Marietta – Capítulo 31: El día de la Boda

Traducido por Yousei

Editado por Sharon

Corregido por Aurora Blue


El día de la boda por fin había llegado. Para Marietta y Belvant, era un asunto apremiante: los preparativos del General consistieron solo en vestir su traje ceremonial y asegurarse de que su caballo estuviera bañado y acicalado para la ocasión; en cambio, la joven princesa había comenzado a prepararse desde que terminó su desayuno.

—¿No puedo ver a Sir Belvant hasta que comience la ceremonia? —preguntó apesadumbrada a Sierra.

—Desafortunadamente, no tenemos tiempo para eso. Sin embargo, pasará el resto de su vida con él, así que por favor soporte la soledad hasta ese momento.

—Oh, vaya. No soy una niña que se siente sola tan rápidamente… Es solo que quiero verlo pronto.

—Si, si. Realmente está deslumbrada con el General Fargus, ¿eh? ¡Es espléndido!

—Oh, Sierra, basta —se quejó, mostrando un puchero. Sin embargo, no duró mucho. La felicidad en su rostro era imposible de ocultar.

La que se hizo cargo de la preparación de la princesa fue Sierra, por supuesto Al ser una asistente tan capaz, se hallaba dando órdenes sin dejar que ningún detalle fuera pasado por alto Las sirvientas se movían acorde a sus instrucciones: unas pocas se ocupaban del cabello de Marietta; otras, alistaban el vestido.

Sus rizos dorados fueron peinados con esmero, dejando su cabellera suelta, adornada con apenas unas cuantas piedras pues sobre su cabeza llevaría una tiara decorada con pequeños diamante y, cuya pieza central, sería el famoso diamante azul de Oltaire. Su vestido era otra pieza de parte: la parte superior estaba hecha de fina seda, bordado con diseños de pequeñas flores en oro y plata; el faldón, también de seda y encaje, estaba decorado con piedras preciosas y perlas, convirtiéndolo en un conjunto difícil de llevar.

Marietta había tenido que someterse a un estricto entrenamiento, supervisado por Sierra, para fortalecer los músculos de sus piernas, y así poder caminar con él puesto. Trabajar para convertirse en una novia esplendida había sido una ardua tarea, pero había valido la pena. Gracias a ello, ahora que los preparativos a su cabello habían terminado y las doncellas le habían ayudado a ponerse el vestido, su figura lucía hermosa y radiante. Su aura rebosaba la elegancia propia de un miembro de la realeza.

Todas las damas presentes estaban muy felices, mirándola con orgullo, respeto y afecto.

—Hay un desfile para que la gente pueda dar sus bendiciones a usted y al General Belvant luego de la ceremonia y, después de eso, un banquete para el anuncio oficial —le informó Sierra luego de revisar los últimos detalles en el atuendo de Marietta.

—Casarse con un General es bastante complicado, ¿eh? ¿Quién habría pensado que habría un desfile? Es como la procesión que siempre se hace en los casamientos de la familia real.

—Es porque el novio es el héroe de Oltaire. Pese a la monarquía, el poder militar es bastante fuerte aquí. Oltaire es casi un estado militar; por eso, su boda se ha convertido en un festival para el país. La historia del encuentro y enamoramiento de ambos ha llegado incluso hasta los teatros en el pueblo. Hay un gran alboroto al respecto.

—Bien. Seré feliz de recibir las bendiciones de tanta gente hoy.

—De hecho, princesa, usted también es bastante popular en la ciudad.

Sierra sonrió. Se había informado gracias a los espías que trajo consigo desde Stellaus, que Marietta había sido nombrada “La Princesa de las Hadas de Stellaus”, la adorable y encantadora joven quien había venido para casarse con el bravo General.

Al parecer, el secuestro del otro día se había filtrado y se había vuelto una memorable historia de amor e, incluso, había una representación teatral del rescate: la princesa de las hadas de Stellaus se enamoró de la deidad guardiana de Oltaire quien la protegió del ataque de los villanos. La trama involucraba un despertar amoroso dulce y apasionado. Sierra pensaba arrastrar a la princesa al teatro, quien era una ferviente amante de los músculos, cuando tuvieran algo de tiempo. Pero, por ahora, pensaba mantener su plan en secreto. El actor que interpretaba a Belvante difería bastante de la persona real, pues era un hombre de delicadas facciones; sin embargo, tenía unos buenos músculos.

—Si han terminado con las preparaciones, por favor vayamos a la capilla.

Cuando el mensajero llegó a avisarles, las sirvientas se apresuraron a colocar un velo en la cabeza de la princesa y, sobre este, la brillante y lujosa tiara fue afirmada con finos pasadores.

La imagen sublime de una novia estaba completa.

—Princesa ¡se ve realmente hermosa! —declaró Sierra emocionada—. Estoy encantada de que podamos dar la bienvenida a este día.

—¡Oh, Sierra! ¿Estás llorando? Con seguridad ahora me puedo volver una novela… Estoy agradecida con todos en Oltaire: aquellos que me han servido y también contigo Sierra. ¡Gracias! A partir de ahora, por favor mantente a mi lado, ¿si?

—¡Por su puesto! Estaré trabajando para usted toda mi vida, princesa.

La mente de la dama de compañía, que estaba llena de pensamientos de su señorita, comenzó a recordar todo lo que habían vivido desde que llegaron a Oltaire y se conmovió hasta las lágrimas.

♦ ♦ ♦

La capilla donde se realizaría la ceremonia estaba a cierta distancia del palacio real. El carruaje adornado con distintos tipos de flores, que podría ser un transporte al reino de las hadas, alcanzó el edificio luego de cruzar una columna de árboles verdes La construcción era enorme y se respiraba tranquilidad nada más acercarse; un lugar ideal para orar a los dioses. Estaba hecha de ladrillo, sus techos eran altos y su interior estaba decorado con hermosas ornamentaciones y pinturas. Una alfombra roja se extendía sobre los pisos decorados desde la entrada hasta hasta el altar, esperando por la llegada de la novia.

Junto a la entrada se encontraba el actor principal: Belvant Fergus, quien esperaba con impaciencia la entrada de Marietta.

Vestido en un traje militar ceremonial de color blanco, su espléndida estatura se apreciaba más alta de lo usual. Con el fin de ocultar su nerviosismo, lucía un semblante inexpresivo que era aún más aterrador que su expresión feroz de siempre. Al punto de que, si no estuviera usando un traje ceremonial, parecería un dios de la destrucción que haría a la gente preguntarse si acaso se dirigía al frente de batalla después de este evento.

En poco tiempo, se escuchó el sonido del carruaje acercándose.

Belvant fue el primero en darse cuenta. En cuanto volvió su mirada severa en esa dirección, la gente que esperaba fuera dejó salir un grito.

—G-General Fargus, su novia ha llegado —informó el anfitrión al tiempo que temblaba de miedo—. Una vez que la novia baje del carruaje, por favor acérquese a ella y tómela del brazo, luego debe escoltarla. Nosotros abriremos la puerta. Por eso, por favor, proceda lentamente hacia el altar. El vestido de la novia hará que sea difícil caminar; por lo que, por favor, sea considerado.

—Comprendo.

El carruaje se detuvo y Sierra fue la primera en bajar, seguida de Marietta, quien necesito de su ayuda para poder descender.

—Marietta… ¡Qué hermosa…!

Pese a que no podía ver su cara por culpa del velo, la delgada figura de la novia se veía mucho más encantadora, debido al brillo de las piedras preciosas que atrapaban la luz del sol. Su apariencia era deslumbrante, como un sueño.

—Señor Belvant… —Marietta contempló a Belvant y se quedó sin palabras.

¡Kyaaaaaaa! ¡Está usando un traje ceremonial blanco! ¡Realmente favorece su figura robusta y varonil! ¡Como me esperaba! ¡Ah! ¡Realmente, es tan encantador! ¡De ensueño! ¡¿Qué debería hacer, si es tan encantador?! ¡Podría perder la conciencia! Me pregunto si está bien que lo toque… ¡Ah, Belvant! ¡Eres demasiado atractivo! ¡¿Quieres matarme de enamoramiento?!

Sharon
Oye, tranquilo viejo... Ya es tuyo tigresa.

El cerebro de Marietta estaba a punto de estallar. Ambos se miraron sobrecogidos por sus emociones, pero se las arreglaron para regresar a sus sentidos cuando la valiente Sierra los volvió al presente.

—General Fargus, por favor, escolte a la princesa —pidió de manera cortés.

Belvant aflojó su expresión y le dio una gentil sonrisa a Marietta, al tiempo que se acercaba a ella.

Soportando la agonía que sentía en su cuerpo debido a la excesiva gallardía de la figura que se acercaba, la princesa fijó sus ojos enamorados en el novio, no queriendo perderse ninguno de sus movimientos.

¡Tengo que recordar esta figura toda mi vida! ¡Tengo que grabarla en mi mente para que nunca desaparezca y recordarla todas las veces que lo desee. Marietta, por favor, mantente firme. Nunca, jamás, debes colapsar debido a la genialidad de tu esposo. Después de esto, tendrás una ceremonia de bodas de ensueño.

El hombre apuesto en su forma de ensueño, quien sentía que su alma podría escapar de su cuerpo debido a lo adorable que se veía su futura esposa, tomó del brazo a la princesas de las hadas y volvió a repetir:.

—Marietta, eres muy hermosa.

—Sir Belvant…

¡Muy bien! ¡Los enamorados de allí, apresúrense y sigan adelante!, exclamó para sí misma, Sierra mientras tosía para devolverlos a la realidad. La pareja, por fin, comenzó a moverse.

La puerta de la capilla se abrió, y tanto la novia como el novio, vestidos con sus ropas blancas, hicieron su entrada.

Dentro de la capilla se hallaban el rey, la reina, el resto de la familia real y toda la nobleza de Oltaire. Representando al reino de Stellaus, asistió el hermano de Marietta, el príncipe heredero.

Era un hombre apuesto de rasgos equilibrados, cabello rubio, ojos azules, con un cierto parecido a Marietta. No había duda de que cuando su viaje diplomático terminara, habría muchas propuestas de matrimonio esperando por él.

También se hallaban presentes todos los miembros de la Orden de Caballeros de Oltaire. Podía decirse que su presencia era una medida de seguridad, pero cada uno de ellos estaba usando su traje militar ceremonial; viéndose correctos y formales. Ninguno quiso perderse una ocasión tan importante en la vida de su estimado General Fargus, sin importar qué; por lo que Adlan tuvo que hacer arreglos y apelar para que todos, sin excepción, pudieran asistir.

Cuando comenzó a sonar la música del órgano instrumental, la novia y el novio empezaron a avanzar con lentitud. Seguido, las doncellas del templo comenzaron a cantar alabanzas al dios ante la señal del sacerdote.

Al llegar al altar, Su Eminencia miró a ambos novios y comenzó su discurso:

—Nuestro amado y afectuoso dios, por favor dale tu bendición a estas dos personas que están haciendo sus votos de matrimonio. —Posó su atención en el General—. Belvant Fargus. —El aludido lo miró y asintió. Luego se dirigió a la joven princesa—: Marietta Stellaus. ¿Juran ambos, frente a nuestro Dios, caminar su vida juntos?

—¡¡Sí!! —respondieron al unísono.

La pareja se miró con cariño..

Las doncellas del templo comenzaron a cantar sus alabanzas y bendiciones a los recién casados pareja. En ese momento, una luz dorada comenzó a surgir de lo alto de la capilla.

—¡Ohhh…! —Fue la exclamación que se elevó entre la concurrencia—. ¡¡El advenimiento de Dios!!

No ocurría todo el tiempo, pero, a veces, cuando se celebraba este tipo de ceremonias donde se bendecía al amor y a la familia, o durante una buena cosecha, el dios de Oltaire descendía para dar sus bendiciones a todos.

Los presentes estrecharon sus ojos ante la luz cegadora, esperando por la aparición de Dios. En poco tiempo, la luz tomó la forma de un hombre gigantesco, guapo, poderoso y galante, con el torso desnudo, montado sobre un robusto caballo de guerra. La deslumbrante deidad sostenía una gran espada sobre su cabeza como emblema de su poder.

Yousei
Debo ser sincera esperaba a una mujer

Sharon
No me esperaba que Dios apareciera, para empezar...

—¿Dios de los músculos? —murmuró alguien.

Yousei
Marietta este es tu momento XD

Sharon
Si, claro, alguien... Todos sabemos que fue Marietta

—¡Ja, ja, ja! —Se rió la deidad—. ¡Soy el dios de la guerra: Madigard y traigo bendiciones a estos dos, que unidos en este día!

—¡¿Dios de la guerra?! —murmuró con asombro la audiencia—. ¡¿Por qué el dios de la guerra?!

Mientras la gente estaba perpleja, el enorme caballo corría alrededor del vasto techo.

—¡¡Uooo!! ¡¡Señor Madigard!! —Los miembros de la Orden de Caballos estaban eufóricos—. ¡¿Qué tan amado es el General Fargus por el dios de la guerra?! —Sus voces potentes, llenas de admiración y felicidad, hacían eco dentro de la capilla.

Pero había alguien que sentía mucho más admiración…

—¡Wow, señor Madigard! ¡Qué magníficos músculos tiene! —murmuró Marietta extasiada.

Belvant, quien escuchó aquellas palabras, frunció el ceño y dirigió sus ojos en dirección a los músculos.

—¡¡Ja, ja, ja!!

La risa poderosa del dios Madigard se escuchó en toda la capilla. De su espada, una luz dorada surgió y se precipitó con violencia.

—¡Mejor toma esta bendición para reforzar tu fuerza física!

Yousei
Dios sabe de lo que habla

La luz no solo brilló dentro de la capilla, sino que se alzó muy por encima del techo y se dispersó sobre todo Oltaire.

La bendición que fue mayor a cualquiera vista antes, superando las expectativas de la gente y sorprendiéndolos. Los asistentes a la boda, los invitados, incluso los ciudadanos fueron invadidos por una gran alegría.

—¿Qué fue esa luz? —se preguntó la gente en las calles.

—¡La bendición de Dios! —respondió una persona con entusiasmo—. ¡Dios ha descendido!

—Hoy es… ¿No es hoy la boda del General Fargus? —inquirió otra—. Como era de esperase, quien invocó a dios fue la deidad guardiana de Oltaire —afirmó con alegría—. ¡Es por eso que la bendición fue a gran escala!

Todas las personas que no habían pecado contra aquel dios protector recibieron la bendición por igual. Se dijo que el porcentaje de personas enfermas en Oltaire ese año disminuyó de forma significativa.

Una luz mucho más pequeña continuó girando alrededor de Marietta. Madigard habló:

—Pequeña princesa, recibo con agrado tu amor por los músculos. ¡Da a luz a muchos niños, hasta que tu corazón esté satisfecho, y críalos con amor! ¡¡Ja, ja, ja!!

Al parecer, el dios le dio la bendición de un parto fácil al pequeño cuerpo de Marietta para que pudiera parir con facilidad a los hijos de Belvant.

—¡Ahora, vayan!

Yousei
JAJAJAJA que chucha pobre Marietta

El corazón lascivo de Belvant fue visto por completo por el dios.

—Gracias por la bendición —le agradeció con el rostro rojo.

—¡Ja, ja, ja! !Ahora, puedes sentirte aliviado y esforzarte! —declaró mientras le daba una mirada sugestiva. Luego, corrió por el techo a alta velocidad y desapareció.

♦ ♦ ♦

Comentarios del Autor:

Y así, incluso Dios los urge a que tengan hijos. Ahora bien, ¿podrán hacerlo los esposos?

Sharon
... ¿Era necesaria la escena con Dios?

15 respuestas a “Marietta – Capítulo 31: El día de la Boda”

  1. A decir verdad por algún motivo si me esperaba que algún dios bajara a darles su bendición,pero también esperaba que fuera mujer,aún así no me quejo con el dios de los musculo…DE LA GUERRA xD,después de todo la escena fue bastante buena

  2. XD La escena con Dios no era necesaria pero fue MUY divertida~ Quiero decir, el Dios de la Guerra dando bendiciones (de fuerza) para que puedan tener tantos hijos como quieran no lo hacen muchos Dioses, ahora, me pregunto quienes escucharon y vieron el rostro de Belvant

  3. Ya son las 3 am no pude dejar de leer esto, jajajajaja ,tengo que levantarme temprano sin duda valió la pena , espero con ansias el sg cap , las amo 😘😂

  4. … Ahora que lo mencionas… Pos si! Aun no se han casado!!!? Solo hicieron el desfile, creo?

    Y acaso nuestro general no se puso celoso xD?

    Gracias por el capitulo.

  5. Jajajajajajajaja no pues con un dios así Marietta sí que se vuelve devota a la iglesia 😂😂😂😂 ella y tod@s l@s que nos gusten los músculos 7w7 ✨ me encantó este capítulo xD ese dios sí que se la rifo jajajajajajajaja 🤣🤣🤣🤣🤣

  6. Jajajajajaja definitivamente pobres ciudadanos de Oltaire no saben q el dios de la guerra dió sus bendiciones x q le agradó el amor de Marrieta x los músculos 🤣🤣🤣🤣🤣
    Bien Belvant tienes luz verde para poder hacer muchas cosas a Marrieta hasta q tu corazón este contento 😚😚😚
    Gracias por la droga 😆😆😆

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