Felicidades Emperatriz – Capítulo 15: Hua Wan es desafiada


Dentro de la Casa Hua

—¡Alto ahí! Hua Jin —Hua Wan la llamaba desde atrás.

Hua Jin la miró de reojo.

—¿Por qué tengo que escucharte? ¿Si dices que pares, tengo que parar?

Hua Wan apresuró el paso y le gritó.

—¡No pienses que vas a ser capaz de ganar fama y poder, solo porque el príncipe está jugando contigo!. ¿Has olvidado todas tus propuestas fallidas en el pasado?

Hua Jin se detuvo, se dio la vuelta y le sonrió

—Incluso si tú fueras a entregarte en frente de sus puertas, dudo que alguien esté dispuesto a llevarte.

—Tú… —Hua Wan rió con frialdad— Para la Casa Hua, tener a una desgraciada hija como tú, es la mayor vergüenza de los Hua. En nombre de Padre, te enseñaré una lección.

Sin vacilar sacó el látigo que tenía en su cintura y lo balanceó hacia Hua Jin.

Antes, ella no había sido prudente pensando que era la Hua Jin original, por lo tanto, gracias a eso Hua Jin fue capaz de tomar ventaja de esa situación. Pero, ese ya no era el caso.

Hua Jin ya no estaba sonriendo. Empujó a Jiao Yue y a Chu Yun a un lado, mientras usaba su mano izquierda para coger el látigo y frenarlo.

Hua Wan jaló el látigo, pero fue en vano, estaba fuertemente retenido por Hua Jin.

—¡Hua Jin, si eres lo suficientemente valiente, suelta el látigo!

Hua Jin le sonrió y lo soltó.

—¡Muy bien!

Las dos se movieron a un lugar más apartado, a un amplio jardín.

Hua Wan se preparó y Hua Jin iba caminando al lado opuesto. Justo cuando Hua Jin se estaba preparando, un látigo de repente voló hacia ella.

—¡Joven Ama! —Gritó Jiao Yue

Hua Wan se rió en secreto. ¿Cómo podría alguien tan simple como Hua Jin ser rival para ella? Pero basta de eso, fue realmente una pérdida de tiempo. Era lo que pensaba.

Jiao Yue y Chu Yun estaban a punto de ir y bloquear el ataque, cuando Hua Wan hizo girar el látigo. Ella estaba segura que este ataque iba a inmovilizar a Hua Jin por los próximos 3 meses.

Sin embargo, Hua Jin quien inicialmente estaba de espaldas, de repente se dio la vuelta. El látigo simplemente rozó la punta de su ropa y con una velocidad casi imperceptible para la mayoría de las personas, Hua Jin apareció en frente de Hua Wan.

Hua Wan se sorprendió, pero no bajó la guardia y elevó su mano para recuperar el látigo. Hua Jin escuchó el sonido del viento y saltó hacia atrás para esquivar el golpe. Hua Wan dejó escapar un suspiro, se calmó y se volvió a concentrar. Luego apuntó a la cara de Hua Jin.

Pensó que con esto finalmente le enseñaría una lección a Hua Jin, pero, en este momento, sintió como una sensación de desprecio iba dirigido a ella. La lucha había atraído a una pequeña multitud. Uno tras otro se reunían para ver la pelea

Por la esquina de su ojo, Hua Jin vio a una sirvienta quien estaba llevando una cuerda de cáñamo, patio la cuerda y salió volando, entonces la agarró y con sus dos manos tiró de la cuerda. Hua Jin la iba a utilizar como si fuera un látigo, contra Hua Wan

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