Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 17: Bajo una ventana de oscuridad

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya


—Vicepresidente, le he traído un poco de té —dijo el señor Shim tan pronto como abrió la puerta. Kang-joon levantó la cabeza para mirarlo.

Mientras Han Do-won estaba hospitalizado, el señor Shim estaba a cargo de preparar su té matutino.

El secretario Shim colocó la taza de té y el platillo con una sonrisa.

—Ha pasado mucho tiempo desde que estuve a cargo de hacer el té, me siento como un novato nuevamente. Ya han pasado cinco años.

Mientras escuchaba a medias los recuerdos sentimentales del señor Shim, Kang-joon miraba su taza de té.

Después de que el secretario salió, entró el señor Park.

—El señor Han me envió un correo electrónico preguntándome qué debería debe hacer cuando regrese. Es bastante útil.

Después de que Kang-joon y el señor Park discutieran su horario de trabajo, preguntó —¿Regresará la semana que viene?

—Sí, pero mientras tanto, hay una vacante en la oficina de secretariado. Pero me ocuparé de eso.

—Sí. Te puedes retirar.

—Sí señor.

El señor Park hizo una reverencia y salió de la habitación.

Kang-joon apoyó la barbilla en su mano y golpeó su escritorio con la otra, perdido en sus pensamientos.

Lo había anticipado, pero la ausencia de Han Do-won fue más profunda de lo que esperaba. No sabía cuántas veces al día hablaba directamente con Do-won, o cuánto le había estado prestando atención, pero había estado sintiendo su ausencia aun más que antes.

Y le preocupaba que la herida fuera más grave, pero Do-won ni siquiera informó en qué hospital estaba.

—Había perdido tanta sangre… —dijo Kang-joon recostandose en su silla.

Pero preferiría que lo mirara con frialdad, a que no estuviera aquí. No ver a Han Do-won se sentía como el mismo infierno.

—Nunca lo sabrás, Han Do-won… —dijo, con un tono de tristeza.

♦ ♦ ♦

La mansión de Lee Il-do estaba ubicada dentro de un suburbio próspero en Seongbukdong donde vivían las personas de mayor prestigio y políticos de alto rango.

La casa estaba rodeada de altos muros que ocultaban la casa por dentro. Pero la longitud del muro fue suficiente para permitir predecir el tamaño y los enormes recursos económicos de la casa en el interior.

Kang-joon pasó por un jardín bien cuidado hasta la casa que había sido diseñada en un estilo clásico. Después de bajarse de su automóvil, echó un breve vistazo a la mansión donde una vez vivió y entró.

—Ha pasado mucho tiempo, joven maestro.

Kang-joon sonrió.

—Es bueno saber que la puerta está abierta para mí —dijo antes de inclinarse ante Paju, quien había sido el administrador de la casa durante los últimos treinta años —¿Has estado bien?

—Siempre estoy bien —respondió—. Todos están esperando, vayamos.

Con un asentimiento, Kang-joon cruzó el vestíbulo, la amplia sala de estar hacia el comedor.

Alrededor de la gran mesa del comedor estaban sentados el presidente Lee, su esposa Choi Eun-hwa y Geum Sera.

—Lo siento, me retrasé.

—Te dije que no llegarás tarde, ¿por qué eres el último en aparecer?

—¿Qué sucede contigo? Sabes que está muy ocupado —dijo Choi Eun-hwa, su tono era amable—. Ven Kang-joon, siéntate.

Choi Eun-hwa era una mujer que se veía hermosa para su avanzada edad, para ella, Kang-joon era la persona más preciosa en el mundo porque era su único nieto.

Aunque Kang-joon se mantuvo reservado la mayor parte del tiempo mientras vivió con ellos, ella todavía lo consideraba cálidamente como su nieto.

—¿Qué haces, Kang-joon? Ven y siéntate a mi lado —expresó palmeando el asiento junto a ella. Kang-joon miró su mano antes de tomar asiento—. Me alegro de que vinieras antes de que se enfriara; es tu arroz y sopa favoritos, ¿verdad? —dijo Sera alegremente, mientras tomaba el plato para servir y le servía un tazón como si fuera su esposa.

