Riku – Capítulo 67: Ocho días antes del comienzo de la guerra

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


En ese instante, la sala de reuniones se llenó de voces rugiendo.

Había una gran variedad de reacciones. Era como si alguien hubiera puesto un nido de abejas en la sala de reuniones.

Mientras Riku escuchaba sus voces en silencio, Charlotte abrió lso ojos de par en par y quedó petrificada.Este momento había llegado finalmente.

Riku elevó los bordes de su boca. Eso era algo que había estado pensando desde que recuperó la conciencia… O en realidad, ocho días atrás.

♦ ♦ ♦

—De acuerdo, mataré a Charlotte.

Esas palabras.

Esas palabras que dijo Riku fueron el comienzo de todo.

Concretamente, tal vez fue en el instante en que Asty reportó el estado de Leivein.

Cuando Riku le preguntó a Asty si Leivein estaba bien, ella fue honesta y terminó por contarle la verdad. Cuanto más hablaba sobre ello, el ceño de Riku se fruncía más, y para cuando terminó de contar los detalles, estaba preparada para levantarse en cualquier momento.

—Asty, ¿sabes dónde está Charlotte? —le preguntó a Asty mientras le mostraba una sonrisa gentil.

Murmurando su usual ‘degozaru’ mientras pensaba, puso su dedo en su barbilla ligeramente.

—Probablemente en la torre más alta del Castillo del Rey Demonio… Pero, ¿¡en qué estás pensando, degozaru!? ¡¡Coronel, debes descansar, degozaru!!

Asty, que regresó a sus sentidos, rápidamente se puso frente a Riku.

Si la dejara sin cuidado, probablemente en verdad fuera a matar a Charlotte.

De hecho, ella ya tenía su alabarda en la mano izquierda. Además, el brillo en sus ojos era igual al que tenía en el campo de batalla, y el cuarto estaba inundado con sus intenciones asesinas.

No había necesidad de pensar en ello.

Riku iba seriamente a matar a Charlotte. Preparándose, Asty eligió con cuidado sus palabras para poder calmar a Riku por ahora.

—Coronel, necesitas contener tu ira por ahora, degozaru yo. Primero que todo, si matas a Charlotte-sama, el Rey Demonio provisional, se consideraría traición contra la Armada del Rey Demonio. Perderías tu estatus en el Ejército, degozaru.

Aunque Asty le habló como si estuviera calmando a un caballo, terminó como si estuviera añadiendo leña al fuego. El brillo en los ojos de Riku se volvió más turbio incluso que antes y ella recibía una mirada más fría de lo habitual.

—¿Ira? ¿Contener? —murmuró Riku. Su voz tenía una quietud propia de los mismos infiernos.

Con el nivel de ira de Riku sobrepasando el habitual, Asty estaba nadando en sudor. Aunque su cuerpo temblaba de miedo, no tenía tiempo de notarlo.

—Una vez que alguien hiere al Capitán Leivein, esa persona ya está muerta. Incluso si es el Rey Demonio provisional, no le daré un castigo leve.

—¡E-Eso no es bueno de gozaru! ¡Si matas a la cabeza de los Demonios, serás asesinada por el General Leivein más tarde, degozaru!

Asty intentó hacer algo desesperadamente, pero la intención de Riku no cambió.

—Eso no me importa.

Sin dudas en sus ojos, miró directamente a la puerta.

Un Demonio promedio no tendría probabilidades de ganar contra Charlotte, que ostentaba el título de Señor Demonio Provisional. Pero, la persona más destacada en el Ejército en el momento no podía, ¿entonces quién?

Aunque hubiera perdido su brazo dominante, todavía era posible imaginarla ganando fácilmente contra Charlotte.

Incluso si luchaba de frente, no perdería.

Asty sabía que esa era la verdad, así que estaría bien dejar ir a Riku.

Pero cuando pensó en lo que ocurriría después, rápidamente negó con la cabeza.

—¡Incluso si es aceptable, no es bueno, degozaru! ¡El castigo por matar a Charlotte-sama sería la muerte! ¡No quiero que la Coronel Riku muera, degozaru!

—… Asty.

Con un pequeño susurro, la expresión de Riku cambió paulatinamente.

Por un momento, Asty se alivió, pensando que RIku finalmente había comprendido lo que estaba diciendo. Pero entonces, la alabarda de Riku cortó el aire, levantando un sonido.

Debido al ataque repentino, Asty tuvo que poner toda su fuerza para desenvainar su espada. Antes de que pudiera empuñar su espada, esta le fue arrebatada de sus manos, y el filo del hacha se colocó junto a su cuello.

—Este es el último aviso, Asty Gortoberuk. Ábreme el paso.

La voz de Riku era fría en todos los aspectos.

Asty no tenía manera de luchar contra esto. No podría ganar con sus puños, y su espada estaba en el suelo. Por más que estirara la mano, no llegaría a alcanzarla. E incluso si lo lograra, su cabeza saldría volando antes de poder reaccionar.

—C-Coronel…

Si no obedecía a Riku ahora, perdería su vida.

Pero aún así, Asty dudó.

Si la dejaba pasar, sentía que todo acabaría de una manera irrevocable. Riku también sintió sus dudas. Tras cerrar ligeramente sus ojos…

—Ya veo, esta es tu respuesta —declaró la sentencia de muerte en tono molesto.

La espalda de Asty se tensó. La expresión insana que vio muchas veces cuando Riku iba a matar a alguien ahora se dirigía a ella.

Sin dudarlo, Riku puso fuerza en su alabarda y cuando estaba a punto de matar a Asty…

—Es suficiente, Coronel Riku Barusak.

Repentinamente, la puerta se abrió.

Un gran hombre con cuernos magnánimos y con uno de sus brazos faltantes estaba frente a la puerta. En el instante que Riku vio la figura del hombre, su rostro se hizo más sombrío, y el rostro de Asty se relajó.

Rudogar Gortoberuk entró a la habitación con resolución.

—¿Qué? Estoy sólo. Solo unos pocos pudieron notar tu intención asesina.

—A-Abuelo…

Después de que Asty levantara su voz como la de un pollo al ser salvado del matadero, Riku abandonó su postura. Una vez liberada, el sentimiento de parálisis se perdió, y como si una cuerda la estuviera sujetando, Asty cayó sentada.

Viendo a su nieta de esa manera, Gortoberuk acarició su hombro ligeramente.

—Asty, lo has hecho bien deteniendo a la Coronel. Te daré algo de dinero de mi cartera luego.

Gorrión
Buena chica

—Querido abuelo… Gracias, degozaru…

—¿Tiene algún asunto conmigo, General Gortoberuk? —preguntó Riku mirando la conversación entre abuelo y nieta.

Riku se puso alerta con la aparición de Gortoberuk, quien parecía haberlo planeado. Estaba decidida a matarlo si fuera a reportar la anterior conversación a Charlotte.

Estando ambos mancos, Gortoberuk le ganaba en experiencia. Pero Riku ya sabía que era más fuerte.

Ahora mismo, incluso en este instante… Ella podría ganarle.

—… Deberías calmarte. Opino lo mismo que la Coronel —dijo en tono calmado, sin dejar de acariciar el hombro de su nieta. —Aunque pretendo hacerlo de una manera un poco más pacífica.

—¿Los mismos pensamientos?

Escuchando que Gortoberuk pensaba como ella, relajó algo de la fuerza con la que sujetaba la alabarda. Pero, quizá pretendía hacerle bajar la guardia. Sin bajar esta, Riku repitió su pregunta.

Tras esto, la sonrisa de Gortoberuk se desvaneció de su rostro.

—Yo también creo que el Rey Demonio Provisional debería ser cesado.

Su rostro mostraba una expresión seria en todos los aspectos. Sin detenerse, el General Gortoberuk continuó sus palabras.

—Si consideramos el futuro de los Demonios, es difícil tolerar alguien así en la cima. Hasta ahora, he estado obedeciendo a Charlotte ya que era la hermana pequeña del anterior Rey Demonio… Pero como era de esperar, he alcanzado mi límite.

—En ese caso, ¿no está bien matarla?

Ante las palabras de Riku, el General negó con la cabeza.

—… Si simplemente la matas, serás acusada de traición. Es más, tú, Coronel Riku… No, Mayor General Riku… Eres una existencia que estará apoyando a la armada del Rey Demonio desde ahora, no quiero acabar con las nuevas generaciones por destronar a esa mujer.

Los ojos de Gortoberuk mostraban un cierto brillo en ellos.

A Riku no le pareció que Gortoberuk estuviera mintiendo.

—Ya veo. En ese caso… ¿Qué pretendes hacer, General Gortoberuk? —preguntó Riku con tranquilidad mientras devolvía su alabarda a la funda.

Aunque estuviera enfundada, aún estaba a su alcance. Si algo ocurriera, podría tomarla de inmediato. Para despejar las sospechas de Riku, Gortoberuk le mostró sus verdaderas intenciones.

—En ocho días, junto la promoción de la Coronel a Mayor General, se celebrará una reunión. En ese lugar, la Mayor General Riku propondrá la dimisión de Charlotte. Hasta ese momento, incrementaremos nuestros aliados.

Gorrión
Este viejo me cae bien

—¿Aliados? No creo que haya muchos Demonios que quisieran aliarse conmigo —bufó Riku.

Sabía que era odiada por ser humana. Desde que fue reclutada por la División Dragón, no paró de recibir miradas.

No podía pensar que algo así pudiera arreglarse en solo ocho días por más que lo intentara.

Como si hubiera leído sus pensamientos, Gortoberuk levantó tres dedos.

—Los Demonios  participantes en la reunión están divididos en tres grupos. El primero es formado por los que obedecerán a Charlotte sin importar qué. El segundo se conforma  por oportunistas. En realidad, la mayoría pertenece a ese grupo. Ahora siguen a Charlotte, pero pueden fácilmente cambiar de bando a donde les convenga más. Hay algunos en los que no se puede confiar, pero podrán ser nuestros aliados.

Gortoberuk bajo el primero de los dedos y el segundo también, con el dedo restante apuntó a Riku.

—El tercer grupo se conforma de Demonios que dudan de los métodos de Charlotte aunque sea un poco. Si somos capaces de ganar aliados ahí, seremos  capaces de hacer que los oportunistas se muevan.

En la mente de Riku, apareció la imagen de Charlotte sola en la reunión.

No importa cuánta autoridad tuviera, si tomaba sus aliados, sería capaz de ganar en número. Sería posible acorralarla y destronarla.

Si tenía éxito en ello, Charlotte se podría convertir en su “juguete”.

Si pierde su título como Rey Demonio Provisional, Charlotte se convertiría en un Demonio normal. Incluso si Riku la hiervera o asara, nadie la acusaría por algún crimen.

Nelea
Hahaha, la quiere cocinar

—Ya veo…

Tras escuchar a Gortoberuk, Riku recobró su compostura.

Incluso si se ganaba el resentimiento de Leivein, sería capaz de evitar ser juzgada por otros Demonios. Además, el sentimiento de querer permanecer ahí hasta que Leivein recuperara la conciencia era fuerte.

Para conseguir un futuro donde pudiera mantener su posición y continuar sirviendo bajo el mando de Leivein, necesitaba matar a Charlotte sin importar qué.

El rostro tenso de Riku se suavizó.

—General, ¿cuánta gente habrá en la reunión?

Tras ver la actitud de Riku, Gortoberuk mostró una sonrisa feliz.

—Cien Demonios. Si ganamos el apoyo de más de la mitad de ellos, será nuestra victoria.

Sin ningún problema, ambos se dieron un apretón de manos.

Con las manos que no eran sus dominantes, ambos Riku y Gortoberuk firmemente agitaron sus manos.

Había ocho días hasta la reunión.

Ese sería el momento de desencadenar la batalla decisiva que había comenzado en silencio.

Gorrión
No necesito dormir, necesito respuestas

Nelea
Mientras no mueras y dejes de traducir, puedes desvelarte todo lo que quieras~

2 respuestas a “Riku – Capítulo 67: Ocho días antes del comienzo de la guerra”

  1. Me encanta la actitud de Nelea, es como “no me importa si pierdes una pierna, se te congelan las manos o hierves en fiebre, traduces los capítulos porque los traduces”. Obviamente dicho de una forma más bonita 😂

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