Lucia – Capítulo 4: ¿Nos casamos? (2)

Traducido por Maru

Editado por Tanuki


La única razón por la que solicitó una esposa de nombre era porque tuvo un hijo bastardo. Era común encontrar hijos ilegítimos entre los nobles, pero el Duque quería que este niño le sucediera.

Xenon era un país indulgente con los niños ilegítimos. Mientras el hijo bastardo se inscribiera en el registro familiar no se podrían aplicar contra ellos reglas injustas. Sin embargo, para registrar al niño, ambos padres tenían que estar de acuerdo. Según la memoria de Lucía, el Duque no tendría otro hijo con su esposa de nombre. No se sabía si podían o no tener hijos o si habían acordado no tenerlos, pero lo más probable es que fuera lo último.

—No he plantado ningún espía dentro de su facción, Su Gracia.

Para el Duque, sus palabras eran risibles. ¿Un espía? ¿Una mera princesa número dieciséis? Si tal cosa fuera cierta, las personas a cargo de la seguridad tendrían que pagar con sus vidas a primera hora de la mañana.

—Incluso si hubieras puesto un espía, no importa. Puedes continuar.

Se sentía incómoda porque creyó que la presionaría para obtener todos los detalles de la información que tenía de él. Sin embargo, sus respuestas eran sorprendentemente tranquilas. En realidad, parecía divertido en ese momento. Ella lo miró con ojos extrañados; estaba actuando de manera tan diferente a la última vez que se habían visto… Fue sorprendentemente moderado y paciente. Era verdad que no se podía juzgar el carácter de una persona al encontrarse con ellos solo una vez. Una pequeña esperanza se encendió en ella; tal vez podría transmitirle su mensaje.

—Ah, sí. Como decía… Si desea que su hijo lo suceda, Su Gracia tendrá que casarse.

—En consecuencia, Princesa, ¿está insinuando que debería casarme con usted?

—Sí…

Él se rió por lo bajo.

—No es un secreto que tengo un hijo bastardo. Es una información fácil de conseguir sin esfuerzo. ¿A menos que estés tratando de mantener ese hecho como secreto?

—¡No! ¡No estoy tratando de amenazar a Su Gracia! No me atrevo a tener tales pensamientos. Como dije, estoy aquí para proponer un contrato. Quiero mostrarle los beneficios que puede obtener al casarse conmigo.

Miró a Lucía y abrió los labios.

—¿Cuáles son? ¿Qué beneficios obtendré al casarme con usted, Princesa? —su tono era seco y de tipo empresarial.

—No tengo parientes. No habrá necesidad de que Su Gracia se ocupe de esas cosas. Mi posición en Familia Real es muy baja como la princesa número dieciséis, por lo que no tendrá que cargarse con una dote costosa. Pero ya que soy una princesa, creo que será más atractivo que un noble sin nombre de algún lugar. Aunque supongo que a Su Gracia no le importan asuntos tan pequeños. Nunca interferiré en su vida privada. Puede jugar con el contenido de su corazón, no, puede seguir viviendo su vida como lo lleva haciendo todo este tiempo. si lo desea, incluso podemos establecer un tiempo para un divorcio en algún lugar en el futuro.

Estaba escuchando en silencio, pero su expresión era extraña.

—Oh, por último. No me convertiré en un obstáculo para el hijo de Su Gracia. Veras, soy incapaz de quedar embarazada.

Él dejó escapar un largo suspiro. Tuvo que mantener la boca cerrada porque se sentía muy incómodo en ese momento. En la actualidad, esta expresión era lo máximo que había expuesto el Duque.

—¿Qué en el mundo…? —su expresión se volvió helada de nuevo —Princesa, desearía poder entrar en ese cerebro suyo para ver qué hay dentro. En serio… no, simplemente piérdase. ¿De verdad cree que estos son beneficios para mí?

—¿Eh?

—Vamos a discutir esto uno por uno. Princesa, se convertirá en la esposa del Duque de Taran. Mi poder no es tan débil para ser fácilmente amenazado por simples nobles. Hay una rama en el gobierno que se ocupa de las familias directas contra los familiares relacionados por matrimonio, por lo que no es necesario que me estrese por esas cosas. Sería una historia diferente si decidieran cometer traición. Aun si ese fuera el caso, no es difícil resolver el evento. En cuanto a la dote… ya lo he dicho, pero el Ducado de Taran no es pobre. No hay ninguna razón para que recortemos la dote. Cosas como atraer a otros nobles, no tengo necesidad de estresarme por ello. En la tradición de la Familia Taran, no creemos en cosas como el divorcio. Si desea separarse de la Familia Taran, solo podría hacerlo después de la muerte. No, probablemente no podrá hacerlo incluso después. De todos modos, ese es el caso. En cuanto a mis asuntos privados… —frunció el ceño, como si estuviera sufriendo dolor de cabeza —En general, puedo adivinar con qué significado ha propuesto tal cosa. Sin embargo, ¿me dice que después de casarme debería seguir jugando con mujeres, poniendo mi reputación en juego?

—¿Eh? —la mente de Lucía quedó en blanco —P-Pero por lo que escuché la última vez…

—No estoy casado en este momento. A nadie le importa lo que haga un hombre soltero con tantas mujeres.

Sus palabras eran considerablemente razonables.

—Es inmaduro pensar que tiene el control de alguien por razones tan simples.

Aunque no estaba tratando de ser sarcástico, sus palabras contrajo de ira el corazón de Lucía.

—Entonces, Su Gracia, ¿ha tomado la decisión de ser fiel a una sola mujer después de su matrimonio por el resto de su vida?

No pudo responder por un momento. Por supuesto que no era el caso. No haría una resolución tan absurda. ¿No estaría bien jugar de vez en cuando? Sin embargo, no podía entender por qué estaba tratando de justificarse en este momento

—Esto no es algo de lo que deba preocuparse, Princesa.

—Sí, por supuesto que no. Eso no es algo de lo que una princesa deba preocuparse.

—Por supuesto que no lo es. ¿Alguna vez me quejé?

Un repentino silencio cayó sobre el dúo que se peleaba. Lucía se apoderó de sus sentidos que habían volado muy lejos y cerró la boca cortésmente. Había dicho algunas cosas inútiles. Lucía, que había estado trabajando hacía rato, se volvió hosca. Si no hubiera nada que ganar con este matrimonio, entonces no habría razón para resolver ese contrato.

—Entonces… ¿Qué tal el problema de que su hijo lo suceda? ¿No hay ningún beneficio en que no pueda quedar embarazada?

¿No era un grave problema que una mujer no pudiera tener hijos? Él cayó en confusión ante su tono; parecía que estaba preguntando qué color de vestido se veía mejor en una tienda de ropa.

—Es cierto que deseo que este niño me suceda. Se convertirá en un ligero dolor si mi esposa tuviera un hijo, pero… No le debo ninguna explicación con respecto a este punto. De todos modos, no hay nada que ganar con respecto a este problema. Además, ¿hay alguna forma de probar que no puede tener hijos?

—… No.

Aun si fuera a recibir un diagnóstico médico, no podrían dar una confirmación al cien por cien. Si ella quedara embarazada, ese médico le habría dado un diagnóstico falso y él tendría que pagarlo con su vida.

—Si no puede probarlo, entonces no puede enumerarlo como un beneficio.

—Ah…

Lucía dejó escapar un profundo suspiro. Todo lo que había preparado ya lo había usado. Luego, en su sueño, ¿por qué razón se había casado con esa mujer? Debía existir cierta condición acordada de antes. ¿Podría ser posible que los rumores de un matrimonio por contrato hubieran sido una farsa y que ambos estuvieran enamorados con locura? Lucía, que había caído en la desesperación, de repente pensó en otra cosa y levantó la cabeza.

—Entonces, ¿qué tal esto? No me enamoraré de Su Gracia.

—… ¿Qué?

—Me aseguraré de nunca amarlo. Guardaré mi corazón para mí misma.

De repente se echó a reír a carcajadas. Lucía lo miró con una mirada vacía. Era la primera vez que lo veía reír de esa forma. Así que era un ser humano que también podía reírse así. Pensó que era una tonta por creer que nunca se habría reído antes.

—De todos los beneficios, este es el que más me gusta.

Qué divertido. Esta mujer era realmente divertida.

—Bien. Consideremos su mérito. Entonces, Princesa, está bien conmigo jugando con mujeres, y también está bien resolver este matrimonio con un divorcio. Pero Princesa, ¿qué saca de todo esto?

—Estoy bien… con solo obtener el título de esposa del Duque.

—No permitiré una vida de lujo solo por eso. Además, no permitiré que use el Ducado para resolver sus pequeñas luchas personales de poder.

—No deseo ninguna de esas cosas. Es solo que… ya dije que soy la princesa número dieciséis. Su Majestad ni siquiera sabe de mi existencia mientras vive su vida.

No trató de consolarla con palabras diciendo que eso no era cierto. En cambio, una sonrisa se extendió por sus labios.

—Una princesa debe estar preparada para ser vendida en cualquier momento por el reino. Cuando se ofrezca una dote adecuada, el reino no moverá un dedo para venderme a ningún lugar bajo los Cielos. No importa la edad que tenga ni cuántas veces se haya casado; no importa lo mala que sea su reputación. Su Gracia, al menos usted es joven y soltero. Antes de que el reino me venda… yo quería venderme. Entonces al menos habría elegido la posición para mí. No importa lo que pase, no me sentiré una víctima.

Sus ojos parecían estar llorando tan tristemente… Él no era alguien que empatizaba con facilidad con los demás. No se preocupaba por los demás, independientemente de su situación. Su propuesta no tenía un plan o fundamento de ningún tipo; no tenía una onza de confianza en ello. Aun así, esta era la primera vez desde que nació que se sintió entretenido.

—Entonces es hora de que me vaya. He estado bajo su cuidado, me disculpo por mi rudeza. Por favor, discúlpeme.

Lucía se levantó y agachó la cabeza. Una vez que la levantó, su expresión parecía renovada. Había hecho todo lo posible para luchar contra su propio destino. Si todo navegaba suavemente ahora era cosa del cielo. Había hecho todo lo que podía.

—Voy a pensar en ello.

Los ojos de Lucía se abrieron de par en par.

—No puedo darte una respuesta definitiva todavía. Como ha dicho, Princesa, este es un contrato que puede cambiar una vida.

—Ah…

Era difícil de creer. Se sentía como un sueño.

—Solo accedí a pensarlo. No he aceptado hacerlo todavía.

—Ah… Entiendo.

—Su expresión parecía estar orgullosa de haber logrado algo grandioso, así que solo estaba confirmando su comprensión.

Lucía frunció el ceño y los labios. ¿Se estaba burlando de ella? La ira comenzó a elevarse dentro de su pecho de la nada. Aparte de su apariencia externa, no había una sola cosa de él que le gustara.

—Entonces, primero…

Cuando él se levantó y extendió sus manos hacia ella, Lucía se quedó aturdida sin poder reaccionar. Él agarró su barbilla con su gran mano y aplastó sus labios contra los de ella. Hasta ese momento, Lucía no tenía idea de lo que estaba pasando. Un trozo de carne caliente invadió sus labios y tocó las partes más profundas de su boca. Cerró los ojos con fuerza. Sus manos se apretaron en un puño tembloroso. El beso profundo y repentino no duró mucho. Su lengua rozó ligeramente dentro de su boca antes de separarse de sus temblorosos labios. Al ver su cara enrojecida, él se rió.

—Solo estaba confirmando.

—¿Para qué…?

—Al menos no debemos sentir rechazo hacia el contacto físico como pareja casada. Afortunadamente, ese no es el caso para nosotros.

—Oh, ya veo…

—Por favor, espere un momento. Prepararé un carruaje para acompañarla de regreso a las puertas del palacio.

Se dio la vuelta y se fue, mientras Lucía se dejó caer en el sofá. Masajeó sus ardientes mejillas con las manos. Como pareja casada, por supuesto, habría momentos en que se requieran dichas acciones. El contacto físico de hacía un momento era algo muy práctico. Sin embargo, Lucía apretó ambos puños y comenzó a golpearse a sí misma.

—Idiota. Realmente eres una idiota sin esperanza.

Realmente era increíble, pero Lucía no había pensado nada más que en la palabra “matrimonio”. Realmente no pensaba sobre la posición de marido y mujer.

Incluso casado, tendrá amante propia. Había asumido.

No podía verlo de otra manera. No pensó que tendría que dormir en la misma cama que él.

—No podré obtener consejos de nadie.

Tanteó un poco, pensando en su humillante insensatez inmadura.

♦ ♦ ♦

Para variar, había surgido un problema en el que se requería pensar.

—Matrimonio…

En la actualidad, tenía veintitrés años. Ya estaba en edad óptima para casarse. Aun así, no tenía ningún pensamiento de hacerlo. Aparte del matrimonio, ya tenía problemas más que suficientes para resolver. No quería perder su tiempo en una cosa tan molesta como una esposa. En primer lugar, no quería lidiar con una boda. Nunca le faltaron mujeres.

Pero si quería que su hijo lo sucediera, tenía que casarse. Las únicas personas que podían heredar su posición eran las que estaban en el registro familiar. No importaba si el Duque estaría separado o divorciado, tenía que casarse para adoptar oficialmente a su hijo en el registro familiar. De acuerdo con la ley de Xenon, a los hombres solteros no se les permitía adoptar niños o admitirlos oficialmente en el registro familiar.

El mocoso todavía era joven. Algo así como una boda no era urgente. Pero un día, tendría que pasar por eso. Necesitaría encontrar a una mujer comprensiva que estuviera de acuerdo en dejar que el chico se registrase en la familia. Con ese punto en mente, la princesa que había venido a buscarlo era bastante atractiva.

—¿Libertad en mi propia vida privada, dices? Esa es una buena adición.

Se echó a reír. Le había mostrado a la princesa una reacción fría, pero todos estos factores eran muy atractivos. Él se había burlado de ella con un beso y se rió una vez más pensando en su cara sonrojada. Era realmente linda. Era un cambio de ritmo refrescante.

Sin embargo, había demasiados aspectos dudosos. Tenía que confirmar que era realmente una princesa. Tenía que averiguar quién era el verdadero cerebro detrás de esto. ¿Cuál era el objetivo de la propuesta? Había asumido que todo lo que ella había dicho hoy era una mentira.

Asumió la peor de las situaciones cuando sintió una pizca de sospecha. Era su lema de vida.

—Su Gracia, es Jerome.

Tan pronto como respondió que entrase, entró su fiel mayordomo.

—Estoy sin palabras, Su Gracia. Me aseguraré de que un evento como el de hoy no vuelva a suceder en el futuro.

—No es tu culpa. Aun así, no puedes vigilar a Roy cada segundo de tu vida.

—Lo haré de ahora en adelante.

Jerome nunca esperó que causara un incidente tan grande en el corto periodo de tiempo que estuvo fuera. ¿Cómo pudo dejar a Su Gracia solo con otra persona de trasfondo misterioso? Jerome se cuidaba de no causar ningún problema para Su Gracia, mientras pisaba con cuidado el fino hielo en la capital. En ese momento, se sentía como si alguien lo hubiera golpeado en la nuca con mucha fuerza; una cantidad incontrolable de ira creció dentro de su pecho. Jerome apretó los dientes mientras lanzaba toda su ira hacia Roy.

—Ordena a Fabian que me informe tan pronto como llegue.

—Sí, Su Gracia.

Hugo decidió que desenterraría todo lo que necesitase de esa princesa.

♦ ♦ ♦

A altas horas de la noche, Jerome saludó a Fabian, que llegó a la mansión del Duque. Fabian era el ayudante personal del Duque de Taran. Hacía todo lo posible para evitar trabajar fuera de su horario habitual, sin importar cuán ocupadas estuvieran las cosas. Si no fuera un asunto tan urgente, no habría hecho el viaje allí tan tarde en la noche.

—¿Qué ha pasado?

Fabian dio unas palmaditas en el  hombro de su hermano, Jerome, cuya cara parecía tan rígida como una roca. Eran gemelos nacidos de la misma madre el mismo día, pero no se parecían en nada más, aparte de sus ojos azul medianoche. Los que se enteraban de su relación quedaban impactados.

—No es un caso tan serio, así que relájate un poco. Es solo que Su Gracia ha tenido curiosidad sobre este tema por un tiempo. Mañana es mi día libre, así que decidí pasar esta noche. ¿Todavía está despierto?

—No está.

—¿Qué es esto? ¿Se fue para un viaje nocturno? Ahora que estoy aquí, todos se han ido. Por supuesto que ese sería el caso para mí. No hay nada que lo ayude. Ah, por favor, no le digas a Su Gracia que he venido. Mañana es mi día libre, así que no quiero que me llame.

Fabian era un subordinado serio, pero siempre estaba a mitad debido a su pereza. Jerome chasqueó la lengua, pero no le llevó la contraria, ya que confiaba en él. Si su trabajo fuera urgente, se habría asegurado de terminarlo lo antes posible.

Fabian se dio la vuelta para irse, pero de repente se detuvo.

—¿A dónde ha ido?

Jerome vaciló por un momento.

—Con la Condesa Falcon.

—Falcon… Falcon… ¿Quién era… qué? ¿Aún va a visitarla?

—Baja la voz. Todos duermen.

—¡Ese no es el problema! ¿Qué estás haciendo?

—¿Qué debería estar haciendo? No tengo ninguna calificación para preocuparme con quién duerme.

—¿Por qué no debería preocuparte? ¡Tres de sus maridos murieron! ¡Definitivamente esa mujer está maldita!

—¿Eres un niño? ¿Una maldición? ¿Existe tal cosa?

—¿Cómo van las cosas con la hija del Barón Lawrence?

—Ya le he enviado las rosas según los deseos de Su Gracia.

—¿Por qué no me dijiste nada? Si lo hubiera sabido de antemano…

—¿Qué podrías haber hecho? ¿Estabas planeando dejar a las mujeres en su habitación? No sobrepases tus límites, perderás la vida. ¿Sabes cuántas cabezas tienes sobre ti?

—Ah, en serio.

El cuerpo entero de Fabian se sacudió de frustración mientras se rascaba la cabeza furioso.

—¿Por qué te vuelves tan insensible cada vez que escuchas el nombre de esa mujer?

—Ya te lo dije. Esa mujer es una bruja. No debería haber una mujer tan desafortunada que se pegue tan cerca de Su Gracia. Él ha mantenido una relación con esa mujer por más de un año. Nunca ha actuado de esta forma con ninguna de sus otras mujeres. No hay ningún error al respecto. ¡Su Gracia ya se ha enamorado de ella!

—Te garantizo que si dices esas palabras frente a Su Gracia, perderás la vida.

—¡Lo sé! ¡Es por eso que he estado callado todo este tiempo!

La dirección de la lealtad de este tipo se había desviado hacia una dirección amarga, pensó Jerome. Aunque Jerome no detestaba la situación tanto como Fabian, tampoco se sentía muy cómodo con esa relación. Todos sus maridos habían muerto un año después de su matrimonio por causas desconocidas. Estaban perfectamente sanos, pero de repente un accidente caía sobre ellos. Por lo tanto, todos en la alta sociedad creían que estaba maldita.

Además, la relación con la Condesa Falcon y el Duque era diferente a las demás. Mantenía relaciones sexuales con la Condesa Falcon incluso cuando salía con otras mujeres. No le envió regalos caros como solía hacer. Aun así, sus lazos se mantuvieron fuertes. Ahora, había pasado más de un año.

Hace tres meses había roto con la hija del Barón Lawrence. Así que ahora, la Condesa Falcon era su única compañera de cama. Si Fabian supiera de esto, estaría saltando por ahí aún más enfurecido que ahora, por lo que Jerome se lo guardó para sí mismo.

—Me voy.

—¿Qué vas a hacer?

Jerome agarró a Fabian. Tenía el mal presentimiento de que Fabian no se iría de la casa en silencio.

—Voy a informar al Duque de los hallazgos de mi investigación.

Quería interponerse entre ellos sin importar qué. Recibió órdenes de hacer una búsqueda de antecedentes sobre una princesa hace un mes. No entendía por qué el Duque requería una investigación tan extensa sobre una princesa, pero en cualquier caso, ella era una niña. Planeaba usar su informe para oponerse a la bruja.

El Duque no le había transmitido ninguna palabra en particular mientras realizaba su trabajo, pero ya le había preguntado sobre el progreso varias veces. Significaba que estaba muy interesado en ese informe.

—Quédate aquí. Vuelvo enseguida.

—¿Irás?

—Iré y le diré que tienes algo importante que decirle. Si él está dispuesto a regresar a casa, lo traeré. Si quiere escucharlo más tarde, vete a casa en silencio. ¿Cómo suena eso?

—Bien. Dile que es el informe por el que me ha presionado muchas veces.

—Entiendo.

Nueve de cada diez casos, decidía regresar a casa. Si el Duque decidiera escuchar el informe más tarde, pensaría seriamente en la situación actual. Pero esas probabilidades eran escasas. Como dijo Fabian, habían mantenido una relación durante mucho tiempo. Antes de la Condesa, no hubo otros casos como ella. Pero solo por esta pequeña razón, no creía que el Duque la amara de ninguna manera.

El Duque era una persona fría y despiadada. Tenía que haber una razón por la que él fue a buscar a la Condesa, pero esa razón no sería sentimental. Por eso Jerome no se preocupaba por el Duque como lo hacía Fabian.

♦ ♦ ♦

En lo alto de una cama ancha, un hombre estaba sentado levemente con un gran cojín en la espalda, mientras leía unos documentos. Encima del hombre, una mujer desnuda sostenía su amplio pecho mientras movía sus caderas.

—Ah… Ah… ¿Cómo va?

Ella gimió seductoramente mientras movía sus caderas y tomaba su pene duro, pero la cara del hombre, que estaba mirando algunos documentos, se mantuvo sin cambios.

—Útil.

—Oh… sí. Eres demasiado. Me tomó… dos meses… para lograrlo…

Anita frunció el ceño ante a calma de la evaluación del hombre, pero no había dicho que era basura, por lo que podría considerarse un cumplido. La cabeza de Anita se sacudió hacia atrás mientras continuaba moviendo sus caderas hacia arriba y abajo. Cada vez que su dura longitud cavaba en sus partes más profundas, soltaba un grito agudo.

—¿Cómo… es?

—Es útil.

—Estoy… hablando de esto.

Tiró los documentos al suelo y se echó a reír. Apretó sus nalgas con sus enormes manos haciendo que sus entrañas apretaran su longitud.

—Esto es útil también.

—Sí, ah… Eres… demasiado tacaño con tus puntuaciones. No… creo que yo tampoco te juzgo.

—¿Cómo es mi puntuación?

—Eres… útil, también.

—Mmmmm.

Él sonrió y tomó sus caderas mientras se levantaba. La mujer se acostó en la cama mientras él montaba sobre ella. Comenzó a empujar sus caderas hacia ella con gran fuerza. Cuando su carne se juntó, fuertes bofetadas llenaron la habitación mientras la mujer gritaba.

El suave cuerpo femenino se aferraba a él. No dejó descansar a la chillona mujer mientras continuaba empujando sin parar. No se detuvo hasta que la mujer dijo que tenía ganas de morir. Siempre era la mujer quien levantaba la bandera blanca para reconocer la derrota.

El aire ardiente permaneció alrededor de toda la habitación. Anita se rio, acurrucándose en su amplio pecho con una sonrisa satisfecha.

Podía sentir las cicatrices de batalla debajo de sus firmes músculos. Su apariencia era hipnótica. Sus experimentados besos y su técnica de caricias la hicieron arder con calor. Fácilmente podría durar toda la noche con su resistencia increíblemente fuerte. No había un solo defecto en él. Había conocido a muchos hombres, pero él se destacaba del resto.

Al principio, ella había estado encantada por su poder. Era el gobernante del norte, el Duque de Taran. ¿Cuándo tendría la oportunidad de dormir con un hombre así? Había pensado así al principio, pero su identidad ya no era importante ahora. Estaba bastante frustrada por su alta posición social.

Anita ya sabía que había terminado su relación con Sofía. Cuando se topó con Sofía en el Baile de la Victoria, Sofía la había fulminado con la mirada como si ella fuera su enemiga mortal, y adivinó la situación. Irónicamente, sintió lástima de que Sofía se hubiera convertido en una de sus mujeres pasadas. Anita anticipo que tal vez Sofía podría ganar su corazón.

La mente de Anita se dividió en dos: deseaba que él se enamorara de otra mujer, pero al mismo tiempo, no quería que eso sucediera.

El Duque de Taran no era un famoso playboy entre la alta sociedad. Inesperadamente, la gente no sabía de su harén de mujeres. Casi nunca mantuvo una relación con los que tenían el poder. Sofía había sido un caso raro, donde se habían conocido a través de amigos.

Sofía era una mujer conocida, pero no tenía mucho poder. El Barón de Lawrence tampoco tenía una sólida formación familiar. En otras palabras, ella era alguien con quien podía jugar y tirar cuando quisiera. Anita entendió que siempre calculaba hasta este punto.

Aquellas que habían compartido una relación sexual con el Duque, nunca terminaron en un matrimonio feliz. Anita podía entender la razón ahora. Era muy bueno en el sexo. Él podría enviar a una mujer al cielo muchas veces en la misma noche. Después de probarlo una vez, ningún otro hombre podría satisfacerlas.

La mayoría se acercaría a él siendo encantada por su poder y alto estatus, pero a medida que pasaba el tiempo, todas se enamorarían del hombre en su totalidad. Así, las mujeres seguirían aferrándose y obsesionándose con él. Al final, sin embargo, todas serían destrozadas.

Era como un fuego helado. Puede darle a una mujer su cuerpo, pero no le daría ni un poco de su corazón. ¿Cuándo había empezado? Al principio, Anita tenía la intención de disfrutar de los placeres corporales, pero cuando se dio cuenta, ya le había entregado su corazón. Pero tan pronto como ella revelara su corazón, él la tiraría como a todas las demás mujeres antes que ella.

Por lo tanto, Anita nunca reveló sus sentimientos. Se comportó como si lo necesitara para las necesidades materiales; permanecería como una relación de dar y recibir. Nunca le preguntó cuándo podría volver a verlo. Nunca lo contactó primero. Así fue como pudo durar más de un año.

—Firmarás un contrato conmigo, ¿verdad?

Anita dirigía un grupo de comerciantes. De vez en cuando, él la aconsejaba y ella se divertía invirtiendo aquí y allá. Ahora, su grupo de comerciantes había crecido a una escala mayor y ella había redactado un contrato para que él pudiera convertirse en uno de los inversionistas. Ella se comportó como si lo necesitara para su grupo de comerciantes. En realidad, tenía pensamientos de aprovecharse de él.

—Lo revisaré.

—¿Qué es esto? ¡Revelé todos los secretos centrales de mi grupo de comerciantes! ¿Debo ofrecer más buena voluntad que esto? —Anita deslizó sus manos por su pecho y frotó sus caderas. Suavemente movió sus manos hacia el centro de él y lo tomó.

—¿No soy yo el que muestra buena voluntad?

—Oh. ¿Cómo puedes estar tan seguro?

Debido a que Anita lo estimuló, su virilidad comenzó a endurecerse una vez más. Ella se acercó a su pecho y le chupó los pezones. Lamió alrededor de los pezones mientras le daba masajes a su dura longitud.

—¿Puedes insertarlo allí?

Cuando él levantó su cuerpo, Anita levantó su trasero apresuradamente. Su mano presionó contra su espalda mientras conducía profundamente hacia ella.

—Ah… Ugh…

Él entró y salió vigorosamente, mientras ella lamía sus propios labios imaginando lo que iba a venir. En ese momento, alguien llamó a la puerta del dormitorio.

—Señora, tengo un mensaje urgente para usted.

La voz de detrás de la puerta temblaba. Anita apretó los dientes. ¿Quién se atrevió a interrumpir su precioso tiempo junto a él? Tenía que azotarla y expulsarla a primera hora de la mañana.

—¡Te he informado que no interrumpas nuestro tiempo! ¡Vete!

—El invitado está buscando a Su Gracia. Ha solicitado una audiencia para algunos asuntos urgentes .

¿Un invitado del Duque? Anita lo miró con ojos de asombro. Esperaba que él rechazara a esta persona, pero después de un breve momento de pensamiento, él se deslizó fuera de ella. Anita gritó brevemente desde la estimulación momentánea.

—Entra.

Anita escondió su decepción y miró hacia afuera.

—Muéstralo.

Un momento después, un hombre abrió la puerta y entró. La mujer estaba vestida con una bata transparente, su pecho a la vista, mientras yacía en la cama. Detrás de ella, el Duque se sentó con el pecho expuesto. Jerome observó todo esto con una expresión aburrida sin pestañear, luego inclinó la cabeza.

—Su Gracia, me disculpo por interrumpir su tiempo libre.

—¿Qué pasa?

—Fabian lo está esperando en la mansión con el informe que Su Gracia ha solicitado. Estoy aquí para pedirle la opinión de Su Gracia sobre el trabajo que ha solicitado muchas veces antes.

—Entiendo. Me iré, así que espérame.

Jerome se fue y Hugo se levantó de la cama, mientras que la cara de Anita palideció.

—¿Te estas yendo?

—¿Dónde está mi ropa?

Su corazón se sentía como si estuviera siendo desgarrado. Quería retenerlo. Quería pedirle que se quedara. ¿Caería el cielo si escuchara el informe mañana? No dudó en volver a trabajar un poco. Pero no pudo contenerlo. Si se aferraba a él, la alejaría. Entonces, nunca volvería aquí. Él había frecuentado su hogar muchas veces y su corazón, sin saberlo, se había vuelto seguro.

Quería a este hombre. Quería a este hombre tan malo. Aunque era su propia ilusión, se sentía como si toda su sangre se estuviera secando dentro de ella.

—¿Todavía te vas cuando nuestros cuerpos están en este estado?

Ella sofocó sus grandes pechos sobre él. Sus ojos no temblaron sobre su técnica coquetamente seductora. Él tenía una leve sonrisa y besó ligeramente sus labios.

—Ordénales que me traigan mi ropa.

Anita puso mala cara con sus labios rojos. Aun así, ella ordenó a sus doncellas que le trajeran su ropa, que había sido cuidadosamente guardada. Anita lo ayudó personalmente mientras se vestía. Lo tocó a propósito en ciertos lugares mientras acariciaba a otros.

—Eso es suficiente.

Tras sus palabras, Anita retrocedió asustada. Él la estaba mirando con ojos fríos como el hielo. Normalmente, cuando Anita seducía a otros hombres de esa manera, se desvestían apresuradamente y se lanzaban sobre ella. ¿Cómo podía enfriar su cuerpo tan rápido? Parecía que su pasión de antes era una mentira. Anita se mordió los labios con un sentimiento amargo. No quería que el hombre dejara su vida para siempre.

—Ya está todo hecho.

Anita retrocedió dos pasos y apreció su apariencia con un corazón feliz. Su alta estatura y cuerpo proporcionado eran acentuados por su ropa. Anita amaba su cuerpo por igual a su cara. Solo mirarlo hizo que se sintiera encantada.

—No estaré en casa durante los próximos diez días —dijo Anita con un tono engreído.

Si una intentara atar a un hombre así, escaparía más rápido. A veces, se tenía que poner una distancia como esta. Su respuesta fue una pequeña venganza para el hombre que la dejó con un hombro frío. Pero rápidamente lamentó su comportamiento mezquino. Se rió en voz baja como si pudiera ver a través de ella.

Anita lo siguió hasta la puerta de su habitación. Nunca lo seguía fuera de su finca. Cuando él vino a visitarla, ella nunca la encontró en la puerta. Podría haber sido solo una acción para proteger su propio orgullo.

Después de un rato de estar en la oscuridad, Anita lentamente se dirigió a su balcón. Su carruaje ya estaba lejos. Incluso después de que el carruaje había desaparecido por mucho tiempo, se quedó inmóvil mirando en la distancia.


Maru
Bueno, fue mi primera vez traduciendo algo tan... caliente. Admito que me sentí un poco tímida mientras lo hacía jajaj Por otro lado... me da la sensación de que aquí nadie ama realmente a Hugo por como es... solo por lo guapo que es y por ser un portento en la cama. Es triste, bajo mi punto de vista xD

2 respuestas a “Lucia – Capítulo 4: ¿Nos casamos? (2)”

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