—El presidente pidió que te prepararan tus platos favoritos, aunque es su cumpleaños.

—No digas cosas inútiles.

—Pero es verdad, presidente —respondió Sera tiernamente.

El presidente Lee, cuyo rostro estaba fruncido, sonrió de mala gana.

Aunque habría una gran celebración de cumpleaños. Al presidente le gustaba cenar con su familia cercana primero, en la casa principal, y Kang-joon no podía asistir. Desde entonces, su único hijo y su esposa habían fallecido; El presidente Lee siempre deseaba pasar su cumpleaños con su nieto.

—Kang-Joon, prueba esto también —dijo Sera poniendo un poco de pescado en su plato—, está muy bien preparado.

La expresión de Kang-joon cambió.

Il-do y Eun-hwa, que conocían a Kang-joon, lo notaron de inmediato, pero para la mayoría de los demás, su expresión apenas cambió.

Hubo un tintineo de metal contra porcelana cuando Kang-joon dejó su cuchara.

Geum Sera estaba desconcertada y un poco avergonzada.

—Lo siento Kang-Joon… ¿te molesté?

—Se van a casar pronto, así que deberías acostumbrarte.

Kang-joon se volvió hacia Lee Il-do, —¿Qué quieres decir?

Por lo general, en una reunión de este tipo, Kang-joon aceptaba la mayor parte de lo que decía el presidente para no molestarlo tanto como fuera posible, pero no esta vez.

Lee Il-do le devolvió la mirada y declaró —Te comprometerás el próximo mes.

Las cejas de Kang-joon se arquearon bruscamente.

—¿Hasta cuándo planeabas posponerlo? He intentado que vinieras muchas veces para discutirlo, pero nunca apareciste.

Kang-joon miró a su abuelo, pero Lee Il-do continuó impertérrito —Tú eres el que lo ha estado evitando. Incluso si continúas comportándote así mientras nos preparamos para la boda. Haré todo, todo lo necesario para que se lleve a cabo, así que tenlo en cuenta.

Sabía que Kang-joon no quería casarse con Sera, pero no había otra forma. Él era el heredero de la gran compañía ELN, y Lee Il-do quería tener su futuro seguro lo antes posible ya que no tenía otras relaciones directas.

Solo estando casado y teniendo una descendencia podría consolidar su posición en este país conservador.

—¿Por qué no dices nada? —Eun-hwa le preguntó a Kang-joon. Su expresión era inquieta.

Pero Kang-joon permaneció en silencio.

—¿No vas a responder a tu abuela? —Il-do le preguntó a Kang-joon por encima de su voz.

—Basta, estás arruinando el apetito del niño. ¿Por qué tuviste que hablar de eso en la cena? Podríamos haber hablado de ello más tarde.

—Porque se marcharía tan pronto como termine la cena. ¿Cuándo podré decírselo? —expresó Il-do.

—Todavía no es el momento adecuado.

Il-do frunció el ceño ante el regaño de Eun-hwa, pero no dijo nada.

—Kang-joon, come algo —le dijo a su nieto.

La comida comenzó de nuevo pero el silencio fue incómodo. Sera puso los ojos en blanco en secreto.

Una vez que terminó de comer, Kang-joon se levantó de su silla, —Me iré.

—Kang-joon, quédate un poco más… —le instó su abuela levantándose detrás de él. Pero Kang-joon hizo una reverencia cortés y salió de la casa. Sera rápidamente fue tras él.

—¡Kang-joon!

Ella lo siguió hasta el garaje y lo detuvo cuando abrió la puerta del auto.

—¿Estás enfadado por el repentino compromiso? —preguntó ella.

Kang-joon la miró inexpresivamente. Se sintió golpeada por su mirada, parecía un poco avergonzada.

—No te enfades. Tampoco lo podía creer. Pero, ¿cómo se supone que voy a estar en desacuerdo con el presidente?

