Cenicienta – Capítulo 53: En estos días, Cenicienta no deja su zapato de cristal

Traducido por Den

Editado por Sakuya


Cuando Julius bebió el té que se había enfriado por completo, hizo una profunda reverencia y se marchó.

Tenía los ojos enrojecidos por el llanto y parecía un conejo, pero me impresionó que tuviera un aspecto tan renovado.

—Es gracias a Julius que puedo estar a tu lado de esta manera —dije, acercándome a Volker y acurrucándome con él mientras envolvía mi hombro suavemente con su gran mano. Cerré los ojos mientras me rodeaba mi aroma favorito.

Una vez más, me di cuenta de lo difícil que es estar junto a la persona que amo con tanta satisfacción. Resulta que lo que creía que fue suerte, en realidad fue el duro trabajo de Julius… No, no solo de él, sino también del príncipe Stephan, Priscilla y las chicas.

No podía agradecerles lo suficiente por lo afortunada que soy.

—Sí… Me gustaría darle las gracias, pero puede ser que no las acepte… —murmuró Volker—… porque es doloroso no conseguir lo que más quieres… —prosiguió, pero sacudió la cabeza. Luego, me besó la sien y dijo—: Olvida lo que he dicho.

—Maestro, señora, ¿les apetece una taza de té? —Xavier apareció con una nueva tetera y rellenó nuestras tazas con elegancia.

Tomé un sorbo y la calidez me tranquilizó.

—¿Qué crees que hará Julius ahora? Definitivamente no puede regresar a la aldea Jiu.

—Cierto… Estaría en problemas si descubrieran que es “Julia”.

De repente me sentí preocupada. Puede que no sea asunto mío, aun así, me preguntaba si deberíamos buscarlo y ayudarlo con lo que quisiera hacer en el futuro.

—No se preocupen. Sé que es osado de mi parte, pero detuve al joven antes de que se fuera y le di una carta de presentación a un pariente lejano de los Brennan, al que puede acudir si necesita algo —dijo Xavier cuando se dio cuenta de cómo me sentía.

—¡Eso es muy generoso! —exclamé. Una carta de presentación de la familia Brennan era algo grande.

—Será recordado por las generaciones venideras como el valiente hombre que salvó a la familia Brennan de la extinción —declaró el mayordomo mirando con profunda emoción hacia la puerta por donde había salido Julius—. Bueno, ahora esperamos a los niños.

En ese momento, Volker escupió el té. ¿Qué había en la taza?

Luego, Xavier sonrió y volvió a la casa en silencio.

Le entregué a Volker un pañuelo y le di unas palmaditas en la espalda mientras tosía. Entonces me hizo un gesto con la mano.

—¿Entiendes lo que quiso decir? —preguntó una vez se recuperó, y me miró.

¿Hmm? ¿Qué es este repentino ambiente sofocante y seductor? 

—Bueno, eso… Para agradecerle a Julius… ¿verdad?

Ese era el curso de la conversación, ¿no? ¿Hay algo más? ¿Por qué no me lo dices…? 

—¿No es correcto transmitir la historia a los nietos?

—¿Por qué le contaríamos la historia a otra familia?

—No me refería a eso —dijo, levantándome y poniéndome en su regazo como de costumbre—. Tiene que haber hijos antes que nietos, ¿no? —me susurró al oído.

¡Hn! Ese barítono resonó a través de mis huesos.

Quedé embelesada con su voz, sin embargo, al cabo de unos segundos, me di cuenta de lo que intentaba decir y que Xavier me había tendido una trampa.

¡No, no quería insinuar nada de eso en absoluto! Aunque, por supuesto, era lógico tener hijos para continuar el linaje. ¡Además, en general a la gente le gusta hablar sobre quién dio a luz, cuánto tiempo pasó hasta que tuvieron hijos, etc!

Lo miré y me dirigió una mirada ardiente.

¡Volker, todavía es de día! ¡De día! 

—Bueno, sí, es cierto…

Traté de mantenerlo alejado poniendo mi mano contra su fuerte pecho, pero era difícil estar sentada en su regazo porque sus besos se sentían bien y era incapaz de resistirme a ellos.

—¿De verdad lo entiendes? ¿No quieres tener un hijo conmigo, Fredericka…? —preguntó seductoramente mientras me acariciaba la espalda y los costados.

Volker, ¿por qué tus manos se mueven con malicia? Me sonrojé cuando dejó pequeños besos en mis mejillas y mi frente.

Por supuesto que quiero tener hijos contigo. ¡Estoy segura de que serán muy lindos! Pero, siendo sincera, no pensaba en ello en absoluto debido a que seguía esforzándome por recibir su gran y ferviente amor, por lo que no tenía en mente nuestro futuro.

Una vida con Volker y mis hijos… Al imaginarlo, sonreí sin darme cuenta.

«¡Quiero abrazar a mi nieto!» De repente, recordé lo que mi padre había dicho el otro día. Estaba bromeando, pero estoy segura que hablaba en serio. Puede que su padre haya dicho lo mismo.

Fantaseé con Volker cargando a nuestro bebé… ¡Cielos! ¡Increíble!

—Quiero… tener hijos contigo, Volker —Las palabras fluyeron de mi boca con facilidad.

Estaba perdida en mi imaginación sobre los niños y Volker… En ese momento, pude sentir su calor bajo mi trasero. Hacía tanto calor que ya no podía ignorarlo y mi cuerpo comenzaba a gritar en respuesta a él.

—Pero ahora mismo estamos afuera…

No sabemos quién podría vernos. 

—Entonces, vayamos al dormitorio.

Me levantó con delicadeza y regresamos a casa. Cuando pasó junto a una doncella, le dijo que no necesitábamos cenar y luego, subió a nuestro dormitorio y cerró la puerta con fuerza.

¡¿Volker, qué quieres decir con que no necesitamos cenar?! Todavía está muy claro afuera. 

Den
Le van a dar duro contra el muro ( ͡° ͜ʖ ͡°)

—Ah, ¿Volker~?

—Está bien, déjamelo todo a mí —dijo.

¿Qué? Tengo un mal presentimiento… 

♦ ♦ ♦

—Ah, uh~ Volker~ Ah~ —No podía hablar correctamente porque estaba siendo sumamente estimulada por su gran cosa. Me llenaba dolorosamente.

—Fredericka, ¿te duele? —preguntó con voz ronca. Mi confiable esposo estaba sudando, pero no parecía cansado. Como siempre, su método de entrenamiento es diferente al mío.

Aunque preguntaba con seriedad si dolía, no se detenía. Asentí con la cabeza. Yo estaba de espaldas, con las piernas flexionadas hasta el pecho mientras él me embestía hasta el fondo. Aunque se sentía bien, era un poco demasiado opresivo y resultaba doloroso.

—¿Cambiamos de posición? —preguntó y me dio la vuelta, todavía dentro de mí.

—Ah~ Oh~ —gemí mientras su pene estimulaba mi vagina. Me estaba penetrando en un ángulo diferente al habitual, por lo que me producía una sensación tan agradable que los dedos de mis pies se estremecieron.

—Hmm, ¿qué tal esto? —Cambió de nuevo mi posición poniendo un cojín bajo mi espalda para alzar mi trasero. Tras apartarse un poco, comenzó a mover con lentitud sus caderas.

—Ah~ Uhn… oh… uh~ —estaba gimiendo en voz alta sin pensarlo. Tan pronto como me di cuenta, mi rostro se puso caliente de la vergüenza. A través de mis ojos entrecerrados, pude ver la cara de felicidad de Volker. Intenté mantener la boca cerrada, pero no pude, porque un placer entumecedor me recorría todo el cuerpo.

Sin embargo, aunque cambió mi postura, seguía sin ser cómodo…

—Ah~ Espera~ Oh~

Apenas podía pensar. Me estaba penetrando en lugares tan buenos que ni siquiera sabía que existían. ¡Se sentía tan bien…!

—Ah… Te amo tanto, Fredericka… —dijo con vehemencia, estremeciendo mi cuerpo. Me abrazó con fuerza y yo también me aferré a él, apenas logrando mantenerme consciente. Su invasión era aterradora y placentera. No obstante, con su sudoroso aroma a bosque a mi alrededor, mi cuerpo se encontró con el miembro viril de Volker y no lo soltó.

—Oh~ Oh~ Volker~

—A… Ah…

Había chispas frente a mis ojos. El placer era tan intenso que me sorprendía que todavía estuviera consciente.

Volker llenó mi interior con su calidez. Luego se recostó sobre mí para recuperar el aliento. El calor interno y externo eran tan agradables que empezaba a sentirme somnolienta. Estaría bien quedarse dormida así…

—Oh, Fredericka…

Frotó su nariz contra la mía como un cachorro —amaba cuando lo hacía— antes de besarme. Sostuvo mi rostro entre sus manos y mordisqueó mi labio inferior. Luego, sonrió y profundizó el beso, introduciendo su lengua en mi boca.

—Hmm… Volker…

Rodeé su cuello con mis brazos y lo acerqué a mí, devolviéndole los besos. Quería sentirlo más.

Sin embargo, mientras nos besábamos…

Espera… ¿por qué se estaba volviendo más grande de nuevo antes de sacarlo? 

¿Volker? 

