Marietta – Capítulo 6: Es una cita

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


Mientras la pura Marietta se excitaba pensando en besos, los adultos estaban absortos en una seria discusión: la noche de bodas que se acercaba.

Debido a que la princesa y Belvant se casarían, tendrían que, de forma inevitable,  convivir como una pareja casada.

—Si usted, Majestad, desea saber mi opinión  sobre el asunto, sólo puedo suponer que el General Fargus parece tener una inclinación hacia las mujeres voluptuosas.

El oficial que se dirigía al rey de Oltaire con voz grave y mortal, no era otro que Adlan, amigo de infancia de Belvant. Se había sorprendido cuando el rey le había ordenado que compartiera información a raíz de su reciente visita a los burdeles, pero pronto entendió el motivo de aquello.

—Además, se ha confirmado que un hombre que coincide con su apariencia fue visto entrar en el baño, equipado con un arma de “gran” tamaño.

—¿Es como yo pensaba? Aunque el General tiene poca experiencia en el cuidado de una mujer, ¿podrá manejarse con suavidad con alguien tan delicada como la princesa Marietta?

—No, bueno. No he considerado las cosas en absoluto; sin embargo, me atrevo a decir que es inexperto en términos de romance. Sobre todo, teniendo en cuenta la poca interacción con mujeres que su ocupación requiere.

Adlan, que había estado con Belvant desde sus años de adolescencia, sintió que tenía un esquema razonable de la relación de este con la población femenina. También tenía una buena idea de las mujeres que habían aceptado su cuerpo sólido. Marietta, en cambio, no se asemejaba a ninguna de las que habían atraído la mirada de su amigo.

—Según nuestra información, la princesa Marietta es la niña de sus ojos para el rey de Stellaus, y su educación no ha estado exenta de cuidados y cariño. En cuanto a su estilo de vida protegido, no estamos seguros de si  ha sido instruida sobre la relación entre hombres y mujeres, ya sea de manera sentimental o…

—Debe ser así, ¿no? Para una princesa que no tuvo interacción con varones que no sean de su familia, ser comprometida de pronto a una boda debe ser algo difícil para ella.

Si en la noche de bodas el General se presenta ante su joven esposa con su habitual expresión fría y diabólica… Aquello se convertiría en una imagen del infierno. Por fortuna, el rey no es una persona que obtiene placer al pensar en los gritos y las lágrimas de una inocente.

—Adlan, haga que el General tome unas vacaciones cortas. Este es un problema terrible y delicado; debemos evitar a toda costa una situación en la que el General dañe a la princesa. Belvant y la joven Marietta deben mejorar lentamente su intimidad; de esa manera, la situación podría resolverse para mejor. De lo contrario, aunque este plan sea muy difícil para la princesa, si fracasa podría conducir a una disputa internacional.

Con las palabras de Su Alteza Real, se decidió que la pareja tendría una cita y, entonces, la orden de “hacer a Belvant íntimo con la princesa” fue transmitida.

♦️ ♦️ ♦️

—¿A caballo…?

—Sí. “Prepárese para una excursión a caballo”, fueron las instrucciones; sin embargo… —Sierra le dedicó una mirada aprensiva.

Había pasado un tiempo desde la cena y, aunque Marietta había recibido flores del General todos los días, no había tenido ocasión de encontrarse con el siempre ocupado Belvant. Por supuesto, esas flores eran una parte de los arreglos diligentes de Adlan.

Con el fin de tener un respiro del trabajo y bajo las órdenes de rey, para que Marietta y él se conocieran mejor, el General Belvant concertó una cita con la princesa. Cuando la invitación fue recibida por  la muchacha, esta quiso saltar de alegría; sin embargo, sintiendo que sería impropio mostrar una conducta tan inmodesta frente a los demás, reprimió su entusiasmo.

Oh, princesa, temblando y tambaleándose así. No es irrazonable ya que viajará sola con ese gigante estricto. Ojalá pudiera seguirla detrás a caballo, pero… Sierra sólo podía suspirar preocupada.

Después de deambular por la habitación con alegría y anticipación durante un buen rato, Marietta se dejó caer en el sofá.

—¿Me pregunto si traje ropa de montar?

—Sí, las prepararé ahora.

Sierra preparó unos pantalones de montar flexibles, una camisa cómoda y holgada, y una chaqueta de equitación.

—¡Qué emoción! Con los diversos preparativos de la boda, no he puesto un pie fuera de mi habitación por un tiempo. Me pregunto si esto le causaba preocupación a Sir Belvant.

Para que ella no quiera mostrar su ansiedad a los demás, mi princesa es demasiado amable, demasiado lamentable.

Mientras ayudaba a su dama a vestirse, Sierra estaba derramando lágrimas en su corazón.

♦️ ♦️ ♦️

—Sin duda, eso es un caballo, pero…

Al llegar cerca de los establos de Belvant, Marietta abrió los ojos con sorpresa. En su mano, el General tenía las riendas de un animal que definitivamente era un caballo. Sin embargo, era muy diferente de los que Marietta conocía. Esta enorme y fornida criatura era lo que se podría llamar un caballo de batalla.

—Princesa, este es mi caballo favorito. Su nombre es Mistral.

—Oh… Me parece un caballo muy apuesto.

—Él es muy valiente, nunca vacila cuando se sumerge en las líneas enemigas. Me ha salvado la vida muchas veces.

—Él es muy confiable, entonces.

—Hoy lo montaremos.

Las heridas en la frente de Mistral eran la prueba de cómo el animal enfrentaba a los enemigos el campo de batalla. La mirada astuta y peligrosa en sus ojos, parecida a la de Belvant, hizo que la muchacha se estremeciera en cuanto lo miró.

Ella pensó que era bueno que su vestimenta de montar no fuera un vestido. No tenía ninguna duda de que sería incómodo cabalgar sobre un caballo así. Si no aferraba con firmeza sus piernas en el animal, podía imaginarse cayendo de él en cuanto comenzara la marcha.

Belvant se montó sobre Mistral de forma ágil y extendió la mano para que Marietta hiciera lo mismo. La joven quiso hacerlo, pero no pudo alcanzarla. El animal era demasiado alto.

Belvant frunció el ceño, entonces, desmontó. Sujetó a la joven de las caderas y la levantó.

—¡Eep-!

A medida que era elevada, cada vez más alto, Marietta experimentó una sensación abrumadora de vértigo. Para cuando pudo pensar, ya estaba montada sobre el caballo. De inmediato, se aferró a la silla delante de ella. Belvant retomó su lugar detrás de ella, con un suave movimiento.

—Vámonos.

La mano derecha del General tomó las riendas mientras que la izquierda rodeó la cintura de Marietta. Luego, golpeó al animal de forma suave para indicarle que debía ponerse en marcha y, este,  comenzó a galopar hacia la salida.

Marietta tragó el grito que estuvo a punto de salir de su boca al sentir el torte acelerado del caballo. Si no hubiese apretado los dientes, probablemente se habría mordido la lengua.

Corriendo a través de los prados, el camino los condujo a una carretera a través del bosque. Montar a tal velocidad requería de una buena cantidad de fuerza física. Si bien mantener el cuerpo erguido para equilibrarse y no caer podría ser bastante difícil, un jinete también debía equiparar la fuerza de sus piernas con los movimientos del caballo para suavizar el impacto de cada paso. Debido a esto, sumado a la inexperiencia de Marietta con caballos de guerra, tuvo que hacer uso de todo su enfoque para evitar no ser tirada por el caballo mientras este corría.

Afortunadamente para ella, el brazo de Belvant estaba alrededor de su cintura, aplicando su fuerza de manera sutil para mantener su cuerpo firme; dándole así el suficiente apoyo para sentirse como si estuviera flotando.

Sir Belvant… Tan cerca de Sir Belvant. Puedo sentir sus músculos sólidos. ¡Ah! ¿Qué hago? Estoy tan avergonzada, esto va más allá de lo bendito. Probablemente vaya a tener una hemorragia nasal.

A través de la ropa ligera de hoy:, los pantalones, la blusa e incluso su chaqueta de montar, Marietta podía sentir cada movimiento de sus músculos tensos y el calor de su cuerpo. Entonces, el grueso brazo que rodeaba su cintura, rozó su modesto pecho. El corazón de la muchacha que nunca había estado tan cerca de un hombre amenazaba con estallar; la tensión de estar presionada contra el pecho de su amado Belvant, sumado a su timidez, habían acelerado su ritmo cardíaco.

Sir Belvant, mi propio caballero. Usted es simplemente demasiado apuesto.

Los ojos de Marietta se nublaron cuando sus emociones la alcanzaron, dejándola ajena al hermoso paisaje que la rodeaba.

Kaori
Jajajaja, esta Marietta es una pervertida XD

11 respuestas a “Marietta – Capítulo 6: Es una cita”

  1. Ja ja ja ja esta mujer sin duda quiere ya hacer su noche de boda XD …
    Alguien acá será violado y no será ella XDDDDD

    Muchas gracias por el capítulo 💜🌸💜

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