Friedhelm fue el primero en salir de su estupor y dar instrucciones al Séptimo Cielo y entonces Guido atrajo a Leti hacia su lado. La sangre goteando desde el techo de la carpa no se veía como si fuera a parar pronto. Todo el mundo se quedó mirando al sangriento espectáculo.

— ¡¿Qué pasó?! —la voz de Duke se escuchó a través del pesado ambiente y lo que vio fue a su amo ensangrentado, su hermoso cabello rubio y sus mejillas manchadas de escarlata.

Duke ya estaba temiendo lo peor cuando Leti calmadamente negó con su cabeza y le dijo que mirara hacia arriba. —Cálmate. No es mía. Mira arriba.

Duke hizo lo que Leti le había dicho y vio desde dónde venía la sangre.

—Una lámpara… ¿con sangre dentro?

La posición de la lámpara no era inusual, así que probablemente nadie la notó hasta que la sangre empezó a escurrirse desde ella.

—Voy a bajarla. —Dijo Astrid. Se paró sobre el respaldo de la silla de Leti y lo usó como un trampolín para saltar. Tomó la lámpara y aterrizó perfectamente sobre sus pies.

— ¡Ah! Sigue saliendo sangre. —Las manos de Astrid estaban embarradas con la sangre que goteaba de la lámpara y cuando la abrió, el hedor a sangre llenó los campos de entrenamiento, por lo que Leti tuvo que cubrirse la nariz con su manga limpia.

— ¿…Un cadáver de ave? ¿Quién haría algo como esto? —Dijo Astrid.

Leti pensó que esto era demasiado para ser una simple broma.

Sellado dentro de la lámpara había un pájaro decapitado. La lámpara colgaba de la carpa, la sangre se escurría lentamente por los huecos de la lámpara y goteaba hacia afuera, así que su existencia tarde o temprano sería descubierta. O tal vez debía ser hallada.

—Astrid, ve y lava tus manos. Luego toma un paño húmedo y otro seco y tráeselos a Su Alteza. —ordenó Duke.

— ¡Sí señor! ¡Uno seco y uno mojado! —Astrid confirmó la orden y se fue raudamente.

—Su Alteza, ¿se siente bien? ¿No está mareada o con náuseas?

—No, estoy bien. —Leti respondió calmadamente a la pregunta preocupada de Duke.

Leti, afortunadamente o tal vez no, no era lo suficientemente delicada como para desfallecer debido a la visión y el olor de la sangre. Ella estaba más ocupada pensando acerca de quién sería capaz de hacer tal cosa y por qué.

Esto fue preparado de antemano y no es difícil de hacer. ¿Es solo una simple broma o se trata de algo más…? se preguntó Leti. Pero tristemente, no tenía el tiempo para pensar calmadamente sobre ello. Las noticias sobre el incidente ya se estaban esparciendo y la gente estaba empezando a aglomerarse alrededor de su carpa. Guido salió para dispersar a las personas y Friedhelm examinó la lámpara y al ave.

—Llévense la lámpara, la silla manchada con sangre y la alfombra. Leticia, no salgas aún, haría que las cosas se pongan peor. Al menos no hasta que no te hayas limpiado la sangre.

Los caballeros siguieron inmediatamente las órdenes de Friedhelm y sacaron la lámpara, la silla ensangrentada y finalmente la alfombra, revelando el suelo.

—Espera un segundo, esto es… —Murmuró Friedhelm.

Todos dentro de la carpa jadearon porque debajo de la alfombra había un patrón geométrico dibujado en el suelo, debajo de donde había estado la silla de Leti.

— ¡Hey! ¡Que alguien llame a Leonhardt! El señor académico está familiarizado con estas cosas, ¿no? Sé para qué sirve esto, pero no mucho más. —Dijo Friedhelm.

El patrón dibujado era un pentagrama, una estrella de cinco puntas que simbolizaba la inestabilidad y que estaba rodeada de caracteres desconocidos. Cualquiera que la viera llegaría a la conclusión de que se trataba de un círculo mágico dibujado para maldecir a alguien. Y ahí, al lado del círculo había escrito un mensaje que Leti grabó a fuego en su mente.

—Sé quién realmente eres. —Leyó Leti en voz alta.

Esto de seguro se refiere a mí y lo más probable es que esté conectado con el Rey Caballero. Suspiró Leti, previendo la cantidad de problemas que esto conllevaría si fuera cierto. Y como si fuera una señal, Astrid regresó con los dos trapos.

— ¡Su Alteza! ¡Regresé con los paños!

—Gracias. —Dijo Leti y tomó el paño húmedo primero para limpiarse la sangre seca de la cara y el pelo, pero la sangre en su vestido ya estaba impregnada y no saldría con un lavado normal.

