Felicidades Emperatriz – Capítulo 20: Esquemas

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Yu Yan, revestido de rojo, estaba esperando en la sala principal, las decoraciones florales del lugar palidecían en su presencia. Tanto la vieja señora Hua como Hua Bai, juntaron sus manos, se inclinaron y le dieron respetuosamente la bienvenida. Y él los saludos desde su asiento. Yu Yan apretó sus labios después de beber un sorbo del té Long Jin. Entonces pregunto por el paradero de Hua Jin.

Hua Bai se detuvo un momento antes de responder—Por favor, espere un momento, mi príncipe. Permítame que le pregunte a un sirviente para que se dé prisa.

—No hay necesidad de hacer eso —Yu Yan levantó la mano— Puesto que invite a Jin-Er a montar conmigo, lo más probable es que se esté preparando para la ocasión.

[Jin-Er: dice su nombre más informal y también eso indica la cercanía]

Después de escuchar eso, la expresión de Hua Miao cambió lentamente y rápidamente llamó un sirviente y le susurró algo.

Antes de que pudiera terminar, Hua Wan ya se había cambiado de ropa. Llena de emoción corrió al salón principal y dando un giro dijo: —¡Mira! Madre. ¿No soy bonita?

—¡Deja de hacer una escena y saluda al príncipe, ahora! —Hua Bai le gritó inmediatamente.

Fue solo entonces que Hua Wan notó al sentado, alto y poderoso príncipe Yu Yan. Se sorprendió en gran medida, tanto que se había olvidado que llevaba el traje de jinete de Hua Jin, que había sido regalado por él.

Ella se inclinó con respeto.

—En nombre del Clan Hua, Hua Wan le da la bienvenida al Príncipe.

Yu Yan asintió con la cabeza pero frunció las cejas.

Hua Jin, apareció desde el pasillo estaba vestida completamente de negro y le dio sus saludos al príncipe.

Yu Yan curvo sus labios hacia arriba , se levantó y fue a encontrarla, dando a entender que Hua Jin era especial.

—¿Por qué no llevas el vestuario adecuado? Ya te he dicho que íbamos a ir de paseo.

Hua Jin se dio cuenta de la cara de Hua Wan, la cual se estaba volviendo gradualmente más pálida, se notaba que sabía lo que estaba pasando.

—No tengo ninguna.

—¿No te envié un paquete ayer? —Yu Yan había bajado su tono pero no la seriedad.

Las caras de Hua Bai y Hua Miao cambiaron. Por la conducta que había tenido Hua Wan, podían adivinar lo que había sucedido.

—Mi príncipe, deje de bromear. Todo lo que vi ayer fue el látigo de caballos—Hua Jin le dio una señal a Jiao Yue para que trajera el obsequio.

—Entonces, porque la segunda hija de la Familia Hua está llevando un vestuario muy similar al que te envié —Yu Yan miró con frialdad a Hua Wan.

Hua Miao se arrodillo inmediatamente después de que Yu Yan terminó de hablar.

—Cálmese, mi príncipe. Podría ser que un sirviente accidentalmente lo entregó en la habitación equivocada y como Hua Wan no estaba al tanto de la situación, lo lleva puesto. Por favor, perdónenos mi príncipe.

Hua Wan sentía vergüenza y resentimiento, estaba conteniendo las lágrimas y se arrodillo. No pudo decir nada, lo único que podía hacer, era mirar el dobladillo de la falda de Hua Jin.

—Mi amor, ¿estás satisfecha ahora? —Yu Yan se rió en voz baja, mientras le hablaba en la oreja a Hua Jin.

Ella podía sentir su cálido aliento cerca, golpeando su oreja.

Hua Jin también se rió, sin embargo, era una risa falsa. Si fuera en el pasado, ella hubiese mandado a volar a Hua Wan con un golpe en el hombro, pero por ahora tenía que soportarlo

—Si ese es el caso, ese equipo ya no es adecuado para usted. Ying Zhu, regresa y ve a buscar el traje que recién fue entregado —Yu Yan le dio instrucciones a uno de sus sirvientes cerca.

—Sí.

—Señora Hua y segunda hija Hua, por favor levántense. Si continúan, se lo pondrán más difícil a mi Jin-Er.

Tanto la madre como la hija se apretaron los dientes, en sus corazones deseaban ser capaces de poder reprender a Hua Jin, cien, no, mil veces si fuera posible.

Además, las palabras del el Príncipe, fueron dicha de tal manera, que lo que les decía en realidad era que él, podría ponérselas todavía más difícil a las dos.