El Perseguido – Capítulo 25: Autobús fantasma

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya

Corregido por Shiro


La mano de Tang Guangyuan luchó de forma inconsciente, perdiendo fuerza lentamente. Cuanta más energía utiliza, más energía desperdicia.

Se dio cuenta de Chi Yan, y alargó la mano hacia él.

—Él… Él… —Un grito ronco escapó de su garganta. Tenía una expresión lúgubre en su rostro.

Chi Yan inmediatamente dio dos pasos hacia adelante solo para sentirse impotente y no poder ayudar; Tang Guangyuan claramente no tenía nada en su garganta. Era como si estuviera siendo estrangulado por el aire.

Chi Yan podía sentir un aura helada a su lado. Sabía que había una “persona” siguiéndolo y tembló involuntariamente. Ya había adivinado quién era.

Es Ye Ying Zhi. Lo encontró.

Incluso podía escuchar sus risas y sentir su aliento helado sobre él.

La mano de Tang Guangyuan fue perdiendo fuerza gradualmente hasta que solo pudo colgar a su costado, y su respiración se volvió cada vez más débil. Sólo sus ojos seguían mirando en su dirección.

Chi Yan no podía soportar ver más. Ver a una persona perder su vida por su culpa, mientras no podía hacer nada para ayudar, casi le desencadenó una crisis nerviosa. Se forzó a sí mismo a calmarse. Usó su intuición para enfrentar a la “persona” invisible a su lado. Trató de tomar la mano del otro, de la forma en que solía intentar reconciliarse con Ye Ying Zhi cuando se enojaba.

Originalmente esperaba no sentir nada más que aire, pensaba que no podría agarrar nada. Pero su mano en realidad se encontró con un cuerpo frío.

A pesar de que Chi Yan no podía verlo, todavía podía tocarlo.

De repente se puso rígido.

Recordó el suspiro que escuchó antes…

—¿Por qué no viniste a casa? Te esperé toda la noche….

La vida del viejo Maestro Tang seguía colgando de un hilo, apenas respiraba lo suficiente como para mantenerse con vida. Parecía un hombre en su lecho de muerte.

Chi Yan cerró los ojos, sin atreverse a mirar más. Sin embargo, lentamente se acercó al “hombre” a su lado. Como cuando solía actuar de forma consentida y tenía que admitir sus errores en el pasado, abrazó la cintura de Ye Ying Zhi mientras se inclinaba hacia él.

En esta postura íntima, las lágrimas ya habían goteado sin saberlo en su rostro. Sorpresa, miedo, terror, preocupación: todo lo que llevó a alguien a sus límites y contribuyó a esta respuesta tan natural estaba presente.

 —Ying Zhi, por favor déjalo ir —suplicó, aferrándose a Ye Ying Zhi con fuerza y ahogándose en sollozos—. Te lo ruego, por favor, déjalo ir, ¿sí? Todo fue mi culpa, no involucres a los demás. Vamos a casa, vayamos a casa, ¿vale? Ying Zhi, te lo ruego por favor…

Ya estaba era incoherente. Su cerebro ni siquiera podía registrar lo que dijo o hizo. Solo podía rogar y aplacar al otro, sus labios manchados de lágrimas besaban repetidamente el cuello y las mejillas heladas del otro. Hacia el final, ni siquiera podía hablar en oraciones, apenas podía susurrar el nombre del otro, sollozando y repitiendo “Ying Zhi”, “por favor”, “vamos a casa” una y otra vez.

Quién sabía cuánto tiempo duró esto, pero como sus nervios habían sido llevados al límite, su percepción del tiempo se convirtió en nada más que una bruma. Sintió que el “hombre” a su lado finalmente se movía y la cuerda invisible que rodeaba el cuello de Tang Guangyuan se soltó de repente.

Éste cayó tendido en el suelo, tosió y jadeó hasta por los codos.

De inmediato, Chi Yan sintió un brazo alrededor de su cintura, y la persona que estaba a su lado se inclinó para besarle el lóbulo de la oreja. Una voz profunda dijo:

—Cumple tu promesa. Te espero en casa.

