Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 16: Puntos de sutura

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya


Después de bajar la colina, Kang-joon llevó a Seowon a un hospital universitario cercano. Se paró a su lado mientras la trataban. Ella se sintió agradecida y al mismo tiempo llena de pesar cuando lo miró. Estaba viendo cómo la trataban muy seriamente.

Ella no quería que él la viera con ningún dolor, así que se volvió hacia el médico.

—¿Tiene algún dolor? —preguntó el doctor.

—En realidad, no, me dieron medicina.

—Puede doler incluso cuando se está bajo anestesia, parece soportar muy bien el dolor —dijo el doctor sonriendo.

Una vez que terminó, dijo —Tendrá que ser hospitalizado, es más conveniente por el momento.

—No, no quiero eso. Aún no hemos terminado el evento; Quiero volver y terminar.

—¿Quiere decir que quiere continuar con la actividad? —preguntó el doctor.

—Señor Han Do-won —Lee Kang-joon advirtió—. Te están admitiendo, nada más.

—Pero, señor, este es mi taller de formación de equipos —dijo Seowon con firmeza—, quiero participar hasta el final. Quiero que nuestros puntos sean altos.

—¿Cómo puede ser eso tan importante…?

Seowon se mantuvo firme. Incluso si ella quisiera hacer lo que él le dijo, no podría ser admitida como un Han Do-won masculino, el personal seguramente descubriría su verdadero género.

—Señor Han Do-won —trató de obligarla Lee Kang-joon.

—Lo único que falta es la cena —Seowon no retrocedió

—Estaremos sentados, bebiendo como ayer; ¿cómo es eso más importante que recibir tratamiento?

A pesar de su aura opresiva, Seowon se mantuvo firme.

—Es importante para mí. Iré a un hospital tan pronto como regresemos a Seúl mañana. Así que olvídelo por hoy…

—No creo… —comenzó a alzar la voz, pero ella lo interrumpió.

—Es importante para mí.

Se quedó callado.

—Por favor, vicepresidente.

—Como quieras —respondió sombríamente y salió de la habitación. Seowon miró su espalda mientras se iba antes de volverse hacia el médico.

—Doctor, lo siento mucho, pero me tratarán en Seúl. Solo haga bien la sutura.

—Entiendo que es muy importante para usted, pero como doctor no lo recomiendo, aun así, respetaré sus deseos.

—Si, gracias —ella sonrió disculpándose.

Seowon salió de la sala de emergencias y fue en busca de Lee Kang-joon.

Debe estar muy enojado, pensó.

Le resultaba más fácil moverse debido a los analgésicos que le habían dado. Aunque todavía cojeaba, pensó que era una suerte poder moverse. Camino hacia la sala de espera, en el escritorio una enfermera preguntó:

—Señor Han Do Won, está listo para irse.

—¿Sí?

—Todos los procedimientos están completos y usted puede irse.

—Ah, vale. Gracias por su arduo trabajo.

Se volvió para mirar a su alrededor con perplejidad, ¿había pagado él la cuenta? Aunque estaba enojado, fue a pagar la cuenta.

Cuando Seowon salió del hospital, el auto de Lee Kang-joon se detuvo justo frente a ella. Se sorprendió un poco al verlo salir del auto.

—¿No se ha ido todavía? ¡¿Eh…?! —mientras hacía la pregunta, Lee Kang-joon se acercó a ella y la cargó.

—¡Espere! ¡Vicepresidente, puedo caminar! —gritó mientras luchaba.

—Quédate quieto —su voz amenazante hizo que Seowon dejara de moverse.

Abrió la puerta del asiento trasero y la metió con cuidado en el coche. El corazón de Seowon se apretó cuando la trató como algo precioso y frágil.

¿Cómo podía saber que su amabilidad se lo estaba poniendo difícil?

El dolor en su corazón era mayor que el dolor en su pierna.

—Gracias —dijo ella, pero él cerró la puerta del auto sin responder.

Él todavía debe estar enojado, ya que le estaba dando un tratamiento silencioso. Ella lo vio caminar alrededor del auto para sentarse en el asiento del conductor.

En el camino de regreso al resort, Lee Kang-joon no habló. Ella comprobó su expresión en el espejo retrovisor antes de decir tentativamente —Vicepresidente, bueno, ah… Me gustaría que mantuviera en secreto que me lastimé. No quiero preocupar al señor Park y al señor Shim. Sé que hoy le he pedido mucho, pero…

—No les diré… —gruñó.

La expresión de Seowon fue de alivio.

—Gracias, vicepresidente —dijo con una sonrisa brillante, sin darse cuenta de que él la estaba mirando.

