Al borde de lo impresionante – Capítulo 23: Yendo al Consejo de Magos (2)

Traducido por Chessire

Editado por Sakuya


Cuando Claire escuchó esta voz, no respondió, ignorándola por completo.

Lashia estaba de pie en la puerta, frunciendo el ceño ante la figura familiar, su corazón ardía de rabia. Esa noche fue solo porque esta despreciable y loca idiota la engañó sin vergüenza y le hizo creer que el abuelo había llegado, que había sufrido ese ataque furtivo. Luego, ella fue castigada por un mes entero. En ese molesto momento, Lashia lo había pensado todo muy claramente.

Si no fuera por Claire usando esos métodos desvergonzados, sucios y poco inteligentes, definitivamente no habría perdido. Lashia estaba furiosa y apretaba los dientes cada vez que pensaba en la humillación y el terror de esa noche. Vergüenza ardiente, una desgracia terrible para asustarse por esta idiota cazadora de hombres. ¡Definitivamente debe pagar esa humillación! ¡Debo devolvérsela cien veces!

De pie frente a Lashia estaba un anciano con una  túnica larga de mago. La flor de oro bordada en el área del pecho mostraba su nivel, era segundo después de Cliff, un mago. Pero esta diferencia de un nivel entre ellos, era un gran abismo. Este era el director del Instituto Amanecer y el maestro de Lashia: Mozart. Mozart miró la espalda de la chica rubia, entendiendo que era la hermana mayor de Lashia, Claire. Él no tenía ninguna impresión positiva de Claire. Ya escuchó acerca de sus acciones absurdas, por supuesto, de su preciada discípula, Lashia.

Los dos chicos detrás de Lashia eran, por supuesto, sus mayores. Todos miraron a Claire con disgusto.

Lashia vio a Claire ignorándola y todo su cuerpo tembló, listo para explotar, pero recordó que era el Consejo de Magos y que estaba con su maestro. Al final, ella se contuvo y le preguntó fríamente al cercano Jean: —Jean, ¿qué están haciendo aquí?

—Reportando a la segunda señorita, estamos aquí para encontrar a Maestro Cliff. —Jean respondió sin emoción, ni servil ni arrogante.

— ¿Qué? —Después de escuchar esto, Lashia casi se rió en voz alta.

¿Esta idiota cazadora de hombres también quiere ver a Cliff? Eso es demasiado gracioso, jaja. ¿Es el gran maestro Cliff alguien con quien una idiota puede encontrarse cada vez?

Fue solo después de suplicar a su maestro por tanto tiempo que aceptó dejarles conocer al gran Cliff, esperando que él les diera una guía.

Los ojos de Jean emitieron una luz indescriptible por un milisegundo. Había un rastro de ridículo, pero era muy indistinto.

—Tú, incluso si quieres conocer al maestro Cliff, esto es solo una absurda idiotez. —Lashia se rió burlonamente. Los dos hombres detrás de Lashia también tenían una expresión de ridículo. Era muy claro que Claire queriendo encontrarse con Cliff era incluso más escandaloso que un sapo queriendo comer carne de cisne.

Al igual que antes, Claire no respondió al ridículo de Lashia. También ignoró al director junto a Lashia. Tal vez los otros estudiantes saludarían respetuosamente cuando se encontraron con el director, pero Claire no mostró respeto en absoluto. Él era solo el superior de aquellos maestros que enseñaban lo básico, nada más. Hacia los maestros que enseñaban lo básico, ella tenía un poco de respeto, pero no sentía nada hacia el director.

Jean también se mantuvo callado, sin decir nada sobre que Cliff ya acepto a Claire como su discípula.

Mozart tosió en voz baja, —Es suficiente, Lashia, vamos a entrar.

—Sí, maestro. —Lashia entendió que su propósito no era burlarse y ridiculizar a Claire, sino hacer cosas más importantes. Le enseñaría una lección a esta idiota la próxima vez que se vieran.

Fue en este momento que Mozart vio el brazalete que llevaba Claire y gritó en estado de shock: — ¡Pulsera transportadora! —Por supuesto que reconoció ese brazalete, su maestro Cliff había creado meticulosamente ese precioso tesoro con cuidado. La transportación fue una magia de muy alto nivel. Una vez que alguien alcanzaba cierto nivel, practicar esta magia no era muy difícil, pero encarnar la transportación en un dispositivo mágico era extremadamente difícil. ¡Pero este precioso objeto ahora estaba en la muñeca de esta chica!

—Maestro, ¿qué es? —Lashia también se sorprendió, porque era muy raro ver a su maestro tan fuera de control.

Mozart no respondió la pregunta de Lashia, sino que miró a Claire y le preguntó con cautela: —Claire, ¿de dónde sacaste el brazalete?

—Alguien me lo dio. —Claire respondió con indiferencia. Ella solo respondió por respeto a su posición como director y tuvo que ponerle cara.

— ¡Imposible! ¡Ese es uno de los tesoros más preciados del Maestro! —Gritó Mozart con sorpresa. Pero si no se lo dio, ¿cómo lo consiguió? No era posible que su maestro lo perdiera y Claire lo encontró al azar.

— ¡Qué! —Gritó Lashia sorprendida. Los otros dos discípulos de Mozart también se sorprendieron.

— ¡Entonces debe haberlo robado! —Lashia gritó enojada, — ¡Claire, ladrona, qué descarada! Deshonras demasiado a la familia Hill, lo haré… —Una vez más, Lashia perdió toda razón por culpa de Claire. Incesantemente, ella soltó todo en su cerebro. Jean levantó su ceja. ¿Cómo no se dio cuenta de que esta segunda señorita de aspecto angelical era tan grosera?

— ¿Eres un cerdo? —La frase ligera de Claire hizo que todos estuvieran silenciosamente quietos. — ¿Cuántas personas en el mundo pueden robarle al mago sabio Cliff?

Después de esta frase, la boca de Lashia parecía como si estuviera abierta.

La expresión de Mozart se tornó seria y los otros dos discípulos la miraron inexpresivos, congelados en su lugar.

Justo cuando todos estaban en un silencio sepulcral, el sonido de pasos apresurados sonó desde la entrada del Consejo de Magos.

Cliff, ese viejo pervertido, saltó por la puerta. En el momento en que vio a Claire, su sonrisa floreció. Corriendo rápidamente, su boca comenzó a exclamar vulgarmente, —Oh ~ Oh ~~ Mi querida y amada discípula, pensé que nunca vendrías a buscarme. Te esperé por siempre.

Mozart se quedó en blanco, completamente congelado. El Maestro lo estaba llamando ¿qué? ¿Y tan nauseabundo? ¿Está equivocado? Esto nunca había sucedido antes.

Todos los demás también se desvanecieron, pero estaban felices. Nunca pensaron que a Cliff le gustara tanto su maestro. Su esperanza de que Cliff diera una guía creció.

Solo Jean tenía una sonrisa fría de ridículo indetectable.

El discípulo que fue a informar casi se muerde la lengua. Solo dijo que había una chica rubia que incluso lo amenazó con sufrir consecuencias si no iba e informaba. Nunca pensó que Cliff ignoraría esas palabras arrogantes y casi salió volando.

La gente se congeló de asombro, pero lo más sorprendente aún no había sucedido.

Al siguiente momento, Cliff ya se había acercado a Claire e intentó un abrazo, que Claire esquivó. Entonces Cliff giró ágilmente y extendió su mano para levantar la falda de Claire. La falda solo se levantó por un instante antes de que Claire se retirara rápidamente hacia atrás. Jean se aferró a la cintura de Claire y Claire pateó con fuerza. Su pie aterrizó con precisión en la cara de Cliff. Estas series de acciones sucedieron muy bien y sin interrupciones. La coordinación de Jean y Claire fue muy oportuna.

Los cuervos graznaban en el cielo, las hojas flotaban en el aire.

Incomodidad…

(En el futuro, Cliff mantuvo este hábito: cada vez que conocía a Claire intentaba levantar su falda, nunca se cansaba de ella a pesar de sus amenazas. Pero nunca lo logró).

Durante todos los años que Mozart vivió, esta fue la primera vez que sintió que su corazón funcionaba mal, incapaz de soportar la situación actual.

El cerebro de Lashia dejó de correr por completo, su rostro tenía una paleta de colores mezclados, tan espléndida como podía ser. Ella simplemente se quedó inmóvil como una idiota. Sus dos mayores casi se desmayan, echando espuma por la boca.

—Oh ~~ Mi preciosa Claire, ¿cómo pudiste tratar a tu Maestro de esta manera? —Cliff actuó como si nada estuviera mal, y se puso de pie con una cara en blanco. Él sacó un pañuelo e hizo un puchero. En su rostro había una huella obvia.

— ¿Cuánto tiempo vas a seguir abrazándome? —Claire ignoró por completo las quejas emocionales de Cliff, y en cambio miró a Jean para hablar con frialdad.

Jean se apresuró a soltarla de inmediato, ayudando a Claire a ponerse en pie.

—Si te atreves a levantar mi falda otra vez, te cortaré en pedazos. —El tono espantoso de Claire volvió a los dos magos petrificados en la puerta de regreso a la vida. Ambos se frotaron desesperadamente los ojos, dudando de que todo lo que han visto hoy fueran alucinaciones.

—Oh, mi querida discípula, no seas así. —Cliff aún no cambió su mala costumbre y miro pervertidamente el pecho de Claire. —Déjame adivinar, hoy estás usando un corsé redondo.

Las personas que volvieron a sus sentidos crisparon la boca. Aunque sabían que Cliff era un pervertido, nunca imaginaron que pudiera ser tan pervertido y desvergonzado.

La fría mirada de Claire hizo que Cliff se sintiera un poco incómodo. Tosió y se puso un poco más serio. —Bueno, Claire, primero sígueme a mi laboratorio. Te daré mi libreta.

—Sí. —Claire asintió.

Cliff condujo a Claire y Jean al Consejo de Magos así como así. Estaba tan alegre que se había olvidado por completo de su otro discípulo, Mozart, que estaba parado en la entrada.

—Maestro… —Mozart finalmente llamó a Cliff que estaba a punto de entrar.

— ¿Ah? —Solo entonces, Cliff se dio vuelta y vio a Mozart. — ¿Ah? Mozart, ¿por qué estás aquí?

Esta frase hizo temblar la boca de Mozart.

Estos dos tratamientos completamente diferentes hicieron a todos estupefactos y sin palabras.

—Maestro, fuiste tú quien dijo que tenías tiempo hoy y me dijiste que viniera. —Mozart respondió con cuidado.

—Oh, bueno, estoy ocupado ahora. Ven otro día. —Cliff estaba totalmente concentrado en Claire, no había forma de que pudiera tener tiempo para gastar en Mozart.

—Sí, Maestro. —Mozart obedientemente asintió sin ninguna objeción.

Todos miraron a Claire mientras ella desaparecía en la puerta del Consejo de Magos.

Lashia miró la espalda de Claire y casi se tragó los dientes.

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