Estimada esposa del Príncipe – Capítulo 64

Traducido por Naremi

Editado por Sakuya

Corregido por YukiroSaori


Al aceptar la bolsa de yin yang de Hei Mu, Baili Hongzhaung rápidamente echó un vistazo para ver colchas y otros suministros disponibles. Una explosión de calor apareció en su corazón.

—¿Qué más dijo él?

La voz de Baili Hongzhaung era gentil. En ese tipo de situación, todavía había personas que solo pensaban en sí mismas.

—El príncipe también dijo que el hospital Doctor Divino y Justo no era un lugar adecuado para vivir. Si la señorita Baili no está dispuesta a vivir en el palacio imperial Chen, entonces el príncipe dijo que hay otro patio en el que puedes vivir.

Al escuchar eso, un rastro de sorpresa revoloteó por los ojos de Baili Hongzhuang. Nunca escuchó antes, que Dibei Chen tuviera más de una residencia en la Ciudad Imperial.

Al darse cuenta de que Baili Hongzhaung estaba sorprendida, Hei Mu tomó la iniciativa para explicar:

—El príncipe personalmente compró el otro patio y rara vez va ahí, por lo que casi nadie lo conoce.

Baili Hongzhaung pensó y se dio cuenta, ¡Dibei Chen estaba haciendo esto por el bien de su reputación!

Era seguro que la noticia de que ella y la casa del general rompieron todos los lazos no sería agradable de escuchar, sin mencionar que acababa de comprometerse.

Si cometía otro error, ¡tenía miedo de que el emperador la encontrara insoportable y enviará a algunas personas a tratar con ella!

El hospital Doctor Divino y Justo era demasiado llamativo. Si ella viviera allí, no pasaría mucho tiempo antes de que todos lo descubrieran, razón por la cual, Dibei Chen le ofreció otro lugar.

—Si a la señorita Baili no le importa, la acompañaré al patio ahora.

Los ojos de Hei Mu revelaron una pizca de alegría. Su pequeño señor nunca había considerado a las mujeres, pero siempre trataba a Baili Hongzhaung especialmente diferente.

Si los dos pudieran convertirse realmente en una pareja, entonces él estaría feliz por su señor desde el fondo de su corazón.

—Entonces te molestaré.

La voz de Baili Hongzhuang era gentil, sus ojos claros y brillantes.

La otra residencia de Dibei Chen no estaba demasiado lejos del palacio, no era ruidosa, sino tranquila, y en realidad era un muy buen lugar.

El Brillante Jardín Jingli.

Con solo un paso dentro del Jardín Jingli, Baili Hongzhuang podía oler las flores de durazno y una gran extensión de melocotoneros rosados apareció en su vista.

Su boca se estiró en una bella y clara sonrisa. Mientras caminaba entre los árboles de melocotón, una brisa sopló, esparciendo pétalos por todas partes. Desde lejos, se veía como un hada de la flor de durazno.

Mientras caminaba, una pálida figura dorada apareció en su visión.

La luz de la luna era fascinante. Brumosas gotitas de luz brillaban sobre el cuerpo de Dibei Chen, haciéndolo parecer aún más hermoso y elegante.

—Llegaste.

Esas dos simples palabras revelaron confianza y certeza, como si hubiera esperado que Baili Hongzhuang eligiera ir allí.

Baili Hongzhuang asintió levemente

—Luz de luna, árboles de melocotones, una mesa de piedra y vino, realmente sabes cómo disfrutar de la vida.

—¡¿Eso está mal?!

Dibei Chen negó con la cabeza.

—Luz de luna, árboles de melocotones, una belleza frente a mí, vino, todo está destinado a ser disfrutado.

Baili Hongzhuang no se preocupó por las bromas de Dibei Chen y se sentó frente a él.

—Con un paisaje tan bello en un día tan hermoso, sería un desperdicio no disfrutar de una pequeña bebida. ¿Qué piensas?

Dibei Chen recogió el frasco de vino y se lo entregó a Baili Hongzhuang. Ella lo aceptó, mirándolo profundamente. Se preguntó si esto era porque él sabía de su soledad.

Si ese era el caso, entonces Dibei Chen realmente estaba decidido.

Esta sería una noche en la que daría una despedida a su pasado, solo quería complacerse, solo esta vez…

Charlaron mientras bebían vino. Nadie hablaba del pasado, solo se molestaban entre ellos con sus propias bromas.

La charla continuó hasta que Baili Hongzhuang se desmayó sobre la mesa. Dibei Chen la miró, sus mejillas estaban teñidas de rojo debido a su embriaguez. En su cara se formó una sonrisa tan brillante como el sol.

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