Reina Villana – Capítulo 8: Deja Vu

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


—Seongdo  —pensó Eugene.

Significa Ciudad Santa, también conocida como el centro del mundo. Todos y cada uno de los reinos de este mundo tienen su propia capital, su propia familia real.

Seongdo también es un país pequeño, dirigido por el propio Sangje. Aunque el país es de naturaleza política, de hecho, es religioso. Traduciendo eso al mundo real, donde se suponía que estaba Eugene, Sangje ocupa la misma posición que el Papa.

Pero ella sabe que Sangje no es humana. Y hasta donde llegó, está segura de que es la única que lo sabe. Ella lo sabe porque fue su idea, su creación. Al igual que el mundo en el que está actualmente, todo esto nació de su imaginación.

¿Debo buscar a Sangje? —Ella sacudió la cabeza al pensarlo. No sentía que eso ayudará a su situación —No hay garantía de que pueda ayudarme después de conocer mi identidad. Además, no quiero ir a Seongdo, es el centro de todos los eventos.

—Anika.

Una tímida voz la llamó, y Eugene volvió la cabeza hacia la dirección general de la voz. Sin haber dicho una palabra todavía, la volvieron a llamar…

—Anika, ¿puedo entrar? —Eugene estaba reflexionando sobre si debería hacerlo. Al no encontrar ninguna excusa razonable para evitarlo, decidió escuchar a la persona.

—Adelante.

No importaba cómo lo controlara, su tono de voz e inflexión eran extraños, lo que resultó difícil a la hora de tratar con sus subordinados. Ella había visto muchos dramas históricos en su tiempo libre, pero no cambió su discurso ni un poco. Ella seguía hablando igual.

La puerta se abrió y la criada entró. Tenía cabello castaño claro, con ojos que brillaban como avellana. Su mirada estaba fija en el suelo en lugar de hacia Eugene.

Desde que llegó a este mundo, Eugene ha sido recibida con una avalancha interminable de  extraños. Se sentía tan abrumada por su nuevo entorno y las nuevas personas, que le resultaba difícil comprender su realidad, creer que no todo era ficción. Sin mencionar que las doncellas estaban vestidas de manera tan similar, que era difícil para ella diferenciar quién es quién.

Pero la criada que tenía delante le era familiar. Después de todo, ella la ha servido y continúa haciéndolo desde entonces, asegurándose de que Eugene tuviera todo lo que necesita.

— ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó Eugene, la criada inclinó la cabeza más abajo, todo su cuerpo empezó a temblar.

—Por favor, perdóname por molestarte, reina Anika, pero el rey envió un mensaje.

La criada expresó, claramente malinterpretando la pregunta como una amenaza de la reina. Eugene notó cómo el sudor comenzó a formarse alrededor de la sien de la doncella, así como la forma en que ella limpiaba y jugueteaba con sus manos contra su uniforme.

Esta jerarquía maneja un barco apretado —Eugene pensó para sí misma, mientras seguía observando la rigidez de la postura de la criada hacia ella.

Pero, contrario a este pensamiento, la gente a su alrededor la llama casualmente por el nombre de Anika en lugar de su título… —Realmente, qué decoro tan extraño.

Finalmente, se compadeció y respondió, deseando que su voz fuera un poco más suave.

— ¿Qué mensaje? —Le preguntó a la criada.

—Su Majestad, el rey pide almorzar con usted —ella respondió, aún con la cabeza gacha, como se esperaba de ella. La criada había usado la palabra petición, pero Eugene sabía que era una orden del propio rey.

Eugene reflexionó sobre la solicitud por un momento, agonizando sobre cuál sería la mejor elección. Sin embargo, la razón ganó al final. Si ella fuera a interpretar el papel de la antagonista, entonces debería aprender a pensar las cosas a fondo y con rapidez.

—Asistiré —respondió y siguió con su rutina matutina, que también incluía una comida ligera. No fue hasta un momento después que el temor finalmente se apoderó de Eugene, al darse cuenta de una dificultad.

El almuerzo se acercaba rápidamente. Podía decirlo simplemente porque las doncellas parecían apresuradas, mientras preparaban el escenario para la comida compartida entre el rey y la reina.

