Felicidades Emperatriz – Capítulo 11: Intención asesina


Hua Wan retrocedió dos pasos y miró a Hua Jin, pero las palabras no salían de su boca. Hua Jin, con rápidos y ágiles movimientos atrapo a Hua Wan con la guardia baja y aturdida.

Qing He y Lyu Bo, vieron a su maestra en desventaja, y rápidamente la fueron a ayudar.

Lyu Bo, furiosamente denunció —¿¡Cómo se atreve a rebelarse contra nuestra señora!? Cuando el Viejo Maestro esté de vuelta voy a… ¡¡¡AH!!!

Lyu Bo, no había terminado de hablar cuando Hua Jin utilizó el pesado látigo y la azotó en la boca. Ella gritó y se tapó la boca del dolor, fue entonces cuando Hua Wan se había recuperado del aturdimiento y llena de rabia le gritó.

—¡HUA JIN! ¿¡TE ATREVES A GOLPEAR A MI GENTE!?

Hua jin inclinó ligeramente la cabeza y sonrió—Pero… ya los golpee… ¿por qué preguntas si me atrevo o no me atrevo?

Hua Wan explotó y se lanzó a atacar a Hua Jin.

Hua Jin no sabía ninguna de las artes marciales y su cuerpo no sería capaz de soportar el Qi Gong (Habilidad interior) que ella había aprendido en su vida anterior. Tuvo que usar su poder explosivo y someter a Hua Wan en el menor tiempo posible.

Hua Wan, fallo dos de sus ataque, pero logró esquivar el látigo, sin embargo, cuando se acercó, ella ya había desaparecido. De repente, Hua Wan sintió un frío objeto en su cuello, casi podía sentir la nitidez del objeto.

Hua Jin puso una pequeña daga en la garganta de Hua Wan

—Acabo de comprar esta decorativa daga ayer, no estoy muy segura de si será o no filosa. ¿Quieres que le pruebe en ti?

—¡HUA JIN LAN! —gritó Hua Wan, esta sensación tan fría como el hielo, la está haciendo temblar del miedo.  Esta no es Hua Jin, no es en absoluto Hua Jin.

—¿Si, querida hermanita?—utilizando una tranquila voz, le respondió Hua Jin

—Déjame ir ahora mismo, o sino ..

—Sino ¿qué? —Hua Jin suspiro y usó el látigo para golpear a Qing He, quien estaba detrás de ella— ¿Usarme para practicar tus habilidades con el látigo? ¡Hmph!. Si mi hermana menor me mostrara respeto todavía podría perdonarte. Sin embargo, ahora, incluso una esclava intentando atacarme, a mí, qué comportamiento tan audaz. Creo que necesitare castigarte.

Con la idea de que sería asesinada metida en su cabeza, Hua Jin mantuvo la daga en su garganta y con la otra mano, arrojó el látigo a los pies de Hua Wan

—Si no hay nada más, ¡sal ahora!

Hua Wan, llena de resentimiento, miró a Hua Jin antes de recoger el látigo. Y antes de salir, la estuvo mirando por un tiempo aún más largo, haciendo caso omiso a su sirvienta lesionada.

—Joven Ama, ¿qué ocurrirá con nosotros? Hua Wan sufrió una gran derrota y esto podría traer el comienzo de una gran cantidad de problemas—Jiao Yue trató de entender lo que estaba pensando Hua Jin.

—El Viejo Maestro prefiere a Hua Wan, sobre usted, porque ella sabe artes marciales. Sin embargo, hoy, la Joven Ama le ganó a Hua Wan—Comentó felizmente Chu Yun.

Hua Jin cerró los ojos, se preparó para tomar una siesta, y con indiferencia dijo: —¿De qué estás hablando? Yo no conozco ningún arte marcial, fue cuestión de suerte. De todos modos, vaya y dígale a Mei Er que venga.

Artes marciales, esa realmente es una pregunta difícil. En lugar de decir que Hua Wan fue derrotada por Hua Jin, era Hua Jin quien estaba asustada de Hua Wan. Si fuera en su vida anterior, no habría duda de que Hua Jin sería más que capaz de derrotar a Hua Wan usando su arte marcial, sin embargo, ahora ella no tiene esa habilidad.

Si Hua Wan hubiera continuado luchando, Hua Jin hubiera perdido contra ella.

La razón de que Hua Jin sea incapaz de usar artes marciales, es principalmente debido a Mei Er.

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