Riku – Capítulo 59: La danza entre padre e hija

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


Riku atacó sin vacilar.

Cortando terreno a través del roto muro de Espiritistas, pateó el pavimento y dio un salto.

En ese instante, Riku entró en el rango de ataque de Raimon. La punta de la espada plateada se dirigía al corazón de su padre.

Pero las cosas no serían tan fáciles.

Raimon detuvo el arma como si fuera de lo más natural.

Aún así, Riku no se perdió su expresión algo molesta cuando se defendió del golpe.

—¿Qué problema hay? ¿Te ha dolido?

Raimon no respondió.

El ataque fue más pesado que el de la mayoría de los Demonios. Sólo con ese golpe, el impacto se hizo notar directamente en sus brazos. Si hubiera sido un Espiritista más débil, sus huesos se habrían roto.

—Si te duele solo defenderte…

Riku rápidamente cambió la posición de su espada que había sido apartada y dobló su cuerpo, intentando alcanzar las piernas de Raimon.

—Entonces déjame matarte obedientemente.

Apuntó a sus piernas para romper su guardia. Saltando ligeramente, Raimon se defendió de la espada plateada y, apuntando a su cuello que había quedado expuesto, blandió su espada.

Pero, no alcanzaría tan fácilmente el cuello de Riku. Moviendo su cuerpo hacia el lado contrario para cobrar impulso, apartó la espada de Raimon.

—Ya veo… Te has vuelto fuerte, Riku. No estoy nada contento con ello.

Raimon se acercó una vez más. Parecía pensar en algo mientras movía su espada.

No había forma en que Riku le dejara tiempo para pensar. Usando sus reflejos, atacó su cabeza.

—Debería agradecerte tus palabras de felicitación.

Raimon se defendió nuevamente, pero no se quedó quieto para recibir el ataque. Paró la espada de plata y fintó de tal forma que parecía que alcanzaría a Riku.

Bañada por la luz de la luna la espada desprendía un brillo azul, y mientras segaba el pavimento, la espada de Raimon se acercó a Riku. Obviamente, recibir un ataque de esa espada azul con el cuerpo no sería nada bueno.

Sin ningún cambio en su expresión, detuvo la espada de Raimon con su espada plateada.

—Como agradecimiento, te pagaré con la muerte, Padre.

—Hahaha, eso sería problemático. Si Riku realmente quiere ser una buena chica, entonces ¿qué tal callarte y agachar la cabeza?

Con una sonrisa en el rostro, los dos intercambiaban golpes.

Mientras la hija blandía su espada de plata con una sonrisa satisfecha que se acercaba a lo insano, el padre recibiría sus golpes con una gentil sonrisa y contraatacando con una espada cargada de odio. Entonces, ella detenía su golpe y comenzaría a atacar de nuevo.

Los “espectadores” no tenían espacio para proveer asistencia.

Algunos Espiritistas tenían sus flechas preparadas para disparar, pero era demasiado difícil apuntar bien. Las posiciones de Raimon y Riku cambiaban continuamente como si bailaran. Cuando tenían un buen blanco de la espalda de Riku, Raimon cambiaba lugar con ella.

Debido a la intensidad de sus movimientos, si no tenían cuidado, terminarían por alcanzar a Raimon.

Nelea
¡No importa, ustedes disparen! Que aquí todo el mundo vino por la sangre

Sin embargo, había Espiritistas estúpidos. Alzando sus espadas, pretendían unirse a la lucha entre Riku y Raimon en el momento que les diera la espalda.

—¡¡Prepárate!!

—Obstáculo.

Es lo único que Riku respondía ante su intento de apoyo. Con una simple palabra, sin siquiera mirar al espiritista, hacía un corte horizontal y cortaba el vientre del enemigo.

Lidiando indiferentemente con el insecto, Riku acabó con la vida del temerario Espiritista que intentó atacarla. Y volvió a concentrarse en Raimon.

No eran capaces de intervenir. Los que quedaban solo podían mantenerse en guardia para que nadie interfiriera.

—Ya te estás cansando, ¿verdad?

Ya habian chocado sus espadas más de veinte veces con un sonido violento.

Una y otra vez.

—Esa es mi línea… Riku.

El físico de Raimon era mejor que el de ella. También era más alto por una cabeza y sus músculos eran mayores.

Pero quien era presionado era el padre.

Su hija pequeña estaba presionándole. Quizá por la diferencia de edad, o simplemente porque Riku era extremadamente fuerte, o quizá por otra razón…

Defendiéndose de los golpes de Riku cargados de locura, Raimon definitivamente se estaba quedando exhausto. Su respiración era cada vez más rápida y estaba sudando un poco.