Y justo recientemente uno de mis vestidos favoritos se arruinó por la lluvia… aah, eso es de lo peor. Leti decidió dejarles el resto a sus dos hermanos y a los Caballeros de la Mesa Redonda. Si tan solo fuera un hombre, limpiarse la sangre sería suficiente y entonces podría continuar investigando el incidente. Pero no, era una princesa con una reputación que proteger. Era durante este tipo de situaciones que Leti se daba cuenta que ser una princesa era inconveniente.

—Duke, nos marchamos.

—Espera. —La llamó Guido. Se sacó su abrigo y se lo tendió a una sorprendida Leti. Ella empezó a sospechar, así que Guido añadió unas cuantas palabras.

—Póntelo. No puedo dejar que una dama bañada en sangre camine por ahí exponiéndose.

—Gracias, pero no hay necesidad. Hoy está helado. Pero si insistes, tomaré el abrigo de mi caballero. —se negó Leti.

—Tómalo como mi agradecimiento por hacerte cargo del cumpleaños de Cornelia. Gracias por hacerlo en lugar de mi madre.

Leti se había hecho cargo de las preparaciones para el cumpleaños de Cornelia, la hermana menor de la misma sangre de Guido, en lugar de su fallecida madre.

—Bueno, entonces lo devolveré después… y una cosa más, Alfil a G2.

—Lo tengo.

Después de eso Leti le hizo señas a Duke con la mirada y salió de la carpa. Había pasado un tiempo desde que Leti había recibido ese tipo de trato fraternal y no sabía cómo reaccionar. Era consciente de la ligera calidez que permanecía en el abrigo de su hermano.

♦ ♦ ♦

Fuera de la carpa, los caballeros ya se habían reunido alrededor de esta, tratando de descubrir qué había pasado dentro. Leti pensó que la persona que había preparado la broma podría andar cerca, así que examinó cuidadosamente los rostros de las personas alrededor. Usando la Espada del Vendaval, reunió las voces hablantes alrededor de ella.

Los murmullos alcanzaron los oídos de Leti y esta se concentró en filtrar cualquier información importante del enjambre de confundidos y curiosos ¿Qué pasó? ¿Qué pasará con el torneo? Parece que se canceló.

El criminal probablemente diría algo que no encajaría con la situación actual, consideró Leti.

—…Antes de lo planeado…

Leti se detuvo al oír esas palabras. La frase estaba fuera de contexto. Se giró para identificar al que hablaba, pero la voz ya había sido ahogada y era imposible saber a quién pertenecía.

— ¿Su Alteza?

—…Hablemos mientras caminamos. Pero primero, recuerda a la gente que se encuentra aquí y ahora. —ordenó Leti.

Cuando llegaron a un lugar sin gente, empezó a explicarle sus pensamientos a Duke.

—Escuché un susurro hace un momento que decía “antes de lo planeado.” Me pregunto qué sucedió antes de lo planeado.

—El torneo comenzó a tiempo. No hay nada que sucediera antes de lo planeado, —respondió Duke.

—Estoy de acuerdo, estaba pensando lo mismo. Tal vez el descubrimiento de la lámpara se suponía que sería después del torneo.

El perpetrador probablemente no esperaba que la sangre se filtrara de la lámpara y el círculo mágico debe haber estado planeado para ser descubierto cuando los campos de entrenamiento fueran limpiados.

—Pero si fuera yo, hubiese preferido que la sangre se filtrara. De esa forma sería más grotesco y convincente que solo saber que estuviste sentado en una silla maldita. —dijo Duke.

—Sí, veo tu punto… —Susurró Leti.

¿Entonces querían parar el torneo? O… No. Esto no está bien. Estoy yendo muy deprisa al buscar un motivo para finalizar este asunto. Leti, cálmate y piensa ordenadamente, se regañó a sí misma.

Tan pronto como llegaron a su habitación, Leti le pidió a su criada que preparara lápiz y papel. Había algo que tenía que pedirle a Duke que hiciera antes de que se le olvidara.

—Escribe aquí lo que te pedí hace un rato.

Leti le pidió a Duke que escribiera los nombres de la gente que estaba alrededor de la escena. Duke siguió su orden y comenzó a escribir en el papel.

— ¿…Eh? ¿En secuencia? ¿No? ¿…estás…? —Murmuró Leti.

Las manos de Duke escribían fluidamente en el papel los nombres de la gente, pero no los estaba escribiendo como una lista. Había usado tanto papel que algunos habían caído al suelo.

Leti pensó que escribiría los nombres a medida que los recordara, pero pronto entendió lo que Duke estaba haciendo, cuando este empezó a trazar líneas y a marcar los papeles con puntos de referencia.