Cuando regresaron al resort, el resto del personal no había regresado de la caminata.

El horario era almorzar en el área de descanso en las colinas y relajarse tranquilamente antes de volver a bajar.

Deberían regresar pronto, ya que era de noche. Seowon salió del coche luciendo aliviado de que los demás no hubieran regresado todavía.

—Muchas gracias por hoy —dijo mientras se inclinaba.

Él la miró en silencio por un momento antes de decir: —Entra.

—Entraré primero, entonces —hizo una reverencia y se dirigió al hotel.

Una vez que se fue, Kang-joon exhaló y se echó el pelo hacia atrás. Se apoyó en su coche y observó a Do-won alejarse, intentando no cojear.

Hay una razón para tener paciencia… Tengo una razón para aguantar.

La encantadora sonrisa en el rostro de Han Do-won.

Eso solo le dio una razón para aferrarse a su cordura y no volverse loco. Solo para seguir viendo esa sonrisa desprevenida.

Se quedó mirando la espalda de Han Do-won hasta que se perdió de vista. Afortunadamente, la lesión de Seowon no fue notada por el resto del equipo cuando regresaron porque había muchos otros que también cojeaban.

—¡Ay, ay, oh Dios, creo que me voy a morir —se quejó el señor Shim en el restaurante—, me puse un montón de relajantes musculares por todo el cuerpo.

Se podía decir por el olor a pomada que emanaba de él.

—Lo siento, la puntuación del equipo fue baja por mi culpa —dijo ella.

—No necesitas disculparte; nuestro puntaje fue mucho mejor que el del año pasado, y hoy estuvimos entre los diez primeros. La mejor actuación en la oficina del vicepresidente —dijo el señor Park con orgullo.

—¿Es así? —respondió Seowon.

—En realidad, nuestras puntuaciones no le importan mucho a la gente porque el vicepresidente siempre es el primero. Es importante que el vicepresidente sea el primero.

—Ah, el vicepresidente… —Seowon estaba convencido de que esto era cierto por cómo la había cargado colina abajo en su espalda.

Tiene un buen físico.

Sabía que su agenda estaba ocupada y que no dormía bien, pero ¿cómo podía mantener esa energía?

Mientras pensaba eso, les sirvieron la comida.

Seowon rechazó el alcohol debido a su medicación. Comenzó a comer con una sensación de alivio por haber completado el horario.

Como todos estaban cansados, se emborracharon rápidamente y se acostaron temprano.

—Buenas noches.

—Buenas noches, nos vemos por la mañana.

—Nos vemos.

Cuando llegaron a su piso, el señor Shim, el señor Park y Seowon se dieron las buenas noches antes de regresar a sus habitaciones.

Echó un vistazo a la habitación de al lado antes de abrir la puerta.

Probablemente aún no ha regresado, ¿verdad?

Tuvo un fuerte impulso de llamar a su puerta, pero reprimió su deseo y entró en su habitación.

Ella miró hacia el balcón mientras se acostaba en su cama para descansar su rodilla lesionada. En lugar de acostarse, salió cojeando al balcón anticipando que el estuviera ahí

Estaba afuera, como esperaba.

—¿Terminaron? —preguntó. Llevaba una camiseta negra con cuello en V sobre unos vaqueros y sostenía un vaso de whisky en la mano.

Al verlo, sintió una gran sensación de bienvenida. A pesar de que solo habían estado separados por unas pocas horas.

—Sí. ¿Cuándo regresó, vicepresidente?

—Hace poco tiempo —respondió antes de tomar un sorbo de su bebida.

Tenía el pelo mojado como si acabara de ducharse. Al ver su cabello reluciente en la tenue luz de la noche, pensó en la sensualidad que emanada cuando se había bañado en el arroyo ese mismo día. De repente sintió un calor apretado en la parte inferior de su abdomen.

—Muchas gracias por lo de hoy.

—No más gracias.

—Aun así me gustaría darte las gracias. No habría bajado la colina sin su ayuda, pero debe haber sido difícil llevarme abajo. Muchas gracias.

Kang-joon se volvió para apoyarse en la barandilla y la miró profundamente, antes de sonreír brevemente.

—Solo hice lo que tenía que hacer como jefe —dijo antes de pregunta—. ¿Estás satisfecho?

—Sí, lo estoy.

—Eso es bueno —tomó otro sorbo.

No podía apartar los ojos de él. Debía irse en este momento. Ella sería atrapada en poco tiempo y todo se arruinará. Seowon se recompuso y se apartó de la barandilla.

