El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 22: Con Marius en el dormitorio (3)

Traducido por Kiara 

Editado por Tanuki


— ¡No! ¡No lo pongas! —Protesté y lo empujé.

Él había intentado entrar en mi tal como pensaba, en cuanto me negué la expresión de su rostro vario, se veía tan triste y solo.

—Julia… por favor… quiero estar dentro de ti. Quiero que seas mía. No me importa nada más. Solo te quiero a ti. No necesito a nadie más.Me pregunté por qué habla como si realmente me amara. No podría soportarlo si estaba actuando y planeando traicionarme de nuevo. ¿Henry realmente me ama o solo quería lastimarme?

Lo mire, su respiración era intensa y su mirada profunda. Incluso si observaba e intentaba analizarlo, no podía encontrar una respuesta. No puedo entender lo que está pensando.

—No. ¿Te vas a casar con Muriel o Isabel? Esto no está bien. Perdimos la cabeza a causa de la lluvia. Estamos cometiendo un error. Olvidémonos de esto, debes elegir una novia en dos meses, no deberías estar divirtiéndote con otra mujer.

— ¿Perder el tiempo? No, no lo estoy perdiendo. En cuanto a Muriel, he recibido una carta formal de retiro de la candidatura. Ella se negó a casarse conmigo.

— ¿De Verdad? Pero aun así, sigue estando Isabel.

—Lo sé, pero me aseguraré de que ella también se retire. Julia, quiero que seas mía… amame.

Es difícil saber cómo reaccionar ante la expresión seria de Marius. Tal vez… él me ama, mi pecho se siente extraño. Si él dice que realmente me ama, entonces puedo confiar en sus pensamientos.

—Oye Marius, no, Duque Magnaria, ¿me amas?

Marius me miró pensativamente. Entonces su rostro se aclaró como si hubiera llegado a una conclusión, quizás por que su deseo aun permanece. Pasó sus dedos por mi cabello mojado y los acarició varias veces, mientras decía:

—Para ser sincero, no sé qué es el amor. Todo lo que sé es que no puedo estar con ninguna otra mujer excepto tu. Eres la única que quiero sostener de esta manera desde el fondo de mi corazón.

Estaba confundida por la respuesta, mi sentimiento de euforia cayó como un globo de plomo. Si este es el caso, el duque solo ama mi cuerpo. Él no sabe por qué, pero está obsesionado conmigo y eso es porque no puede tocar a ninguna otra mujer aparte de mi.

—Esto está lejos de ser una confesión de amor; lo único que dijiste es que todo lo que quieres hacer es dormir conmigo.

De repente, la expresión del duque cambió, y él me empujó hacia abajo y se tendió sobre mí su rostro estaba aún más cerca del mío. Se mantuvo en alto sobre sus codos. Su cabello mojado cayó hacia adelante y el agua de lluvia cayó sobre mí.

—Eso está mal. Realmente no hay nadie más que tú. Tienes que creerme, Julia.

— ¿No es eso lo que siempre dice un hombre de dos caras? ¿Como puedo confiar en ti? —dije apartandome de él.

—Es cierto que Muriel se ha negado a ser mi novia. Fue porque intenté tocarle el pecho, pero de inmediato me sentí mal y vomité sobre ella.

Lo fulminé con la mirada. ¿Qué nervio tocar a otras mujeres mientras busca mi amor?

— ¡¿Tocaste el pecho de Muriel?, y luego vienes a tocar el mío! ¿Qué tipo de persona eres?

Su rostro se sonrojó mientras protestaba, — ¡Solo quería saber! Quería experimentar para ver si podía hacerlo con alguien mas o solo puedo con Julia. Solo la toqué un poco. Pero todo lo que sé es que solo quiero hacer este tipo de cosas contigo, Julia.

— Así que le pediste tocarla y vomitaste, pero esa no es una buena razón para abandonar.

—Bueno… había más…

Muriel se sintió un poco desconcertada por el vómito sobre ella, por lo que corrió al baño y se lavó durante dos horas. Pero entonces, ella regresó e intentó seducir al duque, desnuda. En cuanto Henry la vio y fue golpeado por su síndrome de hiperventilación. Al ver que el duque respiraba de forma extraña y se ponía azul, Muriel pidió ayuda olvidando que estaba desnuda. Por supuesto, esto llevó a los testigos a ver a Muriel desnuda sobre el duque vestido. Imaginando los sentimientos de Muriel en ese momento, sentí un poco de pena por ella, siempre sospeché que esa noble señorita que se jacta de tener una conducta ejemplar en sociedad no es más que una mascara que usa. Una vez que encontrara un hombre prometedor en los alrededores, ella sacaría sus armas.

Aun así, fingí no creerle.

—¿Crees que confiaría en algo así? No es posible que Muriel, una famosa y ejemplar señorita de sociedad, ataque a un caballero y desnuda. No voy a ser una herramienta para levantar tu espíritu. Por favor, no me desprecies solo porque soy la hija de un pobre vizconde.

Puede que esté diciendo la verdad, pero realmente quisiera que me amara, también me siento enojada con él por no decirlo en voz alta. Quería saber que él me amaba.

Incluso si él dice que solo quería abrazarme solo porque yo era el único que podía. ¡Todo esto solo se trata de sexo! ¡Me pregunto por qué no susurro dulces palabras de amor! Le haré decir que me quiere.

—Eso no es verdad, yo… te aprecio… Julia.

Aunque, no fue una declaración absoluta de amor, se sonrojó y se dio la vuelta. El duque lo había dicho con la expresión más avergonzada. Perdí mi paciencia. Sostuve su rostro, le tomé las manos y lo obligue a mirarme, y tomé su sorprendido jadeo en un beso, empujé mi lengua en su boca y la explore sin vacilar. Tracé su boca y dientes con mi lengua y enrede mi saliva con la suya.

Lentamente libere sus labios y un hilo de saliva con alta viscosidad colgó entre nosotros.

Gimió mientras se echaba hacia atrás. Pellizque la piel alrededor de la cintura del duque entre sus piernas y él se dio media vuelta. Tan pronto como se volvió, me subí encima de él. Levanté mi vestido, me senté justo donde debía estar y nos cubrí con mi vestido. Me senté en el pene duro del duque con mi mojada entrepierna directamente sobre él.

Puse mi peso sobre él para que no entrara por casualidad y comencé a moverme presionándome contra la longitud endurecida del duque. Mis dos manos estaban apoyadas en sus músculos abdominales, por lo que mi vestido se deslizó en la parte superior y se enfatizó cuando estaba entre mis brazos. Mientras me balanceaba de un lado a otro, mis pechos se balanceaban enormemente y sus vibraciones se transmitían por mi ombligo.

Cada vez que empujaba hacia adelante, mi brote sensible tocaba el miembro de Henry. Me sentí maravillosa también. Aún así, después de frotarlo por un rato, me detuve y miré a Henry y le pregunte con arrogancia.

—Henry, Duque de Magnaria, ¿me amas?

Marius me miró fijamente, sus hermosos ojos oscuros estaban llorosos por el placer reprimido.

—Ah~… te quiero. Oh Julia… por favor, no puedo soportarlo más.

Lo dijo en voz baja. Su tenor habitual temblaba.

—No, dilo apropiadamente.

Rechacé su confesión a medias. La cosa de Marius tembló contra mí por un momento y luego se calmó.

—Ha ~ Ha ~ I … Julia ha ~ Te… a…

—Esta es tu última oportunidad, si no lo dices correctamente, me iré a casa y nunca te volveré a ver. —Dije mientras lamía mi dedo y usaba el dedo húmedo para acariciar los músculos de su pecho. Lo mojé con mi saliva y tracé círculos alrededor del pequeño pezón. Su pecho se contrajo y su rostro se distorsionó por el placer. Quería desesperadamente que me dijera que me amaba por cualquier medio.

—Julia… yo… el Duque de Magnaria te quiere, Julia.

Estaba muy feliz, así que le di una sonrisa de placer y volví a balancearme de un lado a otro sobre el. En todo caso, estaba persiguiendo mi propio placer, pero Marius. Parecía estar obteniendo el mayor placer de lo esperado. Estaba más emocionado e inflamado de lo habitual. Puso sus manos en mi cintura y me miró fijamente. Él seguía diciendo mi nombre una y otra vez como si hubiera perdido la cabeza.

— ¡Julia! ¡Julia! te quiero. ¡Te quiero, Julia!

Mi jugo de amor fluía abundantemente a causa del intenso placer, empapando la virilidad del Duque. Nuestros fluidos se mezclaron y los sonidos de nuestra unión llenaron la sala. Con eso el placer creció, y comencé a sentirme bien en medida en que no podía entender,

—Ha~ Ha~ ¡Se siente tan bien! Ah ~

—Julia… te amo… ¡Julia!

Su polla comenzó a palpitar intensamente cuando alcanzó el punto máximo de placer, yo también estaba cerca del clímax y llegué en el mismo momento que el.

— ¡Hiya ~ a ~ a ~ an!

—Julia… ya voy. Ahn~

Me desplome sobre el duro pecho de Marius jadeando pesadamente. Las duros pectorales lastimaron mi mejilla. Mi cabeza subía y bajaba con su rápida respiración. No sabía si era lluvia o sudor, pero su piel se pegó a la mía donde nos tocamos.

Tiré de su camisa mojada para exigir un abrazo, Henry me leyó la mente y me rodeó con sus brazos y me abrazó con suavidad. Me relajé y cerré mis ojos, atrapados entre los brazos de Henry y su duro pecho. Ciertamente sentí su amor en este momento cuando el sonido de la fuerte lluvia golpeaba contra la ventana tan fuerte que incluso el latido de nuestros corazones no podía ser escuchado.

5 respuestas a “El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 22: Con Marius en el dormitorio (3)”

  1. Viaje como expectadora, sentía que estaba ahí mirándolos… Me gusta que sea ella quien toma la iniciativa y lo que más me gusta, es que se comportó como una mujer que está por primera vez con una pareja entre tímida y con iniciativa! arre!!!

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