No quiero ser amada – Capítulo 32: El sueño

Traducido por Maru

Editado por Sharon


—La princesa Helena, sé que es tu amiga, pero querida prima… debes tener cuidado con los demás… especialmente con el príncipe heredero. No te acerques demasiado a él. Lo digo en serio, Rhia.

Ante la repetida advertencia de Dimitri, Rihannan asintió. La verdad del asunto, el príncipe heredero era el verdadero rey de Crichton. Era un hombre cruel, alguien que sabía manejar su fuerza, poder e influencia. Se saciaba con el deseo de pisotear a aquellos que se atrevieran a desobedecer su orden. Con el tiempo, los nobles le temieron y no se atrevieron a desafiarlo.

Era un hombre feroz, pero tenía una falla, una debilidad. Amaba a su hermana, Helena, hasta la muerte. A diferencia de la cultura monógama de Arundell, los hombres de Crichton entablaban relaciones polígamas. El viejo rey tenía hijos de concubinas sin derecho a suceder al trono. Solo él y Helena tenían verdaderos derechos: descendientes directos nacidos de la misma madre. El príncipe heredero le dio todo su afecto a Helena y, como ella era la mejor amiga de Rihannan, se negó a tocarla.

—Deja de fastidiar demasiado. Entremos —Rihannan sonrió y lo agarró del brazo, llevándolo hacia la mansión.

Pero Dimitri no se detuvo. Continuó sus bromas hasta que se sentó a la mesa con su tío.

—Bien, ¿cuál crees que será el resultado de la batalla naval contra Arundell?

La conversación que comenzó con una amistosa broma de trivialidades diarias rápidamente se dirigió al tema del trabajo en rápida sucesión.

—Sí. ¿Cuál crees que será el resultado de esta batalla naval contra Arundell? —preguntó el marqués.

Dimitri dejó sus cubiertos y miró al marqués.

—Las probabilidades están a nuestro favor, como se esperaba —dijo Dimitri.

—Todos están seguros de nuestra victoria, pero creo que hay otras formas de verlo —suspiró el marqués—. El rey de Arundell se ha esforzado mucho en desarrollar su fuerza naval a lo largo de los años. Lexington recibió una comisión agresiva para garantizar un suministro uniforme de madera para la construcción naval el año pasado, ¿no es así? Y aunque nuestra armada es fuerte, no tenemos experiencia dentro de las fronteras acuáticas de Arundell. Si está preparado de verdad, el resultado será diferente.

No hace mucho, el gran duque de Lexington falleció, para sorpresa de todos. No tenía hijos, ni heredero, y ahí radicaba el problema. Por lo tanto, estaba la necesidad de nombrar a un nuevo duque. Tanto Arundell como Crichton se acercaron, intentando colocar su influencia en La República de Lexington, un país pequeño pero rico en recursos.

Rihannan sabía que Igor no estaba al tanto de los intercambios de enviados entre los dos países en relación con Lexington en el pasado. Pero parece que esta vez era diferente. Y el resultado fue su victoria. Mientras que Crichton sólo se preocupaba por el heredero del trono, Arundell se ganó los corazones de los nobles. Así, cuando finalmente se nombró un nuevo gran duque, favoreció a Arundell.

Crichton notó de inmediato su error de pasar por alto la importancia del consejo aristocrático.

—Estoy preocupado. Todos son descuidados por subestimar a Arundell —agregó el marqués.

Tenía razón. Crichton era un veterano de guerra en el mar. Era justo que los nativos de Crichton creyeran que ganarían la guerra, pero el marqués sabía muy bien lo peligroso que era subestimar a un enemigo. La experiencia pasada se lo decía.

—Dimi, debes tener mucho cuidado para ayudar a Su Alteza. Hay más de lo que parece a simple vista con el rey Igor.

Mientras el flujo de la historia se trasladaba a Arundell, Rihannan permaneció muda y callada. Dimitri notó su solemne silencio e inmediatamente lanzó un comentario desprevenido.

—¿Ayudar? —Dimitri cuestionó, sus ojos incrédulos—. No digas tonterías. Solo me lanzaré por el barco y me embarcaré en una aventura.

La cara del marqués se puso agria. Dimitri volvía a decir tonterías.

Rihannan se rio a su lado.

—¿No has renunciado a tu sueño de convertirte en pirata?

En su juventud, Dimitri a menudo pronunció al mundo su sueño de convertirse en pirata y viajar por el vasto mundo. Sus pequeños primos que no sabían nada de sus grandes aspiraciones lo vitorearon. Sería un gran pirata, decían.

—Sí. No voy a estar atado por este lugar. Quiero vivir libremente. Ya verás.

La persistente sonrisa de Rihannan se desvaneció. Dentro de un año, se vería obligado a convertirse en el rey de Crichton contra su voluntad. Su sueño de navegar por el mundo terminaría en pedazos, destrozado…


Maru
La verdad es que me gusta la personalidad tan vivaz de Dimitri. Me apena que tuviera que decir adiós a sus sueños por las circunstancias… Pero mientras no me lo maten está todo bien.

11 respuestas a “No quiero ser amada – Capítulo 32: El sueño”

  1. Ni tan monogamo el Reino de Arundell🤢🤮, aunque el Reino de Critch sea poligamo me gusta eso de que solo los hijos de la reina sean los legitimos herederos al trono y no quiera veenir una Leticia o Rastha a querer poner a su hijo como principe 🧐🧐

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