No quiero ser amada – Capítulo 8: Mirando su amor

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Irónicamente, era Rihannan la que se beneficiaba del contrato de matrimonio después de la muerte de su madre.

—Tuviste opción en aquel momento. Podrías haber rechazado casarte con madre… podrías haber dejado atrás la fama y la riqueza para estar únicamente con tu amor. Quizás tú y madre podríais haber sido felices. No habría nacido tampoco.

Por primera vez, Rihannan expresaba sus pensamientos en voz alta.

Su padre era un hombre egoísta. Le dieron una elección justa: por fama y riqueza que de otra forma no tendría en toda su vida, tendría que olvidar a su antiguo amor y al final… al final aprender a amar a la mujer con la que se casaría. Esa era la deuda de un hombre, cuidar y amar a su esposa e hija, aun si su corazón estaba ocupado con otra mujer.

Era una elección sencilla.

Pero no la hizo.

Tuvo una aventura y un hijo con otra mujer.

Tal vez era mejor que su madre hubiera muerto antes de saber la verdad.

—Tu madre era una mujer aterradora que la alejó sin mi consentimiento. ¡Si no fuera por ella, esta niña no habría sufrido tanto! —bramó.

Los ojos de Rihannan se fijaron en Leticia, la chica que se apegaba al conde.

—¿Madre ya sabía que esta niña existía? —preguntó mirando con frialdad.

—Sí. Le pagó a Emily una inmensa fortuna. Estaba embarazada por entonces y ya estaba muerta para cuando la encontré. Y Leticia, creció miserable en un orfanato. ¡Todo esto a causa de tu madre!

Rihannan frunció los labios, recordando de repente lo que su madre le dijo.

—Es mejor ser infeliz a su lado que ser apartado y nunca haberlo conocido. No me arrepiento de nada… —le dijo, colocando a Rihannan en su regazo y balanceando su pelo plateado.

Ella se mordió los labios.

—Si lo sientes por ella… aliméntala, vístela y dale un techo sobre sus hombros con tu propio dinero, ¡no con el de madre!

—¿Cómo puedes hablarle a tu padre de esta manera…?

—No, nunca has sido un padre para mí. Al menos en mi memoria…

Rihannan estaba afligida.

♦ ♦ ♦

—Rihannan, ¿podrías por favor preguntarle a la reina para que deje entrar a Leticia al palacio?

Y eso hizo, queriendo ganar su favor.

Después de un año del matrimonio entre Rihannan y el rey, los rumores se extendieron por la corte diciendo de que no había noticias de embarazo y que el rey y la reina no se quedaban solos. Eso se sumó a los escandalosos rumores del rey enamorándose a primera vista de la belleza de Leticia en el baile real tras haber sido invitada por su hermana.

Y un día, su padre se acercó a pedirle un favor.

—Eres la reina del reino y todavía debes dar a luz a un heredero. ¿No sería mejor si tu hermana lo hiciera en tu lugar? Además, considerando la posición de Leticia, sería difícil para ella tomar tu posición. No tienes nada por lo que preocuparte. Si cooperas bien con ella, todo será mejor y tu posición como reina se verá mucho más solidaria.

♦ ♦ ♦

—Nunca has sido un padre para mí…

Ella quiso ser amada, quiso su amor. Que caminara junto a ella y sujetara sus pequeñas manos, que le enseñara cosas, que la protegieran del mundo aterrador, que fuera su guía… que hiciera las cosas que un padre debía hacer. Pero todo lo que hizo fue dejarle sin nada, con miedos y preguntas que la atormentaban por la noche.

Rihannan buscó por esa amabilidad y amor y se esforzó mucho, tanto por recibir sólo una pizca de cariño… pero al final resultó en su caída…

Así que ella decidió que no amaría más. No será la hija que mendigaría a su padre por su amor. Merecía algo mejor que todo eso. Si nunca recibiría ese amor, entonces lo mejor era arrojarlo a un lado desde el principio.

—Lo diré de nuevo: sácala de esta casa. Ahora mismo. O haré que los sirvientes la expulsen fuera.

—¿Cómo te atreves…? —Ante la advertencia, el conde enfureció y gritó al mayordomo que estaba a su lado—: ¡Jeffrey! ¡Agarra a esa niña y enciérrala en su habitación ahora mismo! ¡No puedo creer que haya criado a una cría así! ¡Tengo que darle una buena reprimenda!

Pero sus órdenes se encontraron con el silencio. No hubo respuesta alguna por parte del viejo mayordomo que solo miraba al maldito conde.

—Jeffrey, ¿qué estás haciendo? ¿No me escuchaste?

El viejo mayordomo sacudió su cabeza lentamente.

—Conde, acorde con los documentos, es bastante obvio que el dueño de la mansión es la señorita.


Maru
¡Que te den, cabrón! Cómo me estoy riendo al ver que se ponen del lado de Rihannan. Muajaja

15 respuestas a “No quiero ser amada – Capítulo 8: Mirando su amor”

  1. ¡Ja, ja, ja! ¡Qué le den al padre ambicioso, ese! ¡Ja, ja, ja! ¡Así se hace mi niña, Rihannan! ¡Castígalo! ¡Expulsarlo!
    Gracias por el capítulo 🥰

  2. ¡Hurra! Es que hay que admitirlo ¡Había que ponerlo en su lugar! ¿¡Que pasará ahora!? ¿Leticia se vengara? Oh dios… ¡Ya quiero ver cómo avanza está historia y cómo se desarrolla prota-chan en el mundo de la nobleza con su futuro cambiante!

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