Creo que mi prometido se ha rendido – La hija del Duque: Capítulo 1


El primer ministro del Reino de Noin, el Duque Zariel tenía una única hija.

Ella era una belleza que poseía cabellos plateados y ojos tan claros como la amatista. Con una nariz que no era demasiado alta, un par de hermosos labios coral, la piel pura impecable y uñas elegantes pulidas por sus criados, ella era una dama perfecta cuyo movimiento hizo suspirar de asombro a todo espectador.

La hermosa  joven que cautivó a todos, Christina, como si fuera algo natural era la prometida del primer príncipe del Reino de  Noin, Alberto.

Con una estatura que podría atraer todas las miradas en una fiesta nocturna, su espléndido físico entrenado en el ejército, sin lugar a dudas un hombre absolutamente apuesto.

Rodeada de sus amigos de la infancia, Christina fingía tener un momento agradable mientras miraba de vez en cuando a Alberto.

Tenía siete años cuando se convirtió en la prometida de Alberto. Teniendo en cuenta que  el príncipe iba a cumplir diez años, el arreglo de su prometida procedió con naturalidad.

Cuando lo conoció, Christina pensaba en él como un niño crecido. Sin mostrar ningún rechazo, él siempre sonreía dulcemente mientras escuchaba sus historias infantiles de su conversación con sus amigos, los dulces populares actualmente, o sus adornos para el pelo y joyas favoritas.

Sin embargo, Christina pensó que todo le estaba naturalmente permitido con ella siendo su prometida. Por encima de todo, pensando que este joven maduro y tolerante que ella amaba eventualmente sería suyo, ella simplemente no podía dejar de estar de buen humor.

Porque ── he llegado a amarlo tanto

Christina suspiró suavemente.

Después de cumplir catorce años y terminar su debut social, Christina inmediatamente favoreció grandiosos  cosméticos y vestidos con una gran cantidad de exposiciones. Todo con el fin de  alcanzarlo aunque sea un poco a él, quien ha crecido rápidamente hasta ser un hombre maravilloso después de unirse a la formación militar.

Durante el día primero le mostró el vestido que hacía resaltar su pecho, él estaba obviamente vacilante. Aunque ella creía que su distinta a la habitual vestimenta y maquillaje fueron hechas maravillosamente, pero él apartó la mirada y entonces le mostró una sonrisa falsa.

A partir de entonces, su actitud cambió. La oportunidad para ser llamada al palacio real disminuyó, y aun cuando era su cumpleaños número quince, con la razón de estar ocupado, no se mostró en la casa del Duque y sólo el presente llegó a su casa.

El presente fue un ramo de rosas de color rosa, así como un adorno para el pelo recién liberado de una joyería de marca.

Encaje blanco y una pluma de ave, montada con rubí y diamantes,  es un adorno para el pelo de color rosa. Cuando lo miró, de alguna forma, ella pensó para sí misma, lo he visto antes en alguna parte. No como el anuncio para un nuevo producto, pero en algún lugar mucho más diferente.

Cuando Christina intentó recuperar  la memoria, de repente un rayo pasó a través de su visión. Era un día despejado fuera. No había lluvia en absoluto.

El rayo fue, de hecho, sólo dentro de los ojos y la cabeza de Christina.

Christina luego murmuró con voz temblorosa.

──Es mentira…

Es una verdadera desesperación…

Este adorno para el cabello era el que siempre estaba haciendo alarde en la fiesta de la tarde por esa prepotente dama.

Una pobre plebeya, que perdió a su único pariente de sangre y que vagaba por las calles, fue adoptada por el marqués Schönhausen, que en secreto amaba a su madre, por lo tanto arrojándose en el espinoso camino de la alta sociedad ─ una escena del  juego de simulación de citas ──  Clara y las siete joyas de colores.

Donde se escogía entre varios hombres guapos a su favorito, sirviendo como rival de amor para cada uno de  los  jugadores  ── Eso era exactamente, Christina.

Como un flashback, la imagen de su anterior vida jugando pasó por su mente. A pesar de que Christina era una belleza, ella era egoísta, además a fin de no ser encontrada por otros, usó a otra gente para acosar al protagonista.  Justo antes del evento con el personaje objetivo comenzará, ella siempre vendría a obstaculizar, una joven dama  terriblemente calculadora.

Si el recuerdo de ese mundo completamente diferente es mío es totalmente cuestionable.

Una mujer que terminó su trabajo, comió su cena, y luego se distraerá con el juego de simulación de citas cada noche para aliviar su estrés. A pesar de que era completamente incapaz de recordar su propio nombre, familia, o la causa de la muerte, algunos fragmentos del contenido del juego de ese otro mundo vendrían a su mente.

El mundo del juego tenía siete rutas Y el que aparece como un estorbo en todos ellos, era hija del Duque, Christina. La razón para esto  fue porque,  ella siempre terminaba enamorándose del objetivo de captura de la protagonista.

En otras palabras,  como a Christina le gustaba el Primer Príncipe Alberto en ese momento, de ahora en adelante aparecería Clara, comenzaría a gustarle a Alberto, y algún día en el futuro se convertirían en amantes.

Christina que obstruye el romance entre la protagonista Clara y Alberto, haría que su compromiso fuera interrumpido implacablemente en medio de una fiesta por el príncipe que era actualmente de corazón negro.

Si recordaba correctamente, él iba a bailar con Clara y Christina que fue cegada por celos salpicaría vino tinto a Clara. Sin embargo, el príncipe se daría cuenta rápidamente y la protegería, haciendo que Christina profanara el traje blanco del Príncipe ante la presencia del público. Las personas que observaron la escena lo dejarían como la historia de una insensata joven dama cegada por los celos. Además, después el príncipe diría: “Yo estoy decepcionado de usted, y ella huiría del vestíbulo mientras lloraba.”

Tras el evento, la señorita que desapareció durante dos años fue finalmente encontrado por la bondadosa Clara que la buscó preocupada. Después de enamorarse de un comerciante de una ciudad suburbana y convivir con él, Christina al fin se disculpó por sus malas conductas pasadas, y luego Clara y el Príncipe se casaron felizmente. Fue un final feliz para todos, y vivieron felices para siempre. Tal juego de simulación de citas que era suave.

Por desgracia, ya que ella no tenía ningún interés en el final malo no lo había jugado, sin embargo, no debería haber ninguna ruta que conduce a ser asesinada por el Príncipe. Pensando que era bueno en cierto modo, Christina empezó a sentirse disgustada.

Que ella sea de algún día feliz con un desconocido comerciante y en un lugar que no conocía no podría ser malo, sin embargo, en la persona que estaba enamorada en este momento era Alberto.

Pero, en realidad, para él,  no mostrar su rostro incluso durante mi cumpleaños, seguramente su corazón se ha alejado.

La aparición de Clara estaba alrededor después de que Christina cumpliera quince años. Análogamente a la edad de quince años, ella entró en la casa del Marqués Schönhausen y entonces apareció en  baile sin saber nada.

Poco después, Christina escuchó de su madre aficionada a los chismes acerca de la historia del marqués Schönhausen adoptando recientemente a una hija, y cómo la fiesta de hoy debía ser su debut.

Así es. En la fiesta de esta noche, mi querido Alberto se reunirá con mi rival Clara, y se enamoran a primera vista

Es realmente imposible no suspirar.

Su amiga que era hija de un Marqués, Cindy, inclinó la cabeza. Esta noche, su cabello rubio fue hecho en medio de un estilo, con trenzas a ambos lados de la cabeza formando un círculo y que se juntaban en la parte posterior.

─Oh querida, Christy. ¿Qué ha pasado para que suspires así?

