Riku – Capítulo 12: Reunión de estrategia

Traducido por Kaori

Editado por Kaori

Corregido por Sharon


El Castillo Myuuz era una fortaleza natural.

Está cerca del territorio donde viven los humanos, y los espiritistas estaban al tanto de su existencia.

Pero incluso en estos doscientos años, ellos no hicieron ningún movimiento. Una de las razones era debido a que estaba rodeado por altas montañas. Pero no era sólo eso.

La fortaleza del Castillo Myuuz se ubicaba en el exterior de la cordillera, y rodeando las montañas, había un profundo bosque que confundía el sentido de dirección.

Los Demonios podían avanzar con poco esfuerzo gracias a las marcas ocultas en el camino y su sentido del olfato, pero para los humanos era diferente.

Aunque tuvieran la suficiente suerte como para atravesar el bosque, sólo había un camino hacia el Castillo Myuuz. Después de subir las montañas, se encontrarían con la Fortaleza Rein. Incluso si el enemigo reuniera muchos soldados fuertes, para cuando lograran llegar todos estarían agotados.

Dentro de la fortaleza, los Demonios llenos de energía lucharían contra los soldados exhaustos.

Es evidente qué lado ganaría y cuál perdería.

Incapaces de apoderarse de la Fortaleza, muchos soldados morirían.

No obstante, cada diez años, el Reino de Shiidoru reúne soldados para enfrentarse al Castillo Myuuz. Por los últimos doscientos años, ni una sola vez lograron pasar las montañas.

Eso fue hasta esta noche.

♦ ♦ ♦

—¿Cómo… ? ¿Qué demonios pasó?

En una de las habitaciones del Castillo Myuuz, se encontraba un Demonio enojado más allá de sus límites.

Con su mano tiró todos los documentos que se habían acumulado en su mesa.

Como una inundación, todos los documentos se derramaron a través del piso. Sin poder calmar su ira, arrojó un jarrón de flores. La decoración que se había hecho con tanto esfuerzo hizo un sonido impresionante al romperse, y sus fragmentos se dispersaron en todas direcciones.

Los pétalos se esparcieron por todos lados y el agua comenzó a empapar poco a poco los documentos.

—Teniente General Gortoberuk, ¡por favor contrólese!

El Mayor Oficial de Gortoberuk corrió hacia él, quien había perdido la cabeza. Pero en el momento en que se acercó, Gortoberuk lo miró fijamente. Sus ojos estaban inyectados en sangre. Una gran fuerza cubrió la sala de un aura aterradora, la cual sólo su Mayor Oficial pudo soportar, habiéndole servido en las buenas y en las malas por mucho tiempo.

—Todo este tiempo que estuve encargado de esta Fortaleza… Durante estos ciento cincuenta años no fue atravesada ni una sola vez… ¡Ni una! ¡Ninguna, sabes?! ¡Entonces, ¿por qué terminó así?!

—Teniente General, por favor, cálmese.

Gortoberuk sacó su larga espada.

Con su estado de ánimo actual, era capaz de cortarle la cabeza alguien en este momento.

Si no lo manejaban bien, todos los reunidos podrían terminar perdiendo la cabeza.

El Mayor Oficial se apartó, pero sabía que si se echaba atrás en este momento las cosas terminarían peores. Reuniendo el poco valor que le quedaba, respiró hondo y avanzó, preguntándose si sería capaz de esquivar la espada de Gortoberuk.

—Su rabia lo está nublando de hacer las decisiones correctas

—Tch, ¡lo sé!

Al decir eso, Gortoberuk se sentó en su silla.

Pero incluso así, no pudo mantener completamente su ira bajo control. Se le marcaban las venas de la frente y tenía los ojos inyectados de sangre.

—Oye, ¿enviaste al mensajero?

—Lo envié al cuartel más cercano. Es probable que se haya encontrado con la escuadra de Barusak, quien ahora está entregando el regalo para su nieto. Pero las posibilidades de que llegue hasta ese lugar son cercanas a cero.

—… Por desgracia, es difícil esperar refuerzos.

Su asistente añadió en tono de disculpa al informe entregado por el otro subordinado.

Los soldados sobrevivientes dentro del Castillo Myuuz eran sólo diez mil hombres. Quitando los soldados que eran necesarias para proteger el castillo, la cantidad de Demonios que podían utilizar para el combate estaban entre las ocho mil y nueve mil. También estaba el problema de que algunos habían renunciado después de la caída de la histórica Fortaleza Rein.

El único consejo que le dieron al Teniente General Gortoberuk fue que aumentara la moral de las tropas. Sin embargo en este momento, eso era imposible.

—Cuando se lucha contra de los espiritistas, incluso si es contra una pequeña cantidad, es necesario preparar muchos soldados. Ahora nos enfrentamos contra alrededor de cinco mil espiritistas… Es algo malo para nosotros.

—¿Malo? ¡Esto es simplemente perfecto!

Gortoberuk compleó el suelo con su espada, poniendo todos su odio en ese golpe. Con el temblor, los fragmentos del jarrón roto en el suelo temblaron. Una grieta se abrió y los azulejos se voltearon.

—Solo reporta a Charlotte-sama que aniquilamos a todos esos espiritistas. ¡No es necesario que informe una humillante derrota…! Prepárense para atacar.

—¿Vamos a atacar? ¡No puedo estar de acuerdo con esto!

La cara de su asistente palideció al instante.

No solo la fuerza de los soldados tenían desventaja, la moral de ellos estaba por el piso. No podía imaginar cómo ganar esto.

—¿Está diciendo que deberíamos atacar? Hacer eso es realmente una tontería.

Gortoberuk resopló.

—Si atacamos, la moral de los soldados disminuirá aún más. Ellos no tienen mucho conocimiento del terreno. Debemos atacar antes de que terminen de explorarlo.

—En efecto… Pero, incluso si nos enfrentamos a ellos, no hay manera de que ganemos. Aunque ellos vengan a atacar, todavía necesitan pensar un plan. Si atacamos de forma imprudente, sólo caeremos ante su poder. Si fuéramos más sería posible presionarlos, pero…

—Sí, es como usted dice. Pues bien, ¿qué debemos hacer?

Gortoberuk siguió observando a su Mayor Oficial. Él tenía su mano en su barbilla mientras pensaba profundamente.

—Bueno… En lo que a mí respecta, la razón por la que la Fortaleza cayó tan fácilmente es de mi interés. Utilizamos marcas para no perdernos por el bosque que sólo nosotros entendemos… Que los Espiritistas pudieran llegar a la Fortaleza sin perderse… La única posibilidad que se me ocurre es que hay un traidor en nuestras filas.

—¡Deja eso para más tarde! El traidor es obviamente el perro de Adlar de todos modos. No hay ninguno dentro del Castillo ahora, solo céntrate y reflexiona los planes para atacar.

Gortoberuk rechazaba lo que pensaba.

Aún así, el Mayor Oficial todavía tenía un mal presentimiento que persistía en la esquina de su mente. Sin embargo, decidió que era producto de su imaginación y lo desterró negando con la cabeza.

En lugar de eso, ahora lo más importante era atacar al enemigo tan pronto como pudieran. Si no lo hacían rápido, los Espiritistas atacarían el Castillo y cortarían sus suministros. Cuanto más tiempo pasara, las reservas disminuirían aún más y perderían cualquier posibilidad que tuvieran de ganar.

—Vamos a ver… Dividamos al Ejército en dos. Entonces atacaremos desde ambos lados.

—¿Un ataque de pinzas? ¿Podemos hacer algo así? [1]

Un signo de interrogación flotaba en la cabeza del Asistente. Si todavía tuvieran la Fortaleza, podrían atacar desde ella y desde el Castillo al mismo tiempo. En este momento, eso era imposible.

Cuando el Asistente le preguntó al Mayor Oficial sobre esto, él asintió con rostro serio.

—Por ejemplo, si el Teniente General Gortoberuk tomara parte de su Ejército, y fuera a la ofensiva fuera del Castillo, ¿cómo reaccionaría el enemigo?

—Bueno, si el Teniente General saliera… Los espiritistas enviarían a sus soldados detrás de él.

—¿Verdad? Eso es a lo que apuntamos. Solo tendremos que esperar a que los Espiritstas le den la espalda al Castillo y, con los soldados en espera, los atacaremos por detrás.

—Ya veo.

Gortoberuk asintió mientras sacudía su bigote.

—Por otra parte, si ellos regresan al Castillo, entonces simplemente los atacaremos por detrás. De esta forma, les causaremos pérdidas irrecuperables… ¿ese es tu plan?

—Sí, exactamente —habló lentamente el Mayor Oficial.

Gortoberuk sonrió con confianza. Para que este plan funcione, necesitaban que las tropas del Castillo y las tropas afuera cooperen perfectamente. Gortoberuk se levantó de su silla y sostuvo su espada hacia el techo.

—¡Comiencen de inmediato los preparativos de batalla! ¡Pronto atacaremos a esos sucios bastardos!

♦ ♦ ♦

Mientras tanto, los Espiritistas también tenían sus propias discusiones sobre la guerra.

