No quiero ser amada – Capítulo 87: El motivo de la reina

Traducido por Maru

Editado por Sharon

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Rihannan sacudió la cabeza a toda prisa. Había un malentendido. La reina no sabía nada de su vida pasada.

—No tuve más remedio que volver a Arundell. Definitivamente no es lo que piensa Su Majestad.

La reina sonrió.

—Eso es porque todavía no conoces a Igor. Posee la sangre de Crichton. Tiene un fuerte deseo y una obsesión por perseguir sus propios objetivos. Nunca hará nada que no quiera hacer. Si realmente no tuviera sentimientos por ti, no se casaría contigo. Está en su naturaleza de sangre de Crichton.

La reina le dijo palabras similares antes. Pensaba que eran simples palabras vacías que se decían para consolarla, pero ahora sabía que era todo lo contrario.

—Pensé en emparejarte con Igor desde el principio, así que a propósito le pedí a Anastasia que te llevara al palacio con la esperanza de que encajaran juntos. ¿Fue por ti que su ropa estaba rasgada y sucia durante tu primer encuentro con él? Hizo algo por ti, ¿verdad?

Rihannan se encogió y se cubrió la boca abierta.

—¿Entonces ya lo sabía?

—Sí. Para ser sincera, me sorprendió. Igor rara vez mostraba interés en los demás. Probablemente imprimiste una imagen profunda en su corazón y alma. Cada vez que venías al palacio, Igor siempre tenía una mirada agria y no quería nada más que escapar. Pero sabía que era una simple fachada. Igor es un maestro en la clandestinidad. Basil nunca podría encontrarlo a menos que quisiera ser encontrado. Pero cada vez que tu presencia estaba en el palacio, Igor estaba cerca de ti.

La reina lució una fugaz sonrisa en sus labios.

Las palabras se esfumaron de la boca de Rihannan ante la repentina revelación.

—Y mírate. Has crecido, Rihannan, y mi hijo también. Nunca esperé que atacara a Crichton de esa manera.

—Sí. Y este fue el resultado final —dijo Rihannan.

—Está bien por ahora. Estoy segura de que está orgulloso de tener un reino derrotado arrodillado ante él, pero creo que es ciego. ¿Se atrevería Crichton a mantener una relación estable y adecuada como antes? Ya es bueno que las cosas no hayan empeorado. —La voz de la reina bajó. Aunque Arundell ganó la guerra contra Crichton, no parecía alegre, sino molesta.

Rihannan reflexionó. Siempre se había preguntado sobre las elecciones de la reina con respecto a Crichton. Era sabia e inteligente, pero siempre que se trataba de Crichton, sus decisiones no eran más que incomprensibles. Ella se enfrentó al Imperio de Toulouse con confianza pero siempre a medias cuando se trataba de Crichton. Rihannan pensó que mentía en el apoyo fundamental del reino vecino, pero mucho después de que ella ganó suficiente poder, la reina no soltó su conexión con Crichton y desencadenó una confrontación con Igor.

—¿Quiere que Arundell sea sometido a Crichton?

Sería impensable que Rihannan hiciera ese tipo de preguntas en el pasado. Incluso ella se sorprendió a sí misma.

La reina sonrió sutilmente.

—¿Qué piensas? Rihannan, ¿me parezco del tipo que vendería el reino para mi propio beneficio?

Rihannan miró a la reina momentáneamente. Ella sacudió su cabeza.

—No. No lo creo. Si fuera ese tipo de persona, nunca hubiera renunciado durante la guerra civil. Escuché rumores de que fue usted quien ofreció el acuerdo contractual primero porque ya no podía soportar ver la devastación del reino. No creo que sea del tipo que permitiría la caída de Arundell.

La reina sonrió.

—Sí.

—No conozco sus pensamientos, Su Majestad, pero creo que la dirección que sigue Igor es correcta. Crichton tenía planes de expandir su influencia oceánica, temiendo que el Imperio de Toulouse saboteara todas las rutas terrestres. Arundell y Crichton eran aliados, pero Crichton no estaría dispuesto a renunciar a las rutas comerciales que aseguraban. El resultado de los planes de Igor solo fortalecerá las riquezas de Arundell,

Rihannan tenía mucho que decir sobre Igor, pero cuando se trataba del bienestar de Arundell, él era una persona en la que podía confiar. Si tan solo fuera un tirano… despreciarlo sería más fácil.

—Sí. Tienes razón. ¿Crees que no lo sé, Rihannan? —La reina miró por la ventana. Una mirada soñadora cruzó su rostro—. Tenía grandes sueños para este reino, sueños con los que nadie jamás soñaría. Sí… no hay nada más que esconder ahora…

Un pequeño suspiro escapó de sus labios mientras miraba a los ojos azules de Rihannan.