Matrimonio depredador – Capítulo 7: Briznas de placer

Traducido por Lugiia

Editado por Meli


Leah estaba desconcertada, en medio de una posición complicada…

¿Qué acaba de pasar?

Él no mostraba ningún tipo de remordimiento, incluso parecía entretenido por su estupefacta y confusa expresión.

—Lo has succionado todo. —La felicitó y lamió su mejilla.

Por fin, su carne había entrado por completo en su interior No podía creerlo. Sentía como si su estómago estuviera a punto de explotar. A simple vista, una parte de su vientre parecía estar abultada. Su respiración se aceleró y se aferró a las sábanas como si su vida dependiera de ello.

Como para tranquilizarla, el hombre prestó atención a su pecho expuesto. Con suavidad tocó sus senos, pellizcó, presionó y enredó sus pezones endurecidos. Sus puntas rosadas se sentían como seda bajo sus dedos.

Cuando sacó poco a poco su miembro, se puso rígido por un momento.

Entrecerró los ojos, bajó la mirada hacia la mancha roja que se encontraba en medio de ambos. Frunció un poco el ceño cuando vio rastros de sangre en la tela blanca; sin embargo, movió su cuerpo de nuevo a su ritmo habitual.

Las sensaciones fueron más fluidas. Con cada embestida, su carne caliente se frotaba con cuidado contra sus paredes húmedas. Repitió el movimiento ligero hasta que ella se adaptó por completo a él.

Ella pensó que podría soportarlo si ese ritmo se mantenía, pero sus embestidas fueron cada vez más exigentes…

Aceleró los movimientos de su cadera, el hombre apretó su boca formando una línea mientras controlaba su fuerza y su deseo de arrasarla como loco. Sin embargo, era consciente de lo delicado que era el ser en sus brazos.

—¿Te duele? —le cuestionó con los dientes apretados.

Aunque sentía una leve molestia, negó con la cabeza. La enorme cosa en su vientre era abrumadora… podía sentirlo creciendo en su interior, no creía posible que pudiera extenderse tanto.

Por fortuna, el dolor comenzó a disminuir… Soltó lentamente las sábanas a las que se aferraba, y tuvo la audacia de tocarse la parte baja de su estómago.

¡Su vientre se hinchó! 

Se preguntó cómo había logrado poner su enorme cosa en su interior. Aplicando una ligera presión con la punta de sus dedos, sintió el contorno de su miembro pinchándola con rigor.

Leah jadeó cuando se volvió consciente de la situación. Su rostro palideció y sus ojos se abrieron de par en par.

Él observó en silencio sus acciones, se rió por un instante, retrajo su cosa, que estaba hundida en lo profundo y dejó su cabeza rozando su entrada. Fue entonces cuando el rostro pálido de Leah se iluminó.

—¿Ya acabamos… ? —preguntó, reuniendo todo su coraje.

—Ni hablar —respondió y la embistió una vez más—. Apenas estamos comenzando.

En ese momento, ella vio su verdadera naturaleza…

El hombre abultó otra vez su vientre, mostrándole que el ritmo rápido que exhibió hace unos segundos era solo una broma.

Un sonido como bofetadas de carne chocando entre sí resonó a su alrededor. Leah, que estaba al borde de la locura, batalló miserablemente.

—¡Ugh…!

Su visión se tornó blanca. Cada vez que él la embestía, su cuerpo rebotaba, y sus ojos se llenaban de lágrimas. Era doloroso, pero al mismo tiempo, no podía negar las briznas de placer que evocaban en su interior.

Era un sentimiento inexplicable.

Estaba desorientada por la ardiente sensación, envolvió sus piernas alrededor de la cintura del hombre.

—¡Ugh, u-un poco más despacio! —le suplicó, golpeando la parte posterior de sus muslos y rodillas con sus talones.

Pero de alguna manera, parecía que su súplica lo estimuló aún más. Cuando él dejó salir un profundo gemido, su excitación se agitó levemente…

Leah, en su interior, sintió que el arma mortal se hinchaba.

No podía creer que se hubiera hecho aún más grande que antes. Las lágrimas, que se habían acumulado en las esquinas de sus ojos, rodaron por sus mejillas sonrojadas. Sintiéndose impotente, lo apartó. Sin pensarlo, el aprisionó sus manos. A diferencia de la naturaleza que le mostró hace unos momentos, comenzó a mordisquear y lamer sus dedos.

—Estoy intentando darle más despacio…

Este hombre es un mentiroso, pensó Leah entre sollozos mientras él la extasiaba. 

Cada vez que la embistió, su miembro golpeó en lo más profundo de su interior de forma antinatural. Además sus gruesos labios chuparon sus tensos pezones rosas. Ni siquiera pudo gemir de forma adecuada, la altura del placer la abrumaba.

¿De esto se tratan las relaciones sexuales?

Había imaginado que solo eran besos suaves, caricias y una moderada sensación de complacencia. Sin embargo, hacerlo con este hombre no tenía nada de moderado. Se sintió como si fuera devorada por una bestia.

Sus rígidos pies se tambalearon indefensos en el aire. En un final inevitable, una extraña sensación comenzó a surgir. Sentía como si su cuerpo se fuera a desmoronar, por lo que trató de controlarse, pero de alguna manera no pudo.

—Ugh… No quiero que sea de esta manera. ¡Ve más despacio, por favor…!

—¿No te gusta? —la interrogó.

Él se retiró con brusquedad y ella al sentirse vacía apretó las piernas. Su miembro quedó a plena vista, su brillante punta empapada exhibía la mezcla de fluidos. Emitía un erótico olor, tan fuerte que casi le daba dolor de cabeza

—Entonces, ¿por qué estás desbordándote aquí? —añadió con una sonrisa.

Leah mojó sus labios y apartó la mirada de sus vergonzosas palabras. No se atrevió a mirar a su embravecida mascota.

Meli
Yo quiero una mascota así ;D

—Bárbaro… animal… —maldijo, con sus ojos llenos de lágrimas.

Él sonrió levemente al oír su lloroso murmullo.

—Ya veo que estás muy consciente de eso.

Entonces, agarró los tobillos de Leah con ambas manos. Después de lamer la planta de su pie y su tobillo, empujó su espada furiosa de nuevo.

4 respuestas a “Matrimonio depredador – Capítulo 7: Briznas de placer”

  1. Me parece un muy buen trabajo por parte de la traductora Lugiia, espero que siga con esta calidad alucinante. Muchas gracias, lo he disfrutado como nunca antes ♥

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