— ¿…Eres capaz de memorizar a las personas que se encontraban allí y su respectiva posición en ese corto periodo de tiempo?

—Aprendí a cómo hacerlo debido a las exigencias del trabajo. Pero probablemente pasé por alto a alguien, así que no confíes demasiado en esto.

Duke escribió en los papeles los nombres de las personas que estuvieron ahí, de los caballeros ayudando en el torneo, de los caballeros honorarios que participaban en los duelos y de los nobles que habían ido a ver y además los nombres estaban escritos en los lugares en los que las personas se encontraban en aquel momento. También había trazado puntos de referencia, como en donde estaban las carpas, para hacerlo más fácil de visualizar. En otras palabras, él no solo recordaba quién, sino que también dónde estaban las personas cuando Leti le ordenó que los recordara.

—Esto es ciertamente conveniente. Sería de gran ayuda si pudiera tener a otro tú.

—No pidas lo imposible. De todos modos, ¿esto significa que las personas de aquí son sospechosas?

—Sí. No estoy segura de qué pasó antes de lo planeado, pero no hará daño considerarlo como una de las posibilidades. —concluyó Leti.

El criminal todavía andaba suelto. Había gente en la Villa Real y se habían posicionado guardias alrededor, pero Duke, pensando en el peor escenario posible, dijo, —Traeré a Astrid. No andes deambulando por ahí hasta que él llegue.

—Entiendo. Hagamos que sea mi caballero temporal por un poco más. Y una cosa más Duke…

Leti detuvo a Duke quien ya se estaba apurando en volver al cuartel de la Orden para llamar a Astrid.

—Vi tu duelo. Eres fuerte. Había oído rumores de que eras el número uno o dos de la orden, pero no había creído que fueran verdad.

La increíble fuerza de Astrid de alguna manera había opacado la fuerza de Duke, pero este también era lo suficientemente fuerte como para ser incluido en la misma categoría. Leti se sintió un poco frustrada consigo misma por haber subestimado a su propio caballero y no darse cuenta de cuán fuerte era realmente sino hasta ahora.

—Como un caballero, sí. Pero si se tratara de una pelea a muerte con Astrid, entonces sería mi completa derrota.

Duke pensaba que aún si era fuerte como caballero, todo esto no tendría sentido si él no pudiera proteger a su amo cuando se diera la necesidad. Pero Leti pensaba de otra manera.

—No espero y no exigiré ese tipo de fuerza de ti. Si tuviera que enfrentar a Astrid, yo podría matarlo instantáneamente. —dijo llanamente.

—…No me dirás cómo incluso si pregunto, ¿no?

Duke no osaba inmiscuirse en los secretos de Leti. Nunca la forzó a decírselo. Pero si Leti quisiera contárselo, entonces él estaría dispuesto a escuchar. Así era para Duke.

Y actúas tan maduro cuando se trata de mí, Leti suspiró para sus adentros.

El complejo de inferioridad de Duke, por un lado, estaba conectado a su deseo de superarse a sí mismo, pero mucho de eso se le devolvería y este terminaría mirándose en menos. Esto sería malo para ambos, Duke y Leti, así que ella decidió llenar ese vacío.

—Sí, no te lo diré. Pero mira, incluso si puedo matar a Astrid, yo no puedo ganar en el torneo como un caballero. Tú puedes. Esa es tu valía. La próxima vez te ordenaré ganar. Si recuerdas, dije que no tenía intención de demandarte lo imposible.

—Cierto. Eso no es imposible para mí. Entonces, haré como desees.

Leti, satisfecha con la respuesta de Duke, finalizó la conversación, pero Duke le dio una advertencia final.

—No vayas a ninguna parte hasta que llegue Astrid.

—No podría ir a ninguna parte aun si quisiera. Aún tengo que asearme y cambiarme. No tienes de qué preocuparte. Ahora ve.

Duke emprendió su retirada y se apuró en volver al cuartel de la Orden, pero en su camino de regreso, miró hacia atrás, a la Villa Real, donde se encontraba Leti.

—…Siento como si ella hubiera visto a través de mí. —susurró Duke.

Leti no le dio a Duke un cumplido obvio. No le dijo que era increíble, excelente o grandioso. Simplemente le contó que le ordenaría ganar ya que ahora sabía que podía hacerlo.

Duke se conocía bien. Y sabía que, si le daban algún cumplido directo, él simplemente se hubiese avergonzado y hubiese puesto una cara seria, pero lo que Leti hizo se adecuaba más a su personalidad, el demandar algo de él, algo que él pudiera hacer. Esto probablemente lo motivaría más.

—Esa habilidad de hacer que la gente baile a su ritmo es bastante similar a la del príncipe Friedhelm. ¿Esto corre por las venas del rey? Maldición.

Las madres de Friedhelm y Leti eran diferentes, así que esta habilidad la habían heredado probablemente de su padre. Duke se sintió derrotado e inconscientemente pronunció una mala palabra.

♦ ♦ ♦

Leti inmediatamente se quitó su vestido ensangrentado, lavó su cabello y rostro con agua caliente y se cambió de ropas. Después de eso, la única cosa que le restaba por hacer era esperar por el reporte. Sin nada más que hacer, se sentó en frente de su tablero de ajedrez, movió el alfil blanco y entonces miro seriamente al tablero.

—Estoy segura que su próximo movimiento será este, así que… —murmuró mientras tocaba la torre negra, cuando sintió una presencia en su habitación y…

— ¡Su Alteza! ¡He venido a ser su guardia en reemplazo del superior!

— ¿No te he dicho que no entres por la ventana? Hazlo de nuevo y te patearé para afuera.

Astrid abrió silenciosamente la ventana cerrada y se metió al cuarto. Si alguien lo viera entrar por la ventana, esto definitivamente causaría que rumores desagradables circularan alrededor del castillo. Para Leti, aún era demasiado pronto para tomar el primer paso para convertirse en la Reina Rompecorazones.

— ¿Algún progreso con el círculo mágico? —Preguntó Leti.

—Nada aún, Su Alteza. Los Caballeros de la Mesa Redonda están interrogando actualmente a los caballeros que arreglaron el área. —reportó Astrid mientras saltaba dentro de la habitación de Leti. Entonces sintió que algo era extraño con ella.

— ¿Hmmm? —Astrid miró curioso a Leti y se acercó a ella y la extrañeza solo crecía a medida que se acercaba. Antes de que pudiera pensar en la razón detrás de esto, su cuerpo se movió primero. Se agachó y acercó su rostro a los hermosos rizos dorados de Leti e inhaló su esencia.

El gesto de Astrid se parecía tanto al de un perro que incluso Leti se olvidó de regañarlo por haberse acercado tanto a ella.

— ¿Qué es este olor…?

— ¿Huele a sangre? Pero ya lavé mi cabello. ¿Aún apesta?

—No, no huele a sangre… es más como… una esencia oscura…—dijo Astrid. Se estaba sintiendo frustrado al no hallar la palabra correcta para describir la extrañeza que sentía, cuando su mirada bajó lentamente y se encontró con la de Leti, quien lo miraba esperando por sus próximas palabras.

Aaah… el color de los ojos de Su Alteza es tan hermoso… pensó Astrid mientras se veía reflejado en los ojos azul acero, reminiscencias del cielo invernal de Sommevesle, éste se acercó y…

— ¡Auch!

— ¡Tú, perro! —Gritó Leti.

La cabeza de Astrid se sacudió y como fuegos artificiales pasaron delante de sus ojos. Se sujetó fuertemente la nuca, el cual era el lugar donde Leti lo había golpeado sin compasión alguna con la Espada del Caballero.

— ¡Esta es la razón por la que me enferman los hombres! ¡Eres demasiado materialista! ¡Haz eso otra vez y te apuñalaré con mis doce espadas! ¡Recuérdalo! —Lo regañó Leti.

—Huhuhu… por favor, perdóneme… pero Su Alteza es tan hermosa y… ¡pero soy serio!

— ¡Nadie te está preguntando eso! ¡¿Debería enseñarte lo que significa ser un guardia?! El guardia se supone que debe proteger al amo, así que ¡no tendría sentido si él ataca al amo que se supone que debería proteger!

— ¡Ah, es verdad!

Leti pensó en el sobrenombre de Astrid que había escuchado de Duke y maldijo, ¡Este estúpido e ingenuo caballero! Se dijo a sí misma que el calor en sus mejillas era debido a la ira y no porque estuviese sonrojada.

—De todos modos, esto ya pasó. Ahora ve afuera y haz guardia ahí. Cambia con Duke una vez que vuelva. —ordenó Leti.

— ¿…El superior Duke sí está permitido en su habitación, Su Alteza?

—Sí. Duke no es un hombre, sino un caballero. Ahora ve. —Dijo Leti mientras apuntaba a través de la puerta para que Astrid saliera.

Astrid dijo sí obedientemente y salió del cuarto de Leti.

— ¿Hice que Su Alteza fuera cautelosa conmigo? Debería ser más cuidadoso la próxima vez.

Ahora, ¡de vuelta al trabajo! Astrid había cambiado al modo de trabajo cuando, de repente, finalmente recordó la palabra que había estado buscando hace un rato.

— ¡Es impureza!

La Espada de la Luz contenía habilidades de purificación y estas habían reaccionado a las impurezas en el cabello de Leti. Ella ya se había lavado, pero estas aún se mantenían.

