Felicidades Emperatriz – Capítulo 22: Problemas en el burdel


Mientras Hua Miao y Hua Wan, madre e hija planeaban en cómo hacer caer a Hua Jin y en cómo arruinar su boda en el futuro, Hua Yin estaba de visita en el burdel, vestida de hombre.

—¿Usarme como su escudo? —Zhao Yi dijo menospreciando a Hua Jin— Hua Jin Lan, ¿está seriamente tratando de ser parte de la familia real?

Hua Jin levantó las cejas mientras lo miraba.

—Pagué por sus servicios, no por los chismes.

Zhao Yi se atragantó de la rabia, se dio la vuelta y tragar su saliva. Se dio cuenta de que ya no tenía ninguna oportunidad contra Hua Jin. Antes, podía tener una actitud altiva frente a ella, pero ahora estaba obligado a sucumbir a sus caprichos.

—¡Joven Ama, volvamos! —Jiao Yue susurró— Si el Maestro sabe de esto, nos golpeará hasta la muerte. También… ahora que su estatus es diferente, entrar en un lugar como este es un poco… feo…

Hua Jin resopló y le hizo una señal a  Chu Yun para que masajee más fuerte sus piernas. Para Hua Jin, su estatus no significaba mucho y había venido aquí con la intención de causar problemas de todos modos. Sería mejor si las personas que viven en el Palacio Real saben acerca de su visita, de esa manera, podría volver a golpear a alguien para resolver todos sus problemas.

—Esto… señor, nuestro Zhao Yi está entretenido actualmente a un cliente, usted no puede entrar…

—¡Disparates!¡ Si digo que quiero verlo ahora, sería mejor que lo arrastres hacia fuera! ¡Nadie me contradice!

La puerta se abrió de una patada, mientras que la Señora (encargada del burdel) estaba haciendo una difícil cara, mientras tiraba del joven. El caballero estaba vestido exquisitamente, alto y poderoso, pero ahora estaba mirando a su alrededor con desdén.

Zhao Yi, quien estaba vestido completamente de verde, estaba ocupándose de sus propios negocios, que era servirle vino a Hua Jin, mientras que ella, por otro lado, estaba tumbada perezosamente en una esquina con una mirada un poco desanimada.

Fei Ao, remango sus mangas, mientras entraba en la habitación. Sus dos ojos contemplaron a Hua Jin y comentó: — ¿Es este el prostituto número uno del Imperio Yue? Humm… No es nada más que una decepción.

Zhao Yi fingió un sonrisa en su rostro y miró a Hua Jin, sabiendo que Fei Ao acaba de comentar un gran error. Él notó que los labios de Hua Jin se fruncían y trato de contener su risa.

*Crash*

*Golpe*

Actualmente en el primer piso, estos hombres en busca del placer fueron sorprendidos por algo que voló hacia afuera, desde el segundo piso.

Al fijarse bien, vieron a un joven vestido de blanco,  quien acababa de salir volando por una puerta que rompió.

Con una pierna sobre la barandilla del segundo piso y mostrándole el dedo del medio al joven tirado en el suelo del primer piso, gritó.

—¡Estás bromeando! ¿Qué parte de mi cara dice que soy un prostituto? Una palabra más y le voy a pedir a unos de estos tipo que te revienten el ano.

Siendo apuntado por Hua Jin, Zhao Yi ya no pudo reír en lo absoluto por esta situación, de hecho, actualmente su rostro es tan negro como el fondo de una olla.

La patada que le dio a Fei Ao no fue suave y fue su propio error el haber reconocido a la persona equivocada. Todo lo que puede hacer ahora es quejarse a los cielos por su tan mala suerte y soportar el dolor.

Levantándose lentamente y sacándose el polvo de la ropa, juntó su puño con la palma de su mano y se inclinó.

—Yo estaba ciego, por favor permítame pedirle perdón.

Hua Jin le dijo fríamente: —¡No tengo la intención de perdonarte! ¿Así que, qué harás?

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