No quiero ser amada – Capítulo 40: Danil Lyurik

Traducido por Maru

Editado por Sharon


—¡Rhia!

Dimitri se abalanzó sobre Rihannan, abrazándola de inmediato y protegiéndola de un objeto desconocido.

Ambos levantaron la vista y vieron piedras brillando a su alrededor. Se dieron cuenta de lo que era y sus rostros se endurecieron rápidamente.

Era un mineral llamado Piedra de Arco y categorizado como uno de los más raros del mundo. Cuando se quemaba, producía luz y calor sin olor. Cada nación fue ingeniosa para adquirir Piedra de Arco. Por su utilidad, las masas titulaban al mineral “Señor de la Luz”.

Además de esto, las Piedras de Arco tenían demasiados propósitos: uno incluía volar por el aire para revelar su objetivo. El problema era la rareza de las piedras. No era fácil para la gente común tener una en sus manos. Solo los poderosos y los ricos podían permitirse ese lujo, y Rihannan y Dimitri sabían bastante bien quién ejercía ese poder en Crichton.

Unos minutos más tarde, una docena de hombres aparecieron a la luz de la piedra quemada. Un hombre se paró en el medio y enfrentó a Rihannan y Dimitri.

Dimitri lo conocía.

—Danil.

Ante la llamada de Dimitri, Danil Lyurik, duque y el hijo mayor del ayudante más cercano del príncipe heredero se adelantó.

Dimitri lo miró intensamente. Él y Danil nunca habían estado en buenos términos. Dimitri silenciosamente lo despreciaba por su mal comportamiento y mala conducta, mientras que Danil sentía lástima por Dimitri, por su vida que vivió sin poder y lejos del centro del poder a pesar de su linaje real.

—¿Sorprendido? Tenía el presentimiento de que una rata escaparía esta noche.

Dimitri apretó los dientes cuando Danil sonrió.

—Nos esperaste por una razón, ¿verdad? ¿No es para capturarnos y entregarnos al príncipe heredero? —dijo Dimitri humildemente.

Danil sonrió.

—Sí. Sabía que harías un movimiento. No deberías haber mostrado tanto afecto por tu prima. Bueno, ella es hermosa. Puedo ver por qué.

—Realmente moverás la cola como el perro del príncipe heredero —gruñó Dimitri.

—Ah, ah, ah. —Danil movió su dedo—. Ten cuidado con lo que dices. Lo que le doy al príncipe heredero es lealtad, pero solo has mostrado insultos y… traición.

Dimitri apretó los dientes.

—¿Qué estás haciendo? —Danil miró por encima del hombro—. Atadlos.

Los soldados se apresuraron y siguieron su orden. Dimitri momentáneamente colocó su mano sobre la espada atada alrededor de su cintura, pero pronto se rindió. La situación de Rihannan solo empeoraría.

—Entonces llévame solo. Envía a Rihannan de vuelta a casa. ¡Esa chica solo es culpable de ser forzada a ir conmigo! ¿No crees que no tenemos guardias en nuestra casa? ¿Cómo podría huir? —Dimitri apeló a Danil desesperadamente.

La mirada de Danil se volvió hacia Rihannan. Ya la había visto en el palacio. La impresión que recibió de ella era de una mujer hermosa pero tranquila que siempre estaba al lado de la princesa con calma. Ella era un contraste con el carácter animado de la princesa.

Pero pronto se dio cuenta de que era un poco diferente de lo que había pensado originalmente. Ella no estaba sorprendida ni llorando. En lugar de derramar lágrimas inútiles, miró a Dimitri en silencio. Tenía un lindo ceño fruncido en sus labios antes de volver la cabeza hacia él.

Por un momento, se sintió como si el frío cielo invernal cayera.

—Llévame al príncipe heredero. Tengo algo que decirle —dijo ella, mirando a Danil, cuyos ojos eran de un azul profundo.

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