—Trabajo muy duro hoy, por favor descanse bien —dijo antes de regresar a su habitación.

—Señor Han Do-won —llamó haciendo que se diera la vuelta.

Sus miradas se encontraron nuevamente.

—Tienes que ir al hospital mañana —sus palabras hicieron que la tensión desapareciera de sus hombros.

—Sí, señor, gracias por su preocupación. Iré.

Seowon volvió a su habitación y se detuvo. Ella había esperado que él dijera algo más, había visto en sus ojos el mismo fuego que la había atacado y se sentía en un conflicto.

No debería esperarlo, pero no podía creer que él realmente lo estuviera dejando ir así.

Ella frunció los labios con ironía; después de admitir sus sentimientos por él, estaba viendo sus acciones bajo una luz diferente; ella quería que él pensara de esa manera ahora porque le gustaba.

Quería oírle decir que no podía descansar por su culpa. Estaba cansado de pensar en ella. Como le había mencionado aquella vez.

¿Realmente había dejado ir esos sentimientos? ¿Había sido un acto conseguir que ella renunciara o… solo era una broma?

Preguntas que no podía hacer y que quería evitar en ese momento, ahora estaban más que presentes en su mente.

Se acostó en la cama, reprimiendo el impulso de volver corriendo a la terraza y preguntarle.

♦ ♦ ♦

Kang-joon permaneció en su terraza después de que Do-won regresó a su habitación. Miró su mano; todavía podía sentir la calidez de su suave trasero en sus manos, la sensación de su aliento contra su cuello, su pecho contra su espalda cuando se aferraba a él.

Respiró para tranquilizarse y apretó el puño.

Después de encontrar una razón para reprimirse, todavía le resultaba difícil seguir ocultando su deseo por Do-won.

Se volvió hacia la terraza de Do-won mirando las puertas correderas.

—¿Debería emborracharme? —había bebido lo suficiente anoche, pero al final no pudo emborracharse, ni quedarse dormido, necesitaba una excusa para quedarse despierto toda la noche.

¿Debería hacer eso, Han Do-won? Fingir estar loco y esperar no saber si fue un sueño o real.

Contempló la terraza de al lado, con todo su cuerpo en llamas por el deseo.

♦ ♦ ♦

Hubo un golpe en la puerta y la puerta se abrió.

—Estás aquí —Seowon le dijo a su visitante, era Jinju.

Sonrió alegremente a Jinju, que había venido con una canasta de frutas. Seowon estaba en el hospital recuperándose de su lesión en la rodilla.

—No tenías que traer algo tan grande; que vinieras a verme era más que suficiente.

—Adoras la fruta, así que come mucha —Jinju respondió con una sonrisa mientras ponía la fruta en el refrigerador.

Seowon cerró el libro que estaba leyendo y lo puso sobre la mesita de noche, luego usó el control remoto para ajustar el respaldo de su cama.

—¿Cómo está tu rodilla? —Jinju preguntó sentándose en la cama extra de la habitación.

Seowon se volvió hacia ella y le quitó el flequillo de la cara. —Las suturas del médico estaban muy bien. El médico dice que no hay problema.

—¿Están bien tus huesos?

—Por suerte —respondió Seowon.

Jinju de repente corrió a su cama y le preguntó —¿No crees que deberías ir a algún lugar y obtener un talismán? Tanto Do-won como tu terminaron en el hospital y se lesionaron uno tras otro.

—¿Un talismán? —respondió Seowon con una risa. Jinju miró su rostro sonriente y se tocó la frente.

—¿No se lo vas a decir a Do-won?

—No voy a estar aquí por mucho tiempo. Pensará que estoy ocupada.

Después del taller, se registró en el hospital. Afortunadamente, pudo fingir que estaba en unas minis vacaciones por haber trabajado en días no laborables, pero ella todavía estaba preocupada; si no estaba ahí, ¿estaría bien el Sr. Shim?

El médico le había recomendado una estadía de dos semanas, pero la redujo a una semana, estar fuera tanto tiempo le incomodaba.

Al ver su rostro oscurecerse por sus pensamientos, Jinju dijo —Han Seowon, te estas preocupando por demasiadas cosas, ¿verdad? No lo pienses tanto, solo estarás aquí una semana, no para siempre.

Solo por una semana.

—Sí, una semana… —pero ahora le parecía mucho tiempo.

Y sabía que la razón era Lee Kang-joon. Sus ojos color avellana se oscurecieron.

—¿Han Seowon? —escuchó la llamada de Jinju. Ella levantó la cabeza—. Estás pensando en trabajar de nuevo, ¿no?

—Hmm. Oh, ¿quieres un trago? Está en el frigorífico.

—¿Bebidas? ¿Quién más te visita además de mí? —preguntó Jinju mirando de Seowon al refrigerador.

—Las enfermeras —respondió ella restándole importancia.

—¿Las enfermeras? ¡Eso es brillante, Seo-won! Sé que no te gusta estar cerca de otras personas en el hospital. Así que le avisé a las enfermeras y también les di algunos regalos.

—¿Eso hiciste? —estaba sorprendida de que Jinju lo supiera.

—Sí, si hubiera sabido que harías esto, te habría dicho lo que pensaba hacer. ¿Te gustaría tomar algo también? —preguntó Jinju mirando la selección en el refrigerador.

—No, gracias. Estoy bien.

Jinju regresó sosteniendo una botella de jugo.

—Tú también tienes una personalidad extraña. No querrás ser una molestia para los demás, incluso si te estás muriendo.

—Creo … —respondió Seowon con una brillante sonrisa.

Como dijo Jinju, se dio cuenta de que sucedió cuando sus padres murieron; el mundo era un lugar frío y nadie te iba a consentir. Si mostraba alguna debilidad, estaban los parientes esperando la oportunidad de quitarles la herencia que les correspondía mientras usaban máscaras de bondad.

—¿Sabe en la oficina que estás en el hospital?

—Sí, lo saben.

—¿Ha venido alguien a verte? —indagó Jinju

—Querían venir, pero me negué.

El señor Shim le había preguntado persistentemente dónde se estaba recuperando, pero ella no le dijo el lugar.

—Están muy ocupados y me sentiré culpable si vienen de visita.

—Supongo que es cierto —Jinju asintió bebiendo su jugo.

Mientras la miraba, Seowon recordó la última conversación que había tenido con Lee Kang-joon.

¿Por qué no estás hablando? Está clase de retiro es una extensión del trabajo mismo, así que, en esencia, este fue un incidente en el lugar de trabajo.

No tuve lidiar con todo este problema del accidente por usted. Gracias, pero aun así me siento agobiado.

Después de la palabra “agobiado” hubo un extraño silencio en el teléfono, antes de que ella respondiera.

—Está bien, es mejor de esta manera —dijo con frialdad antes de colgar sin ceremonias.

No podía explicar adecuadamente por qué tenía que trazar una línea debido a sus sentimientos.

—¿Hay algo que le gustaría comer? Estoy segura de que la comida del hospital está bien, pero sigue siendo comida del hospital —preguntó Jinju mirando la cara de Seowon; a pesar de que era una chica delgada, Jinju se estaba sintiendo incómoda por su amiga. Estaba mucho más delgada que antes.

—Está bien, sabes que no soy quisquillosa.

La sonrisa de Seowon era tan débil, se preguntó Jinju, en poco tiempo se estaba convirtiendo solo piel y huesos.

—Sí, tienes que comer bien. Relájate mientras estás aquí. Si te apetece algo más tarde, asegúrate de llamarme o enviarme un mensaje de texto. Te lo traeré después del trabajo.

—Está bien, tú también estás ocupada.

—No importa lo ocupada que esté, ¿crees que no tendré tiempo de venir a ver a mi amiga en el hospital? No me digas eso, o te compraré comida que no te gusta y te haré comer.

Seowon dio una pequeña sonrisa y las afectuosas amenazas de Jinju.

—Bien. Gracias por venir. Vuelve a casa sana y salva.

—¿Asegúrate de enviar un mensaje de texto?

—Sí, lo haré.

Sabiendo que ella realmente no lo decía en serio, Jinju se fue con una alegre despedida.

Seowon, que había vuelto a quedar sola en la habitación, se volvió para mirar el reloj.

¿Qué estaría haciendo ahora?, se preguntó. No sabía que como era su rutina los fines de semana, pero sabía que siempre estaba trabajando.

Había empezado a preguntarse sobre cómo pasaba sus días.

Nunca había tenido sentimientos como los que había visto en los dramas o leído en los libros. Este sentimiento desconocido era a la vez extraño e interesante.

Sé que está ocupado, pero ¿por qué no me llama? Quiero escuchar su voz.

Suspiró jugando con su teléfono.

No quedaba mucho tiempo.

Do-won se estaba recuperando sin problemas. A este ritmo, sería dado de alta en los próximos dos o tres meses.

Cuando volviera a su vida normal, pronto olvidaría estos sentimientos. Entonces, hasta ese momento…

Seowon se volvió para mirar por la ventana el cielo cada vez más oscuro.

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