El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 34: Entre un príncipe y un duque

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


Me llevaron directamente al baño y me bajaron al piso suavemente. Debido a la altura del duque y James, la habitación se sentía pequeña.

—Ah, ¿qué estás haciendo? ¡No voy a desnudarme delante de ti!

Desconfiaba de cualquier idea extraña que ambos pudieran tener. Sospecho que querrían que me desnudara para poder confirmar el alcance de mis lesiones. Sí, el duque ya me ha visto desnuda, pero no James.

—No sé qué pensamientos tienes en tu cabeza, Julia —dijo Henry —, pero te has lastimado las rodillas, si no limpiamos las heridas, es probable que tengas una infección. Puedo limpiarlo con una toalla mojada. Lo haré gentilmente, ¿eso está bien?

—No, es ¡ah!

El dolor en mis rodillas aumentó en el momento en que pensé en ello. Palpita y duele, siendo sincera quería evitarme más dolor.

—¿Por qué no limpiamos la lesión y luego me dejas ponerte unas vendas? —Henry me dijo con una sonrisa tranquila. Su suave cabello dorado se sacudió un poco. Mirando fijamente su hermosa rostro cara, me olvidé del dolor.

Aun así, ¿por qué el duque me está mirando de esta manera? ¿No era yo la dominante o quizás fue parte de mi imaginación?

—Julia —interrumpió James —,te ayudaré si te duele. Debes lavar suavemente las heridas —su expresión era suave, pero su cara estaba roja, negra y azul por lo golpes y heridas.

—James, creo que deberías manejar tus propias heridas. Su Gracia puede ayudarme.

—Si, vas a otro lado. Cuidaré de Julia —, expresó Henry mientras abrazaba mis hombros.

James me agarró de la cintura. Estoy siendo convertida en una especie de emparedado entre los dos hombres grandes en un pequeño baño, me siento claustrofóbica.

—De ninguna manera lo permitiré. Me volveré loco si te dejo solo aqui con Julia. Me encargaré de ella, tu debes informar al Castillo rápidamente.

Como estábamos en un punto muerto, los aparté a ambos y me puse el vestido por encima de las rodillas, el duque gritó consternado.

—Julia, ¿te estás desvistiendo para tomar un baño?

— ¿De qué demonios estás hablando? Si no me levanto un poco el vestido, ¿cómo voy a lavar las heridas? ¡Volteense los dos!

Después de asegurarme de que no estuvieran mirando, me levanté la falda y me metí con cuidado en la bañera. No era profundo, es refrescante sentir el agua fría en mi piel. Miré a la ventana y solo pude ver la oscuridad. La luz de la vela que Henry había encendido se reflejaba en la ventana.

Me veía horrible. No podía imaginar que me pareciera a una dama noble decorosa. Mi cinta para el cabello se había perdido, mi cabello se enredó, y el peinado se deshizo. Parezco un fantasma. El frente de mi vestido está manchado de barro, y también mi cara. ¡Qué vergüenza ser vista en semejante estado! Decidí limpiarme la cara. Hice una mueca cuando puse mis manos en el agua. Las peores lesiones estaban en mis muñecas y rodillas; también tengo algunas magulladuras en algunas partes.

Por un momento solo escuche el sonido del agua salpicando alrededor del baño. Miré a los dos hombres que me daban la espada obedientemente. Di un suspiro y ambos de sus hombros se torcieron. Decidí hundirme en el agua. Pero cuando hice esto, las costras en mis manos y rodillas se soltaron y las heridas empezaron a sangrar, pronto se convirtió en un baño sangriento.

— ¡Ah! —exclamé, los dos hombres se dieron vuelta para ver la hemorragia. Ambos agarraron toallas. Henry hizo presión en mis manos y James a mis rodillas.

—No, las toallas se mancharan.

—Eso no es lo más importante en este momento; ¿Cómo te lastimaste tanto?

—Julia, lo siento mucho —dijo James de manera lastimosa—, tienes estas lesiones por estar tratando de ayudarme.

Fui asaltada por ambos extremos, por Henry y James en el estrecho baño. James estaba en mis piernas con una toalla para detener el sangrado de mis rodillas. Su aliento golpeó mis muslos aumentando mi conciencia de él.

Henry estaba sosteniendo la toalla alrededor de mis muñecas e inconscientemente note sus musculosos brazos debajo de la ropa, lo que me recordó esa tarde lluviosa y pronto me enfrenté a mis oídos.

Esta… ¿Qué tipo de situación es está?

De repente me sentí confundida y mareada, caí de nuevo en la bañera con un fuerte chapoteo.

Mi mente se aclaró con la inmersión en agua fría. Me sorprendí un poco y termine resbalando, mojandome de los pies a la cabeza.

—¡¡Julia!! —ambos hombres gritaron.

Los miré y ambos se habían mojado.

— ¡Oh no! ¡Qué debo hacer! Lo siento mucho, se han mojado por mi culpa —dije medio llorando.

Los dos tenían expresiones ansiosas en sus caras. Entonces James se quitó la camisa. Me entregó la camisa dejando que la parte superior de su cuerpo al descubierto. Me sorprendió ver que tiene un cuerpo más musculoso de lo que parecía al verlo con ropa.

—Puedes usar esta Julia. Haré que Hannah te traiga una muda de ropa mañana.

¿Qué pensará Henry de esto? Pero entonces, también comenzó a quitarse la camisa.

—Esperen —grité — Su Gracia, debe ir al Castillo, ¡no puede ir allí sin una camisa! No te preocupes, voy a tomar prestada la de James.

Me estremecí cuando imaginé al duque caminando por los pasillos del castillo sin camisa. No podía dejar que él hiciera tal cosa o sus fans femeninas se multiplicarían.

—Esta bien. Tengo camisas de repuesto en la casa. Por favor, ponte esta camisa, Julia.

—Entonces, ¿por qué no me consigues una camisa de repuesto en lugar de obligarme a ponerme la que tienes puesta?

Pensé que estaba tomando una decisión perfectamente lógica pero ambos me miraron con caras deprimidas. Estaba inmerso en la bañera con mi trasero, mis brazos y pies apenas fuera de la bañera. Todavía sangrando.

—Su Gracia, ¿por qué no vas a buscar la camisa? James, por favor, ayúdame a salir de aquí, no puedo usar mis manos.

—Está bien, mi princesa —James dijo alegremente. Agarró mis costados y me levanto como a una niña. El agua se escurría por mi vestido en la bañera.

—James, bájame, ¡es demasiado alto!

—Eres tan ligera, Julia. Podría sostenerte así para siempre. En realidad, eso no suena como una mala idea.

—No quiero eso. Bájame.

Mientras James se burlaba de mí, Henry volvió con la camisa limpia. Miró a James y trató de robarme de sus brazos.

— ¡Sólo un momento! —dije con autoridad —. Bájame, lo haré yo misma. Si no me vendan pronto, podría desangrarme hasta morir. ¡Ustedes dos salgan! Me vestiré sola.

Mi voz hizo eco en el baño casi lastimando mis propios oídos. Pero ya no tenía ganas de seguir con sus bromas. Una vez que salieron, cerré la puerta y me quité el vestido y la ropa interior. Me sequé el cabello y el cuerpo mojado. Era bueno que me hubiera criado como una noble empobrecida, ya que puedo atenderme sola, solo me tomó un poco más de tiempo porque me había lastimado las manos. Me puse la camisa que Henry me dio y su aroma me embriago. Me sentí avergonzada, sentí que él me estaba abrazando de alguna manera.

Puse mis cosas sucias en un rincón del baño. Los recogeré mañana. Pase lo que pase, no podría regresar a la mansión con un vestido tan sucio. Causaría rumores insondables circulando a mi alrededor, y eso no sería bueno. La hemorragia se había detenido cuando salí del baño con solo una camisa puesta. Los dos hombres estaban parados en el pasillo, ambos se giraron con una sonrisa en sus rostros cuando la puerta se abrió, sorprendiéndome.

— ¡Oh, me he sobresaltado! ¿Estaban ustedes dos esperándome?

—Nos preocupa que pudieras desmayarte —dijo James, y luego sonrió—. Te ves muy atractiva con esa camisa, Julia.

—Er… no me mires así. Me avergüenza tener tanta pierna expuesta —dije tímidamente mientras trataba de bajar la camisa un poco más abajo.

Henry trajo una sábana y me envolvió como un fantasma.

—Es inmoral para una dama mostrar los tobillos en público —dijo con severidad —. Pero no se puede evitar con este atuendo.

A pesar de que había estado sonriendo ampliamente hace un momento, había regresado a su habitual rostro severo de nuevo. Esta persona que me ha tocado tantas veces, ¡¿por qué se molestó tanto porque estoy mostrando mis tobillos?!

Quería replicar, pero James estaba allí, así que me tragué la ira.

Los dos trataron mis heridas, mientras lo hacían, empecé a sentirme muy adormecida. Me pregunté si era el efecto secundario del compuesto con el que me habían drogado.

—Tienes sueño, pero aún son las ocho, ¿no tienes hambre?

—Por favor solo quiero dormir. Esta noche no es…

Me caí en los brazos del duque cuando me estaba vendando las muñecas. Podía escucharlos hablar pero pronto estuve profundamente dormida.

6 respuestas a “El Duque que odia a las mujeres – Capítulo 34: Entre un príncipe y un duque”

  1. No puedo pensar en James como un pareja potencial para Julia, tal vez no sea malo pero no me atrapa, no me da esa sensación de que a su lado puedes sentirte segura y protegida… Es más, en todo caso parece que tú debes protegerlo a él, algo así como un novio muy dependiente de ti y eso es agotador.

  2. Uy no, no me gusta que estén los dos ahí con ella JAJAJA. James ni siquiera es una opción real, no me importa que tan relajado o liberado esté ahora, no puedo olvidarme de cómo forzó a Julia y de lo loco que se puede poner. Sorry not sorry~ 🤷🏻‍♀️

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