—Fuera de mi camino —dijo antes de girarse para entrar en su coche, pero ella lo agarró del brazo.

—Espera. ¡Escucha! —dijo mirándolo con los ojos llenos de nostalgia—. Sabes que soy con quien te vas a casar de todos modos. El presidente tiene razón. Después de casarte, su posición en la empresa se solidificará. Como no tienes familia, el CEO Lee Chun-il te menosprecia…

—Geum Sera —llamó en voz baja.

—¿Sí? —respondió ella.

La mirada de Kang-joon descendió hasta donde ella lo estaba tocando, todavía estaba inexpresivo, pero se había desarrollado un escalofrío.

—Déjame ir.

Ella lo soltó.

—Créame, es por tú propio bien.

Entró en su coche, cerró la puerta del coche y se marchó. Sera miró fijamente su camino, su rostro se volvió arrogante.

—Bueno, estará bien una vez que estemos comprometidos. Entonces se verá obligado a aceptar este inminente matrimonio.

Por lo que ella sabía, Kang-joon no tenía otros amantes, pero seguía rechazando el matrimonio.

—Es un gran adicto al trabajo. Debe pensar que el matrimonio se interpondrá en su trabajo.

Pero ella no entendía su obsesión por el trabajo, sabía que su posición como heredero se haría más fuerte después de casarse.

—No podrá desafiar los deseos del presidente en el futuro —dijo con una sonrisa maliciosa.

Su expresión se iluminó y regresó a la casa con pasos ligeros.

♦ ♦ ♦

Kang-joon frenó con fuerza hasta detenerse frente al edificio de apartamentos de Do-won.

Aunque sabía que Do-won no había estaba en su casa, había terminado viniendo a este lugar. No podía entender por qué dejó la casa de su familia y vino directamente a este lugar.

Con un suspiro, presionó la palma de sus manos contra sus ojos cansados.

El plan de casarse con Sera había estado en proceso durante mucho tiempo, independientemente de sus propios deseos.

Fue la voluntad de los ancianos; iba a suceder de todos modos. Si era honesto, solo había sido una cuestión de tiempo, y Kang-joon no había estado en contra de eso de ninguna manera. Cuando llegó el momento adecuado, tener una familia habría impulsado su carrera, como había dicho el presidente Lee. Pero últimamente, la idea del matrimonio, que parecía natural, se había convertido en algo desagradable.

Para ser precisos, cuando conoció a Han Do-won. ¿Quizás se habían conocido desde antes y no se recordaban? Porque, ni una sola vez en su vida había sentido tanta atracción por alguien como sentía por él.

La falta de atracción hacia los demás no le había importado hasta que Han Do-won entró en su vida. Nunca había reaccionado ante nadie de esa forma. Todas sus emociones y su razón de ser estaban enfocadas en una sola persona. Que fuera un hombre y su empleado, no importaba en lo más mínimo.

Así que ahora, Kang-joon frunció el ceño, ahora que había conocido a alguien que le hacía sentir algo, se mostraba reacio a comprometerse tan abruptamente.

Pero la persona que quería… no lo quería a él.

Suspiró cuando su expresión se oscureció con tristeza.

♦ ♦ ♦

Cuando Seowon fue dada de alta, se preparó para resolver el problema que tenía en mente.

Fue a una tienda por departamentos y sacó el pañuelo de Lee Kang-joon; ella quería comprar uno que pudiera reemplazar ese. Lee Kang-joon le había dicho que estaba bien, pero aún se sentía incómoda.

Ella debería comprar el mismo, ¿verdad?

Lo había estado lavando, pero al final la mejor opción era comprar uno igual para reemplazarlo.

Ella miró el logo en el pañuelo y buscó alrededor de los grandes almacenes una tienda con el mismo logo, pero no pudo encontrar nada similar.

—Qué extraño —pensó.

Finalmente decidió preguntarle a uno de los vendedores en una tienda.

—Hola, ¿puedo averiguar dónde está la tienda de esta marca de pañuelos? —le mostró el pañuelo al vendedor.

El vendedor lo miró detenidamente y respondió —Esta es una marca que no ha abierto una tienda en Corea.

—¿De verdad? —ella se sorprendió, luego, después de pensarlo un momento, preguntó—. ¿Puede recomendarme algo similar a esto?

—Sí, seguro.

La elección del vendedor no se parecía en nada al que le había dado Kang-joon, pero tenía un bonito color. Y el vendedor también lo envolvió para ella.

—Gracias.

Salió de la tienda un poco triste, había querido conseguir lo mismo, pero no podía.

Miró la caja envuelta para regalo que tenía en la mano, el vicepresidente del ELN no llevaría un pañuelo así. Había querido obtener la misma marca, pero no lo venden en Corea.

Ella esperaba que le gustará.

Le hizo cosquillas en el corazón comprarle este regalo a Lee Kang-joon, aunque solo fuera para reemplazar algo que él le había prestado. Nunca había tenido a nadie que le interesara, ni mucho darle un obsequio

No se había dado cuenta de lo emocionante que podía ser comprarle un regalo a alguien.

Ahora que lo pienso…

Sorprendida por sus sentimientos, miró a su alrededor. Sin darse cuenta, había estado mirando accesorios de hombre; carteras, relojes, gemelos, todo tipo de cosas que se adaptarían a Lee Kang-joon.

Pero no podré darle esas cosas …

Tendría que dejar la oficina pronto. Seowon salió de los grandes almacenes.

♦ ♦ ♦

Debido a que había estado libre durante una semana, Seowon estaba nerviosa al regresar al trabajo.

Afortunadamente, nadie había llegado todavía. Como de costumbre, fue la primera en llegar, se sintió bastante aliviada.

¿Estaba nerviosa porque había mentido sobre la razón porqué estaba en el hospital?

Fue sorprendentemente agradable ver su escritorio, se dio cuenta de que realmente se había adaptado a la vida en la oficina.

En ese momento, escuchó a alguien entrar.

Había esperado ver al señor Shim, pero cuando se volvió se trataba de Lee Kang-joon. Ella estaba un poco sorprendida.

—Buenos días, vicepresidente —ella le hizo una reverencia. Su cara se puso roja y su respiración se detuvo.

Lee Kang-joon se acercó a ella. Él miró su rostro por un momento antes de mirar su cuerpo hasta la rodilla lesionada.

—¿Estás bien ahora?

—Sí, estoy bien —sonrió mientras respondía, mirándolo directamente.

—Es bueno escuchar eso —dijo antes de girarse y entrar a su oficina.

Después de que la puerta se cerró detrás de él, Kang-joon respiró hondo.

—Santo cielo… —soltó un profundo suspiro y lo suficientemente fuerte como para levantar su pecho.

Solo una pequeña sonrisa le había hecho endurecerse.

Caminó hasta su escritorio, tratando de tragar el ardiente deseo que quemaba su garganta. Se sentó en su silla a punto de tirar de su corbata cuando alguien llamó a la puerta.

Detuvo su movimiento. Sus ojos grises miraron como un depredador asustado a la puerta cuando se abrió.

—Vicepresidente… —comenzó Do-won mientras se acercaba a su amplio escritorio con una bolsa de compras—, quería conseguirle el mismo pañuelo que me prestó, pero no estaba disponible. En cambio, obtuve este, espero que sea de su agrado —dijo antes de colocar cuidadosamente la bolsa de compras en el escritorio.

Kang-joon se sentó en silencio, sus ojos lo contemplaron como si quisiera comerse a Do-won. Era como si hubiera estado muriendo de hambre la semana pasada por no haberlo visto.

Debido a esto, el ardiente deseo amenazó con tragarlo con solo una sonrisa.

—No tenías que tomarse esa molestia, pero aceptaré su regalo.

—Gracias de nuevo por ese día. —Do-won le dio las gracias una vez más.

Kang-joon volvió a mirar la rodilla, —¿Está realmente bien esa rodilla? Parecías incómodo mientras caminabas.

Do-won miró la rodilla tímidamente antes de responder —Sí, estoy bien, no fue nada incómodo.

—Bien —respondió, su mirada recorrió su cuerpo lentamente desde abajo hacia arriba, deteniéndose en su entrepierna.

Cuando Lee Kang-joon no dijo nada más, Seowon aguantó más, así que hizo una reverencia y dijo —Me pondré a trabajar.

Se volvió para salir de la oficina cuando escuchó a Kang-joon decir —Gracias.

Ella se volvió hacia él y le preguntó —¿Sí?

—Gracias, Han Do-won.

Ella hizo una reverencia —De nada, señor.

Después de salir de la oficina, la respiración de Seowon se calentó. Parecía perpleja sosteniendo sus orejas enrojecidas en sus manos más frías; ¿Por qué se puso tan caliente con solo mirarlo?

Su mirada, mientras recorría su cuerpo, había sido electrizante. Era particularmente difícil caminar erguida con la extraña tensión entre sus piernas.

No podía creer que se calentara tanto solo con su mirada. Se mordió el labio y se apoyó contra una mesa donde había una máquina de café.

Justo cuando se calmó, el señor Shim entró.

—¿Quién es éste? ¿No se trata del más pequeño de nuestro equipo?

—Señor Shim, buenos días. ¿Cómo has estado?

Se alegró de verlo después de una semana de estar fuera.

—¿Te sientes mejor ahora? Debería haber ido a verte al menos una vez.

—No, no fue gran cosa. Lo siento, me preocupaba la gran cantidad de cosas que tenían que hacer —se disculpó ella.

—¿Por qué te disculpas? No, me preocupaba que el Sr. Han estuviera tan agotado por mi culpa, estaba preocupado porque terminaste hospitalizado.

Seowon negó con la cabeza.

—No, solo me costó acostumbrarme a todo, por favor no digas eso.

—Qué agradable es ver una escena tan cálida en la mañana.

Se volvieron y vieron entrar al señor Park.

—Buenos días, señor Park.

El secretario Park la miró con amabilidad.

—No se exceda por el momento y simplemente relájese. Esta es una oportunidad para que el señor Shim trabaje más duro. Mientras estabas fuera, él se lamentaba mucho de haberlo dejado con tanto trabajo y siempre se iba a casa más tarde.

Seowon parecía avergonzada, porque no les había hablado de la lesión en la rodilla, habían entendido mal, que había estado en el hospital por agotamiento. Sus acciones parecían haber hecho que el señor Shim se sintiera culpable.

—Entonces aceptaré el cuidado —respondió ella.

—Por favor haz eso —dijo el señor Shim con una sonrisa.

Ella le devolvió el gesto, disculpándose con él en su corazón.

Seowon fue al salón y vio a Dong-jin mirando su teléfono celular. Ella se acercó a él

—Director Lee.

Los ojos de Dong-jin se agrandaron cuando vio que era ella, —¿Qué? ¿Salió el sol por el oeste? Han Do-won, ¿estás demostrando que me conoces primero?

—Siento que siempre estás aquí.

—¿Eh?

Seowon vino a sentarse a su mesa.

—No pude agradecerte por ayudarme en el retiro.

—Ah, bueno —se rió Dong-jin—, no hay necesidad de eso.

—No, tengo que expresar mi agradecimiento, si no hubiera sido por ti, no hubiera vuelto a subir, ni mucho menos bajar.

Ella había guardado ese gesto en su corazón; él la había ayudado a pesar de que ella se había comportado de forma muy desagradable con él tantas veces, para que Lee Kang-joon no la malinterpretara.

—Así que solo en palabras…

—¿Disculpe? —expresó ella sin entender a qué se refería.

—¿No se suele hacer este tipo de apreciación comprándole a la persona una comida o bebida?

—Oh, eso…

—Oh, lo siento. Debo haberte hecho sentir incómodo de nuevo. Llamémoslo una broma, no quiero pelear de nuevo.

—No, tienes toda la razón —expresó Seowon.

Dong-jin estaba sorprendido, había pensado que Do-won se negaría.

—Me has ayudado, así que quiero devolver el favor.

Dong-jin se rió.

—No hay nada que hacer, ¿no te preocupa que Kang-joon te regañe?

—Creo que estará bien. ¿Cuándo es un buen momento para ti? Avísame y te llevaré a donde quieras.

—Bueno, entonces —dijo Dong-jin acariciando su barbilla con los dedos mientras la miraba con los ojos entrecerrados—, ¿qué tal hoy?

—Está bien, te veré en el vestíbulo después del trabajo.

Se levantó de la silla, hizo una reverencia y se fue. Dong-jin miró a Do-won irse y se acarició la barbilla con expresión pensativa.

♦ ♦ ♦

Seowon llamó a la puerta de la oficina del vicepresidente y asomó la cabeza, Lee Kang-joon levantó la vista de los documentos que estaba leyendo.

—Me gustaría hablar con usted un momento, señor —dijo ella.

—Bien.

Seowon entró a la oficina.

—¿Cuál es el problema? —preguntó Kang-joon, se sorprendió de verla porque nunca venía a su oficina por su voluntad, sólo cuando él la llamaba.

—Voy a cenar con el director Lee esta noche y pensé que sería prudente hacérselo saber —dijo sin dudarlo.

—¿Por qué vas a salir con Lee Dong-jin? —los ojos de Lee Kang-joon se entrecerraron.

—El director Lee fue la persona que me dio los primeros auxilios después de que me lastimé la pierna durante la caminata. Pensé que lo mejor sería agradecerle invitándolo a comer.

 —¿Te refieres a que vas a cenar porque él te dio los primeros auxilios?

—Sí.

No había estado segura de decírselo, pero no quería que él se enterara y lo malinterpretara.

Después de mirar a Seowon en silencio por un momento, finalmente dijo —está bien.

—Sí, entonces… —Seowon estaba a punto de inclinarse y marcharse.

—Sin embargo, hay una condición.

—¿Condición? —preguntó desconcertada. Le estaba mirando con una expresión enigmática en su rostro.

—Compraré la comida.

Los ojos de Seowon se agrandaron, —¿A qué se refiere?

—Sucedió durante el taller, que es una extensión del trabajo. Otro miembro del personal ayudó a un miembro de mi equipo, como su superior, tengo que agradecerle.

Seowon se quedó sin palabras, al pensarlo más detenidamente tenía razón, pero no pensé que fuera el tipo de persona que pierde el tiempo en esta clase de situaciones.

—Pero, señor, el accidente fue culpa mía.

—Señor Han Do-won —Kang-joon la miró, la atmósfera cambió cuando sus ojos grises oscuros se tornaron ardientes—, haz lo que te digo.

—Sí, señor.

Seowon finalmente lo aceptó y salió de la oficina.

Tenía una expresión de desconcierto en su rostro después de cerrar la puerta. Lee Kang-joon y Lee Dong-jin parecían llevarse bien la última vez que los vio juntos.

El director Lee no se sentirá incómodo, ¿verdad?

Le había sorprendido que estuvieran en buenos términos, aparte de los movimientos del CEO Lee. Así que incluso si Kang-joon aparecía esa noche, dudaba que a Dong-jin le importara.

—Pero, tan de repente…

Seowon estaba confundido.

Oh, mi corazón.

Su corazón estaba acelerado. De alguna manera, estaría cenando con Lee Kang-joon. Era una oportunidad valiosa para Seowon que quería pasar más tiempo en su presencia después de admitir sus sentimientos por él.

No habría pensado que Lee Dong-jin sería quien le diera esa oportunidad.

¿Había vuelto a recibir ayuda del director?

Seowon se sentó en su escritorio y volvió a su trabajo con una sonrisa tranquila, pero feliz en su rostro.

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