Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 31: Un Día a Mediados de Verano

Traducido por Dragox

Editado por Ruby


Había personas atadas a estacas de madera, mientras el humo se alzaba a su alrededor y yo solo podía verlos, sin poder desviar la mirada. Bajo el fuerte sol de verano, con la paja ardiendo debajo de ellos, las personas que estaban muriendo, no podían hacer otra cosa que gritar y gritar.

Había otras más, que en serio, estaban disfrutando, de ver los últimos momentos de aquellos que, estaban atados a las estacas. A veces le añadían combustible al fuego o lo reducían con agua, con la intención, de prolongar el sufrimiento de las víctimas.

Los gritos se detendrían lentamente, hasta parar por completo, cuando lo que solía ser un humano, se convertía en un objeto negro. Antes de que me diera cuenta, había un horrible olor rodeando todo el lugar.

Al mismo tiempo, que el calor y el olor, me hicieron vomitar por reflejo, escuche el sonido de una risa estridente a mi lado. Sonaba tan fuera de lugar, que no pude sacarla de mi cabeza y me inquietó bastante.

No podía aguantar más de esto y todo lo que quería hacer, era encogerme, y tapar mis ojos y oídos pero como me sostenían en brazos, era incapaz de hacerlo.

Déjame ir…

Desesperadamente intenté decirlo pero todavía, no podía hablar y el brazo adulto, sostenía con facilidad mi cuerpo de bebé.

Todo se ve borroso. Siento que mi cabeza, se va a partir de lo mucho que me duele.

El calor de verano, el aire caliente por el fuego y el hedor, todo se combinó para ahogarme. Mi náusea, estaba al límite de lo que podía aguantar y algo viajó por mi esófago, haciendo que vomitara. El olor de mi propio vómito, adicionando la peste de carne quemada, se combinaron en un olor aún peor.

Después de quedarme mirando mi propio vómito, por un momento, alcé mi cabeza lentamente. Quería ver a la persona que me sostenía. Era algo casi instintivo, yo misma no estoy segura de por qué quería hacerlo. Pero, cuando lo mire, me arrepentí desde el fondo de mi corazón.

Él tenía un hermoso cabello negro y largo, con ojos del color de la sangre y estaba sonriendo, con una expresión extasiada mientras me miraba directo a los ojos.

Me di cuenta, de que era mi propio padre y desperté de mi pesadilla en mi cama.

♦ ♦ ♦

En la sofocante atmósfera de mi cuarto, me limpie apresuradamente el sudor que escurría por mis mejillas. Tal vez debido a la pesadilla, mis manos se pusieron heladas y temblaban mucho.

Sin siquiera abrir las cortinas, salí de mi cuarto. Quería un poco de aire fresco pero incluso afuera de mi cuarto hacía calor.

Estoy harta de este calor y humedad sofocantes.

Abrí las ventanas y al menos, un poco de aire fresco, entró a la habitación. Este es el verano más caluroso, que he tenido en el dominio de Kaldia.

Incluso hubo un aumento en las personas que sufren de insolación, en la parte occidental de mi dominio, hemos estado tan ocupados con ese problema que, no hemos podido implementar la milicia todavía. El conde Terejia y yo, nos hemos encerrado en nuestras habitaciones atareandonos con la enorme cantidad de trabajo, que hay por hacer. Y gracias a los sirvientes, somos obligados a tomar suficiente agua y descansos.

Los soldados han empezado a regresar del proyecto de construcción, de la aldea oriental. Los refugiados a su vez, han comenzado a mudarse, en grupos de veinte. Ya que hay más agua en el este, el clima ahí es menos extremo,  y escuche de algunos soldados, que desearían seguir ahí.

Kamil, todavía no ha vuelto a la mansión, le tomará al menos, otros dos meses antes de que, termine todo y regrese.

♦ ♦ ♦

[Traducido por Reino de Kovel]

Me quité mi ropa de dormir, que estaba empapada en sudor y me puse una túnica ligera y mi dalmática encima. La Sra. Hortensia, probablemente está ayudando, con las preparaciones del desayuno, y no vendrá a despertarme. Desde que cumplí cinco años, ya no necesité que alguien, viniera a despertarme, a menos, que me quedara dormida.

Mi cuello, se sentía pegajoso e incómodo por el sudor, y busqué a una criada de camino al comedor. Como Phoebe e Isadora, son las únicas criadas aquí, es difícil encontrarlas, durante la mañana cuando están tan ocupadas. Sin embargo, hoy tuve suerte, encontré a Isadora, justo cuando estaba metiendo la colada a la mansión.

—Buenos días, oujo-sama.

—Buenos días, Isadora. Lo siento pero limpia mi habitación hoy también.

Mis ropas de dormir necesitarán ser lavadas antes de que las vuelva a usar y mis sábanas estaban empapadas en sudor también. Tener una pesadilla solo por el exceso de calor que hay, quiero mejorar la comodidad en mi cama aunque sea un poco.

Tal vez sea lo mismo para todo los demás, el claro les está afectando, Isadora solo asintió y respondió en voz baja.

—Entendido. ¿Hay algo más que necesite de mí?

—Después del desayuno, me gustaría limpiar mi cuerpo. Por favor haz las preparaciones.

Ella asintió una vez más, inclinó la cabeza y luego caminó apresuradamente por el pasillo demostrando lo ocupada que estaba. Recoger la colada es trabajo de una criada pero lavarla es trabajo de los sirvientes. Sin siquiera tener que tomarme mi tiempo en el desayuno y comer lentamente, mi cuarto probablemente estará listo con una palangana y una toalla.

Por una vez, el conde Terejia, la Sra. Marshan e incluso Claudia estaban tomando el desayuno al mismo tiempo. Como Elise siempre come sus alimentos en su cuarto, eso significa que aparte de ella, todos los demás estábamos coincidentemente en el comedor en este momento.

Ahora que lo pienso, no he visitado a Elise dese hace tiempo. Recientemente Elise se ha estado sintiendo mejor y frecuentemente ha estado en el jardín durante el día así que no ha habido necesidad de visitarla en su cuarto.

Vamos a verla hoy.

♦ ♦ ♦

Después de limpiarme con la toalla que Isadora preparó para mí, llegué al cuarto de Elise, justo cuando Maya salió caminando apresuradamente.

—Ah, Eliza-sama.

—¿A dónde vas, Maya? Es raro ver que no estás al lado de Elise-dono.

Como Maya es la criada personal de Elise que trajo consigo desde su casa, ellas pasan la mayor parte del tiempo juntas. Es bastante inusual verla ir a algún lado por su cuenta, especialmente durante el día. Hoy siguen pasando cosas inusuales.

—Si, hoy el conde me ha llamado.

—El conde… Ya veo. Cuidaré de Elise-dono por lo mientras.

—Muchas gracias. Lamento las molestias pero cuide bien de Elise-sama.

Maya parecía aliviada al irse apresuradamente. Como Elise tiene seguido ataques de tos, Maya probablemente no quiere dejarla sola.

Llamé a la puerta de Elise y la oí decir “Por favor, pase”. Comparado con la vez que llegó aquí, sonaba mucho más energética.

—Elise-dono, disculpa la intrusión.

—¡Eliza-sama! Bienvenida.

En lugar de sentarse en la cama como de costumbre, Elise estaba sentada en una silla frente a la ventana. Su cara estaba reluciente y estaba a punto de levantarse pero le indiqué que se detuviera, diciendo que estaba bien.

—Parece que hoy te sientes bien.

—Si, gracias a este lugar me he puesto muy saludable.—  Contestó ella mientras sonreía.

Asintió alegremente y me acerqué a ver que estaba haciendo. Me detuve a su lado y al ver que miraba hacia afuera. Me sentí un poco tímida  y le hablé en voz baja.

—¿El exterior?

—Si. Desde aquí puedo ver el jardín y el estanque al otro lado.

Mirando al escenario desde aquí parecía que la llenaba de energía y se rió.

— Ya veo. —  Le dí una respuesta casual y también miré hacia el mismo sitio, donde el  jardín y el estanque quedaban a la vista.

Es el lugar donde conseguí la cicuta.

Como el estanque no es un lugar del cual se encargue el jardinero, es posible que todavía se pueda encontrar algo ahí.

Aunque, cuando los soldados conectaron el estanque con los tanques de agua, en los baños de cuarteles, probablemente debieron deshacerse de cualquier planta venenosa.

♦ ♦ ♦

Varios tipos de vegetación colorida rodeaban el agua, mirándolo desde la distancia lo hacía verse muy bonito. En un lugar con mucha sombra, con un poco de esfuerzo también se podía ver una pequeña tumba.

Así que uno también puede ver esa tumba desde aquí,eh.

—No deberías ir al estanque.— Comenté después de un momento.

—Por supuesto, lo se muy bien. Hasta que tenga mejor salud y fuerzas no saldré del jardín.

A pesar de que me cerciore de recordarle que el estanque era peligroso, todavía podía ver, el deseo por el agua en sus ojos.

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