Luego, el brazo se soltó y de repente todo volvió a ser pacífico. Chi Yan miró a su alrededor, sin saber qué hacer. Solo un poco de frialdad permanecía en sus orejas y cintura.

Así como apareció de repente y casi se llevó una vida, Ye Ying Zhi de pronto desapareció.

Chi Yan se apresuró rápidamente hacia el viejo Maestro Tang y lo ayudó a sentarse, dándole palmaditas en la espalda para ayudarlo a recuperarse. Después de un largo tiempo, Tang Guangyuan finalmente se recuperó y se levantó despacio sosteniéndose de su brazo. Intentó hablar pero descubrió que todavía no podía. Solo pudo hacer un gesto para que lo ayudara a regresar a su dormitorio.

Junto a la cama de Tang Guangyuan había un teléfono y una libreta de direcciones. Abrió la libreta con el número de la Sra. Gui, indicándole a Chi Yan que la llamara. Luego, hizo un gesto con la mano hacia él, con una expresión de dolor y culpa.

—Tú… Deberías ir —le dijo con voz ronca.

Chi Yan asintió.

—Lo… Siento, no puedo ayudar… Por ahora —logró mascullar a través de su adolorida garganta, agotándose en el proceso.

—Por favor, no hable más —lo detuvo rápidamente—. Soy yo quien lo lamenta. Soy el que lo involucró y le causó un gran daño.

Tang Guangyuan agitó su mano y no volvió a hablar.

Chi Yan esperó hasta que la Sra. Gui llegara antes de irse. Parecía muy tranquilo, como si la persona indefensa en pánico y pidiendo ayuda no fuera él.

—Gracias por ayudarme esta vez. Ya lo he pensado. Originalmente fui yo quien tomó sus cenizas sin permiso. Eso fue impropio de mi parte. Además, las cenizas que robé pertenecían a un caballero adecuado. Soy yo quien primero estuvo mal. Esta vez, cuando regrese, le pagaré con lo que él quiera. Voy a pagar todo lo que debo. Esto es karma. No tiene que preocuparse por mí —le dijo.

Forzó una leve sonrisa y se inclinó hacia Tang Guangyuan en disculpa.

El peor de los casos era solo la muerte, pensó mientras bajaba los ojos.

El sacerdote Tang todavía estaba jadeando. Lo vio disculparse una vez más antes de irse. Al final no pudo decir una sola palabra.

Cuando Chi Yan abandonó la villa, ya eran casi las 11:00 p.m. La zona era un poco oscura. Los coches rara vez pasaban, por no hablar de taxis. No trajo su teléfono, por lo que solo podía correr hacia la parada del autobús, esperando poder tomar el último.

Justo antes de llegar a la parada, vio que un autobús se detenía ahí. Todos los colectivos de la zona pueden llevarlo de regreso cerca de su casa, por lo que ni siquiera revisó antes de correr hacia él y apresurarse a pagar rápidamente la tarifa.

El conductor siguió mirando hacia adelante, sin reaccionar ante él. El vehículo estaba casi vacío. Además de él, solo había tres o cuatro pasajeros dispersos alrededor. Chi Yan escudriñó un poco antes de elegir un asiento en la parte de atrás.

El último autobús esperó un poco demás. No fue hasta 2 minutos después de que se sentó que éste comenzó a moverse. Se quedó aturdido mientras miraba por la ventana el paisaje de la calle, completamente oscuro. No sabía qué era exactamente lo que le esperaba en casa. Solo sabía que no tenía adónde correr ni dónde esconderse.

A través de los eventos de hoy, Ye Ying Zhi ya lo ha dejado muy claro. El viejo Maestro Tang era impotente contra él, e incluso casi perdió la vida. Los monjes y taoístas que ha conocido a lo largo de su vida apenas han podido protegerlo de los fantasmas comunes, así que, ¿cómo podrían ser de alguna ayuda contra el tercer maestro Ye que atemoriza a todos los males?

