Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 15: Actuando como un niño

Cuando la ceremonia terminó y se me permitió dejar el lugar, inmediatamente colapsé en los brazos de Kamil. “¿Qué es esto?” dijo el conde en una frase incompleta, mientras su mirada se cruzaba con la mía. Al ver mi reflejo en sus tranquilos ojos, forcé un sonido que salió de mi garganta:

—Ya que soy todavía joven, la ceremonia me ha dejado exhausta. Iré a descansar correctamente.

Detrás de mí, la risa de Faris parecía alcanzar mi espalda y perseguirme. Sentí una extraña sensación de miedo, y aunque sabía que no era apropiado, me aferré fuertemente a Kamil.

El plato situado a la derecha de la balanza representaban mis “pecados”. Ese pedazo de pergamino había enumerado los nombres de las 72 personas en mi dominio que habían muerto después de que yo naciera. Y las hojas de esa cicuta venenosa. La gente que había decepcionado, y mis propios padres y hermanos. Si ese es mi pecado, lo entiendo completamente.

Como les había dicho que no me sentía bien, Kamil se despidió de mi parte, y se dirigió rápidamente a la mansión para poder descansar lo antes posible. Yo no podía pensar en nada en aquél momento, y me aferré a él tan fuertemente que me dolían las manos. Las puntas de mis dedos palidecían por la falta de circulación sanguínea, y mis uñas, que yo había herido ayer al arañar la tierra, empezaban a doler.

—Charlie, cálmate.

Como si pudiese ver que algo andaba mal en mi, Kamil tocó suavemente mi espalda. Eso me empujó a aflojar la fuerza que hacía sobre Kamil. Debería dejar de herir mi propio cuerpo en vano sólo por estar en un estado de confusión, pero todavía me sentía llena de sentimientos desagradables.

—… No sé cuáles son los pecados de Charlie, pero han sido perdonados, y has sido bendecida correctamente. Vamos, tómate un respiro.

De acuerdo, está bien, ya que Kamil me estrechó la mano suavemente, dando un poco de alivio al sabor amargo en mi boca que se estaba extendiendo. Simplemente viéndome como un mera niña y protegiéndome, su dulzura en ese momento me hizo pensar que tal vez no era un tipo tan terrible después de todo.

Aun cuando mis pecados no son, en absoluto, perdonables, el sacerdote dijo que mis pecados fueron compensados. La iglesia está a cargo del sistema judicial de este país. Por lo tanto, mi crimen no sería cuestionado tras lo pasado. Sin embargo, no hubo nunca nada relacionado con el arrepentimiento de mis pecados en ceremonias anteriores. La expiación¹ de mis pecados podría no haber terminado todavía. Como estaba apretando los dientes con demasiada fuerza y la mordida empezaba a doler, me sacudí de este tren de pensamientos. Kamil siguió golpeándome la espalda para ayudarme a tomar grandes y profundas respiraciones, y cambié mi forma de pensar.

Así que el crimen por el que soy responsable es ahora conocido, pero es impropio que te hayas alterado debido a ello, Eliza Kaldia.

Al regañarme a mí misma, conseguí calmarme, y alejé de mis pensamientos todo aquello que me asustaba.

El sentimiento helado que sentí durante la ceremonia no era tan extraño, no era nada más que mi cerebro enviando órdenes para enfriar mi cuerpo mientras mi sangre empezaba a arder.

No importa quien sea ese sacerdote.

El problema es si dicho sacerdote tiene intenciones de hacer algo contra mí.

No importa si todo sobre mí ha sido expuesto.

No importa lo mucho que ellos sepan, estará bien si empiezo a actuar como una niña, quien pretende no saber nada.

—Kamil, déjame.

Mi voz sonó helada. Kamil, quien estaba a punto de entrar en la mansión, detuvo sus movimientos.

—…¿Charlie?

—Bájame. Caminaré por mí misma.

Miré a Kamil, quien estaba sorprendido, directamente, y con expresión acobardada me dejó en el suelo.

—Gracias por preocuparte en ayudarme. Siento haberte mostrado un aspecto de mi tan desagradecido.

Miré a Kamil, cuyos ojos se encontraban abiertos, mientras que su boca se mantenía cerrada. Entre el verdor, sus ojos rojos parecían innaturales, y brillaban con un color parecido al de la sangre.

De repente me levanté de  la cama. El reloj de agua indicó que era alrededor de medianoche. No tengo recuerdos de haber cambiado mi ropa de dormir. Al final, el carruaje de caballos del sacerdote Faris me había llevado de vuelta a la mansión, y yo estaba tan exhausta que probablemente me quedé dormida allí mismo.

En la mesa al lado de mi cama había una jarra de plata con agua y un plato de fruta. Solo bebí el agua, y despegué las sábanas de mi cuerpo. A pesar de la alfombra, el suelo aún se sentía frío, y lo sentí a través de mis pies. Las noches en primavera son realmente frías.

Me puse un abrigo apropiado y abandoné mi habitación. Me dirigí hacia la mazmorra del sótano. ¿Por qué iba allí? Ni siquiera yo lo sabía.

La prisión de piedra era como un ataúd. Mientras mi padre seguía vivo, había sido un verdadero sitio de muerte y tortura.

Sentí un impulso repentino, quise destruir la mazmorra, pero de algún modo logré calmarme a mí misma. A pesar de que, probablemente, un sótano tan largo no es necesario, y podría ser mejor deshacerse de él, por el momento era mejor controlar mis impulsos.

El niño seguía en el mismo lugar, en la misma jaula de ayer, y dormía en una vieja manta. Parecía relajado, a pesar de que podría morir mañana o el día de después. Tras pensar en ello, fui finalmente capaz de sonreír un poco.

—Siempre que vengo a hablar contigo, tomo el hábito de ser demasiado orgullosa.

Podría tomar una actitud de superioridad contra el niño, quien ha sido encarcelado por mí, pero sólo pude escapar con mi cola entre mis piernas cuando mi secreto fue descubierto por los adultos, mi propia superficialidad y locura me enojó. Mi sonrisa, que ya había aparecido, cambió a una risa ridiculizante.

Agarré las frías barras de hierro con tanta fuerza que sentí dolor, y escuché los sonidos del niño al dormir.

“La cicuta venenosa ha sido colocada en ambos lados , izquierdo y derecho de la balanza. En el mismo nivel que el pecado de matar a toda mi familia, haber quitado de en medio a mi familia cruel y despiadada también fue reconocido como una virtud. Aunque mi hermana mayor sólo tenía doce años, es patético que la gente la quisiera ya muerta. Y ahora, cuando apenas tengo la mitad de edad que ella, la gente desea que muera de la misma manera, siento que eso también es patético”. Dejé de burlarme de mí misma tras pensar en ello, para pasar a despreciarme a mí misma.

Y luego, pensé en la flor marchita que casi había sido ocultada. El sacerdote había escogido una flor que se usaba para los ataúdes, qué persona tan terrible.

Que cruel, el haber jugado con mis emociones así. Tener una evidencia tan importante frente a mí me ponía de los nervios. ¿Cuales eran los objetivos del sacerdote, al jugar con mi mente, y los del conde, quien lo permitió? En la fría, oscura mazmorra, mi cabeza se mantuvo helada.

Nadie además de mí sabía lo que había hecho, y por lo tanto, ellos pueden de alguna forma revelar los pecados del pasado. ¿Significa eso que no tengo posibilidades de escapar de la expiación¹? Bueno, si es eso lo que quieren.

Recordé los eventos sucedidos en la iglesia con detalle. Al pensar en ello, realmente no era algo por lo que agobiarse. Me sentí enfadada, avergonzada y decepcionada al pensar en lo muy nerviosa que me había puesto.

El conde se encontraba probablemente decepcionado. El hecho de que la lista de las 72 personas que murieron estuviese allí, era la prueba definitiva de que él había entregado dicha evidencia. Y al pensar en ello, mis hombros involuntariamente cayeron por la frustración.

—¡Te he encontrado!

Una voz de repente resonó tras de mí, sorprendiéndome y poniéndome tensa. Por reflejo, agarré la espada de mi cintura. Oh, era la voz de Kamil.

Cuando entrecerré los ojos para ver  la entrada oscura de las mazmorras, la simple luz proporcionada por las velas mostró a la persona que había esperado.

—Quiero decir, Charlie. Algo tan infantil como salir corriendo de tu habitación a estas horas de la noche… Si ibas a actuar así, podrías haber empezado antes. Es sospechoso, porque ya hace tiempo que cruzaste esa edad.

Contrario a sus palabras, su tono de voz parecía gentil.

—…Pareces confundido, ¿Es porque soy una niña?

—Ya sabes, una niña normal habría salido corriendo con regularidad, reído y llorado más. Tú nunca dices nada, eres observadora y siempre obediente, y el hecho de que puedas controlar tus propios sentimientos es increíble.

Kamil no escondió su propia actitud incrédula mientras seguía acercándose a mí. ¿Voy a ser llevada de vuelta? Instintivamente agarré las barras de hierro de la celda de la cárcel con más fuerza.. Todavía quería quedarme un poco más, y pensar en algunas cosas.

Pero contrariamente a lo que esperaba, Kamil se detuvo una vez que se acercó delante de mí y simplemente puso algo en mi hombro. Era un manto de lana ligeramente pesado que funcionaba bien durante el invierno. Mis ropas solas no habían sido suficientes para mantener fuera el frío, pero con esto el aire frío ya no podía penetrar a través de la ropa y llegar a mi piel.

—Si te estoy molestando, te esperare afuera.

Kamil se rió de repente. ¿Por qué es que, de repente, mi garganta duele tanto?

—…… No, no tienes porque irte, ¿no te puedes quedar aquí conmigo por un tiempo?

Me vi obligada a sacar esas palabras de mi garganta, pero cuando las pronuncié, parecieron tan débiles…


  • Expiación¹ → En un contexto religioso, es eliminar o limpiar los pecados de alguien

♥ ❤ ♥

2 respuestas a “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 15: Actuando como un niño”

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