—Ah… Umm… ¿Volker…?

Cuando hicimos contacto visual, mi querido marido me dirigió una sonrisa un poco tímida.

—Estoy muy feliz de que me estés besando.

Volker, estás siendo demasiado honesto.

Sacó su miembro y me dio la vuelta, poniéndome a cuatro patas. Mientras acariciaba la piel de mi espalda, podía sentir el calor que brotaba de mí y bajaba por mi muslo.

—Desde atrás, puedo admirar tus hermosas curvas y tu nuca, tanto como quiera~ —dijo mientras frotaba la punta de su pene contra mi hendidura. Quise taparme los oídos ante el sonido que producía; era tan embarazoso.

—Ah… Volker, por favor…

Entró en mí sin escuchar mi súplica.

—Oh, oh~

Una vez penetró en mi lugar íntimo sin resistencia, frotó suavemente en un lugar poco profundo. Esta vez, me amó con lentitud.

La dicha me hizo perder fuerza en los brazos y ya no pude aguantar por más tiempo mi peso. Mi trasero terminó levantándose más, ofreciendo un mejor ángulo.

—Sin embargo, por detrás… no puedo besarte… y me siento solo —declaró mientras dejaba besos en el omóplato, justo detrás del corazón. Me sorprendió lo sensual que era.

—Hnn, oh, no~ no~

¿Qué pensaba Volker de mí cuando apretaba su miembro con alegría mientras decía que no? Tenía curiosidad, pero me daba vergüenza preguntar. Aun así, no creo que le importe, porque las manos que acariciaban mi cintura eran muy dulces y suaves.

Mis pensamientos se volvieron caóticos. Me sentía bien, y quería más, porque era un poco frustrante sentir que se encontraba lejos del estímulo definitivo.

Anhelaba que fuera más adentro… Mi propio deseo me sorprendió. ¿Era una persona tan sucia? Aunque no era malo querer tener una vida erótica de recién casados con mi marido.

Es eso, ¿verdad…? Me sedujo, ¿verdad? Nunca pude negarme cuando esos ardientes ojos color avellana me miraban fijamente y cuando su dulce barítono susurraba su amor por mí. ¡¿Cómo puede una chica como yo resistirse a esta belleza física bien entrenada?!

Si tuvieras un cuerpo así, querrías tocarlo, ¿verdad? Querrías amarlo. Es más, Volker tiene un aspecto maravilloso y se siente bien al tacto. Siempre me asalta una felicidad indescriptible cuando lo toco. ¡Es como si algo extraordinario saliera de mi piel! Definitivamente debería conseguir algo más que sudor, ¿verdad? Por lo que era inevitable que dijera esto tan obsceno, que tal vez era parte del orden natural de las cosas:

—Ah… Volker~ Hmm más~ Más adentro~ Por favor~

Se detuvo por un momento y pareció quedarse sin aliento.

—No… no, ¡no pares!

En ese instante, pude sentir cómo se hacía más grande dentro de mí.

Gimió dolorosamente y comenzó a penetrarme profundamente.

—¡Ah! Hm~ Oh~ Ah~ —soltaba sonidos que serían difíciles de traducir al lenguaje humano.

♦ ♦ ♦

Como resultado de ser amada hasta desmayarme sin siquiera haber cenado, quedé embarazada y al año siguiente di a luz a una digna niña que se parecía mucho a Volker. Dos años después, alumbré gemelos. Todos los días eran divertidos y ajetreados.

—¡Mamá, por favor, léelo!

Bianca, que había estado corriendo por el jardín con Marie, me entregó un libro de cuentos ilustrados, con las mejillas muy rojas.

Al ver la obra, ladeé la cabeza. No me resultaba conocida y no recordaba haberla comprado.

—¿Qué sucede, señorita Fredericka? —preguntó Marie, que entró un poco más tarde que Bianca y que se había dado cuenta de mi ceño fruncido, mientras colocaba el té en la mesa. Pero al ver el libro en mis manos, exclamó—: ¡Es un libro de cuentos ilustrados muy popular! ¡Escuché que está agotado en todas las librerías!

—Hmm… no recuerdo haberlo comprado. ¿Fue Volker?

De hecho, sólo después del nacimiento de nuestra hija, descubrimos que Volker era un gran amante de los niños.

¡No dejaré que se case con nadie! —declaró cuando miró a Bianca por primera vez.

Todos nos quedamos asombrados.

Y el otro día, dijo:

¡Bianca es sólo de papá! 

Lloré a sus espaldas cuando me lo contaron. Escuché que los maridos locos por sus hijas suelen dejar a sus esposas… Aunque, por el momento, no veía indicios de eso. Me pregunto por qué…

¿Sabe que más vale pájaro en mano que cien volando? [1]

—¡Mamá, léelo! ¡Lee!

—Ah, lo siento, Bianca. Veamos…

Hojeé el libro para hacerme una idea general de lo que trataba antes de leerlo.

Hmm, un príncipe y una heroína oprimida que con ayuda de una maga obtiene un vestido y se dirige en un carruaje de calabazas a un baile… Ahí, la pareja se encuentra, sin embargo, ella huye dejando su zapato… Luego el héroe busca a la protagonista, la encuentra y hay un final feliz. Es un poco familiar en algunas partes. 

Aun así, se lo leí a Bianca, quien escuchaba obedientemente. Se quedó asombrada y gritó en las partes oportunas, sus ojos brillaban de felicidad.

Cuando terminamos, tomó el libro y admiró las ilustraciones. Marie se acercó a mí mientras la pequeña estaba ocupada con las imágenes.

—Me resulta un poco… ¿familiar? —dijo con una sonrisa burlona.

¿Por qué sonríe…? Sé a lo que se refería, pero no podía afirmarlo con Bianca aquí.

—No, no se parece en nada.

—Es cierto. En el caso de la señorita, no dejó su zapato de cristal, sino… —dijo, cambiando de estrategia. En ese momento, me apresuré a taparle la boca. Eso era lo que no quería que dijera en voz alta. Bianca ya sabe qué son las bragas. No obstante, Marie no parecía arrepentida.

—Mamá, ¿dejaste pan? [2] —preguntó la pequeña cuando terminó de mirar los dibujos. Dejó el libro a un lado, desinteresada. No obstante, no esperó a mi respuesta y me hizo otra pregunta—: ¿Puedo ir a dar de comer a los pájaros?

¿Ahora se reúnen los pájaros?

—Te daré un poco de pan, pero no puedes comértelo, sino que tienes que dárselo a los pájaros, ¿entendido? —respondí, entregándole una bolsa de pan rallado.

Con una risita, regresó al jardín con el saquito y Marie se apresuró a seguirla.

Mi hija está creciendo para ser una buena niña que sabe leer el ambiente, ¿eh…?

Cuando me levanté para ir a ver cómo estaban los gemelos, que pronto se despertarían, examiné la parte de atrás del libro de tapa dura negra. Justo cuando estaba a punto de guardarlo en una estantería, me di cuenta de que había algo escrito con tinta ahí. Lo acerqué para ver y en letra pequeña ponía: «Sé feliz».

—¡Ah! —jadeé al ver la escritura familiar.

Mi intuición me decía que solo podía ser una persona, aunque intentara negarlo.

Miré hacia el jardín, pero sólo vi a Marie y Bianca jugando. No había nadie más en los alrededores. Además, si pasara algo, claramente los guardias estarían corriendo.

Observé el libro de nuevo, ¿esto podría considerarse una bendición…? Aunque ciertamente, si lo piensas bien, él no bendeciría nuestra relación… Aun así, ¿significaba que había curado sus heridas con los años y que había sido capaz de seguir adelante? Unas emociones agridulces me invadieron.

Fue sólo hace unos años, pero parecía tan lejano… También me sorprendió un poco lo bien que había manejado mis sentimientos dentro de mí.

—El tiempo es increíble.

Ahora soy madre de tres niños. Supongo que había sido suficiente tiempo para que la gente cambiara.

Respiré hondo antes de guardar el libro y dirigirme a la habitación donde dormían los gemelos.

Sé feliz, ¿eh? Lo soy, pensé, esbozando una sonrisa.

—Te deseo una maravillosa felicidad —susurré mientras subía las escaleras


[1] Más vale pájaro en mano que cien volando es un refrán popular, que valoriza todo aquello que es seguro, en relación a lo inseguro.

[2] Aquí Bianca pregunta si dejó pan debido a que cuando Fredericka interrumpió a Marie, ésta ya iba a decir “bragas” en japonés, que comienza por “パン”, y justamente “pan” también utiliza los mismos kanjis.

Den
Aquí la nueva versión del capítulo final de «Cenicienta no dejó su zapato de cristal». Debo decir que había pasado tanto tiempo que no escribía nada +18 que me costó mucho traducir la parte candente entre Fredericka y Volker XD Espero que quedara bien. Gracias Sakuya por seguir trabajando conmigo, y gracias a tod@s por leernos. ¡No se pierdan las historias paralelas :3!

Sakuya
Un gusto seguir editando esta historia y trabajar contigo Den (´ω`) Y queridos lectores... dejen muchos comentarios (^ω^)

2 respuestas a “Cenicienta – Capítulo 53: En estos días, Cenicienta no deja su zapato de cristal”

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