Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 5

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


La miró sin parpadear. Una pequeña emoción recorrió su espina dorsal. Matilda trató de leer la expresión de Leandroth, pero era indescifrable, su rostro estaba ensombrecido.

—Te tienes en muy baja estima —él dijo. Ella inclinó la cabeza ante sus palabras. no podía negar la verdad.

Él, sonaba enojado.

—Eres tú, quien me hizo así. Me excitas a tal punto, que me dejas sin razón, perdona, si te parezco fea o asquerosa —Ella lloró.

— ¿Empezarás de nuevo?

Ella, ya no sabía qué decir, así que se mantuvo en silencio.

—Por si lo quieres saber, hoy es mí dia libre.

— ¿Ah?

—Así que, ahora, desde este momento, quiero que te relajes, te permitas sentir y aceptar todo lo que te diga —le expresó en tono suave, mientras le acariciaba el pelo. Dejó pequeños besos en sus labios, a lo largo de sus pómulos y en sus mejillas, sus sienes, cejas y párpados. Los besos le dieron placer e hicieron cosquillas, no pudo evitar reír.

—Cierra los ojos —dijo, su voz era cálida, le provocó una sensación de calor en el vientre. Puso su mano sobre sus ojos, por lo que, no podía ver nada. Su mano era grande. En la oscuridad, ella podía sentirlo besando su boca. Sus labios fueron mordidos y succionados, su lengua invadió sus labios, que se habían separado por la sorpresa. Su respiración se aceleró cuando el contacto se hizo más intenso. Su respiración era, igualmente áspera y pesada, cuando la mano que cubría sus ojos fue removida, su emperador, preguntó:

— ¿Eso fue desagradable? —Su voz era cálida y áspera, ella negó con la cabeza, — ¿Entonces, te gusta?

Ella no pudo responder. Él se rió, mientras acariciaba suavemente sus mejillas.

—No te desagrada, pero tampoco estás segura de sí te gusta. Solo tendrás que aguantar por hoy, intentaré que sea lo más placentero posible para ti.

Leandroth besó a Matilda profundamente, haciéndola parpadear por la sorpresa.

Mientras la besaba, acarició su cuerpo, a ella no le molestaba que él la acariciara, con sus grandes manos, la sensación, al tener ambas manos acariciando sus pechos era agradable. Ella era consciente de su respiración ascendente y de la extraña emoción que empezaba a sentir entres sus muslos, poco a poco, su cuerpo se estaba derritiendo en un suave calor. Leandroth sostuvo su pecho izquierdo, y tomó el pezón en su boca, él lo chupó suavemente y le mordió los pezones. Bajo la intensa atención de Leandroth, el placer dentro de ella creció.

Un pezón de color de rosa, fue succionado y enrollado alrededor de la lengua, mientras que el otro fue enrollado y pellizcado — ¡Kya!  —ella exclamó. El dolor punzante en la parte inferior de su abdomen, se hacía más profundo. Sorprendida por su propio grito, Matilda intentó evitar que volviera a suceder, cubriéndose la boca con la mano, pero no lo logró del todo.

El otro seno estaba recibiendo atención ahora. Fue succionado, mordido y pellizcado. Usó su lengua para sacudir su pezón, enviando deliciosas sensaciones por su piel a su abdomen inferior.

Sus pezones fueron burlados y jugados, rodados y pellizcados, su dedo rodeó el pezón sin apretarlo, estaban, dolorosamente, erectos y relucían como perlas. Se habían hinchado, incluso más de lo normal debido a su emoción. El sonido de él chupando sus pechos, la hizo sentir avergonzada, un rubor rosado cubrió su piel hasta las orejas.

Hacía calor. Estaba jugando con ella, al parecer, ya que apretó sus pezones con el dedo y los soltó, estos se recuperaron. Sus pezones se volvieron más rojos por la manera en que él los tocaba. Ella gimió, estaba siendo objeto de sus burlas y era deliciosamente torturada, su respiración, enganchada por el placer, juntó sus piernas fuertemente, mientras la sensación se agudizaba.

— ¡Eso no está bien!

Matilda extendió la mano ciegamente y se acercó a su pecho, pasó la mano por el plano, duro y musculoso abdomen, la sensación en su centro, todavía estaba allí y se retorció, tratando de calmarlo.

— ¿Te viniste?

Leandroth preguntó sonriendo, Matilda estaba sin aliento. Ella no quería que él la mirara. Era muy embarazoso, se había convertido en una persona lasciva, tan solo por recibir caricias en sus pechos.

Era una mujer lasciva, ella quería llorar.

—Mattie, no tengas miedo, no es algo vergonzoso —Le dijo suavemente, mientras le acariciaba el pelo y la cara. Matilda lo miró con ojos llorosos.

—Es mucho más difícil para las mujeres lograr el orgasmo que para los hombres. te viniste, porque tu cuerpo se siente cómodo. No hay nada de lo que avergonzarse o tener miedo.

Él besó la esquina de sus labios.

— ¿Se supone que es así?

Suavemente, él bajó su mano sobre su cuerpo bajo las sábanas, hacia la unión entre sus muslos. El lugar que ningún hombre había tocado antes.

—Esto, cariño, no te convierte en una mujer lasciva, mucho menos en ninfómana, necesito hacer que estés más húmeda.

— ¿Huh?

Su cuerpo estaba débil después del orgasmo. Leandroth apartó las mantas y, hábilmente, le quitó la ropa interior. Él separó sus muslos, acariciando primero la piel internas entre sus piernas, mirando su lugar secreto.

—Quiero más..quiero ver tu boca abierta, gritando por lo que te daré, quiero ver qué tan lujuriosa puedes ser, —dijo con vehemencia, mientras trazaba los labios externos con sus dedos.

—Matiie, necesito que lo sientas más, necesito que te vengas, hazlo por mí hermosa, no quiero que te duela —la voz de Leandroth era un ruego, contra sus paredes, con cada palabra sentía su cálido aliento, quemándola por dentro, con un fuego abrasador en su vientre, su respiración se hizo más rápida. Dejo de pensar, su respiración se aceleró, cuando sintió su lengua sobre ella.

— ¡Hi ~ yaa! —ella gimió.

Él la lamió como un perro dorado lamiendo leche. Leandroth abrió los pétalos húmedos con sus dedos y lamió los pétalos internos, luego insertó su lengua en su núcleo, la hizo girar, saliendo y entrando.

El ruido producido por aquellas lamidas llenó la habitación, Matilda gimió. No le gustó, así que se cubrió la boca con ambas manos, pero aunque lo intentó, no pudo dejar de gemir.

—Eso se ve bien, tus hermosos pechos se juntan entre tus brazos, se ven deliciosos —Dijo, riéndose desde su posición entre sus piernas. Sus caderas se empujaron contra él, su aliento la hizo sensible. Continuó lamiendo sus húmedos pliegues e, implacablemente, empujó dentro de ella con su lengua, mientras acariciaba sus muslos.

No fue solo porque él la lamia, que se excito tanto, él también, era la causa de su excitación, verlo divertirse mientras la complacía, sonreír cuando la hacía gritar, hablarle sin ocultarle nada. Le recordó a un perro grande que jugaba alegremente con su dueño.

La hizo sentir, de alguna manera, enternecida, pero esta situación era completamente diferente.

Ella gimió. Debido a que su mente estaba en otra parte, no había prestando atención y sus gemidos eran fuertes de nuevo. La dominó, una agradable sensación de estremecimiento. Tenía la sensación de que algo salía de ella, su piel hormigueaba y su cabeza comenzó a tintinear. Él insertó su dedo. Ella gritó. Mientras su dedo entraba y salía de su apretada y pequeña cavidad, lamió la sensible protuberancia en la parte superior de su hendidura. Matilda perdió todo su control, ya que sus caderas comenzaron a moverse por sí mismas.

—Mattie, no intentes luchar contra esto. Disfruta de las sensaciones, obedientemente. Esto no es ser lascivo, simplemente debes disfrutarlo, —El sonido sensual de su voz la debilitó.

— ¿No es ser lascivo?

Añadió otro dedo en su apretado agujero, mientras su lengua lamía sus hinchados pétalos. Ella estaba perdiendo la cabeza más y más.

— ¿Puedo pensar que se siente bien? ¿Puedo disfrutar de estas sensaciones placenteras?

Su matriz se contrajo, las paredes de su vagina lo hicieron alrededor de sus dedos.

— ¡Ahh~! —ella gritó.

Sus dedos estaban acariciando los fuegos de su deseo otra vez. El solo hecho de pensarlo, hizo que su, inexplicable, necesidad se agudizara. Volvió a lamerla pero esta vez ascendiendo lentamente, hasta su ombligo, causando otra sacudida de lujuria entre sus piernas. La lamió hasta el valle entre los pálidos montículos de su pecho y los pezones de rosa en lo alto de ellos. Él le mordisqueó la clavícula y el cuello, la sensación era casi insoportable. Él besó a lo largo de su mandíbula, hasta su barbilla y reclamó sus labios para otro profundo beso, ella estaba empezando a acostumbrarse a ellos.

—Vamos a consumar nuestro matrimonio —dijo. Sus ojos se abrieron ante las palabras susurradas.

—Sé que todavía no hemos tenido la ceremonia, pero para mí, ya estamos casados. No puedo esperar más. He pensado en nosotros siendo uno por tanto tiempo. Y se siente bien estar contigo de este modo y, creo que te sientes bien también. Los sonidos que haces, aunque creas que son embarazosos, realmente son lindos. No te contengas, quiero escuchar más de esos hermosos sonidos que haces. —Hablaba como si le estuviera explicando a un niño, ella quería reír, pero se dio cuenta de que Leandroth estaba tratando de disminuir su ansiedad.

—Leann… —dijo su nombre en voz baja, los ojos que la miraron eran tan amables. Matilda extendió sus manos y acarició su mejilla. Él se volvió hacia su mano derecha y besó la palma de su mano. El beso envió un hormigueo por todo su brazo hasta su corazón.

—Eres hermosa, nada de ti es feo —Le dijo firmemente, pero con una voz amable y sincera.

—Leann —repitió su nombre como un niño que intentaba recordar las palabras recién aprendidas.

—Tómate tu tiempo para conocerme, pero ten la seguridad de que te apreciaré, Matilda.

Las palabras resonaron en su corazón.

—Esa expresión, es realmente dulce, pero no puedo contenerme más. Lo siento si te duele.

Con esa declaración, llegó un poco de miedo e incertidumbre. Sintió algo grueso en su entrada. Lo frotó arriba y abajo, a lo largo de sus pétalos, ella sentía tanto excitación como inquietud.  Lo colocó en su entrada y empujo, ella se mordió los labios, con incomodidad, mientras él empujaba. Duele. Le dolió tanto que pensó que no podría soportarlo. Sintió como si estuviera siendo desgarrada. Oyó una voz que la llamaba desde muy lejos, pero Matilda fue tragada por el dolor y un poco de placer, luego se desmayó.


Kiara
sin palabras, gracias por leer nos vemos en el próximo.

Ayanami
(⁄ ⁄>⁄ ▽ ⁄<⁄ ⁄)...

12 respuestas a “Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 5”

    1. Hey emperador q pasó con tomate tu tiempo para conocerme y lo siguiente q dices es “no puedo contenerme ” ¿Donde esta el tiempo para conocerte??? 😧😧
      Gracias por la droga 😆😆😆

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