—Esa pequeña cantidad debería desaparecer en unos pocos días, así que creo que está bien, pero… — ¿Su Alteza me dejaría tocar su cabello si digo que es para purificarlo? Probablemente no… no después de lo que traté de hacer. Astrid suspiró afligido.

♦ ♦ ♦

Más tarde ese día, justo cuando el enojo de Leti por la acción de Astrid se había sosegado, Leonhardt, quien fue llamado para investigar el círculo mágico y Duke, llegaron a la Villa Real.

Para reportes como estos, había una formalidad sobre cómo debían hacerse las cosas. La primera persona a quien debía dar el reporte era el líder de la investigación, el cual en este caso era Duke, un caballero de la Orden de Caballería Real, pero Leonhardt ignoró el protocolo y procedió a reportar la información a su hermana mayor.

—Primero, el círculo mágico. Este es probablemente uno de esos círculos mágicos dibujados en viejos libros de maldiciones.

Leonhardt le tendió a Leti un papel con una copia idéntica del círculo. Esta le echó una mirada y coincidió con que lo era, obviamente. Una estrella de instabilidad dibujada con sangre era tan cliché que ya no daba miedo.

—Aún existen libros sobre las artes perdidas del pasado, libros de magia. Pero seguir los procedimientos religiosamente no garantiza que estos den el efecto deseado. Lo sé, porque yo he estado intentándolo día y noche.

Leon creía que siempre habría una creencia oculta que persistiría sin importar la época que fuera. Pero Leti, quien conocía el pasado por ser la reencarnación del Rey Caballero, tenía una opinión diferente.

En el pasado, no existía un Dios sino dioses y junto con ellos había criaturas míticas, como espíritus y hadas. La magia, un poder misterioso, era persistente en todos los reinos. Pero eso era entonces. La magia y todo lo relacionado con ella había desaparecido hace tiempo, incluso el hecho de que alguna vez existió fue olvidado y las únicas huellas que quedaban eran los cuentos de hadas, los mitos y las supersticiones sin sentido.

La fuente de la magia y los dioses, abandonaron este mundo. El último dios que quedó quería ser humano y por eso estoy aquí, pensó Leti.

Los humanos fueron los que erradicaron la magia de la historia, pero aún quedaban algunos fragmentos sobrantes. No fueron capaces de destruirlos completamente.

—Lo siguiente es esto. Los caracteres escritos alrededor del pentagrama son Griego Antiguo o más específicamente, una lengua más arcaica que el griego antiguo, la lengua madre del griego antiguo. Y la persona que escribió esto, parece no estar muy familiarizada con él.

Leon apuntó a uno de los caracteres escritos alrededor del pentagrama.

—Toma, por ejemplo, esta palabra. Debería haber un punto final al escribirla en la sección superior derecha, pero quien la escribió no se detuvo y continuó el trazo. Esto muestra que la persona que escribió esto no sabía que se convertiría en una palabra diferente si el trazo era continuo y curvo. Esto es lo que sucede cuando las personas simplemente intentan copiar lo que ven.

El griego antiguo era una lengua muerta cuyo sistema de escritura era lo único intacto de este. Esta lengua era usada a veces en escritos antiguos y un puñado de académicos lo estudiaba para usarlo en investigaciones. Leonhardt era uno de ellos.

—Separado del Ciclo de la Vida, prohibida tú entrada al Reino de los Cielos, no serás más que una conciencia errante sobre estas tierras por toda la eternidad. Era, probablemente, lo que esto quería decir, de estar escrito correctamente. Lo más probable es que sea una maldición para hacer que alguien sea un fantasma eternamente, pero se volvió sin sentido debido a los trazos erróneos. Que desafortunado… Jajaja. De todos modos, voy a confirmar esto con los académicos de griego antiguo y reportarlo de nuevo. —dijo Leonhardt.

—Entonces el criminal no conoce el griego antiguo. —suspiró Leti, sintiéndose aliviada de que el criminal fuera del presente y no una Energía Fantasma que definitivamente sabría griego antiguo debido a su extensa existencia. Pero aún quedaban preguntas sin responder.

Sé quién realmente eres.

Leti pensó que este mensaje se refería a su secreto como el Rey de los Caballeros, por lo que el criminal era alguien que conocía su secreto. ¿Pero cómo? ¿Y cuál fue la razón detrás de la maldición? Ahora que estaba segura de que el criminal no era una Energía Fantasma, las respuestas a estas preguntas se volvieron más difíciles de encontrar.

—Entonces, para resumir, basándonos en la información actual, podemos decir que el criminal es alguien que tiene acceso a un viejo libro sobre magia y maldiciones y que no está familiarizado con el griego antiguo. Jajaja… Hay demasiados que pueden encajar con esta descripción. Cualquier noble puede entrar y tomar prestado un libro de la Biblioteca Real. Los Caballeros de la Orden y los eruditos también pueden, siempre y cuando tengan permiso, o también puede ser cualquiera que trabaje para una familia noble y fuera enviado a un recado. —resumió Leonhardt.

Era como decir que todos dentro de los terrenos del castillo eran sospechosos. Sería imposible entrevistar a los sospechosos, incluso si se desplegara a cada caballero de la Orden.

— ¿Algo más? —preguntó Leti.

—Una última cosa. Tengo curiosidad acerca de este número I. si fue escrito intencionalmente, entonces significa que habría un número II o incluso un III.

— ¿Así que estás diciendo que habrá otro?

—Sí. Mientras más veces suceda, más pistas obtendremos. Entonces, por el bien de atrapar al criminal, esperemos que haya otro. Además, las maldiciones no pueden matar a nadie. Incluso aquellas complejas como esta.

Cualquiera que haya visto el círculo sólo se sentiría desagradable o incómodo, nada más, nada menos. Entonces, el mejor curso de acción era esperar el siguiente movimiento del enemigo, tal como lo había dicho Leonhardt.

— ¿Tiene alguna idea de quién es el objetivo, su alteza? —preguntó Duke, que no había pronunciado una sola palabra desde su regreso.

Cualquiera de los tres príncipes mayores era un posible objetivo de la maldición. Pero Leonhardt tuvo una idea diferente. Tal vez la maldición no era para una persona en particular sino para un cierto grupo de personas.

— ¿Qué tal si consideramos a alguien que odia a la familia real?

El término Familia Real en Sommevesle se refería al Rey, su familia inmediata y sus parientes, los Duques y sus respectivas familias. Los miembros de la familia real tenían todos derechos sobre el trono, independientemente de su sexo. Sin embargo, no había un orden claro de sucesión establecido dentro del reino.

—Si rastreamos las raíces del linaje actual, llegaremos a la línea del Rey Revolucionario, Julius. Es cierto que la línea actual no está directamente conectada con el Rey Caballero, pero no está totalmente no relacionada tampoco… Eso no es una mala idea. Consideremos esta posibilidad también, —dijo Leti.

Había nobles tontos que pensaban que sus líneas de sangre estaban más cerca del Rey Caballero que la línea actual.

Ahora que habían decidido esperar al siguiente movimiento, Leonhardt se excusó y dijo que también tenía que reportarse ante la Orden.

—Su alteza, ¿pasó algo con Astrid?

— ¿Cuál es el problema?

—Parecía abatido.

Leti estaba impresionada por lo observador que era Duke.

—Hizo algo estúpido, así que le dije perro. Debes disciplinar adecuadamente a tu subalterno. Para su primera lección, tal vez deberías enseñarle “quieto.”

Leti terminó la conversación ahí y Duke no preguntó nada más.

♦ ♦ ♦

La conversación sobre el incidente había terminado, pero no para Leti quien salió sigilosamente de su habitación una vez llegada la noche.

Leti había dejado caer secretamente uno de sus pendientes en la escena durante el día antes de irse a cambiar de ropa. Con esto, la preparación para su excusa perfecta ahora estaba completa. Si alguien la encontraba allí, fácilmente podría decirles que fue ahí a buscar el par de sus aretes favoritos.

Leti, con su visión nocturna gracias a la Espada de la Oscuridad, no necesitaba una lámpara. Sin embargo, era demasiado antinatural caminar afuera en la oscuridad sin una, así que simplemente llevo una sin encenderla. Además, la luz solo llamaría la atención.

—…Veo que ya fue borrado. —suspiró Leti mientras llegaba al campo de entrenamiento donde se había dibujado el círculo. Los restos del pájaro y el círculo mágico dibujado con sangre ya habían sido limpiados. Ella quería ver el mensaje “Sé quién eres realmente” de nuevo personalmente, pero ya no era posible.

—Bueno, entonces, vámonos a casa. Siento que Duke me encontrará aquí si me quedo por más tiempo. —dijo Leti mientras se levantaba lentamente, sintiéndose un poco decepcionada. Entonces vio como una luz se acercaba a ella. Leti tragó saliva. La persona que se acercaba podría ser alguien que trabajase en el castillo o un Caballero de la Orden patrullando. Cualquiera que fuera, ambos significaban problemas para ella.

— ¡¿…Leticia?!

Pero la persona no era ninguna de las dos.

— ¿Príncipe Guido? ¿Por qué estás aquí? —Dijo Leti sorprendida.

—Debería preguntarte lo mismo. ¿Qué haces aquí sola a esta hora de la noche? —Dijo Guido.

—Me acabo de dar cuenta de que perdí mi arete favorito, así que estaba buscándolo. Pero la lámpara murió, así que ya estaba planeando volver. —Leti dijo calmadamente su excusa preparada.

—Deberías haberle pedido a tu criada que lo hiciera por ti. Vete a casa ahora.

—No puedo pedirle que vaya al lugar donde estaba un círculo mágico dibujado con sangre a esta hora de la noche… Pero ¿y tú? ¿Qué estás haciendo aquí solo? ¿Perdiste también un pendiente?

—No. Es por un asunto diferente. Ven, te acompañaré a la Villa Real. —dijo Guido. Él claramente no tenía planes de compartir información.

Leti decidió dejarlo estar y regresar a casa cuando…

— ¿Quién está ahí? —exclamó una voz.

Leti y Guido se miraron el uno al otro cuando escucharon la voz. Estaban pensando en lo mismo. Si alguien los viera, la razón más probable que se les ocurriría es que la Princesa Leticia y el Príncipe Guido tenían algo de qué hablar de lo cual nadie debería enterarse. Ahora, si esta información llegara hasta los Lauenstein, estos podrían pensar lo peor y el mundo simplemente encontraría los cadáveres de los dos príncipes juntos a la mañana siguiente.

—Quédate quieta. —Le dijo Guido a Leti mientras se quitaba rápidamente el abrigo, lo usó para cubrir la cabeza de Leti y luego la abrazó.

Ah, ya veo. Pero si él hace esto… Leti pensó. Malos rumores definitivamente se esparciran alrededor de Guido.

— ¿Quién está ahí? ¡Respóndeme! —La voz y el sonido de los pasos se acercaron.

— ¡¿…P-príncipe Guido!? —La persona que hablaba era un caballero de la Orden que estaba de patrulla y el cual no pudo ocultar su sorpresa al descubrir quién estaba ahí.

Leti, que no podía ver nada, dedujo que había dos caballeros basada en el sonido de los pasos, pero solo uno de ellos había hablado.

— ¡Vete! Y no le digas a nadie sobre esto. —le advirtió Guido.

— ¡Sí, Su Alteza!

Un príncipe abrazando a una dama, muy probablemente no su prometida, que los caballeros vieron como un acto claro de una aventura amorosa. Mientras Leti pensaba que estaban haciendo una injusticia con la prometida de Guido, el otro caballero habló.

—Príncipe Guido, por favor perdóneme. ¿Pero sería tan amable de acompañar a la joven a su casa? Por favor, no la deje fuera de su vista.

Leti se tragó su sorpresa.

La voz pertenecía a Duke y era un tono más grave de lo normal. Él ya sabía que la falsa amante de Guido no era otra que su ama, aunque no la había visto.

Los caballeros dejaron al príncipe y su dama y los dos se separaron una vez que ya no podían oír el sonido de los pasos.

—Parece que Duke lo descubrió.

—…Él es… innecesariamente agudo. Estoy segura de que recibiré un regaño mañana. —Leti suspiró ya que estaba pensando desesperadamente en una excusa para decirle a Duke. Él podría creerle si le dijera que tenía algo que discutir en privado con Guido, pero ese no era el punto. Duke no la regañaría por eso. Él la regañaría por salir sola.

—Leticia, ¿estás…? —Guido vacilante llamó a Leti quien todavía estaba mirando hacia abajo, ocupada en encontrar su excusa. Pero cuando levantó la vista, Guido decidió no continuar con lo que estaba a punto de decir y simplemente dijo. —Te acompañaré a casa.

Cuando llegaron a la Villa Real, Guido finalmente habló y le preguntó a Leti si Leonhardt estaba en casa.

— ¿Necesitas algo de Leon? Espera aquí. Lo traeré para ti. —como agradecimiento por traerme a casa, terminó Leti.

Leti fue a buscar a Leonhardt y lo persuadió para que viera a Guido y le pasó su hermano menor a su hermano mayor.

Pero si originalmente tenía la intención de reunirse con Leon, no había necesidad de que pasara por los campos de la Orden. ¿Y por qué iría solo? Leti se preguntó sobre las acciones de Guido.

Esto solo significaba que iba a hacer algo que no quería que sus caballeros, las Valquirias, supieran.

¿Una aventura? No, no, no. Esa es la razón más improbable tratándose de él.

¿Qué hay de la persona que dibujó el círculo?

Tal vez regresó para verificar la escena… Leti suspiró por lo tontos que eran sus pensamientos.

—Hermana, no hay necesidad de preparar una habitación. Hablaremos aquí mismo.

Los pensamientos de Leti fueron interrumpidos por la obviamente irritada voz de Leonhardt.

— ¿De verdad? —Preguntó Leti, mirando a Guido para confirmarlo. Él asintió y Leti los dejó solos.

♦ ♦ ♦

Tan pronto como los pasos de Leti ya no podían ser escuchados, Leonhardt le preguntó directamente a Guido cuál era su propósito.

—Vine a preguntarte sobre el círculo mágico.

— ¿No podrías esperar el informe de la Orden mañana? Me sorprende que las Valquirias incluso te hayan permitido venir aquí solo. Jajaja.

Leonhardt sacó una copia del informe para que Guido lo leyera. Guido escudriño el informe y preguntó si tenían algún sospechoso en particular.

— ¿Alguien que odia a la familia real? Quiero decir que los tres príncipes mayores fueron los objetivos, así que estoy pensando que puede ser algo por el estilo. Además, nuestra hermana también cree que algún tonto noble está detrás de esto.

—… La familia real. —susurró Guido.

Leonhardt pensó que Guido estaría de acuerdo con él, por lo que esperó su concordancia, pero la pausa lo hizo pensar que Guido podría tener otra idea. Estaba a punto de preguntarle sobre eso cuando Guido le devolvió el informe.

—Perdón por molestarte tan tarde. Voy a excusarme ahora.

—Gracias a ti. Y por favor no vuelvas nunca más. —dijo Leonhardt con una sonrisa perfecta, completándolo con una mano moviéndose en señal de despedida. Estaba a punto de regresar a su habitación cuando vio una figura negra… no, una mano negra sobre los hombros de Guido acariciándole la espalda. Leonhardt se quitó las gafas para comprobar si no era su imaginación y corrió apresuradamente detrás de Guido.

— ¡Espera! ¡Hermano! En tu… ¡¿hombro?! —Dijo Leonhardt, jadeando a pesar de haber corrido solo por una corta distancia.

— ¿Qué?

—Hay una mano negra… ¿eh?

La mano negra había desaparecido en el momento en el que Leonhardt se había agachado un poco para recuperar el aliento.

— ¿Qué? Había una mano negra en tu hombro hace un momento… —repitió Leonhardt.

— ¿Una mano negra? —Preguntó Guido, completamente desorientado sobre lo que Leonhardt estaba diciendo.

Leonhardt inclinó la cabeza hacia un lado, queriendo preguntarle a Guido que era la mano cuando…

—… ¿Jajaja?

— ¿Qué pasa con esa reacción?

Guido se detuvo y entonces rio. Leonhardt olvidó su forma normal de hablar y le preguntó a Guido con un simple — ¿Qué? —en voz baja.

—Pensé que era una broma, así que reí. Leticia me enseñó, en nuestra última fiesta de té, que las bromas eran fundamentales para sobrellevar la comunicación con las personas, por lo que debería, al menos, responder con una sonrisa o reír, —explicó Guido.

—Oh, ya veo. Pero desafortunadamente ni siquiera puedo fingir y ser como tu prometida, la cual encuentra linda tu excentricidad. —dijo Leonhardt, tratando de reprimir la peor molestia que haya sentido en su vida.

Este príncipe como un primer ministro podría tomar nota fácilmente de comentarios satíricos y sarcásticos e incluso podría devolverlos con el doble o el triple del daño, pero nunca entendería el funcionamiento de una broma.

—Hermano, te beneficias bastante de tu rostro, ¿no?

Sí, esto era todo por su extremadamente guapo y serio rostro. Sin duda, era por eso que todos terminaban interpretando sus palabras de una forma significativamente sentimentalista cuando, en realidad, él decía las cosas como quería decirlas. Si tan solo pudiera actuar como el tonto y despreocupado subalterno de Duke, su imagen sería un poco diferente.

—Pero, ¿qué no nos vemos iguales?

—Sí, lo hacemos, pero la impresión que damos es diferente. —Ese es el por qué te odio, susurró Leonhardt, ya harto.


  1. Despaturrar: Relajarse hasta perder la postura erguida. Como cuando están sentados y empiezan a relajarse hasta terminar casi acostados.

♥ ❤ ♥

               

5 respuestas a “Princesa restante – Tomo II – Capítulo I: Apertura”

  1. Alexander está vivo al final? O como que vuelve a aparecer porque si?
    Guido?? Que pasa con esa mano?? Que Lety lo sepa pronto!
    Por mis dioses que bueno esta esto!!

  2. En serio… ¿Ahora Guido? Ah… estoy sufriendo pensando en que pasara en el futuro, esta novela es muy intrigante y me deja pensando sobre las posibilidades…

  3. Muchas gracias por traducirlo, se que está largo y en serio admiro a Tanuki San por ello, está novela es de mis favoritas gracias 💖💖💖😊

    1. Quieren merecen los halagos son Kavaalin y Sakuya a cargo de la traducción y edición de esta novela, yo me encargo de subir los capítulos a WordPress.

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