Dentro de la tienda de campaña, cuatro Espiritistas discutían.

Estaba la cabeza de la Familia Bistolru, la joven Selestinna Bistolru. La chica tenía el pelo corto y una línea blanca atravesaba sus ojos desde el iris hasta el párpado inferior. Debido a ello, podía decirse que su aspecto era muy peculiar. Para empeorarlo, tenía un broche de color castaño en la parte frontal de su pelo que le daba un cierto atractivo juvenil.

Debido a que participaba en su primera guerra desde que se convirtió en Cabeza de Familia, estaba tensa. Sin embargo, lo que la ponía más nerviosa era su amigo de la infancia frente a ella que parecía perdido en sus pensamientos.

Se trataba de la próxima Cabeza de la Familia Barusak, Rook Barusak, quien miraba el mapa con cara seria. Aunque su expresión habitual era la de alguien que no tenía interés en nada, ella estaba encantada con su rostro serio.

—Seles… ¿Hay algo en mi cara?

Como estuvo mirando su rostro intensamente desde hace rato, Rook levantó la cabeza pensando en lo extraño que era. Entrando en pánico, ella negó con la cabeza.

—N-No hay nada. Más importante, ¿estás siendo egocéntrico? ¿Eres estúpido, Rook?

—¿Egocéntrico? Bueno, no importa. He visto a través de la estrategia del enemigos. Ellos se dividirán en dos y atacaran desde ambos lados.

Rook acababa de decir cómo iba a ser la estrategia enemiga como si nada. Habían pasado sólo unos minutos desde que comenzó a pensar. Selestinna se llevó una mano a la boca.

—Bueno, eso fue muy rápido. ¿En qué te basa para decir eso?

—Tengo una nueva informante que me dice su estrategia. Es de esa chica, Kurumi, la que se infiltró en el Ejército del Señor Demonio.

—Rook, eres realmente sorprendente. Solo con eso, te estás haciendo un nombre por ti mismo.

Selestinna recordaba el momento en que iba a atacar el fuerte.

Pensó que acabaría perdiendo como siempre, pero esta vez fue diferente. Con Rook guiando al ejército y apoyándose en las piedras que estaban al borde del camino, fácilmente encontraron el camino que conducía a la fortaleza.

Él había dicho que era un secreto y no le dijo a nadie sobre cómo los guió hasta allí. Probablemente la información que recibió en aquel entonces también fue de ese Demonio llamada Kurumi.

Estaba sorprendida de que Rook fuera capaz de conseguir aliados incluso entre los Demonios.

Pero como había confiado en ese Demonio y no en ella, junto a quien había luchado varias veces, estaba triste.

—… ¿Te pasa algo?

El debió haber notado su expresión solitaria. Rook se había acercado a ella.

Debido a la forma en que la miraba, no tuvo tiempo para preparar su corazón. Ruborizada hasta las orejas, negó con la cabeza a una velocidad increíble mientras el rojo se profundizaba.

—¡N-No pasa nada!

—¿Es así? Entonces está bien, pero en realidad tengo algo que pedirte.

—¿U-Una petición dices?

Rook nunca le había pedido nada.

Su corazón saltó mientras esperaba ansiosa sus próximas palabras.

—En realidad, a partir de ahora, tengo que volver a casa.

—¿Eh?

—Tengo la intención de dejar el Ejército Barusak con el General Toudo. Es un Espiritista que ha servido a la Familia Barusak desde hace mucho tiempo, así que puedes confiar en él. Pero… esta vez el enemigo s Gortoberuk. Es un oponente fuerte y estoy un poco ansioso de si el General Toudo puede ganar o no. Por eso te lo pido, Seles.

Rook tomo su mano y entrelazó sus dedos. Sus blancas manos se volvieron un poco rojizas.

 

—¡Por favor, Seles! ¡Gana!

El corazón de Seles ya lo había decido.

Rook estaba confiando en ella. Por eso utilizaría toda la fuerza que tenía con ese fin. Entonces, en el amanecer después de ganar la batalla, ella arreglaría el Castillo Myuuz magníficamente y se confesaría.

Mientras ella se estaba sumergiendo en sus dulces delirios, Rook salió del lugar.

Pero Seles no se dio cuenta de lo que sucedió después. Ni ella ni nadie.

—¡Bien! Evento: obtener la confesión de Seles, ¡Conseguido!

Levantando un puño al aire, la próxima cabeza de la Familia Barusak proclamó con alegría.


[1] Ataque de pinzas: Un ataque en el que dos o más fuerzas atacan desde dos lados a la vez para atrapar al enemigo.

5 respuestas a “Riku – Capítulo 12: Reunión de estrategia”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido