El gran deseo – Capítulo 2: Abre los ojos (3)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Sienna comenzó a practicar su esgrima por primera vez en mucho tiempo. No había tenido ganas de practicar con su espada desde que descubrió que los caballeros estaba siendo blandos con ella. Sin embargo, el sueño de la noche anterior no se le iba de la cabeza, y quería liberar sus frustraciones moviendo su cuerpo y sudando.

El caballero que siempre había sido su compañero de entrenamiento fue llamado una vez más. En el momento en que sus espadas chocaron, Sienna frunció el ceño. Sienna bajó su espada. El caballero, que había tomado una postura defensiva, en preparación para el próximo ataque de Sienna, también bajó su espada.

— ¿Pasa algo, princesa?

Mientras Sienna lo miraba intensamente, el caballero comenzó a inquietarse.

— ¿Estás haciendo tu mejor esfuerzo?

— ¿Qué?

—Te pregunto si me estás mostrando el alcance completo de tus habilidades. ¿O solo estas haciendo que sea más fácil para mi, igualando nuestro niveles?

—Princesa, solo puedes mejorar tu habilidad con la espada si hay un intercambio constante de toma y ataca.

—Entonces, estás diciendo que me falta fuerza y te has estado rebajando a mi nivel.

La expresión del caballero se volvió cautelosa, mientras trataba de adivinar las intenciones de Sienna.

—No puedo cuestionar su forma de enseñar, ya que soy el estudiante. Sin embargo, ¿no es responsabilidad del maestro guiar adecuadamente a su estudiante para que entienda objetivamente dónde se encuentra fallando?

—Estás en lo correcto.

—Me has engañado.

—Princesa, nunca he…

— ¿Sí o no? Me has hecho creer que era mejor de lo que soy y nunca me corregiste al respecto.

El caballero tragó pesado. Su visión se estaba volviendo negra. Llevaba mucho tiempo enseñando a la princesa, así que sabía cómo es. Ella nunca aceptaría una excusa patética.

—Sí.

— ¿Hiciste esto voluntariamente?

—Yo…

—Antes de responder la pregunta, piénsalo muy bien. No planeo castigarte. Sin embargo, si sólo estás tratando de halagarme, estaré muy decepcionada y nunca tendré, cualquier asunto, con usted en el futuro.

El caballero estaba preocupado. El silencio se extendió, mientras Sienna esperaba su respuesta.

—Me ordenaron hacerlo.

— ¿Quién?

El caballero cerró los ojos con fuerza, antes de abrir la boca. No había forma de que pudiera escapar de esta situación.

—El Rey Rojo me lo ordenó.

Los ojos de Sienna vacilaron.

— ¿Cuándo?

—Alrededor del tiempo que comencé a enseñarle esgrima, Su Alteza.

Sienna cerró lentamente los ojos.

— ¿Qué dijo el Rey Rojo? Dime sus palabras exactas.

—“La princesa es alguien que se convertirá en el maestro del Imperio. Todo debe ser perfecto. Ella está eligiendo practicar la espada como una forma de ejercicio, y nunca debe convertirse en un obstáculo para ella. Ella es terca y muy dura consigo misma. Si alguna vez se da cuenta de que carece de alguna habilidad, investigará hasta que haya sido perfeccionado. Ni siquiera va a ser caballero, entonces, ¿cuál es el punto de perfeccionar su esgrima? La princesa está muy ocupada. No tiene tiempo para dedicar todos sus esfuerzos a perfeccionar la espada. Así que te pido que me ayudes haciéndole creer que su habilidad con la espada es lo suficientemente buena”

El caballero tartamudeó al recordar la conversación. Sienna sintió como si pudiera escuchar la voz de Patricia en sus oídos.

Cuando Sienna le mencionó, por primera vez, que iba a practicar esgrima, Patricia no estaba contenta. Pensó que haría que sus manos fueran demasiado duras para una dama. Sin embargo, Patricia no se opuso. Nunca lo mencionó después de ese día, así que Sienna pensó que a Patricia realmente no le importaba.

— ¿El Rey Rojo también llamó al Capitán de los Caballeros?

—Ah…sobre eso…fui y le pedí al Capitán que me dejara seguir. Lo siento, princesa. Sin embargo, no mentí cuando dije que realmente aprendías rápido.

—Cuando se trata de esgrima, es sinceridad sobre habilidad. Dijiste esto el primer día de mis lecciones. Un par de horas una vez cada pocos días. Si continúo practicando así, ¿cuánto tiempo tomará hasta que sea capaz de luchar a la par con un caballero? ¿Una eternidad?

Sienna estaba avergonzada por su confianza en sí misma. Realmente, había creído que podría abordar esto solo con sus increíbles habilidades. Hasta hace unos días, eso era lo que pensaba.

Sienna miró al caballero frente a ella que mantenía la cabeza gacha.

—Te perdonaré.

Sorprendido, el caballero levantó la cabeza. Pensó que su carrera había terminado.

—Sin embargo, bajo un par de condiciones. Primero, hoy no pasó nada. Olvida la conversación que tú y yo acabamos de compartir. Segundo, muéstrame tu verdadera habilidad. Quiero saber cuál es mi posición en términos de mis habilidades. ¿Puedes hacer eso?

—Sí, princesa. Te lo prometo.

—Ahora, continuemos con la práctica de hoy…

Sienna agarró su espada y se puso en posición, antes de hacerle otra pregunta al caballero.

— ¿Has visto al Rey Rojo después de ese día?

—La he visto algunas veces más.

¿Eso significa que…? —El corazón de Sienna comenzó a acelerarse dentro de su pecho.

—Unas pocas veces, dices. ¿Cuándo?

—Ella me llama una vez cada dos o tres meses.

El caballero se tensó ante el interrogatorio de Sienna.

—Nada importante. Se preguntaba si estabas teniendo dificultades con tus lecciones. Simplemente, hizo preguntas sobre tu bienestar. Pensé que el Rey Rojo estaba preocupado por ti, princesa. Nunca fue mi intención espiarte para ella —expresó el caballero.

Era posible que una madre se preocupara por la educación de su hijo. Sin embargo, Sienna tenía el presentimiento de que las intenciones del Rey Rojo no eran completamente puras.

—Si estás incómoda, no me reuniré con el Rey Rojo en el futuro, princesa.

—No. Si ella te llama, ve. Solo dile las mismas cosas que siempre le has dicho. Nunca le hagas saber de qué hablamos hoy. No le hagas saber que conozco la verdad.

—Sí, princesa.

—Es cierto que el Rey Rojo es mi madre, pero el futuro emperador no es ella. Soy yo.

El caballero no era un hombre astuto, pero entendía perfectamente las palabras de Sienna. El sudor frío en su espalda se había enfriado y le hizo sentir frío. Bajó la cabeza aún más y estuvo de acuerdo con Sienna.

La práctica terminó antes de lo habitual. Envió al caballero y se quedó atrás, perdida en sus pensamientos. Patricia no era una persona que temblara y retrocediera ante las palabras de su hija. Si estaba disgustada, a veces hacía pequeños berrinches. Aun así, Sienna había creído que su madre era una mujer honesta.

El caballero dijo que no discutieron nada importante.

—Eso puede ser cierto. No hay mucho que hubiera tenido que decir.

Cuando practicaban, no hablaban mucho. La conversación que tuvieron hoy fue la más larga que habían tenido. Si el Rey Rojo lo hubiera llamado varias veces, ella también lo habría notado. ¿Pero por qué siguió llamándolo? ¿Qué quería saber?

Sienna miró a su alrededor distraídamente, y suspiró en silencio. Nadie estaba allí. Siempre había alguien a su alrededor. Sin embargo, cada vez que practicaba con su espada, despedía a todos porque no quería distracciones.

En otras palabras, los únicos que sabían lo que Sienna estaba haciendo en este momento eran Sienna y el caballero.

¿Me está vigilando? ¿Para asegurarse de que realmente estoy practicando mi esgrima en este momento? Si esto fuera cierto, entonces, uno no podría simplemente llamar a esto un acto del amor de una madre. Es una vigilancia persistente.

—Si solo está satisfecha sabiendo mi paradero y cada uno de mis movimientos, eso significa que todas mis acciones, hasta ahora, han llegado a los oídos de mi Madre todo este tiempo.

Sienna levantó lentamente su espada. Ella señaló lejos de su propio palacio.

Confié en ti.

Sintió como si hubiera recibido el golpe de un arma sin filo. Estaba absolutamente sorprendida de que los que la rodean están bajo el control de Patricia. La madre que conocía no era alguien así.

Siempre había pensado que era un pájaro que volaba libremente en el amplio cielo. Sin embargo, una red invisible la espera para atraparla a su alcance.

El Rey Rojo podría argumentar que ella nunca ha dañado a Sienna. Si Sienna hubiera sido una doncella normal, habría pensado que su madre era sobreprotectora. Sin embargo, Sienna no es normal. Tener a Sienna al alcance de la mano significa que tenían al futuro emperador a su entera disposición.

Todo esto es solo una suposición de Sienna. En realidad, no había escuchado lo que Patricia había estado pensando. Sin embargo, ya era demasiado tarde para volver a ser como era antes. No importa lo que dijera Patricia, una semilla de desconfianza había echado raíces en el corazón de Sienna.

Además, la pregunta que vino con el sueño de la noche anterior había sido respondida. Sienna finalmente tuvo una idea de por qué su yo futuro estaba en oposición a su tío materno, ella, ahora, sospechaba de todos los que la rodeaban. Se sentía como una niña perdida. Por primera vez, se sintió desesperada.

Para cuando Sienna volvió a sus sentidos, estaba parada frente a la entrada del jardín del laberinto. Mientras reflexionaba sobre los pensamientos caóticos en su mente, Sienna recordó al hombre de cabello negro.

¿Estará aquí?

Cuando Sienna luchó contra el caballero, él ya no contenía nada, pero Sienna estaba decepcionada. Ella nunca perdió su espada, e incluso fue capaz de bloquear algunos de sus ataques.

Podía notar la diferencia de habilidad entre ella y el caballero, pero sentía que todavía era manejable. Si él realmente la hubiera perseguido con la intención de matar, sintió que podría haberse defendido lo suficiente como para escapar.

Sin embargo, el otro hombre era un muro gigantesco. No había hecho que su espada saliera volando de su mano con fuerza bruta. Utilizó movimientos simples y una técnica hábil.

—Ah…

El claro en el laberinto estaba vacío. No había nadie allí, e incluso la mesa había desaparecido.

¿Estaba por aquí?

Sienna se acercó al lugar donde solía estar la mesa. Miró a su alrededor distraídamente.

No hay forma de que él esté aquí.

Sienna se rió entre dientes y levantó la cabeza. De repente, un hombre de cabello negro entró en el claro y la miró a los ojos. Los ojos de Sienna se abrieron. El hombre se puso rígido por un momento, antes de darse la vuelta rápidamente. Sienna lo llamó.

— ¡Alto ahí!

Sienna se acercó al hombre. Planeaba perseguirlo si él continuaba huyendo, pero el hombre se quedó quieto con la espalda vuelta hacia ella.

Me he vuelto completamente loco, —pensó Kuhn, se llevó una mano a la cara y suspiró. Después de terminar su reunión con Dian, vio el laberinto desde lejos. No debería haber entrado. ¿Por qué pensó en la princesa? ¿Por qué entró en el laberinto?

—Lo primero es lo primero, quiero que me digas tu nombre.

Escuchó su voz surgir detrás de él. Era una voz hermosa que uno no podía olvidar después de escucharla. El tono era alto, como el de un niño preadolescente, pero tenía una sensación de fuerza detrás.

Kuhn se dio la vuelta lentamente. La princesa Sienna estaba a unos pasos de él. Parecía que volvía de su práctica de esgrima, ya que vestía un uniforme de combate y estaba equipada con su espada. Vio que sus ojos lo miraban bruscamente. Ella era muy hermosa, Kuhn sintió que estaba al borde de un acantilado.

—Nombre —exigió ella.

Un nombre falso… algún alias —pensó él

—Tu nombre real.

Kuhn…maldición.

— ¿Eso es todo?

¿Por qué no pudo pensar en un nombre falso? De todos modos, ya era demasiado tarde, por lo que Kuhn respondió obedientemente.

—Puedes llamarme Kuhn.

—La organización mercenaria de Kaligo.

Sienna sacó la información que había aprendido por casualidad. ‘

—Esto es malo. ¿Cómo debería manejar esto?

Detrás de la cara de póker de Kuhn, se estaba gestando un intenso caos. Todos a su alrededor lo molestaban por tener cuidado en todo lo que hacía, pero ahora se había relajado y había causado un desastre. Si la princesa, alguna vez, decidiera profundizar en la conexión entre él y Dian, sería realmente problemático.

—Mejor dejo de venir al Palacio por el momento. También debería detener todo contacto con Dian. ¿Debería dejar la capital por completo?

—Usted tenía razón —Sienna interrumpió sus pensamientos.

— ¿Qué quieres decir?

—Sobre que los caballeros coinciden con mi nivel de habilidad durante nuestras prácticas.

Kuhn miró inexpresivamente a la princesa. La tensión se fue de su cuerpo ante sus inesperadas palabras.

—Como ya sabes, no soy un caballero.

—No hay una ley que diga que solo los caballeros pueden convertirse en guardias personales.

—Madre odia al Príncipe Dian con pasión.

Sienna sintió que Patricia no lo habría dejado con algunas críticas a la hora de elegir a Dian. Ella podría haber ido muy lejos como para tratar de dañarlo. No importa cuánto intentara poner a su madre bajo una buena luz, lo cierto es que Patricia no era una buena persona. Si el Príncipe Dian, alguna vez, se hubiera sentido amenazado dentro del Palacio, tampoco podría confiar en los caballeros. Era comprensible que quisiera traer a alguien más, para convertirse en su escudo.

— ¿Es esta una situación ventajosa para mí o no?

Kuhn trató de averiguar qué estaba pensando Sienna, pero no pudo deducir nada de su mera expresión.

—Si eso es todo, me iré.

Kuhn asintió con la cabeza y se dio la vuelta. Quería irse antes de que la situación empeorara.

— ¡Kuhn!

La mano de Kuhn se estremeció. Había escuchado su nombre muchas veces a lo largo de su vida, pero ¿por qué de repente se sentía tan especial ahora?

—Aún no he terminado de hablar contigo, así que, ¿cómo te atreves a darme la espalda? ¿No sabes modales básicos?

Kuhn se cruzó de brazos y respondió a regañadientes.

—Me disculpo. Es porque soy un bruto mal educado.

—No encuentro tu tono agradable tampoco.

Kuhn inclinó la cabeza hacia un lado.

— ¿Qué debo hacer? ¿Debería arrodillarme y rogar a tus pies como un perro?

El plan de Kuhn era convertirse en un hombre tan descortés que Sienna ni siquiera quisiera estar en su compañía nunca más. Quería enfurecer a la princesa hasta que ella se fuera, mientras apretaba los dientes y murmuraba: “Un bruto como tú es basura”. Pero la idea de que eso sucediera le hizo sentirse un poco enfermo del estómago.

—No soy tu vasallo, princesa. Entro y salgo del palacio, eso es todo. ¿Por qué tengo que mover la cola cada vez que estoy en tu presencia? ¿Qué restos de comida tienes para ofrecer?

— ¿Y qué hay del Príncipe Dian?

— ¿Qué hay para saber? Soy el tipo de persona que tira las promesas como si fueran zapatos viejos.

Sienna le frunció el ceño a Kuhn cuando escuchó sus palabras sarcásticas. Contrariamente a las intenciones de Kuhn, Sienna no planeaba dejarlo ir tan fácilmente. Ella pensó que él solo estaba actuando porque se había ofendido.

—Es verdaderamente una persona grosera.

Incluso en privado, su abuelo materno, el duque de Rimone, observaba sus modales con ella. ¿No se consideraba a un mercenario como el peor tipo de plebeyo? Esta fue la primera vez que Sienna se encontró con un hombre así. Un hombre que hizo un gran problema con sus sentimientos heridos frente a la Princesa del Imperio.

—No quise decir que mis palabras fueran tan imprudentes. No te estaba menospreciando.

Por primera vez en su vida, Sienna dijo algo cercano a una disculpa. ¿Qué otra opción tenía? Ella podía ser la persona más grande aquí. Pero, todavía tenía algo que quería preguntarle a Kuhn. Sin embargo, él no respondió. Sienna le frunció el ceño al hombre que simplemente la estaba mirando.

— ¿Debes escuchar una disculpa formal de mi parte?

—N…no —Kuhn sacudió la cabeza —fui grosero primero.

Kuhn respondió torpemente. Podría haber sido más grosero, pero, por alguna razón, no quería hacer eso.

—Tengo algo que necesito preguntarte.

—Hmm

Sienna fulminó con la mirada la extraña respuesta de Kuhn.

— ¿Qué significa eso?

—Estoy pensando en…si responderé tu pregunta o no. No es tan obvio. No soy tu vasallo, princesa.

—Un ciudadano también es un vasallo.

—No soy un ciudadano del Imperio.

Sienna se congeló por un segundo.

—El Emperador es el maestro del mundo. No importa de qué reino seas, como miembro de ese reino, debes servir al Emperador. Naturalmente, debes obedecer al Emperador y a la familia Imperial.

—Creo que dije que no soy un miembro del Imperio.

—Eres bastante terco, ¿verdad?

—No estoy siendo terco. Mi familia y yo…

Kuhn cambió ‘clan’ por ‘familia’. Si comenzara a dividirlos, no todos en su clan estaban relacionados con él por sangre. Sin embargo, aunque no estaban atados por la sangre, era la única familia que conocía.

—No tenemos nacionalidad. Más exactamente, ningún país o señor tiene autoridad sobre nosotros.

Muchos reyes y señores esperan en línea con los ojos inyectados en sangre para reclamar autoridad sobre su clan. Era casi asqueroso cuántas personas querían reclamar al clan Raad como propio, pero Kuhn no se molestó en mencionarle eso a Sienna.

—Seguramente debes vivir en tierras que pertenecen a un territorio específico.

—Hay un lugar en el que nos estamos quedando por ahora, pero nos movemos con bastante frecuencia. Si un ciudadano de otro reino se queda dentro del territorio del Imperio por un corto tiempo, ¿eso los convierte automáticamente en un miembro del Imperio?

—Entonces, ¿dónde naciste?

—Tanto mis padres como todos mis hermanos nacieron en diferentes lugares. Nací en un pequeño país al borde del continente, pero fue destruido hace mucho tiempo —Kuhn sonrió antes de continuar —Me gustaría agregar que mi país de origen ahora se ha dividido en cinco países diferentes.

Sienna apretó los puños. Podía sentir su ira hirviendo hasta la cima de su cabeza. Por primera vez, sintió que estaba perdiendo una batalla de palabras.

Era obvio por qué. ¿Quién le respondería a la princesa? No importa lo que dijera, todos respondieron con un sí, tienes razón y obedeceré tu orden. Solo había escuchado a personas responder con obediencia. Sienna se sintió horrible

—Usted es muy impertinente.

—No te rías

Kuhn apretó los dientes. Si se reía ahora, la ira de la princesa explotaría, y no quería provocar a la princesa hasta ese punto.

Kuhn había conocido a muchas familias reales y aristócratas antes. Actuaban generosamente, fingiendo que eran los salvadores de los pobres. Era ridículo. Escuchaban los problemas de los pobres, pero se burlaban y torcían sus palabras a sus espaldas. Era una especialidad de la clase alta.

Kuhn sabía cómo presionar a quienes hablaban en círculos con sus sofisticadas palabras. Siempre estaban disgustados cuando él tomaba sus palabras y se las devolvía. Kuhn sacaría su naturaleza humana de sus gentiles fachadas.

Sin embargo, la reacción de la princesa era nueva. En el momento en que lo llamó “usted”, Kuhn pudo sentir su ira irradiando de ella, pero la forma en que expresaba su ira era elegante.

— ¿Por qué ella es tan diferente?

Ella era completamente diferente de Dian. Dian tiene una actitud completamente despreocupada y no tenía problemas para mentirle a la cara a alguien. A veces, hacía que Kuhn quisiera maldecir.

Sienna simplemente murmuró —Impertinente, tan impertinente, —mientras se calmaba.

—Si es una pregunta difícil de responder, no tiene que responderla.

Sintiéndose un poco mal, de repente, Kuhn tuvo el deseo de ser alguien que le dio a Sienna las respuestas que estaba buscando. Sienna quería escucharlo decir: “Princesa, no es así”. Sin embargo, no había nadie cerca que le dijera esas palabras.

—No creo que este hombre sea el tipo de persona que solo dice cosas que quiero escuchar.

La reacción de Sienna fue inesperadamente leve, por lo que ahora Kuhn era el que se preguntaba.

—Por favor, haga su pregunta.

—Llevo ocho años aprendiendo la espada. Me tomó ocho años saber cuál era mi habilidad. Todo gracias a ti.

—Estás siendo demasiado generosa, estoy seguro.

—Me di cuenta de que mis otras habilidades también podrían no ser tan buenas como pensaba. Quiero una nueva perspectiva. Sin embargo, me resulta difícil dejar de lado todo lo que he conocido hasta ahora. El incidente con mi habilidad con la espada puede ser perdonada. Tal vez, sea mejor dejar que los perros duerman ya que el Imperio bajo el reinado del Emperador siempre será perfecto y firme.

Kuhn quería decirle que su observación estaba completamente equivocada.

—Princesa, el mundo no es tan maravilloso como crees

El único lugar que funciona perfectamente es el Palacio Imperial. El palacio es un hermoso estanque artificial. Solo toma las aguas más puras del exterior y las trae para mantener su propia agua limpia.

—Te haré mi pregunta. ¿Estoy preocupada por nada?

Kuhn se sintió frustrado, mientras miraba a los ojos pedregosos de la princesa.

—Una flor de invernadero…

Así describió Dian a Sienna. Estaba casi en lo correcto, pero también equivocado. La princesa había encontrado algo que le falta y estaba preocupada por ello. No todos habrían reaccionado como ella. Especialmente, alguien que es tan respetado como ella.

La princesa no era un árbol antiguo que se había endurecido con la edad. Es un árbol joven, todavía delgado e inseguro de dónde se extienden sus hojas. Si tuviera un asesor a su alrededor, que le dijera la verdad sincera, incluso podría convertirse en una sabia gobernante.

—Pero el Rey Rojo es el problema.

Y todos los señores y duques feudales que no quieren renunciar a su control.

—Princesa, debes comenzar por ver la verdadera naturaleza de tu madre.

Kuhn pensó para sí mismo. Sería casi imposible. Incluso si el asesor no tuviera motivos ocultos, sería difícil para él evitar la acusación de que está tratando de abrir una brecha entre la pareja madre-hija. Al final, el asesor sería odiado por la madre y la hija.

—No estoy en posición de aconsejarle sobre eso. Sin embargo, si fuera yo, no lo ignoraría. En la vida, no es frecuente que tengas la oportunidad de corregir las malas acciones. Ser capaz de ver algo desde una perspectiva diferente es tan raro como un milagro. Estás haciendo un buen trabajo al preocuparte por ello.

Sus ojos se encontraron. Sienna estaba aturdida. Él la felicitó como si estuviera humillando a un niño. ¿Cómo se atreve? Como plebeyo de la princesa de este imperio …

—Tan impertinente.

—Pfft —Kuhn se echó a reír, antes de toser torpemente y disculparse —Lo siento. Estaba pensando en otra cosa.

Disgustada, Sienna le frunció el ceño a Kuhn mientras hablaba.

—Tomaré en cuenta tus palabras.

—Entonces, ¿está bien que me vaya? Hay algo urgente que debo resolver.

Sienna quería continuar su conversación. No había nadie a su alrededor con el que pudiera tener este tipo de intercambio. Sin embargo, ella no tenía nada para retenerlo aquí.

—…Te puedes ir.

Kuhn asintió con la cabeza. Aunque no estaba de acuerdo con la etiqueta, seguía siendo más educado que antes.

— ¿Tu mano está bien?

— ¿Qué?

—Estoy hablando de tu mano.

— Ah, sí…está bien.

Kuhn había caminado unos pasos, antes de darse la vuelta.

—Princesa, si quieres ver qué hay fuera del estanque, debes abandonar el estanque.

No se detuvo para ver su reacción y salió a través de los setos. Sus pasos fueron apresurados. La palma de su mano izquierda, ligeramente apretada, ardía como si acabara de cortarla. Sintió que, si la princesa le pedía que volviera ahora, sus piernas lo traicionarían y él se apresuraría a volver a ella.

No quería admitirlo, pero, en este momento, Kuhn estaba huyendo…comenzando con su corazón que seguía siendo atraído hacia la Princesa.

Se sintió frustrado. Todos y cada uno de sus planes estaban en oposición a la princesa Sienna y lo que ella representa. Kuhn sintió que hubiera sido mejor si la princesa hubiera resultado ser una mujer malvada. Ella era diferente de Dian en todos los sentidos, pero él quería hablar con ella de una manera diferente a como lo hacía con Dian.

—Estoy seguro de que acabará odiándome.

¿Cuándo llegará ese día?

El día que Dian se convierta en emperador, ella lo fulminaría con el resentimiento extremo en sus ojos fríos. Kuhn sintió una punzada en el pecho y apretó los dientes.

2 respuestas a “El gran deseo – Capítulo 2: Abre los ojos (3)”

  1. Ven lo sabia jajajajaaj …Eder que tenga un final digno de ella no es mala solo es inexperta ahora intenta salir jajajaa o bueno eso espero

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