El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 23: Con Marius en el dormitorio (4)

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


El me ama.

Una sonrisa se extendió por mi cara mientras me abrazaba con fuerza en sus fuertes brazos.

—Definitivamente haré algo con Isabel, así que no veas a James antes de eso.

—Eso es imposible, incluso si lo rechazo, James actúa por su cuenta. En realidad él no me quiere, está obsesionado contigo. De todos modos, es extraño que puedas conocer a Isabel y yo no pueda conocer a James. Tienes que arreglar tus relaciones con otras mujeres antes de hablarme sobre cualquier cosa. No planeo prometer nada.

El duque metió su cara en mi cabello y respiró profundamente unas cuantas veces para inhalar el olor. Contra mi pelo mojado y frío, hacía un calor agradable.

A su vez, besé entre sus pectorales y sus músculos reaccionaron con un leve temblor que se transmitió a través de su cuerpo; que chico tan lindo

—Eres realmente diferente de otras mujeres. Pensé que les gustaba hacer promesas.

—Bueno, tú también eres diferente de otros hombres; No entiendo cómo piensas en absoluto. Todavía dudo que me ames.

Nos reímos juntos. No sé cuánto tiempo estuvimos allí abrazados y descansando uno sobre el otro. Pero la lluvia disminuyó gradualmente y vi que el sol ahora estaba bajo a través de la ventana.

— ¡Oh no! ¡Tengo que irme! —, grite — ¡Hannah me está esperando, estara muy preocupada!

Salté de la cama y encontré mis bragas que estaban enrolladas en un rincón de la cama y me las puse de inmediato. Todavía estaba húmedo por la lluvia y mis propios fluidos, pero no podía pensar en salir sin ellas. Me senté en la cama para ponerme los zapatos y arregle las cintas que cerraban mi vestido. El duque me vio ponerme a punto y luego me acarició el brazo.

—Julia… —dijo —¿ya te vas? ¿Cuando nos veremos de nuevo?

El sonido solitario de su voz me hizo voltear a mirarlo, su expresión era triste. Me acosté a su lado y le di una sonrisa sensual.

— Bueno, no lo sé. ¿Vendrás y me sacará alguna vez, Su Gracia?

Se sonrojó y se acercó pidiendo un beso. Justo antes de que sus labios alcanzaran los míos, me aparté del camino y susurré:

—Nos volveremos a encontrar la próxima vez. Por ahora, me tengo que ir.

El duque me lanzó una mirada de traición antes de levantarse de la cama. Cogió un trozo de tela gris del poste de la cama y lo envolvió con fuerza a mi alrededor. No se puso los pantalones, por lo que sus partes inferiores quedaron expuestas cuando dio una mirada satisfecha a la tela que colocó a mi alrededor.

El era de lana gris tejida; grueso y no se parecía a nada que una dama poseyera, no importa lo que pienses. Cuando intenté declinar, el duque me dirigió una mirada intensa.

—Este no es el momento de preocuparse por cosas extrañas; Una dama tiene que ser consciente de su apariencia. ¿Lo entiendes? Tu ropa todavía está mojada, tu cuerpo es demasiado visible.

Me miré y vi que tenía razón. El vestido beige mojado se aferraba a mi piel mostrando claramente mis pezones rosados.

—Ah, tienes razón. Te prestaré esto entonces.

Tiré de la tela sobre mis hombros mientras el duque se ponía la ropa interior y los pantalones. Aunque parece que se está levantando de nuevo. Cuando terminó colocó firmemente sobre mis hombros, no solo eso sino que lo enrollo con fuerza, así que me sentí como un jamón.

—Creo que esto es una exageración —reclame.

Sus manos estaban sobre mi cabeza y oí un chasquido. Me apresure a sentir algo como un accesorio para el pelo.

— ¿Qué es esto, su Gracia?

—Es Henry, Julia. Parecía que querías esto, cuando fuiste a la tienda de accesorios. Siempre pareces muy madura, pero te gustan este tipo de cosas infantiles.

Hice un puchero y me volví hacia él. Había cambiado repentinamente del hombre que expresaba febrilmente su amor por mí al habitual Duque hostil. Me molestó mucho verlo. ¿Qué tan deshonesto podría ser?

— ¿Quieres decir que estabas cerca en ese momento? ¿Sabías que estuve allí cuando crucé el puente y caminé por la carretera junto al río?

Pensé que había aparecido de manera oportuna cuando estaba a punto de ser atacada por Brennan. Él debe haber estado siguiéndome.

—Sí. Aunque, vestías simplemente, inmediatamente reconocí tu olor. También noté que llevabas caramelo en tu cesta y que vendiste algunos a una de las tiendas. ¿Es por eso que estás en el Barrio Central?

Olor… ¿Qué tipo de olor era? No quiso decir que olía mal, ¿verdad?

—Sí, estaba pensando que podría hacer del caramelo un producto especial del territorio Hermiata. Desde que estoy en la capital, pensé que debía hacer algo por ayudar a la economía de mi pobre condado. En lugar de entrar con la fuerza de un noble, este tipo de apariencia de chica de ciudad es más accesible para las personas, ¿no?

Levanté el dobladillo de mi vestido y me giré. El duque de repente chilló y se sonrojó, y se llevó una mano a la boca. Me pregunto si me veía extraño, su mano temblaba. Ciertamente no era el tipo de comportamiento que una mujer de diecinueve años debería estar haciendo. Inmediatamente me arrepentí, y bajé los ojos.

— ¡Absolutamente no debes hacer eso delante de nadie más que yo! Aunque está bien porque estás conmigo, pero ¿eres realmente una dama de nobleza?

Efectivamente, él había pensado lo mismo que yo temía. Me molesté con él por decirlo, y rápidamente salí de la habitación y me dirigí a la puerta. Mientras bajaba las escaleras, el duque me llamó:

— Julia, ¿no me miras? Te vas sin despedirte.

— ¿No es natural? —respondí sin mirarlo —Ha dejado de llover, y te he pagado por rescatarme, pero debo irme rápidamente. ¿Quieres pasar más tiempo con una mujer inmadura que no se comporta como una dama noble? Adiós, Gracia.

Mientras intentaba continuar, sentí sus poderosos brazos a mi alrededor y me levantó del escalón.

— ¡Eh!

Enterró su rostro en el hueco de mi cuello. Pero sentí que esta era una posición muy inestable en la que estábamos.

—Su Gracia, bájame. Es bastante aterrador. ¡¿Qué está haciendo?!

Pero el duque permaneció en silencio, abrazándome por un rato antes de decir en voz baja.

—Solo quédate un poco más, no me gusta verte molesta.

Quería ver qué tipo de cara estaba haciendo. Sus ojos estaban cerrados fuertemente y sus mejillas estaban enrojecidas. No podía decir si estaba enojado o triste. ¿El duque realmente me ama? Aunque, él era un mujeriego flagrante, me pregunto si él no quería a ninguna otra mujer que no fuera yo. Tal vez todo era una mentira inteligente para atrapar a una mujer que no estaba inmediatamente encantada por él.

Realmente no entendía las acciones del duque, así que estaba lleno de ansiedad. El duque me abrazó por un rato, luego me bajó suavemente. Él me acompañó a la cafetería de Hilda sin decir una palabra entre nosotros y se fue. Pero, no podía apartar la expresión de cachorro solitario en su rostro cuando se fue.

La noche había caído, Hannah, que había estado esperándome ansiosamente, estaba terriblemente enojada conmigo. Le dije que me refugié a la sombra de algunos árboles, pero como estaba distraída, perdí mi cesta de caramelo, una total mentira. Parecía que ya era hora de cerrar la cafetería, las advertencias de Hannah se hicieron eco en el ambiente tranquilo. Hilda limpió mi cuerpo con una toalla.

—Lo siento, hermana. No lo volveré hacer —me disculpé agachando la cabeza. Hannah parecía haber estado bastante preocupada por mí. Sus ojos estaban rojos e hinchados por el llanto. Pasaron veinte minutos antes de que Hannah tomará un pañuelo para limpiarse la cara. Ella agarró mi mano y dijo aún molesta.

— ¡Julia, en serio …! Thomas tuvo que correr alrededor buscándote en la lluvia.

También me sentí un poco molesta, pero como Hannah estaba llorando, solo pude disculparme. Thomas me dio un salvavidas.

—Hannah, tu hermana ahora está reflexionando sobre sus acciones. Está bien si dejas de estar enojada con ella. Estoy bien, sólo me mojé un poco. Dijo mientras se limpiaba el pelo con una toalla, Julia también está bien. ¿Por qué no cenan con nosotros?

Puso una mano suave sobre el hombro de Hannah. Hannah se sonrojó cuando se volvió hacia él.

— ¡Pero Thomas, te preocupaste tanto por Julia…! Es muy amable de tu parte ofrecernos la cena, pero deberíamos volver antes de que oscurezca…

Atrapados en medio de su dulce atmósfera, pude ver que el ambiente entre ellos había cambiando significativamente. Habían empezado a llamarse sin formalidad. Me sonrojé sintiéndome un poco feliz, un poco incómoda al ver a Hannah y Thomas hablar. Quería que Hannah fuera feliz, ella había permanecido soltera mientras se preocupaba por mí y mis tres compromisos fallidos. Si es por ella, realmente me gustaría que poder encontrar un hombre y casarme antes de regresar a Hermiata. Esa persona… tal vez… desearía que fuera el duque. Me pregunté si realmente le gusto. Me había convencido en el momento, pero ahora me siento perdida.


Kiara
Oh mi Dios, ¿pero se le olvido todo lo que le dijo? o ¿que paso? pero Julia, ah aaah es demasiado, no puedo, no puedo... y para colmo en parte la entiendo por que en cierta parte tambien soy asi, ¿es un chip que viene incluido en nuestro cerebros? maldita inseguridad, Julia vamos no seas asi.

2 respuestas a “El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 23: Con Marius en el dormitorio (4)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido