Riku – Capítulo 24: Mantén tu boca cerrada por toda la eternidad

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


Gorrión
Ah~ Dios ese título, ojalá sea literal

La primera en lanzarse adelante fue Rebecca.

Levantando su espada cubierta de agua, ella cargó contra Riku. Riku se defendió del ataque leyendo la órbita del golpe y deteniéndola con su alabarda. Con su postura rota, Rebecca se tambaleó un poco, y Riku no dejó pasar esta oportunidad. Giró la alabarda hacia arriba.

—¡No, todavía no!

Hizo que el agua envolviendo la espada tomara la forma de un escudo y la colocó frente a ella para protegerse. Era un escudo que se hacía sólido al comprimir el agua. Pero eso no le importaba a Riku. Como si fuera papel, la alabarda cortó el escudo de agua en pedazos.

Tenía que mantenerse presionando, pero las cosas no terminarían tan fácilmente. Rebecca, del otro lado del escudo, apenas logró recuperar la postura.

—¡¿Qué?!

—¿Qué pasa? ¿Es todo lo que tienes?

Rebecca retorció el rostro porque tuvo que deshacer su escudo, algo lamentable. Infló sus mejillas y miró a Riku.

—Uu… ¡Esta estúpida chica! ¡¡Debe morir por Rook!!

Como una oleada creciente, atacó una vez más. Si pudiera practicar durante 10 años más, tal vez habría podido convertirse en una espadachín excepcional.

Ahora mismo, Rebecca era demasiado joven.

Balanceaba su espada siendo manejada por la ira. Pero sobre todo, su esgrima tenía muchos defectos. Aunque cada ataque estaba lleno de poder, Riku vio a través de todos.

—¿Es eso así? Entonces, ve a morir.

Riku suspiró por la batalla tan aburrida que la esperaba.

Rebecca entró en pánico e intentó tomar distancia saltando hacia atrás. Sin embargo, Riku no la dejó escapar.

—Te atrape.

Después de llegar justo al lado de Rebecca, la agarró. Sosteniendo ambas manos con la mano izquierda, Riku presionó su pie derecho contra el pecho de la niña. Usando el peso de todo su cuerpo, Riku la cubrió.

Gimiendo, Rebecca intentó escapar, pero terminó en una resistencia insignificante.

Riku la miró desinteresada.

—Adiós, joven Espiritista-san.

Riku alzó la alabarda con la mano derecha. Rebecca seguía luchando, pero como si hubiera notado algo, abrió los ojos y detuvo su lucha.

—Es una lastima, onee-chan.

En reacción a la sonrisa fuera de lugar, la mano de Riku se detuvo. Ella frunció el ceño, perpleja.

—¿Qué?

En el mismo instante en que dijo eso, los dos cuchillos que Kurumi lanzó volaron por el aire. Tenían la misma velocidad que las flechas, y se precipitaban hacia su espada indefensa.

Ya que estaba usando su mano izquierda para sujetar los brazos de Rebecca no podía defenderse, y para cuando pudiera girar la alabarda, los cuchillos ya la habrían golpeado. Era posible que pudiera evadirlos si se alejaba de Rebecca, sin embargo debería liberarla a cambio. Y entonces Rebecca podría atacar a Riku con su espada.

—Adiós.

Rebecca esbozó una sonrisa.

Pero los cuchillos no alcanzaron a Riku. Cuando estaba por golpear su espalda, fueron desviados y cayeron al suelo con un ruido metálico.

—Hey, sería un problema si se olvidan que estoy aquí.

Gorrión
¿He dicho lo mucho que amo a este viejo?

Vrusto protegió su espalda de los cuchillos. Después de eso, apuntó a Kurumi.

—Lo siento, pero tu oponente soy yo.

—Tch, sal de mi camino.

Como un ilusionista, arrojó sus cuchillos a Vrusto para interrumpir su ritmo. Mientras desviaba ligeramente los cuchillos con su espada, se acercaba gradualmente a Kurumi de manera estable.

—Estúpida. ¿Hay alguien que se salga de tu camino sólo porque lo digas?

Con su espada, Vrusto cortó a Kurumi. Su brazo fue cercenado y voló por los aires. Ella lanzó un grito agudo y gimió. Con la sangre brotando de su brazo, cayó al suelo.

—¡¡K-Kurumi!!

Bajo Riku, Rebecca gritaba. Su rostro no mostraba la ira o la sonrisa de antes. Ahora mostraba su miedo. Viéndola, Riku chasqueó la lengua con incomodidad.

—Esta voz es demasiado molesta.

—¡N-Nooo!! Él … ayúdame, Ro…

Rebecca no pudo terminar la oración. Ondeando la alabarda, Riku le cortó la cabeza. Su pelo color trigo se tiñó de sangre. Sin preocuparse por ello, Riku recogió la cabeza.

—Ten la boca cerrada por toda la eternidad.

