Estimada esposa del Príncipe – Capítulo 118

Traducido por Naremi

Editado por Sakuya

Corregido por YukiroSaori


Las palabras de Li Chengqian estaban llenas de sarcasmo. Aunque no lo dijo en voz alta, Baili Hongzhuang y Dibei Chen eran personas inteligentes, y conocían la ira que ocultaba su voz.

—¿Qué tipo de negocio tiene el primer ministro Li con nosotros?

La expresión de Dibei Chen era tranquila, actuaba como si no hubiera notado la burla de Li Chengqian yendo directo al grano.

Un instante de desconcierto brilló en los ojos de Li Chengqian. Dibei Chen nunca tuvo ningún tipo de estatus, por lo que según su lógica, debería estar temblando de miedo y temor.

Pero ahora que Dibei Chen abría la boca para hablar, un aura imponente estalló, llenando el aire. Incluso fue suficiente para hacerlo sentir presionado.

Exactamente debido a tal presión, Li Chengqian no insistió más.

—Vine aquí hoy para pedirle un favor a la princesa Chen.

Su hermoso rostro tenía un toque de confusión. Baili Hongzhuang preguntó:

—¿Pedirme un favor?

Mirando la honesta confusión de Baili Hongzhuang, el corazón de Li Chengqian se puso un poco ansioso.

¿Podría ser que Baili Hongzhuang no tuvo nada que ver con esto?

Desde que comenzó a hablar, la observó con detenimiento. Si esto fuera obra suya, no debería haber sido capaz de ocultarlo tan bien.

—Recientemente, extrañas imperfecciones comenzaron a aparecer en la cara de mi hija sin ningún motivo, y espero que la princesa Chen pueda tratarla. —Li Chengqian habló lentamente.

A pesar de que él era quien pedía ayuda, su rostro seguía luciendo arrogante como antes.

¡Viniendo aquí basado en su identidad, Baili Hongzhuang no se atrevería a negarse!

Los labios de Baili Hongzhuang se curvaron en una fría sonrisa apenas discernible mientras miraba a Li Yuyue que estaba de pie detrás de Li Chengqian, y con su voz provocadora habló.

—¿La señorita Li vino a pedir mi ayuda?

Li Yuyue no estaba de acuerdo con haber ido al palacio del príncipe Chen. Ella había intentado hacer un espectáculo en contra de Baili Hongzhuang, pero ahora tenía que bajar su cabeza ante ella por un favor. A este ritmo perdería su orgullo.

—¿Pedir? —Cuando Li Yuyue escuchó el tono provocativo de Baili Hongzhuang, su rostro se sonrojó al instante—. ¡Estás soñando!

—¿Oh? —Baili Hongzhuang se burló—. Entonces por favor regresa. Estoy muy ocupada con otras cosas.

La actitud de Baili Hongzhuang era floja, sus palabras parecían muy indiferentes. De hecho, desde el principio nunca tuvo la intención de darle a Li Yuyue la medicina.

Ella nunca fue una persona de buen corazón. ¡Aquellos que la ofendían debían prepararse para pagar un precio!

Li Yuyue se sobresaltó. ¡Ella nunca pensó que incluso con Li Chengqian presente, Baili Hongzhuang todavía se atrevería a actuar arrogante!

—Baili Hongzhuang, ¡tú sabes mi identidad! ¡¿En verdad te atreves a negarte?!

La cara de Li Chengqian estaba triste.

¡Esta Baili Hongzhuang no sabe lo que era bueno para ella!

Una sonrisa encantadora brotó de las esquinas de los labios de Baili Hongzhuang.

—Li Yuyue, ¿ya no hemos hablado esto antes?

La luz en sus ojos se volvió impaciente. Baili Hongzhuang pensó que Li Yuyue era una idiota sin cerebro, de las que no hacía nada durante todo el día, pero que usaban su identidad para intimidar a la gente. Aparte de eso, ella no tenía nada más.

—¡Audaz! —Li Chengqian estaba enojado—. Baili Hongzhuang, ¡soy el gran  y magnífico primer ministro! Los que se atreven a ofenderme, ¿conoces sus destinos?

La sonrisa de Baili Hongzhuang lentamente se volvió siniestra, su voz contenía una frialdad escalofriante.

—En cualquier caso, yo soy la princesa  Chen. Primer ministro, ¿qué puede hacerme? Si tienes la habilidad, hazlo directamente, no te quedes aquí para hablar un montón de basura, ¡soy demasiado floja para escuchar!

Al escuchar sus palabras, Li Chengqian fue incapaz de contener su ira.

Con su identidad y posición en la corte imperial, no había nadie que no se sometería a él ni quien le reprochara. ¡Esta Baili Hongzhuang tuvo la impertinencia de desafiarlo! ¡Estaba cortejando a la muerte!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido