Secretaría del Vicepresidente – Capítulo 21: Colisión

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya


3 años después.

Con un tintineo, la puerta automática se abrió y Seowon entró en el café.

Los clientes se volvieron para mirar a la exótica mujer asiática que acababa de entrar. Tenía una figura esbelta, pero con curvas en los lugares correctos, su brillante cabello largo negro le llegaba hasta la cintura. Parecía una muñeca.

—Chloe, por aquí. —Una mujer saludó alegremente desde su asiento a Seowon. Ella le devolvió la sonrisa y se acercó rápidamente.

Chloe era el nombre que usaba mientras estaba fuera de Corea.

—¡Lena! ¿Cómo has estado?

—Atrapada bajo un montón de trabajo como siempre. ¡Debes imaginarlo! —dijo jocosamente. Ella se rió mostrando sus dientes blancos.

Lena era una microbióloga alemana como Seowon y habían trabajado en el mismo laboratorio de investigación durante un tiempo. Trabajaron muchas horas juntas, así que se había creado un fuerte vínculo entre ellas y se sentían como familia. Entre sus compañeros, Lena era su amiga más cercana.

—¿Cómo va la vida en Washington? No te ves muy bien —dijo Lena después de que Seowon pidiera su café—. ¿No es así?

—Si alguien que ha estado descansando durante medio año se ve peor que yo, ¡entonces no tengo ninguna esperanza!

—No seas tonta, me lo he pasado bien, no es obvio porque me estoy cuidando de manejar mis expresiones —dijo Lena en broma.

—Déjate de bromas. ¿Cuántos años hace que te conozco y crees que eso funcionará conmigo?

Lena se inclinó hacia adelante y apoyó la barbilla en su mano mientras preguntaba —¿Qué pasó realmente hace tres años?

Seowon se volvió hacia su café tratando torpemente de evitar la pregunta.

—¿Sabes lo mal que te veías que el director tuvo que obligarte a tomar un año sabático?

—Bueno… no lo recuerdo —Seowon negó con la cabeza con una sonrisa incómoda. Ese momento depresivo se había vuelto borroso. Sentía como si hubiera borrado todos esos recuerdos de su cabeza.

—Eras como alguien que había perdido las ganas de vivir. Francamente, estaba muy preocupada por ti.

Seowon sabía que Lena estaba preocupada por ella, pero no era fácil explicar las cosas. Su hermano se había recuperado por completo del accidente que había sufrido, así que ella pudo regresar a su trabajo de laboratorio y comenzó a trabajar sin cesar. No comía bien, ni tomaba suficientes descansos, pronto se convirtió en un esqueleto viviente y el director del laboratorio tuvo que obligarla a tomar un año sabático por razones médicas.

—Vuelve cuando no parezcas una drogadicta —le dijo el director.

Cuando escuchó esto, Seowon sintió como si hubiera caído en un abismo. En ese momento no tenía idea de cómo vivir su vida, además de enfocarse en el trabajo. Había estado tan resentida de que su director tomará esta decisión por ella.

—Ahora estoy agradecida con el director por preocuparse por mí.

—Por supuesto. ¡Todos estaban preocupados!

—Lo sé —respondió Seowon mientras tomaba un sorbo de café—. En ese momento no pensé, pero ahora… entiendo mejor la situación y estoy bien.

Le sonrió a Lena tratando de convencerla de que estaba bien, pero Lena suspiró y la miró preocupada.

—¿Estás pensando en volver pronto?

—Aún no lo sé. Creo que voy a quedarme descansando un tiempo más, he descubierto la alegría de permanecer inactiva —dijo con una risa.

Y Lena se rió con ella.

—Bueno, si te apetece, diviértete realizando actividades que llenen de alegría tu corazón. Siento que debería tomarme unas vacaciones para descubrir los placeres de estar inactiva.

—Tú también deberías hacerlo, Lena.

Lena ladeó la cabeza.

—Sí, pero creo que soy demasiado adicta al trabajo, podría ser difícil.

La palabra “adicta al trabajo” hizo que Seowon se pusiera tensa y se perdiera en sus pensamientos.

—¿Vas a quedarte aquí un rato?

Seowon recuperó el sentido y sonrió rápidamente: —Sí, tal vez.

—¿Pero por qué en Washington y no en Seúl?

—Es solo que… he querido quedarme aquí por un tiempo.

—¿En Washington? —preguntó Lena con incredulidad—. Hay muchos otros estados que tienen lugares más bonitos, pintorescos y relajantes que esta ciudad abarrotada. Bueno, todo el mundo es diferente —dijo Lena finalmente bebiendo su café.

—¿Qué tal si vamos a comer algo más delicioso que el café?

—¡Sí!

El principal alivio del estrés de Lena como adicta al trabajo era comer deliciosa comida.

—He descubierto algunos buenos restaurantes —dijo Seowon mientras dejaba la  mesa.

—Guíame hacia ese lugar, hermosa —respondió Lena con los ojos llenos de expectativas.

Seowon dejó a Lena en el aeropuerto y regresó a su hotel.

Mientras el taxi la llevaba de regreso a la ciudad, apoyó la cabeza contra la ventanilla del automóvil y miró las calles ahora familiares del centro de Washington.

¿Por qué Washington?

Porque este lugar se había vuelto especial, pero no pudo responder honestamente a la pregunta de Lena. No podía decirle que estaba aquí por un breve recuerdo con alguien.

Lee Kang-joon se había convertido en una especie de tabú para Seowon.

El taxi se detuvo frente a su hotel. Pagó su pasaje y se apeó. Vivir en los Estados Unidos sin un automóvil era bastante incómodo, especialmente cuando estaba en el laboratorio. Tenías que tener un coche para llegar a cualquier parte o hacer cualquier cosa fuera del laboratorio.

En este sentido, estar en la ciudad fue mucho más divertido. Siempre hubo taxis y buenas opciones de transporte público.

Cuando Seowon entró en su hotel, chocó con alguien.

—Oh lo siento —dijo, asumiendo que era su culpa por no mirar hacia dónde iba.

Miró a la persona con la que había tropezado y sus ojos casi se le salieron de la cabeza.

El hombre estaba vestido con traje negro y era la razón por la que ella se quedó en Washington.

Han Do-won…

No puede estar bien. Se quedó mirando a la mujer que se había topado con él durante un tiempo excesivamente largo para convencerse a sí mismo de que no era Han Do-won.

—Lo siento —la mujer se disculpó de nuevo luciendo incómoda y se dirigió al vestíbulo del hotel.

La miró fijamente.

Seowon entró en su habitación y se dejó caer en su sofá.

Esto es ridículo. ¿Por qué Lee Kang-joon está aquí de todos los lugares?, se preguntó a sí misma mientras sostenía su mano contra su corazón que latía frenéticamente.

Washington era la sede de la cadena ELN en Estados Unidos. Cuando estaba en el extranjero, el vicepresidente se hospedaba en el hotel del ELN si había uno en el país que visitaban. Pero, por supuesto, hubo ocasiones en las que decidió no hacerlo.

—Eso es cierto… —Seowon frunció el ceño y se mordió el labio—, había un hotel de la cadena ELN aquí, ¿debería hospedarse ahí?

Nunca imaginó que se encontraría con él en la última mitad de su estadía en la ciudad.

Pero ahora era Han Seowon, no Han Do-won.

Los ojos de Lee Kang-joon se ensancharon al verla, pero tenía la sensación de que no la reconocía. Incluso si se parecía a Do-won con un vestido y pelo largo. No podía relacionarla con el Do-won que conocía.

—Así es. La persona que conoció era un hombre. No puede pensar en mí como en esa persona.

Del mismo modo, el estilo de una mujer podría cambiar con un nuevo peinado o maquillaje. La persona que él había conocido y la que había visto ahora se veían muy diferentes, pero su corazón todavía latía fuerte en su pecho.

Porque me lo encontré tan de repente.

Al verlo por primera vez en tres años, sería natural sentirse así.

Apretó su mano contra su pecho. No había vuelto a casa desde hace tres años porque temía encontrarse con él. Sin embargo, se topó con él aquí. No pudo superar la ironía de la situación.

—Realmente no puedo creer este giro de acontecimiento, el destino es un niño travieso.

Después de una noche de insomnio, Seowon salió de su habitación para bajar a desayunar.

Al terminar su desayuno, se marcharía.

Ahora que se había encontrado con Lee Kang-joon, no podía quedarse aquí por más tiempo. No sabía cuándo volvería a aparecer, así que era mejor escapar. Durante la noche, bebió toda la cafeína de su habitación pensando en él.

Cuando salió del ascensor, Seowon jadeó; Lee Kang-joon estaba sentado en el vestíbulo mirando los ascensores.

¡¿Por qué estaría…?!

Él la miró directamente en cuanto apareció. Seowon miró a su alrededor; hubo un juicio momentáneo que sería extraño para ella evitarlo visiblemente.

Se levantó de su asiento y caminó hacia ella. Esta mañana estaba vestido con un traje azul oscuro que le quedaba bien.

—Eres la persona con la que me encontré ayer, ¿verdad? —preguntó ella.

Sus cejas se levantaron, —¿Te acuerdas?

—Sucedió ayer —respondió con una sonrisa educada pero distante.

¿Cómo sonreía cuando era Han Do-won? Trató de cambiar su sonrisa, pero no podía recordar cómo sonreía hace tantos años. Y como solo había salido a  desayunar, su maquillaje era muy sencillo.

—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó ella sin rodeos.

Los ojos de Lee Kang-joon se entrecerraron.

—Me gustaría tomar una taza de té contigo, si no te importa.

—¿Conmigo?

—Sí.

Seowon frunció el ceño.

—No me gusta hablar con extraños. Lo siento, pero tendré que rechazarlo.

Ella se movió para pasarlo, pero él la agarró de la mano mientras pasaba, deteniéndola para que no escapara. Miró su mano y lo miró con desdén.

—Estás siendo grosero —dijo ella con frialdad.

—Sé que estoy siendo grosero —su falta de expresión era característica de él. Tenía un rostro sin emociones, pero sus ojos brillaban intensamente.

—Por favor déjame ir —ordenó ella y él la soltó de inmediato.

—No tomaré demasiado de su tiempo. Solo quiero confirmar algo.

Seowon lo miró con una sonrisa triste mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

—No creo que esté bien acosar a alguien solo porque se ha topado contigo.

—Pido disculpas.

Seowon inclinó la cabeza hacia un lado.

—Espero que lo entiendas —dijo ella antes de girar sobre sus talones y salir del hotel. Afortunadamente, esta vez no le agarró la mano.

Escapando del hotel, caminó hacia un café a unas cuadras de distancia.

Mientras estaba sentada esperando su café, Seowon dejó que la tensión fluyera de ella. En el momento en que él la agarró del brazo, su corazón se detuvo. Su máscara casi cayó bajo su poderosa mirada. Pensando en su conversación, se frotó la frente.

¿De verdad estaba tratando de averiguar si ella era Han Do-won o no? No sabía lo que estaba pensando, pero fue extraño cuando soltó su mano.

En pocos minutos le sirvieron el café.

Quería salir de aquí lo antes posible. Cuando regresara al hotel saldría inmediatamente y se marcharía de Washington.

El impacto de conocerlo hizo que su mente se confundiera por completo.

Pero, ¿y si todavía estaba al acecho en el hotel? Se preguntó mirando su taza de café.

Alguien se sentó frente a ella. Miró hacia arriba para ver a Lee Kang-joon sentado ahí.

—¿Me seguiste?

—¿Es tan difícil perder un momento? No estoy pidiendo una cita.

—¿Qué?

Al ver su sorpresa, metió las manos en los bolsillos de manera relajada.

—Es mi decisión hablar contigo o no. No me obligues a forzar mi mano.

—Diez minutos, eso es todo lo que pido.

Seowon frunció el ceño. La miró con admiración, pero todavía era exasperante.

—Solo necesito diez minutos de tu tiempo. No te molestaré más después de eso.

Seowon no respondió.

Se estaba asegurando de que ella no tuviera ninguna justificación para rechazarlo.

—Si te niegas, podría ser mucho más embarazoso. Soy un hombre muy persistente que eventualmente siempre obtiene lo que quiere.

Ella suspiró y se volvió para apartar la mirada de él. Estaba en problemas. Conocía a Lee Kang-joon. De alguna manera, tenía que alejarse de este tipo, pero si no le daba el tiempo que quería, estaba segura de que haría lo que le había advertido.

Diez minutos y luego me marcharé.

Con renovada determinación, Seowon se enderezó.

—¿Qué te gustaría confirmar conmigo?

Miró a Seowon y le preguntó—: Eres coreana, ¿verdad?

—Sí.

—¿Cuál es tu nombre?

—No tengo ninguna razón para decirte eso. —respondió ella con frialdad.

—¿Cuánto tiempo has vivido aquí?

—¿En Washington o en Estados Unidos?

—En cualquiera de los dos.

Seowon trató de ocultar su nerviosismo mientras se pasaba la mano por el pelo, pero su mirada estaba fija en el cabello brillante que se movía suavemente entre sus dedos.

—Mis padres son coreanos y nací aquí. Siempre he vivido aquí  —respondió con una mezcla de mentiras y verdades. Es cierto que nació en los Estados Unidos, pero no le dijo que se mudaron de regreso a Corea.

—¿Tienes un hermano gemelo? —preguntó.

Hizo que su corazón latiera rápido; ¿Descubrió que Han Do-won tenía una hermana gemela?

Ella no podía entender sus intenciones; pensamientos complicados pasaron por su cabeza.

—No —respondió ella.

Y su fervor fue atenuado por esa respuesta.

—Ya veo —dijo de una manera moderada. Esa expresión apagada hizo que le doliera el corazón.

¿Por qué se ve así?

Después de su renuncia, pensó que Lee Kang-joon trataría de encontrarla. Con sus recursos, podría averiguar todo sobre ella si quisiera. El miedo de que él descubriera sus mentiras y viniera por ella había dominado sus pensamientos durante semanas, pero no lo había hecho…

Finalmente, Kang-joon nunca vino a buscarla. Cuando pensó esto, recordó que se había lastimado con su propia codicia intangible. La mente de Seowon se volvió caótica.

Hubo un silencio pesado. Se sentó ahí durante unos cinco minutos y luego se levantó de la silla.

—Pido disculpas de nuevo por mi mala educación. Gracias por tu tiempo. Cuídate —dijo cortésmente antes de alejarse.

Ella lo siguió con la mirada hasta que él se fue.

Seguía siendo tonta… Afortunadamente, se había ido antes de que las lágrimas cayeran de sus grandes ojos.

Se quedó mirando su taza de café y respiró hondo, aliviada de no haberse derrumbado frente a Lee Kang-joon.

Lo había extrañado tanto… pero no había querido que la encontrara.

Cuando tuvo que hablarle con tanta frialdad, su corazón se apretó cada momento que lo miraba. Había actuado como si no pudiera soportarlo, cuando todo lo que quería hacer era llorar.

Quizás fue porque estaba acostumbrada a interpretar a otra persona. Ella no quería pensar en eso. De cualquier manera, ahora no la podrían atrapar.

La expresión de Seowon se hundió.

Cuando regresó al hotel hizo las maletas y salió de su habitación. Mientras bajaba al vestíbulo en el ascensor, estaba sumida en sus pensamientos.

¿Por qué debería siempre fingir ser otra persona ante él? Se preguntó mirando las puertas del ascensor con una expresión vacía. Hace tres años, fingía ser Han Do-won, ahora fingía que no lo era.

Nunca había sido Seowon ante él.

Seowon sonrió burlándose de sí misma; fue divertido. ¿Era así realmente cómo sería a su alrededor?

Terminó los procedimientos de registro y estaba a punto de llamar a un taxi cuando escuchó una voz detrás de ella.

Casi era demasiado tarde.

Se volvió al oír la voz familiar, su corazón se hundió. Lee Kang-joon había regresado.

Tengo que retractarme de lo que dije.

—¿Disculpe? —el corazón de Seowon comenzó a acelerarse. Su corazón reaccionaba cada vez que veía su rostro, aunque no debería. Apenas podía mantener una expresión calmada.

Sus ojos grises oscuros se clavaron en los de ella color avellana.

—Dije que no te molestaría más, pero nuevamente soy persistente en conseguir lo que quiero.

—Yo…

Se suponía que debía decir algo, pero no podía hablar. Sus ojos tenían un calor diferente al de antes.

—Estaba pensando en ti.

El cuerpo de Seowon temblaba y podía oír el latido de su corazón en su cabeza.

—Esto es muy repentino, nos conocimos ayer —Seowon tragó saliva y trató de hablar con la mayor calma posible.

Ella no estaba tan irritable como antes, pero cuando él miró su expresión vigilante, había una extraña fiebre en sus ojos.

—No tengo mucho tiempo para que nos conozcamos.

—¿Qué quieres decir?

—Estoy en un viaje de negocios y tengo que regresar pronto a Corea.

Estaba confundida, pero de alguna manera, sabía lo que quería.

¿Qué estás pensando, Han Seowon? Aunque, sabía que debería decir que no, no odiaba la mirada en sus ojos.

Di no.

Trató de controlarse a sí misma, pero no podía hablar. Era como si su lengua estuviera congelada.

No puedo decir que no…

Era imposible para ella rechazarlo. Él acababa de decirle que estaba interesado en ella.

—No tienes ningún interés en mí. ¿O me equivoco?

¿Él podía escuchar sus pensamientos? Ahora que no podía manejar sus expresiones en absoluto, Seowon se encogió de hombros.

—Puede que tengas razón. Estoy seguro de que sabe que es un hombre muy guapo.

El labio de Lee Kang-joon se curvó sensualmente, y ese rostro seductor encendió un fuego en ella.

—Gracias por el cumplido, pero eso no es lo que quiero escuchar ahora.

En este momento, su expresión, sus ojos, sus acciones eran fascinantemente sexys. En el pasado, cuando fluía una atmósfera tan peligrosa, había tenido que sujetarse con fuerza, a pesar de que había un calor profundo dentro de su vientre.

No… pero… Ella había respondido a las extrañas sensaciones que le eran desconocidas.

Vio su reloj y la miró de nuevo.

—Tengo que volver a Corea en dos semanas. ¿Me darías un poco de tu tiempo? ¿Puede extender su estadía aquí?

—Estás lleno de confianza.

—Estás equivocada, estoy muy nervioso en este momento —dijo él con una sonrisa.

Al mirar su hermoso rostro, suspiró.

—¿Necesitas tiempo para pensarlo?

—¿No son dos semanas mucho tiempo? ¿Y si no me gustas?

Su sonrisa se ensanchó.

—Puedes irte en cualquier momento.

Su confianza fue impresionante.

Esto es una locura.

Atrapada bajo su mirada, Seowon gimió impotente.

Había comenzado un juego de escondite que estaba destinada a perder desde el principio.


Kiara
Tremendo coqueteo se traen estos dos, el capítulo más intenso de toda la novela hasta ahora, a ver qué nos deparan los demás

7 respuestas a “Secretaría del Vicepresidente – Capítulo 21: Colisión”

  1. Totalmente de acuerdo con los comentarios, mucha tensión y también me pregunto ¿Por qué no le dice la verdad? Ya no es su jefe y ha pasado mucho tiempo, además que al final tendrá que decirle toda la verdad 🤷🏻‍♀️

  2. Muchas gracias chicas!! Al fin volvieron, las esperábamos con ansias, infinitas gracias por los capítulos, hacen un excelente trabajo!!

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