Gorrión
Me acabo de mojar

Diciendo sólo eso, miró a la dirección de Vrusto. Kurumi ya no era capaz de sostener una espada. A pesar de que todavía tenía algunas cosas similares a granadas ocultas, como ya no tenía brazos, no podía usarlas. Acabar con ella sería fácil y no podría resistirse.

Pero Vrusto no la había matado todavía.

—En serio, ¿qué estás haciendo?

Después de mirarlo, balanceó su espada ligeramente, salpicando la sangre de Rebecca. Caminó hacia Kurumi, quien estaba haciendo drama en el suelo, pero Vrusto la detuvo.

—No la mate, Ojou-chan.

—…¿De qué estás hablando?

Se preguntó si había oído bien. Había estado con él durante los últimos 10 años, conocía su personalidad. Debía estar enfadado con las acciones de Kurumi, por eso no tenía idea por qué no la había matado aún.

Riku señaló a Kurumi con la alabarda.

—Esta es una traidora, ¿sabes? ¿Acaso no declaró por sí misma que tenía conexiones con Rook Barusak e intentó matarnos? ¿O qué? ¿No quieres matarla porque te alagó?

—Estúpida, no hay forma de que sea eso —declaró Vrusto con claridad, sus ojos inusualmente fríos.

—Intenta pensar. Esta tipa es de la división de inteligencia. Necesitamos investigar qué información filtró a los Espiritistas o si hay otros traidores alrededor.

—Eso … Es así, pero…

Riku bajó un poco la cabeza, comprendiendo lo que Vrusto quería decir.

Kurumi no era una Espiritista, sino del Ejército del Señor demonio. Además, era de la División de Inteligencia que trabajaba con información secreta. Como resultado de la información filtrada, esa batalla reciente tomó una forma completamente diferente de lo que debería haber sido.

Podría haber otros Demonios con conexiones con Espiritistas. En este caso, no era trabajo de Riku interferir, sino el de un interrogador.

—… Pero si va a morir de todos modos, entonces no importa si es aquí —murmuró mientras se mordía los labios.

No podía dejar que un Demonio que tenía conexiones con Espiritistas, es más, con los Barusak, vivo. Aunque la cortara, aplastara y rebanara sus miembros no sería suficiente.

Aún así, Riku sabía que no debía hacerlo.

—Contrólate, Ojou-chan. Tomar a esta tipa prisionera es por el bien del Ejército… Por el bien del Capitán Leivein.

Vrusto puso su mano en el hombro de Riku. Él la agarró con tanta fuerza que sentía cómo sus garras que a menudo se usaban para cortar gente se hundían en su piel. Era como si estuviera forzándose por contener una rabia insoportable. También debió querer matarla de inmediato, pero se contuvo desesperadamente.

Riku lo miró en silencio.

—…Está bien. La información que filtró podría afectar al Capitán en el futuro.

Ese es el caso.

Después de que Riku bajara su alabarda, Vrusto sacó su mano.

—Después de entregar a esta chica a Roppu, pensaremos en nuestro plan para invadir esa residencia.

Vrusto volvió a su habitual tono de voz. Riku finalmente pudo estar completamente de acuerdo con su sugerencia.

—Ahora que lo recuerdo, estoy un poco preocupada hacia dónde va esa escalera…

—¿Es así? Pero volvamos por ahora.

—También, ya que será pesado llevarla, ¿no deberíamos cortarle las piernas?

Miró a Kurumi molesta por la situación.

—Ku… hacer…

Tal vez fuera por el dolor, pero ella murmuraba cosas al azar. Debido a que era confuso, no sabía lo que decía.

—Sí, eso es correcto. Pero, mierda, lo olvidé por completo. Detén el sangrado. Si muere no tendría sentido.

—Ya sé.

Riku se acercó a Kurumi.

Al acercarse, pudo escuchar con más claridad lo que murmuraba. Riku se molestó. Llegó a su lado mientras esperaba que perdiera la consciencia.

—…Lo haré. Por Rook… él lo hará. Por el bien de Rook, mataré a todos.

Riku se dio cuenta. Vio que dentro de la ropa de Kurumi había muchos explosivos unidos entre sí.

—¡Eso es malo!

Un mal presentimiento la atravesó. Debido a que Kurumi ya no tenía armas, no tenía forma de activar las bombas, pero todavía podía ocurrir algo inesperado.

Tirando su alabarda, Riku empujó a Kurumi lejos de ella para alejarla.

—Lo siento, Rook.

Pero Riku estaba un paso atrás.

Con lágrimas brotando de sus ojos, Kurumi apretó sus dientes.

 

En ese instante, cruzando ambas manos para protegerse, recibió la onda de choque aunque no fuera suficiente. En el momento en que se preparaba para salir volando por la explosión, todo terminó.

Los sonidos fueron ahogados por la explosión y una luz blanca cubrió su vista por completo.

Una respuesta en “Riku – Capítulo 24: Mantén tu boca cerrada por toda la eternidad”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido