Marietta – Capítulo 4: Y ellos se encuentran

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


—¡Oh, qué hermoso! —exclamó Marietta alegre mientras miraba el regalo que le había enviado Belvant.

Eran pendientes con joyas en forma de lágrima que brillaban en un color azul claro. Marietta los tomó entre sus finos y blancos dedos y contempló el complejo corte de las joyas, las cuales brillaban con una sorprendente cantidad de luz. Ella podía notar que eran bienes de la más alta calidad.

—De seguro son diamantes de Oltaire.

—¿Diamantes de Oltaire?

—Sí. Estas joyas son un producto especial de este país, diamantes con un peculiar color azul claro. Son muy caros, y nunca he visto unos tan grandes como éstos.

Con sus bastos conocimientos, que incluían joyería, hasta su dama de compañia Sierra estaba asombrada mientras ella explicaba.

—Realmente son… joyas magníficas. Después de todo, este color y este resplandor me recuerdan a los ojos de mi Señor Belvant.

—Princesa Marietta, ¿esta herida?

Él había derrotado a los villanos y había pronunciado su nombre con una voz grave y compuesta que resaltaba su figura fuerte y galante. Incluso la había mirado fijo con sus ojos azules como el hielo. Más imponente que su retrato, recordó su corazón impresionado por sus ojos brillantes y claros.

 —Princesa Marietta.

Ese hombre, el hombre que tanto deseo en secreto, apareció ante mí, pronunció mi nombre, e incluso me sostuvo con su mirada, pensó Marietta mientras su corazón se estremecía y sufría por él.

—Que el General eligiera un regalo tan inteligente estaba fuera de mis expectativas. Pensar que seleccionaría una joya del mismo color que sus ojos… —murmuró Sierra para sí por la sorpresa.

—Oh, cielos, ¿no es así? Igual que los ojos del Señor Belvant… Que él me entregara este color…

”Quiero teñirte con mi color”… Naturalmente, debe haber un significado así de apasionado detrás de esto… Tal vez, incluso una declaración de amor.

—Mi Señor Belvant… Oh. ¿Qué cosas me quiere hacer mi Señor con su color? Aaah…—Los pendientes cayeron de sus dedos temblorosos.

Estoy tan avergonzada. No, eufórica. ¡Positivamente eufórica! ¿Podría ser que mi Señor Belvant este complacido conmigo también? Oh, lo que sea que haga… Mi corazón no dejará de golpear. Oh, me pregunto qué parte de mi quiere teñir primero… 

La mente de Marietta entró en modo “jardín de flores” y su rostro se ruborizó tanto que tuvo que ocultarlo en sus manos. Sacudió su cabeza de un lado a otro mientras su imaginación se volvía loca.

—Mi princesa, ¿su estado de ánimo ha entrado en conflicto?

—No, estoy bastante bien. Es sólo que, mi corazón está padeciendo unas intensas palpitaciones. Por favor, no te preocupes por eso.

Marietta recordó a la dama calmada y capaz que la vigilaba, y se detuvo de inmediato. Enderezó su postura y se mostró animada, como si nada caótico estuviera ocurriendo en su interior para mantener las apariencias. Ella no podía, como princesa de un país extranjero, retorcerse de una manera tan impropia mientras pensaba en un hombre.

—Uuum… ¡Oh, sí! ¡Debo expresar mi gratitud! ¿Qué voy a preparar? ¿Quizá una carta? Sierra, ¿tienes alguna esquela?

—En primer lugar, creo que sería mejor para usted descansar un poco. En la cena de hoy estará sentada junto al General Fergus, ¿no podría aprovechar esa oportunidad para expresar su gratitud?

—¡Aah! ¡Podré reunirme con él! —La voz de Marietta tembló de anticipación y ansiedad.

Al oír esto, Sierra se irguió recta  mientras sus cejas se levantaban con gravedad.

Estarás bien, princesa, estaré a tu lado todo el tiempo. Incluso si él es el General de un país tan grande, si le muestra cualquier falta de respeto, lo reprenderé al instante.

Sierra era fuerte y mostraba sus sentimientos hacia su princesa como una excelente dama de compañía, a pesar de todos los malentendidos.

—Ahora bien, me gustaría llevar este presente como adorno. ¿Qué vestido crees que deba ponerme?

—Mi princesa, por favor, tome un momento para calmarse. Te prepararé un poco de té para que te relajes. Mientras tanto, seleccione un vestido que combine con sus nuevos pendientes.

Sierra ayudó a su señora a recomponerse, añadiendo algunas hierbas al té para calmar los nervios de la princesa.

Debe estar tan asustada de tener que estar cerca de ese hombre demoníaco, es lo que la dama de compañía tenía en su mente. Por supuesto, malinterpreto las intensas palpitaciones de su señorita hacia el General Belvant Fergus. De esa manera, hizo todo lo posible para poner a la niña a gusto.

♦ ♦ ♦

—Le damos la bienvenida tras venir de su tierra lejana, princesa Marietta del Reino de Stellaus —Convocada a una sala especial antes de la cena, Marietta se encontró con el rey de Oltaire.

—Estoy humildemente encantada en esta ocasión por aceptar sus amables palabras, Su Majestad.

El monarca que tenía más de 40 años, era un hombre guapo en la plenitud de su vida y se reunía por primera vez con la princesa más joven del Reino de Stellaus. Ella era, como decían los rumores, una princesa apacible y encantadora. Él le había tomado cariño de inmediato. Por otro lado… A pesar de ser un hombre de buenas facciones, cuando se le miraba de cerca, con su poca sociabilidad y su presencia feroz, el General Belvant Fergus asustaría a cualquier mujer.

Cuando el rey reflexionó que esta adorable niña no tenía otra opción más que casarse con ese hombre, su corazón dolió con pesar.

—El General Fergus es un guerrero con valor, intrépido, y no hay nada que decir de su sorprendente capacidad como estratega —declaró, el monarca, exaltando las cualidades del hombre—. Debido a sus grandes y excelentes talentos, mi país no carece de poder. Con la buena relación de la boda entre la bella princesa de Stellaus y el General de Oltaire, el vínculo entre nuestros dos países se fortalecerá. Por encima de todo, creo que ustedes dos hacen una buena pareja. Rezo para que este par de esposo y esposa tenga una vida larga y próspera.

—Si, le agradezco sus amables palabras.

Las mejillas de Marietta estaban inocentemente teñidas de rojo por el rubor.

Sin embargo, todos los presentes, a excepción de Marietta, tenían una opinión diferente:

¡No se adaptan el uno al otro! ¡¿Su Majestad está tratando de hacerlos parecer una buena pareja?!

Aunque no se atrevían a decir tales cosas en voz alta.

Incluso el propio rey, quien sospechaba los pensamientos que cruzaban por lo miembros de su corte, sabía que algunas palabras no debían ser dichas en voz alta.

Perdóneme, discúlpeme princesa. El General no es una mala persona, espero que pueda llevarse bien con él.

♦ ♦ ♦

En comparación con Oltaire, el país de Stellaus era bastante pequeño. Por eso, al ser su primera vez visitando este Reino, Marietta se quedó perpleja ante la gran magnitud de todo. Sin embargo, gracias a la estricta educación que recibió desde  muy joven, la etiqueta diplomática apropiada era su segunda naturaleza. Solo gracias a ello, pudo conducirse amablemente sin revelar ninguno de sus verdaderos sentimientos.

La cena de presentación se llevó a cabo en el comedor del palacio. Debido a la consideración de la reina, para que no fuera tan formal, sólo un pequeño número de personas fueron invitadas.

—De repente empujada en un matrimonio político y llevada a un país extranjero, sin duda debes sentirte incómoda. Si lo deseas, mi niña, puedes buscarme para pedir algún consejo. Y puedes pensar en nosotros como tus padres en este país, Princesa Marietta.

La reina intentaba ser amable con la princesa. Ya que la joven había nacido dentro de la realeza, se había visto obligada  a formar parte de un matrimonio político, con sólo un retrato para conocer a su prometido. Esto hizo que la Dama Real simpatizara con ella. Además, su pareja era el General Fergus.

Por su actuar valiente, la reina también sintió de inmediato aprecio por la encantadora princesa. Desde el fondo de su corazón, quería ser un apoyo para la niña.

Ese General no tiene idea de cómo tratar con las damas. Si él comienza a comportarse escandalosamente, no se lo perdonaré.

Ignorante de la situación, Belvant estaba siendo tratado como un animal salvaje y haciendo enemigos por todas partes. Para colmo de males, estaba llegando tarde al banquete.

Los días del General siempre estaban llenos de trabajo, pero hoy, el día en que su futura esposa llegaba, debería haber tenido el día libre. Sin embargo, desde el momento en que se apresuró a salvar a Marietta del ataque, se había ahogado en una abrumadora montaña de papeleo. Con el fin de aclarar los detalles del incidente, él había roto su trasero aún más de lo habitual y cayó en un lío.

Siempre entusiasta por el trabajo, ni siquiera había parado a comer nada. Por suerte, el Teniente Adlan había procedido a meterle algo de sentido común al hombre y, tan pronto como terminó su trabajo, se apresuró a su asiento en la mesa.

—Pido disculpas por mi tardanza.

Belvant apareció luciendo una mirada amarga en su rostro, que no daba ninguna indicación de estar realmente disculpándose.

La pareja Real suspiró resignada, mientras que el corazón de Marietta amenazaba con saltar de su pecho.

8 respuestas a “Marietta – Capítulo 4: Y ellos se encuentran”

  1. Dioooss pobre Belvant lo tachan de salvaje note preocupes esa princesa esta más que dispuesta a ser tu esposa jajajajajajajajaja

  2. Jajajajajaja pobre Belvand todos piensan “pobre princesa q se tiene q casar con el aterrador general ” incluso el rey y reina jajajajajaja y mientras Marrieta pensando el su maravilloso general XD

  3. Ay pobre general XD Tiene complejo de su físico porque todo el mundo le teme.
    Es un c*brón, en el sentido animal de la palabra (no puedo decir cabrito con semejante buen hombre)…
    Y Marietta es la loba (disfrazada de corderita) que se lo va a comer al horno JAJAJAJA

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