Junto a ella, la hija del conde Elena se encogió de hombros. Su cabello castaño oscuro flotaba suelto sobre su espalda, con un adorno para el pelo magnífico que decoraba la parte superior de su oreja derecha.

─Estoy segura, es porque Su Alteza está hablando con otras damas por lo tanto ella se siente sola.

Después de su decimoquinto cumpleaños, el maquillaje de Christina ya no mostró ninguna suntuosidad ya lo cambió en algo más modesto. Ella también dejó de llevar vestidos provocativos y escogió uno más elegante, aunque todavía estaba siguiendo la última moda.

Esta noche llevaba un elegante vestido de color crema, un collar de joyas azules, un pendiente de perlas, y sin usar ningún adorno en su cabello, ella sólo rizo las puntas un poco y los dejo  fluir por su espalda.

No me siento motivado en absoluto

Esta noche ── en esta noche, mi amado Su Alteza será arrebatado por Clara, una simple belleza que salió de la nada y sin saber nada de la alta sociedad.

¡Lo odio! ¡Lo odio tanto que es insoportable…!

Sacando un pañuelo, ella estaba tan frustrado que casi apretó los dientes.

Sin embargo, como Christina no podía mostrar tal expresión en su cara, en cambio sólo mostró una delicada sonrisa hacia sus amigos.

──Después de todo, no puedo hablar mucho con Su Alteza… Como era de esperar, es bastante solitario.

──¡Oh, querida, Christy, eres tan adorable!

──Está bien. Si al menos lo dijeras directamente a Su Alteza.

Aun siendo molestada por sus amigos, la mirada fija de Christina todavía estaba dirigida a Alberto.

En cada baile, aun si entrara siendo escoltada por su prometido, ya que era necesario para mantenerse en contacto con todos los conocidos, así como con los nobles, no era posible para ellos estar siempre juntos.

Siendo la hija del duque que era, después de que Christina bailara la primera canción con Alberto, los otros caballeros saldrían a toda prisa buscando bailar con ella.

Haa… no puedo sentir amor alguno…

Naturalmente, su interés era casi cero cuando tenía quince años. Desde temprana edad, me he comportado tan egoístamente, y sólo darme cuenta de que siempre le he causado problemas, no me ayudará a recuperar su corazón.

Incluso cuando Christina estaba pensando mucho acerca de Alberto, ella siguió el de su otro yo, y aceptó el hecho de que ella no podía hacer nada más que renunciar a él.

Ni siquiera tengo ninguna intención de ser un obstáculo.

Originalmente, como hija de un duque, el orgullo de Christina fue alta, y ella no era el tipo de mujer que se aferraría a un hombre que había perdido interés en ella. Si no me anhela o deseas, yo no te necesito. Siéntase libre de hacer  lo quiera ── Aun cuando dijo cosas así, en verdad su corazón retumbaba y ardía con la llama de los celos. Sosteniendo un pensamiento tan contradictorio, ella era sólo una joven dama en la adolescencia…

Un poco después de que comenzara la fiesta, Christina encontró al dicho Marqués Schönhausen. Primero estaba presentando a su hija a su conocido. Estando en la plenitud de su vida, tenía una cara delgada y cabello castaño rayado con gris que fue peinado hacia abajo con el aceite. Una mirada en aquel hombre que llevaba un traje gris de alta calidad fue suficiente para comprender. En ese momento, ella pensó, el rostro apacible que mostraba su bondad, tenía por alguna razón un ambiente similar al de Alberto.

Al lado de él, encogido como una pequeña ardilla asustada, estaba esa chica.

Un vívido cabello dorado, cejas parecidas a los sauces, ojos azules que reflejan el color del cielo y un par de preciosos labios rosados. Llevaba un vestido rosa pálido, no era una existencia que se destaca, pero una vez vista, era sin duda una encantadora dama que sorprendía a cualquiera.

Alberto estaba en un lugar no demasiado lejos, pero no muy cerca de donde estaban Christina y sus amigos. Era una posición en la que su conversación apenas se podía oír.

Marqués Schönhausen cambió su atención a Alberto. Sintiendo la mirada fija, levantó su cabeza y le devolvió una sonrisa suave al Marqués.

──Ha sido un tiempo, Marqués Schönhausen…

Incluso esas pocas palabras casuales fueron claramente escuchadas por ella. No importa dónde estuviera, los oídos de Christina nunca se perderían de la voz de Alberto.

Conoció al príncipe a la edad de siete años, fue cuando ella inmediatamente se enamoró, e incluso después de cumplir los quince años no ha dejado de amarlo. Siempre le ha encantado esa voz baja y tranquila que rebosaba de encanto.

Christina presionó fuertemente los labios.

Después de Marqués Schönhausen devolvió el saludo, con el fin de presentar a su hija que estaba junto a él, puso su mano sobre su espalda.

Se aplicó un maquillaje ligero en esa carita de inocente. El precioso vestido rosa se acentuó con el maquillaje, pero su modesto adorno para el cabello adornado con encaje blanco y una pluma de ave estaba mostrando su pureza. Su cabello dorado estaba reflejando la iluminación del candelabro, y cuando sonreía con sus ojos azules brillaban con destellos de luz.

Un maquillaje ligero se aplicó en esa cara inocente. El precioso vestido rosa de pájaro estaba mostrando su pureza. Su pelo dorado reflejaba la iluminación del candelabro, y al sonreír sus ojos azules brillaban con destellos de luz.

Alberto la miró y levantó levemente la ceja. A pesar de que nunca había dejado de saludar a la otra parte, sin importar quién fuera,  pero por primera vez no sabía qué decir.

Con una mirada fija, pero sin indecencia, miró a Clara y le sonrió.

No era  la falsa sonrisa que él utilizaba a menudo en la alta sociedad, era una sonrisa genuina.

──Ku…

Su garganta rígida emitió un pequeño grito

──Encantado de conocerle, Clara-sama. Está bien, así que por favor no muestres esa cara ansiosa. Usted se acostumbrara a ello pronto. Si estás bien conmigo, no dude en preguntar por cualquier consejo siempre que quieras.

Las dulces y gentiles palabras de Alberto. El hecho de que el príncipe ofreciera una consulta personalmente fue algo que no habría hecho antes.

El amor, acaba de comenzar.

Christina se dio la vuelta, incapaz de ver la expresión de perplejidad de Clara y Alberto quien le dedicaba una dulce sonrisa.

──… Es bastante inusual, ¿no? Para que Su Alteza lo haga.

──Parece que sí… ¿Christy? Esa chica, ¿es una conocida de Su Alteza?

Interesados por la mirada fija de Christina, sus amigos que vieron su inesperada situación le preguntaron.

Sin embargo, Christina no respondió, sólo miró fijamente a la mesa frente a ella. En la parte de arriba, un bocado de exquisito aperitivos, bebidas de zumo de fruta, así como vino estaban alineados.

A pesar de que el consumo de alcohol sólo se permite para los mayores de dieciséis años de edad, en realidad era bastante normal hacer la vista gorda a la práctica durante la fiesta por la noche. Christina, que había sido instruida a comportarse siempre como una dama, nunca la había intentado, aunque pensó que tal vez al menos por esta noche, debería permitirse…

Cindy y Elena, que habían cumplido dieciséis años antes que ella, ya llevaban vasos de alcohol.

Christina tomó entonces la copa de vino que estaba diagonalmente delante de ella.

──Christy?

──¡Ah, Christy no puedes tenerlo todavía!

Haciendo caso omiso de las voces de sus amigas, ella tomó un sorbo de vino. El vino es inesperadamente dulce, y no hay ninguna sensación desagradable, aún después de haber tragado. Aunque hay una ligera sensación de calor desde la garganta hasta el pecho, todavía es potable.

Después de todo, hoy debe ser el día en conmemoración de mi corazón roto

Su amado Alberto. Incluso ahora ella todavía lo amaba tanto que quería saltar en sus brazos y ser abrazada, tanto que se sentía doloroso, se sentía solitario.

El príncipe que tenía siempre la abrazó y le besó los ojos cada vez que ella estaba llorando desde que era joven. Sin embargo, desde quién sabe cuándo, nunca abrazó Christina nunca más. No quiso besarla, y ni siquiera mirarla a los ojos tampoco.

¡Sin embargo, lo amo tanto…!

Las lágrimas aparecieron en la esquina de sus ojos. Como para ocultarlo, Christina cerró los ojos y bebió del vino nuevamente.

En su segundo sorbo, comenzó a vacilar sobre la situación detrás de ella.

No quería dar la vuelta y ver como Clara y Alberto todavía podrían tener una charla agradable juntos. Ella absolutamente no quería ver esos hermosos ojos de obsidiana reflejando sólo a Clara.

Cuando trató de tomar otro sorbo y alzó el vaso, de repente una mano la detuvo…

De su mano, la copa de vino fue arrebatada. La palma que se llevó la copa era una palma grande, bien presentada de un hombre. Cuando ella parpadeó alzó su mirada, por encima de ella se encontraba el rostro de su amado Alberto. Ese par de ojos de obsidiana la observaban sin ninguna emoción, y su flequillo negro azabache  hábilmente cubría uno de sus ojos.

Ocultada por su alto cuerpo, Christina estaba completamente escondida del vestíbulo.

De pie detrás de Christina, Alberto, que se llevó el vaso le preguntó con una voz algo fría.

─¿Qué estás haciendo…?

Su hombro se tensó en un sobresalto. Con su posición de ser menor de edad, poner sus manos sobre alcohol era completamente inadecuado para una dama.

En el juego, la charla sobre romper el compromiso debería ser un poco más tarde, pero ¿podría ser que la historia haya pasado de orden, y él lo anunciará esta noche?

Que horrible…

A pesar de que quiero estar a su lado sólo un poco más…

Afectada por el alcohol, la cabeza de Christina carecía de compostura.

Sólo por ser observada por sus ojos fríos, sus ojos comenzaron a estar borrosos por las lágrimas. Sin darse cuenta de que Alberto estaba confundido, Christina bajó la vista.

──Porque porque…

La voz clara de Christina, debido a la influencia del alcohol se arruinó, sin embargo, era tan adorable.

“Yo estaba celosa al ver que usted estaba cautivado por otra mujer”, ¿cómo podría decirlo?

Alberto soltó un suspiro. Levantó la vista y de pronto tragó el vino que le arrebato mientras sus ojos negros fijaban su mirada en Christina.

──…hg.

Beber todo el vaso de un trago, era un comportamiento imprudente y raro en él.

Incluso temiendo que él dijera algo, Christina se limitó a sujetarse la boca y temblar.

Colocando el vaso vacío sobre la mesa, se lamió los labios húmedos de una manera hechizante. Y luego ligeramente, levantó la esquina de su boca.

──Eres una mala chica, Christina. Haciendo esa travesura, mostrándome esa cara, ¿lo haces a propósito?

── ¿…?

 

Christina no entendía de lo que dijo Alberto. Con los ojos húmedos, ella inclinó la cabeza, y le respondió con los ojos hacia arriba.

Con un gulp,  Alberto hizo un sonido de tragar.

──… umm, Alberto-sama…

Acariciando la mejilla de la asustada Christina, Alberto suspiró.

──En un lugar como este… por favor, no mostrar ese tipo de cara.

── !!!

Con demasiada conmoción, Christina estaba a punto de llorar. Concluyendo que el mostrar esa cara llorosa en la fiesta de la noche le era una gran molestia.

Si un rostro lloroso es molesto, entonces si lloro sin duda seré odiado.

──Pero yo ya…

Las lágrimas de sus hermosos ojos de amatista ya no podían contenerse, emergían y parecían que iban a derramarse en cualquier momento.

Alberto bajó una de sus cejas.

──… Por Dios.

Murmurando una pequeña queja, acercó su rostro a Christina.

Como había pasado mucho tiempo desde la última vez que la besaron, Christina solo pudo mirar fijamente con los ojos redondeados.

Teniendo los seductores labios llenando toda su vista, Christina cerró los ojos. Entonces percibió la sensación de que los suaves labios caían sobre su párpado.

──Mi…

Cuando abrió los ojos con sorpresa, las lágrimas que casi derramó fueron borradas una vez más por el beso.

── ¿Mi…?

Sin entender lo que acababa de suceder, apartó su pecho. Fue en ese momento que finalmente se dio cuenta de cómo había estado confinada dentro de sus brazos todo este tiempo.

Alberto, sin prestar atención a la resistencia de Christina, empezó a besar su otro ojo, secando las lágrimas y mirándola.

──¿Has dejado de llorar? ¿Qué pasó, realmente no es como eres tú?.Aún no puedes beber alcohol, ¿de acuerdo, Christina?

Más que el tiempo cuando a menudo la solían abrazar, ahora sus brazos que habían crecido parecían un lugar seguro para ella. Sus esbeltos brazos, antes de que ella lo supiera, se hicieron firmes y cubiertos de músculos.

Mientras miraba hacia atrás con una mirada en incomprensión a esa sonrisa, Christina se dio cuenta de que estaba siendo envuelta en su brazo e  inmediatamente  sus mejillas tornaron rojas.

Tan de ensueño… Alberto-sama.

Los ojos de Christina comenzaron a llenarse de lágrimas, sin embargo, por una razón diferente que antes. Finalmente recibió un beso por primera vez en mucho tiempo, además de ser incluso abrazado por el crecido él.

Cuando se miraba de cerca, ese hermoso rostro estaba lleno de encanto adulto, y de repente sintió un extraño estremecimiento como si pudiera ser comido en cualquier momento.

Christina cuyo discernimiento se había convertido en algo extraño debido al alcohol, inusualmente, habló de sus sentimientos con honestidad.

──He estado anhelando por ti, Alberto-sama…

Alberto, al que se confesaba, levantó de pronto la ceja y sonrió con ironía.

Cubierto por esa espalda, la aparición de Christina bebiendo alcohol no fue visto por nadie,sin embargo, su escena de abrazos y besos estaba siendo observado por el público.

Observando la íntima situación con la proximidad, los amigos de Christina se sonrojaban y gritaban alegremente…  kya kya.

La conversación del príncipe y su prometida no fue notada por nadie. El príncipe al que se confesaba delante de todos los ojos, sonrió suavemente.

──Gracias, Christina.

El corazón de Christina se enfriaba.

Como era de esperar, ya no estoy en el corazón de Alberto-sama. Incluso después de recibir mi confesión, mis sentimientos no son devueltos.

Christina, mostró una sonrisa fugaz.

13 respuestas a “Creo que mi prometido se ha rendido – La hija del Duque: Capítulo 1”

  1. esto es algo sospechoso osea ningun hombre normal abraza y besa a una mujer sin tener un sentimiento por ella asi que tengo fe de que el la ama solo que no sabe expresarse

  2. Me siento un poco feliz de haber leido el ultimo capitulo que han publicado hasta ahora o si mo me hubiera sentido muy triste al leer este inicio.

    Pero siento que el principe es… no se, dijo algo y de inmediato me lo pense SM

  3. Porque todo se siente tan ulta triste??? Da ganas de llorar. El principe le quiere?? o ya no??
    Por favor que si le quiera! ella lo adora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido