¡Vamos a romper este compromiso! – Capítulo 10

Traducido por Smacc

Editado por Tetsuko


¿Cómo terminamos en esta situación?

Mi mente realizó un chequeo, repasando nuestros últimos movimientos para desentrañar la razón detrás de este extraño giro de acontecimientos.

Sana y yo salimos de la posada a primera hora de la mañana, acompañadas por el mismo clima maravilloso de ayer. Había mucha distancia por recorrer hasta llegar al territorio, pero continuamos sin ningún problema; es decir, hasta que nos encontramos rodeadas por estos bandidos enmascarados, lo que nos deja en nuestra situación actual.  

Tragué un suspiro exasperado que casi sale de mis labios. No podía comprender por qué nos estaba pasando esto a nosotras. Me vinieron a la mente varias preguntas, pero la primera y más importante era, ¿quiénes son estas personas?

—Y eso- ¡Hey! ¿¡Siquiera estás escuchando!?

Uno de ellos gritó enfadado para llamar mi atención, pero no podría molestarme, ni siquiera en reunir fuerzas para dar una “disculpa” superficial y poco entusiasta que acariciara su ego. Sin embargo, aquel estallido de ira me dio una advertencia: ¿eran hombres los que nos rodeaban? No lo consideré antes, pero cualquier información que pudiera recoger sobre estos “obstáculos” sería más por casualidad que por otra cosa.

Antes de nuestro supuesto aprisionamiento, Sana y yo trotábamos juntas sobre nuestros caballos y encontramos a alguien desmayado en el camino. Temimos lo peor y corrimos para verificar su condición aparentemente grave. Las dos decidimos ir por ayuda inmediatamente ya que nuestra residencia estaba muy cerca, pero cuando doblamos la esquina por el camino principal, este se encontraba quieto y tranquilo, despojado de todo signo de vida. Fue entonces cuando hicieron su movimiento.

¿Fue un engaño todo el tiempo?

Pensé que fuimos elegidas como objetivos debido a una oportunidad conveniente y no por propósitos malignos.

Parece que estaba equivocada.

El que se dirigió a nosotras antes ladró por atención.

—¡Hey! Tu eres esa Lady Lilyna, ¿cierto? Mira, no tengo ninguna queja personal contigo, pero sucede que alguien más sí. ¡Qué lástima! Es la hora de dormir para ustedes, damas. ¡Buenas noches!

No fue la completa desesperación lo que hizo que se me secara la boca, sino pura incredulidad.

¿Buenas noches?

¿Este tonto no escucha lo que dice?

Su infantil amenaza me sorprendió por un breve momento, pero recuperé mis sentidos y me concentré en nuestro entorno. En total, había ocho de estos bandidos enmascarados. No percibí a nadie más escondido ni ninguna sensación de sed de sangre que emanara de las sombras.

Eran todos.

¿Cómo debería proceder desde aquí?

Sana estaba a mi lado, desconcertada y esperando mis instrucciones. Nuestra descarada indiferencia hacia la situación inflamó la ya creciente ira del hombre.

—¿Comprenden el peligro en el que están? ¡Las borraremos de la faz de la tierra! ¡¿Qué tan idiota tienes que ser para dejar que la hija de un noble y su doncella viajen solas?!

Él respiró profundamente y se sacudió a medida que la tensión abandonaba su cuerpo. Una sonrisa reemplazó su anterior expresión retorcida.

—Bueno, no es que me esté quejando. Esto hace el trabajo mucho más fácil para mí y mis hombres. Las enviaremos a las dos hasta el inframundo. ¡Envíenles mis saludos a mis padres!

Al final de su discurso, se abalanzaron para atacarnos.

¿Debería recordarles su lugar antes de regresar a casa?

Aunque tuvieron el beneficio de una estrategia preventiva, podía decir que nuestros oponentes carecían del entrenamiento de combate adecuado. Estaba claro que no utilizaron sus números para obtener mayor ventaja. El revoltoso desorden al que llamaban un ataque grupal era cómico: no había unidad entre ellos y había agujeros literales en su formación, ya que cada miembro tropezaba con nosotras a diferentes velocidades e intervalos.

Giré la cabeza, y con el más leve asentimiento, le di a Sana la señal de enfrentar sus cuchillas con las nuestras.

Vamos a mostrarles cómo se hace.

Sin vacilación, Sana sacó su arma oculta. Yo prefería la espada, pero la elección personal de Sana era el látigo. Sin embargo, tiene un inconveniente particular cada vez que lo empuña.

—Tramando dañar a Lady Lilyna…¡Cómo se atreven! ¡Arrástrense por el frío y duro suelo y supliquen perdón! Oh, ¡pueden estar seguros de que seré la razón por la que temerán el día en que nacieron en este mundo!

Ella casi gritó a los cielos. Su vehemente promesa invocaba un lado nuevo, o quizás dormido, de Sana. Es mejor que la deje hacer las cosas a su manera cuando su látigo está entre sus manos.

A diferencia de Sana, yo no uso esas…palabras apasionadas para comunicar lo que quiero decir. Mi espada hace eso por mí.

Seguí el ímpetu de Sana y fui a la ofensiva, golpeando a uno de los bandidos enmascarados en un instante. No le dejé la oportunidad de parar el golpe y se desmayó después de nuestro único encuentro. Más que un duelo real, esto era similar a podar un arbusto solitario.

Y en un abrir y cerrar de ojos, el único que quedaba en pie –quien parecía ser su líder– era  el hombre que habló con nosotras desde el comienzo de todo este fiasco.

—¡¿Qu-qué es esto?! ¡Esto no es lo que nos dijeron! Se suponía que era solo la hija débil de un noble…

Giró sobre sus talones y huyó, abandonando a sus camaradas para salvar su propia piel. Pero era demasiado lento. Sana azotó su espalda descubierta con todas sus fuerzas.

—¡GYAH!

Su grito ahogado fue ensordecido cuando se desplomó boca abajo e inmóvil sobre el suelo.

Y otro muerde el polvo.

La habilidad de Sana en este encuentro demuestra que ha mejorado en el manejo del látigo, pero me hizo preguntarme: ¿Cuándo tuvo tiempo para practicar?

Negué con la cabeza. No era el momento para reflexionar sobre eso.

Nuestra “batalla” llegó a su fin. ¿Quienes eran tan tontos como para desafiarnos?

Mis ojos se movieron hacia los cuerpos inconscientes esparcidos en el suelo.

Así es: ellos. Un simple obstáculo que tuvo que resolverse como un engorroso equipaje.

Pero a pesar de todo, no pudimos descubrir quién estaba apuntando a mi vida. Era problemático, por no decir más. ¿Quizás las identidades de nuestros asaltantes enmascarados podrían ofrecernos algunas respuestas?

Extendí la mano para quitarles las máscaras, pero Sana me lo impidió.

—Su mano se manchará si los toca. Permítame.

Arrancó las máscaras con tanta fuerza que temí que también se llevara sus caras.

Uh, ¿Sana? ¿No deberías usar menos fuerza? Echa un vistazo a sus cuellos. Se están retorciendo de una manera tan desagradable. Acaso eso es… ¿por el latigazo?

Mis pensamientos no hicieron nada para dominar su entusiasmo y muy pronto, sus rostros quedaron al descubierto. Los miramos durante un largo rato, pero nada nos vino a la mente. Sana y yo no teníamos idea de quiénes podrían ser, y mucho menos quién los contrató.

Todos estaban inconscientes por el momento, pero era solo cuestión de tiempo hasta que recuperarán el sentido y reanudaran su ataque. Queríamos evitar ese problema, así que decidimos tomar prestada su propia cuerda para contenerlos. Atamos sus manos y pies a sus espaldas, enrollando la cuerda varias veces para garantizar su firmeza.

Creí que era una medida de seguridad adecuada. Sin embargo, una vez que transmití mi reporte a Madre, se enojó mucho conmigo.

Aun así, lo que tenía que hacer ahora ir en su búsqueda, lo que significaba que tenía que dirigirme directamente a nuestro territorio.

Finalmente dejé escapar el suspiro que había estado conteniendo por tanto tiempo.

Soporté grandes dolores solo para tener la oportunidad de regresar a nuestro estado, pero pensé que valía la pena por toda la alegría que experimentaría en mi viaje a casa. Ciertamente, nuestro viaje ha sido memorable, pero solo lleno de obstáculos tediosos. Lo que quería era aflojar el paso mientras olfateaba las rosas proverbiales, pero ya no tengo ese lujo.

Sana se ofreció para quedarse y hacer guardia mientras yo me adelantaba para enviar ayuda. Un gesto generoso, pero no uno que yo aceptaría: aun sostenía su látigo y me preocupaban las consecuencias si la dejaba sola en este estado.

Nuestra solución de último minuto fue sencilla: reunimos a todos los bandidos, los sujetamos a un gran árbol cercano y luego nos apresuramos hacia el territorio.

Sana y yo nos esforzamos al máximo, y como resultado, llegamos en unos treinta minutos. No perdimos el tiempo y alertamos al jefe de la guardia de nuestra situación. Junto con Sana, el par se dirigió hacia la escena del crimen.

Yo me quedé atrás y opté por encontrarme con Madre. Ya estaba aquí, así que también podría informarle sobre lo que sucedió en nuestro viaje.

Empecé este viaje con un corazón rebosante de alegría y deleite, pero ahora que ha terminado, no siento tanto regocijo como antes.

 

 


[Smacc: En un universo alterno Sana seguramente es dominatrix… o tal vez ya lo sea y así es como entrena con su látigo (⊙ω⊙)]

[Tetsuko: ¡Guh! *le da un infarto y se muere* No puede ser ¡Este tipo de personajes sádicos son mi debilidad! Hacen que mi corazón estalle enamorado xAx ¡Quiero más capítulos de Sana sádica! ¡Más! ¡Más! ¡Más!]

 

♥ ❤ ♥

               

5 respuestas a “¡Vamos a romper este compromiso! – Capítulo 10”

  1. comenzamos con las teorías de que son un grupo que contrato el príncipe para traerlas de regreso o tiene algo contra el príncipe y se enteraron que su prometida se iba así que decidieron atacara

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