Todo este tiempo, se perdió en sus pensamientos. No tenía un reloj, ni un teléfono, ni nada que pudiera indicar la hora. Solo sabía que el autobús seguía moviéndose y que la ventana aún estaba completamente oscura. Probablemente no habían llegado muy lejos, pero no sabía cuánto tiempo había pasado. De repente, tuvo un momento de claridad, algo no estaba bien. Estaba en un autobús público. ¿Por qué no se ha detenido en absoluto después de tanto tiempo? En todo este rato, ¿nadie necesitaba subir o bajar? ¿No habían pasado por ninguna parada?

Después de darse cuenta de estos detalles, se puso alerta. Se abstuvo temporalmente de pensar en el Ye Ying Zhi de su familia y prestó atención en secreto a lo que estaba dentro del autobús.

En silencio, contó con un ritmo normal hasta 300. El colectivo siguió avanzando al mismo ritmo, sin curvas en la carretera, sin cambiar de carril, sin baches. Era como si la vía solo tuviera un vehículo. Incluso el paisaje nunca cambió. Todavía era una manta de niebla de color negro. Desde una distancia desconocida, se veía una luz blanca y fría: Chi Yan había pensado que eran las luces de la ciudad.

Su mano se apretó en un puño mientras se enfocó en los pasajeros en el frente. Cuando se subió al autobús, su mente estaba ocupada y tenía prisa. Realmente no prestó atención a esas personas. La forma en que pasó por alto múltiples anomalías fue similar a cuando fue atrapado en una ilusión por Ye Ying Zhi. Sólo ahora, de repente, se dio cuenta de las muchas discrepancias.

Los cuatro pasajeros, incluido el conductor, hacían cinco personas. Todos llevaban ropa oscura y manga larga, sentados solemnemente rectos, sin el menor movimiento. Esto era completamente diferente de cómo usualmente la mayoría de las personas tenían la cabeza baja mirando sus teléfonos.

La luz incandescente del autobús era muy pálida, y bajo ésta, ninguno de ellos tenía sombras.

Shisai
¿Alguna vez viajaron en autobús muy, muy tarde con pocas o ninguna persona aparte de ustedes y el conductor?

2 respuestas a “El Perseguido – Capítulo 25: Autobús fantasma”

  1. Una vez me subí en el transporte con mi amiga, eran las 10 pm y en el solo habían 3 personas; dos adelante de nosotras y una alta y oscura atras. Las dos personas se bajaron y cuando llego nuestro turno mi amiga sintio una mano en su hombro y yo un escalofrío pero no habia nadie atrás de nosotras. Nos bajamos diciendo el padre nuestro y el chofer pregunto si no habia un hombre sentado atrás nuestro.
    Despues de eso nunca volvimos a viajar tan tarde y a sentarnos atrás.

  2. QwQ una vez pero fue con un pasajero fantasma me subí yo junto a mi madre que salimos de decorar una casa y eran como las 11: 50, era el ultimo bus que pasaba por esa zona. Pagamos y nos subimos, mi madre se quedo dormida en mi hombro y me di cuenta que a parte del conductor había un abuelo de pasajero y nadie más. Después de un rato de recorrido el bastón que llevaba el abuelo se cayo y el no podía levantarlo. Me levante y se lo di pero el señor decidio sacarme charla lo cual hice por unos 10 o 12 minutos. Luego le dije que ya era hora que volviera y lo hice al pasar un rato el abuelo se bajo. Yo estaba medio dormida a parte de cansada por lo cual no estaba alerta como siempre y cuando estaba a punto de sentarme en mi lugar el conductor que no habia hablado en un largo tiempo me pregunto: -¿ Con qué estabas hablando?. Apenas dijo eso me dio un escalofrío y me fue el sueño y cai en cuenta que cuando estuve junto al abuelo en ningun momento lo vi reflejado a pesar que ocasionalmente pasabamos partes con postes de luz y el estaba sentado junto a una ventana. Desde esa vez me fijo aunque este cansada.

    QwQ sé que se ve jodida la sitaución pero te la puedes ingeniar para salir de ella Chi Yan y solo aguanta.

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