Pero no tenía tiempo de secarse el sudor. Si lo hiciera, Riku no dejaría pasar esa oportunidad.

—Padre, estás lleno de aperturas.

—Estoy mostrándotelas a propósito, quiero ver tus mejores ataques, ya sabes.

—Ya veo. Entonces tendré que hacerlo.

Con sus ojos brillando, Riku sostuvo su espada con fuerza. Mientras resonaba un sonido relampagueante, la espada se llenó de energía desde un ángulo bajo. Independientemente de quien lo viera, era posible saber que ese ataque no era normal comparado con los anteriores de hace un momento.

Raimon debió pensar que sería difícil defenderse de él. Así que inmediatamente movió su cuerpo hacia un lado. Pero, ya que tenía que evadir el efecto del ataque tan rápido, su guardia quedó rota.

—¡Mierda!

—Adiós, padre.

La sangre se le subió a la cabeza a Riku.

Guiada por el odio, fijó su objetivo. Y justo en el momento que estaba a punto de alcanzar el cuello, eso ocurrió.

—…Era broma. Eres demasiado ingenua, Riku.

En vez de tener un rostro cercano a la muerte, Raimon mostró una sonrisa calmada de victoria.

Justo cuando Riku estaba por detener sus pasos por precaución, la espada de su padre se retorció. En lugar de decir que se rompió, el arma se volvió flexible y, como si fuera una serpiente abalanzándose sobre su presa, fue directa hacia su brazo.

—¡…!

Como antes, Riku intentó detener la espada de Raimon con la suya, pero fue incapaz de soportar la fuerza del arma.

En vez de repelerla, la hoja se detuvo y se envolvió en su brazo. Riku intentó aplastarla con todas sus fuerzas, pero el filo ya se había clavado en su carne. Riku torció su rostro por el dolor.

—¿Esto es?

—Riku no lo sabía, ¿verdad? Mi atributo.

Raimon se acercó a Riku con un rostro gentil.

—Los Espiritistas pueden infundir su propio poder a su equipo. Mi atributo es tierra. Puedo cambiar por completo la forma de algunas cosas. Y por supuesto… También puedo usar mi espada para atraparte de esta manera.

Y así, Raimon cambió la forma de su espada.

Ahora mismo, tomó la forma de unas esposas que se envolvieron en su brazo. Si les devolviera su forma original, acabaría cortando su mano dominante. Dejando de lado la espada, le sería imposible blandir su alabarda.

Riku chasqueó su lengua.

Había sido capaz de ganar tiempo. Sus subordinados probablemente ya se habrían reagrupado con Leivein. Ahora, a pesar de haberse quedado con ese propósito, se descuidó y dejó que algo así ocurriera.

—No tienes donde escapar. …Ahora, Riku. Tengo algo para ti.

Se acercó a ella con tranquilidad.

Sintió que se estaba tomando su tiempo en reducir los pocos pasos que los separaban.

—Habría estado bien si te hubiera matado con mis propias manos, pero… Riku se ha hecho tan fuerte. Ya que tengo esta oportunidad, haré que te suicides después de usarte.

Con esas palabras, Riku fue capaz de saber a que se refería Raimon.

Él sabía que jamás se suicidaría. Si tenía tiempo para eso, antes le cortaría la cabeza a los Espiritistas, aunque fuera a uno.

Pero… Había un método para forzar a una persona cualquier tipo de órdenes sin importar su voluntad.

—No puede ser.

Raimon se acercó a ella calmadamente.

Su verdadero nombre.

Si le dice su auténtico nombre, su alma sería robada. No importa lo mucho que se resista, ni cuanto lo odie, frente a eso quedaba indefensa.

Estaría forzada a seguir órdenes.

—Es exactamente lo que estás pensando, Riku… No.

Raimon sonrió ampliamente.

Los músculos de Riku se tensaron. Si tan solo pudiera cubrir sus oídos, no tendría que escucharlo. Pero, aunque se cubriera su oído izquierdo, su brazo derecho estaba restringido. Riku trataba desesperadamente de pensar en algo para salir de esta.

Y mientras pensaba, la distancia entre ella y Raimon se estrechaba.

Finalmente, Raimon le susurró en su oído como si dijera palabras de amor.

—Te lo ordeno… Rinkus Barusak.

Gorrión
¡¡Pero se prendió esta mierda!! De nuevo no necesito dormir, necesito respuestas
Nelea
¡¡NOOOOO!! Diablos ¡¡nooooo!! No necesito respuestas, necesito dormir. Gorrión, ¡ya duerme! ¡Que esto estaba lleno de palabras que no eran palabras!

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