El otro día, cuando Eugene se despertó, las criadas la habían mimado y atendido. Si fuera honesta, había algo satisfactorio en la forma en que cuidaban de sus manos y pies. Ser reina, a pesar de ser el papel del villano principal, fue una experiencia bastante agradable. Sin embargo, hay una cosa que ella encontraba incómoda; cuando sus manos vagaban por su cuerpo…al menos, el cuerpo que estaba ocupando actualmente.

Solo han pasado unos días desde que llegó a este mundo y, sin embargo, aquí ya estaba disfrutando de los privilegios y otros lujos que se le daban.

No se le había ocurrido, porque, por supuesto, la ropa que había estado usando los últimos días no era apropiada para almorzar con el rey. Al parecer, la ropa lujosa que pensó que era lo suficientemente buena como para usarla afuera, solo era ropa de interior, propiedad de la reina. Naturalmente, los sirvientes le prepararon ropa más adecuada.

¿Esto es real? —Eugene definitivamente sintió como si estuviera en un sueño.

El vestido era hermoso. Estaba hecho de seda, con mangas que crujían mientras se movía. Su corpiño estaba hecho con un corsé, adornado con cuentas brillantes. La falda ondeaba con cada paso que daba. No podía imaginar la fortuna que le costaría a ella hacer y vestir un vestido así.

¿Esto es demasiado? ¿O es algo normal? Porque a pesar de vivir como reina estos últimos días, todavía soy, lamentablemente, una novata en todo esto.

Mientras continuaba preparándose para almorzar con el rey, recordó otro problema evidente que tenía delante de ella.

¡Ella no sabe nada sobre la etiqueta de la comida en este mundo!

¿Y los modales en la mesa? Ella seguía inquieta, los pensamientos corrieron sin parar por su cabeza, en busca de cualquier tipo de conocimiento de valores.

Pronto encontró alivio en el hecho de que al menos tenía algo de experiencia con la comida elegante, considerando que trabajó en el restaurante de un hotel durante mucho tiempo. Respiro hondo, Eugene esperaba que cualquier cosa que había aprendido la ayudara en este momento.

El tiempo se acaba. El almuerzo se acercó rápidamente.

—Anika, por favor ven conmigo.

Esta vez había un hombre que la guiaba.

Estaba vestido de manera diferente a los sirvientes, su expresión endurecida, con ojos que sostenían la sabiduría obtenida de la experiencia. Se puso de pie, alto y orgulloso, a pesar de su avanzada edad.

Solo se le ocurrió una palabra de quién era.

—General.

El pensamiento hizo eco en su cabeza. Parecía que incluso el dueño original conocía a este hombre como tal.

Y así, Eugene se encontró caminando por los pasillos, siguiendo los pasos del General. Sus ojos parpadearon a su alrededor, asegurándose de no perder de vista a su guía y alejarse hacia quién sabe dónde. Esta era la primera vez que veía el interior del palacio. Se había quedado en la cámara de la reina todo este tiempo, después de todo.

No tenía un toque de la era moderna, pero a Eugene le pareció apropiado; había un toque de singularidad en ello. Los pisos de piedra fueron hechos con patrones geométricos, sus superficies pulidas y coloreadas. Las paredes corrían largas y altas, sostenidas por columnas y llenas de relieves antiguos.

A pesar de que solo servía como un pasillo para que la gente entrara y saliera, eran indudablemente espaciosos. Ella pensó que incluso si los camiones pasaran, no habría ningún problema en absoluto. Todo era tan grande.

—Esperaba sentir vergüenza, pero no es asi.

Ella seguía admirando la grandeza, pero no estaba del todo abrumada. En algún lugar, en lo profundo de su corazón, estaba, sorprendentemente, tranquila.

Ni siquiera tenía que pensar en cómo caminar, simplemente sabía cómo hacerlo en forma automática, su cuerpo se movía tan impecablemente y con elegancia como una verdadera reina. Asumiendo naturalmente una buena postura, parecía recordar todo, quizás existía la memoria muscular.

—Creo que este es el camino al comedor —de repente ella soltó. Todo se sentía tan familiar, incluido el diseño completo del lugar. A pesar de no haber salido de la habitación desde que llegó aquí, parecía que sabía a dónde ir después de todo.

El hombre que estaba siguiendo, de repente, se volvió para mirarla y dijo…

—Anika, te llevaré al salón donde Su Majestad me indicó que te llevara.

Eugene asintió y de pronto un extraño sentimiento la invadió.

— ¿Por qué todo esto se siente como un deja vu?

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